Todo es tan confuso que no llego a entender del todo lo que está pasando. Repaso los últimos acontecimientos en mi mente, y de lo único que tengo certeza es del tremendo estruendo que antecede al caos.

Los gritos comienzan a sucederse como cascada, el polvo y restos de escombros impiden la visibilidad, pero a lo lejos alcanzo a distinguir las distintas luces de la ayuda que viene en camino, las sirenas suenan cada vez más cerca.

—¿Estas bien? —pregunta alguien a mi lado.

Me toma unos segundos notar que bajo el polvillo se esconde el rostro de Ferreyra, quien me sujeta por los hombros y comienza a revisarme de arriba abajo, buscando alguna señal de herida.

—Sí ¿qué sucedió? —pregunto aun confundida.

—Aparentemente una bomba, no lo sé con certeza. —admite preocupado.

Estoy en shock, no puedo creer que haya hecho algo así, las