Ophelia está obsecionada con Zane, y si no lo tiene ella, no quiere que nadie lo tenga y para su mala suerte, Alison no solo tiene a Zane, también tiene a Zander ¿Que piensan de todo esto? Ophelia necesita más ayuda que todos en esta historia. Habrá más capitulos, no se los pierdan
Cuando Ophelia al fin se largó del casino, Zander tomó el vaso de whiskey que reposaba sobre su escritorio y lo lanzó con fuerza hacia el suelo. Sentía rabia, y no era el hecho de que la psiquiatra hubiera informado que Alison gustaba de Zane, era la idea de que se hubiera atrevido a compararla con Estela. Si bien había ciertas similitudes físicas, ellas no eran iguales. Y el solo hecho de que atreviera a compararlas lo irritaba.Zander tomó la botella de whiskey que se encontraba en una repisa detrás de su escritorio y bebió un trago largo directo de ella. Pasó alrededor de veinte minutos observando a la nada y bebiendo, hasta que vio su celular y consideró la idea de llamarle a Alison, quería verla, exigirle que le explicara cual era el avance del caso, con la única idea de verla. Zander avanzó hasta el área de juego en el casino, tratando de distraerse, pero la necesidad de llamar a Alison se hizo más grande. Sin embargo, Zander no tuvo siquiera oportunidad de buscarla, Alison llegó
El aire parecía haberse espesado entre ellos, cargado de electricidad y algo mucho más oscuro. Zander no se movió, sus ojos seguían fijos en los de Alison, pero algo en su expresión cambió, volviéndose más intenso, más afilado. La sonrisa se borró de sus labios, y en su lugar apareció una seriedad que le sentaba inquietantemente bien. Zander tomó la mano de Alison y la guio hasta su oficina, cerró la puerta tras de ellos y acorralándola en ella preguntó:—¿Quién te dijo eso? —su tono fue más bajo y frío, lleno de una autoridad que casi hacía temblar a Alison. No era una simple pregunta; era una orden disfrazada, una demanda de la verdad. Había un peligro latente en su voz, algo que le decía que no le gustaba que jugaran con sus secretos.—¿Qué sabes tú de ella? —preguntó Zander viendo fijamente a sus ojos.Alison sintió cómo su corazón se aceleraba, golpeando frenéticamente contra su pecho. Tragó con dificultad, luchando contra la marea de emociones que amenazaba con arrastrarla. Una p
Alison se dejó llevar por la intensidad del momento, correspondió de forma ferviente a sus labios, disfrutó del roce excesivo de su cuerpo y gimió cuando Zander comenzó a acariciar sus muslos, a besar con intensidad su cuello.La mente de Alison se nubló, mientras sus ojos se cerraban y sentía sobre su piel un calor que la quemaba, un placer que ya había probado antes, el placer de que ese hombre la tocara, esa posesividad, que, aunque veía de un hombre diferente, se sentía tan familiar. —No sabes como esperé este momento —dijo Zander con voz ronca, al tiempo que sus manos vagaban por sus muslos, los apretaban con fuerza y subían hasta sus nalgas. Alison soltó un gemido al sentir su erección rozarla y supo que, aunque no era tarde para detenerlo, ella no quería hacerlo.Las manos de Zander se aferraron a su culo, y luego una se apartó y subió hasta sus tetas sobre la tela, apretó y masajeó cada parte de su cuerpo, mientras sus labios se hundían urgentes en su cuello.Alison comenzó a
El aire en la oficina se sentía espeso, estaba cargado de una niebla de lujuria abrumadora, pero se sentía algo más que simple calor. Alison estaba sobre el regazo de Zander, sus piernas envolviéndolo con la misma intensidad con la que sus miradas se entrelazaban. Había un juego de fuerzas invisibles, una lucha de voluntades entre el hombre dominante y la mujer que, a pesar de la incertidumbre, no se apartaba.Zander mantenía sus manos firmemente en su cadera, sus dedos rozando entre la tela de su falda, que se había subido un poco con el movimiento de sus potentes embestidas y de la piel desnuda de su torso. La fuerza de su agarre le transmitía una mezcla de posesividad y deseo, pero también un control que parecía a punto de romperse. Sus ojos azules, ahora más oscuros brillaban con una luz peligrosa, y había algo en su sonrisa ladeada que hacía que la sangre de Alison se calentara mucho más y que un escalofrío le recorriera la espalda.—Ahh… —jadeó ella, mientras Zander la elevaba lo
El auto de Zander se desplazó a través de las calles iluminadas de la ciudad con una suavidad que solo aumentaba la tensión dentro del vehículo. Alison se encontraba sentada en el asiento del pasajero, sintiendo cada latido de su corazón resonar en sus sienes. Después de la ardua dosis de placer que experimentaron ambos en la oficina de Zander, este decidió llevarla a su pent-house. Alison no llevaba puestas sus prendas superiores, estas se encontraban en el asiento trasero del auto de Zander. Lo único que cubría la parte superior de Alison, era la chaqueta del hombre que conducía como si lo estuvieran persiguiendo, apresurado por llegar a ese espacio más privado y tomarla en el calor de su habitación.Alison miraba a través de la ventanilla, pero las luces y el bullicio de la ciudad se desdibujaban, mezclándose en un torbellino de pensamientos y emociones. A su lado, Zander conducía con una mano firme en el volante, su perfil esculpido marcado por la sombra de los rascacielos que pasa
Alison sintió las manos de Zander presionando con fuerza sus caderas, el frio del vidrio en sus manos y en sus pechos desnudos, contrastando con el calor abrasador del cuerpo de Zander, quien sujetaba su cuerpo con firmeza, al tiempo que se adentraba con fuerza en ella. Alison experimentó muchas sensaciones, pero cualquier sensación se vio cubierta por la intensidad de las embestidas de ese hombre.Su pelvis se movía adelante y atrás, con movimientos acompasados mientras su gruesa masculinidad, entraba y salía del culo de Alison. Potente, candente y completamente placentera.Cada uno de los sentidos de Alison parecía amplificado; podía oír el ritmo frenético de su corazón, sentir el leve temblor en sus piernas y saborear la anticipación en el aire. Zander miraba su culo y su melena rebotando sobre su espalda, mientras azotaba sus nalgas y veía su mano marcada sobre ellas.La miraba con una mezcla de posesividad y admiración oscura, como si disfrutara tener el control, pero también la t
La noche fue un torbellino de emociones y sensaciones. La intensidad con la que Alison y Zander se entregaron el uno al otro parecía borrar cualquier rastro de lo que había sido la vida fuera de las paredes de ese pent-house. Cada caricia, cada mirada oscura y posesiva de Zander, cada gemido ahogado de Alison se fusionaron en un momento que parecía extenderse en el tiempo, grabándose en lo más profundo de sus almas.La habitación estaba en penumbra, apenas iluminada por la luz de la luna que entraba por las ventanas, y el aire era denso, cargado del calor de sus cuerpos entrelazados. Zander la había llevado más allá de lo que Alison había imaginado, y ella había respondido a su rudeza con una entrega que nunca pensó posible. Sus cuerpos se movieron juntos hasta que, exhaustos, cayeron sobre la cama, sus pechos subiendo y bajando frenéticamente, en un compás desbocado que tardó en calmarse.Alison se quedó ahí, su cuerpo aún tembloroso, con los músculos tensos y el corazón latiendo con
La luz de la mañana se coló por las cortinas, lanzando hilos dorados sobre las paredes, las sombras largas lucían más dramáticas ante la expectativa de Alison esperando saber que pasaba por la mente del hombre que la miraba con intensidad. Él parpadeó, aún aturdido, sus sentidos embotados por el sueño pesado. Se quedó quieto, dejando que la sensación de confusión diera paso a la conciencia, y la primera imagen que captó fueron los ojos de Alison, mirándolo fijamente, a tan solo unos centímetros de distancia. Ella lo observaba con una mezcla de vulnerabilidad y cautela, como si midiera cada pequeño cambio en su rostro, cada parpadeo, buscando algo que confirmara la pregunta que sus ojos no querían formular. Era Zane. El corazón de Zane latió con fuerza, una punzada de temor le recorrió el pecho. Algo en la expresión de Alison le transmitía una inquietud difícil de descifrar. Él la miró de vuelta, perplejo, sin entender del todo la situación. Sus ojos se desviaron de ella, recorriendo