—Estuve tan preocupada, no te imaginas. —advierto mientras nos alejamos del almacén.
—No pasó nada. Nadie se fijó especialmente en mí. —me cuenta mientras revisa su teléfono.
—Menos mal, en un momento se acercó un guardia, tuve que inventar algo, se lo creyó por suerte.
—¿Estás segura?
—Fui muy convincente, eres un pésimo esposo —digo entre risas —¿qué encontraste?
—Unos documentos que parecen estar encriptados, habrá que estudiarlos con cuidado. También saqué unas fotos. No te van a gustar. —asegura con un gesto de disgusto.
—¿De qué se trata?
—Uno de los conteiner estaba vacío, pero el segundo…
—Por favor Falcón, puedo soportarlo ¿qué?
—Había cuatro jovencitas en él
Luego del desayuno, recogemos nuestras pocas pertenencias y emprendemos el viaje de regreso. La idea es no detenernos hasta llegar a Charjál para contarle todo a Elvira, de ahí a Buenos Aires.Ferreyra nos pidió que volvamos, necesita que comencemos a preparar el caso, somos dos de sus mejores testigos. Necesita prepararnos y dejar todo listo para cuando se sepa públicamente.Cargamos el auto y comenzamos el largo recorrido. Rápidamente vamos dejando el precioso pueblo atrás. Pero el paisaje nos acompaña por un largo tramo, haciendo que, por unos minutos, la vida parezca simple y sencilla.A mitad del recorrido intercambiamos lugares, me toca el mando del volante, mientras Falcón aprovecha para hacer algunos ejercicios para su mano que mejora día a día.—Eventualmente vamos a tener que realizar una verdadera luna de miel. —bromea.—Me conformo con unas maravillo
—¡Val! —escucho gritar mi nombre a lo lejos —¡Valeria!—Aquí… —digo apenas audible.Intento abrir mis ojos, pero solo veo un manchón rojo. Siento un enorme dolor de cabeza, el costado derecho del pecho parece quemarme cuando intento respirar. Un líquido caliente me recorre la cara y tengo la boca bañada en sangre. Escupo para deshacerme del sabor.Pruebo moverme, pero es imposible. El metal me aplasta las piernas, no logro desabrochar el cinturón de seguridad. Con manos temblorosas limpio los restos de sangre de mi rostro y fijo la vista afuera, a tientas consigo distinguir figuras sin mucha forma.Algo se arrastra por el suelo, pero el ruido sordo de un estallido retumba en el ambiente, lastimándome los oídos, haciendo que la forma se detenga. Nuevos disparos hacen que me estremezca. Hay una conversación de fondo que no logro descifrar. Gritos, insult
Falcón no quiere contarme mucho mientras seguimos en el pequeño hospital de San Nicolás. Solo me dice que no me preocupe por ello, que Cobra no volverá a lastimarme.El recuerdo vuelve a mí en ese momento, su cuerpo abandonando la vida sobre la hierba en aquel desolado paisaje. El alivio me recorre entera. Me siento mal por alegrarme de su muerte, pero el hecho de saber que no puede volver a ponerme una mano encima me abruma.El viaje en ambulancia no es el mejor, pero estoy feliz de estar cerca de casa. Ignacio me comenta que le envió mensajes a Lourdes, pero aún no sabemos nada de ella. Estoy segura de que encontrará la forma de venir a verme. Conociendo a Lou, no aguantará quedarse lejos sabiendo lo ocurrido.El primero en visitarme en el hospital es Ferreyra, después de hablar a solas con Nacho, entra a la habitación en su compañía.—Me alegra sab
Cuando Falcón regresa a la habitación me encuentra hecha un mar de lágrimas. Soy un completo desastre tembloroso. De inmediato se da cuenta del aparato en mi mano y corre a abrazarme.Me dejo hacer, no tengo fuerzas para nada, no puedo parar de llorar.—¡Todo ha sido por mi culpa! —grito enfurecida—Ella debía estar a salvo, se suponía que estuviera a salvo, lejos de toda esta mierda…—No es tu culpa Val —intenta persuadirme.—Por supuesto que lo es. Lou no tiene nada que ver en todo esto y ahora está allí, en manos de esta manga de desgraciados…—Ya puse al tanto a Ferreyra, la búsqueda está en marcha. Vamos a encontrarla.—¿Cómo al Gitano? Por favor… sabes que nada de eso va a pasar.—Vamos a recuperar a Lourdes, todo va a estar bien. Y cuando vuelva, yo mismo la voy a
Cuando llegamos a casa me voy directo a la cama, estoy realmente dolorida y cansada. El sueño me vence, me duermo sin darme cuenta.Las voces a lo lejos me advierten que no estamos solos. Apenas puedo distinguir la discusión que se lleva a cabo en la sala. Me pongo de pie con dificultad y sujetándome de las paredes salgo del dormitorio.—No puede volver a hacerlo Falcón. Tenemos mucho en juego. —advierte Ferreyra enojado.—Lo sé, pero trata de entender… —explica Ignacio con calma.—¿Qué sucede? —pregunto uniéndome a ellos.—Valeria… —suspira el fiscal—¿por qué escapaste del hospital?—Necesitaba hacer algo.—Sí, Ignacio ya me puso al tanto. Estoy haciendo todo lo que está a mi alcance para encontrar a tu amiga, pero debes cooperar. Escapar no ayuda, no en este momento.
Los días comienzan a pasar rápidamente. Como lo prometió, Ferreyra intenta encontrar a Lou, se realizan nuevos allanamientos a distintos sitios que hemos encontrado gracias a la ayuda de Diego. Pero todos están vacíos, no hay una sola alma allí.Cada nueva pista, nos conduce a un callejón sin salida. No encuentran a mi amiga, ni a ninguna chica más. Se nota que han sido utilizados para mantener de forma ilegal a distintas personas, pero solo quedan restos inservibles.Los secuaces del Gitano, no tardan mucho en comenzar a hablar. Todos quieren ser los primeros arrepentidos y así librarse de penas mucho más fuertes.Gracias a uno de ellos, nos enteramos de otros “lugares seguros” donde se les ha ordenado llevar la “mercancía” si alguien aparece por la zona haciendo preguntas. Palabras textuales del desgraciado.En uno de esos allanamientos encontra
Es imposible salir de casa, hay docenas de fotógrafos, periodistas y cronistas apostados en la vereda. Todo se ha vuelto un circo. Pero, la desesperación por la falta de información sobre Lourdes me lleva a tomar una decisión, de la que seguro voy a arrepentirme.Trato de arreglarme un poco antes de abrir la puerta. Aún tengo muchas cicatrices del accidente, pero poco a poco mi rostro ha vuelto casi a la normalidad. Acomodo un poco mi cabello y plancho con las manos la arrugada camisa que llevo puesta.Apenas pongo un pie en la acera, todos se empujan tratando de llegar hasta mí. No llego a escuchar ninguna de las preguntas que gritan, solo es una especie de murmullo muy alto. Levanto una de mis manos y pido un minuto. Cuando finalmente logro acallar el griterío comienzo a hablar.—Gracias a todos por estar, como les dije antes, no voy a hacer comentarios referentes al caso que lleva el fiscal Ferreyra. Eso
—No entiendo por qué quieres ir a verlo ¿qué crees que vas a conseguir de ese maldito? —pregunta Falcón.Llevamos toda la mañana discutiendo por lo mismo. No puede entender que necesito que me mire a los ojos y me diga algo sobre Lourdes. No puedo seguir con esta incertidumbre.—Te lo he dicho, necesito saber.—Trataré de hablar con Ferreyra, no sé si será posible Val. —acuerda finalmente y se marcha de la cocina.El Gitano lleva dos días encarcelado y las noticias vuelan, ya todo el mundo está al tanto de dónde se encuentra. Su maldito abogado se encargó de poner a la prensa al tanto.Según él, del maltrato injusto que recibe su cliente. Increíble… no entiendo cómo puede dormir por la noche sabiendo que defiende a un psicópata asesino de niñas.Luego del desayuno, dedico