Las horas parecen interminables haciendo la espera aún más insoportable. Mi ansiedad está por el techo. No encuentro con qué distraerme. Siguiendo el consejo de Lou, decido ir a correr. No estoy en forma para nada, al poco tiempo noto mis pulmones irritados por la falta de oxígeno. Por lo que decido regresar caminando. El calor comienza a enrojecer mi piel y me protejo a la sombra de un inmenso árbol.
Me siento en la banca mientras veo a los niños jugar en el parque. Sus risas me sacan una sonrisa, por unos segundos, olvido que el mundo es un infierno en la tierra. Olvido la inmensa crueldad sobre la que está construido. Y las decenas de almas que aún no encuentran paz.
Me cuesta imaginar que todas esas jovencitas estén con vida. Pero la esperanza alimenta mi conciencia al no haber encontrado más cuerpos. Me aferro a las palabras de Falcón. “No es buen negocio perder activos
El fiscal llamó ayer, nos pidió unos días más. Dijo que estaba buscando algo que sustentara la investigación para poder abrir una causa. Accedí a darle más tiempo prometiendo no publicar la historia hasta no saber algo más de él. Pero comienzo a inquietarme, ya pasaron cuatro días más y aun no hay nada.El teléfono suena sobresaltándome. El cuerpo de Ignacio pegado al mío me hace sudar en la noche. Me despego de su lado y alcanzo el aparato que no deja de sonar sobre la mesa de luz. El día apenas despunta, algunos rayos de sol comienzan a colarse por las persianas.<<Número desconocido>> señala la pantalla.La respiración se me corta, todo mi cuerpo comienza a temblar. Un escalofrió me recorre entera mientras el miedo se apodera de mí. El ensordecedor ruido despierta a mi compañero, pero mi sembla
Nos despedimos de Lourdes en la terminal del ferry. Me tranquiliza saber que estará a salvo con su hermano en Uruguay. Ni siquiera yo sé dónde vive él exactamente. Tengo la esperanza de que la red tampoco lo sepa.Con las maletas en el baúl, Ignacio y yo nos dirigimos a Charjál. Quizás no sea el lugar más seguro de todos, pero necesitamos hablar con Elvira para hacerle saber lo que está pasando.Falcón no ha vuelto a hablar de la muerte de su esposa, no quiere tocar el tema. Pero noto que la culpa lo corroe por dentro, incluso más que a mí. Por lo que me limito a darle espacio, no necesita lidiar conmigo ahora. Y temo que se desmorone de un momento a otro.El viaje es silencioso, solamente la música se escucha en la ruta. No hemos hablado mucho desde lo de Vero. Apenas si me mira y cuando lo hace, sus ojos se tornan rojos, no sé cómo ayudarlo. Espero
Apenas suena la alarma del teléfono, salto de la cama, es un día que estuve esperando mucho tiempo. Hay demasiadas cosas que necesito discutir con la gobernadora. Y que haya sido ella la que me busque, es una gran ventaja.Luego de asearme, me encuentro con Elvira e Ignacio en la cocina. Disfrutamos juntos de unos mates mientras discutimos de algunos puntos a tratar en la reunión de hoy. Finalmente, Nacho y yo nos vamos en mi auto.—Sé que va a ser difícil, pero trata de mantener la compostura. —pido a mi compañero mientras recorremos el camino hasta la capital de la provincia.Es un viaje de un par de horas, pero el aire fresco y el hermoso paisaje aminoran mi ansiedad.—Dejaré que tú lideres la conversación. —acuerda mirándome a los ojos.—¿Qué crees que vaya a decirnos? —la curiosidad apenas me dejó dormir anoche.
El hombre del ascensor nos invita a acompañarlo, insiste en que vayamos por un café. Algo en la forma en que lo pide despierta mi curiosidad y tras intercambiar una breve mirada con mi compañero, accedemos.No dice mucho mientras salimos del edificio, solo nos susurra por un poco de paciencia, que pronto se aclarará todo. Decido seguir su consejo y me muerdo la lengua.Nos alejamos unas tres cuadras de la municipalidad, hasta que llegamos a un pequeño café medio oculto entre grandes edificios. Un lugar que no dice nada, el sitio perfecto para tener una conversación que nadie debería oír.De inmediato tomamos la mesa más alejada del resto, y terminamos en la más cercana a una enorme ventana que da a la acera.—Siento tener que ser tan críptico, pero necesitaba alejarnos de allí.—No se preocupe, señor… —dejo la pregunta al aire.
Nos toma dos días llegar hasta el Nido del Águila en Misiones, en la parte más alta de la provincia. Pero es un camino tranquilo, pasamos la noche en un hotel al paso y seguimos sin descanso prácticamente.El paisaje es majestuoso, te quita la respiración por completo. Las altas montañas bañadas de verde, el cielo azul que parece tan cercano y las cascadas dan un marco casi mágico al pequeño pueblo mercante.Ahora entiendo a la perfección el nombre, es muy alto, se siente la presión en los pulmones y los mareos no tardan en llegar. Es muy difícil respirar con la altura, pero poco a poco mi cuerpo se va acostumbrando.Buscamos un hotel donde hospedarnos, una habitación con una cama matrimonial, Falcón volvió a jugar la carta de la luna de miel. El lugar es bonito, sigue la temática de cuento de hadas. La posada es de estilo española, bañad
Siguiendo las indicaciones del joven cabo, terminamos cenando en el lugar que nos indicó. Y debo confesar que tenía razón. Sirven un delicioso pescado asado.El lugar está repleto de gente, algunos, claramente de paso y otros lugareños que hablan entre sí. Las conversaciones se pierden entre el murmullo del gentío.Pero nosotros estamos más interesados en escuchar al pequeño grupo de hombres que se asientan en la barra. Llevan chaquetas que los identifica como empleado de “Opera”.Llevan bebiendo un buen rato, mientras discuten de un partido de fútbol. Las cosas se acaloran rápidamente, haciendo que uno de ellos se retire dando tumbos y maldiciendo al resto.Con Falcón intercambiamos una mirada, dejamos unos billetes sobre la mesa y salimos rápidamente del lugar. No tardamos mucho en encontrar nuestro objetivo.El hombre se mete en un cal
—Estuve tan preocupada, no te imaginas. —advierto mientras nos alejamos del almacén.—No pasó nada. Nadie se fijó especialmente en mí. —me cuenta mientras revisa su teléfono.—Menos mal, en un momento se acercó un guardia, tuve que inventar algo, se lo creyó por suerte.—¿Estás segura?—Fui muy convincente, eres un pésimo esposo —digo entre risas —¿qué encontraste?—Unos documentos que parecen estar encriptados, habrá que estudiarlos con cuidado. También saqué unas fotos. No te van a gustar. —asegura con un gesto de disgusto.—¿De qué se trata?—Uno de los conteiner estaba vacío, pero el segundo…—Por favor Falcón, puedo soportarlo ¿qué?—Había cuatro jovencitas en él
Luego del desayuno, recogemos nuestras pocas pertenencias y emprendemos el viaje de regreso. La idea es no detenernos hasta llegar a Charjál para contarle todo a Elvira, de ahí a Buenos Aires.Ferreyra nos pidió que volvamos, necesita que comencemos a preparar el caso, somos dos de sus mejores testigos. Necesita prepararnos y dejar todo listo para cuando se sepa públicamente.Cargamos el auto y comenzamos el largo recorrido. Rápidamente vamos dejando el precioso pueblo atrás. Pero el paisaje nos acompaña por un largo tramo, haciendo que, por unos minutos, la vida parezca simple y sencilla.A mitad del recorrido intercambiamos lugares, me toca el mando del volante, mientras Falcón aprovecha para hacer algunos ejercicios para su mano que mejora día a día.—Eventualmente vamos a tener que realizar una verdadera luna de miel. —bromea.—Me conformo con unas maravillo