Pero seguimos enojadas Alison, que no se te olvide.
El ascensor había quedado en un silencio absoluto, roto solo por el eco de su respiración acelerada. Zane, con una mirada oscura y decidida, levantó a Alison con facilidad, sus manos firmes rodearon su cintura, y si sutileza, pegó la espalda de Alison contra la pared del ascensor. Alison observó el leve temblor de los espejos, mientras sus manos se aferraban a loso hombros de Zane y sus piernas se envolvían en su cintura.El contacto entre ellos era abrumador. Sus labios se encontraron de nuevo con urgencia, mientras las manos de Zane comenzaban a recorrer todo su cuerpo. El beso fue profundo, intenso, como si Zane quisiera devorar cada pensamiento que Alison pudiera tener, cada resistencia que pudiera ofrecer. No había palabras, solo el maldito deseo que sentían ambos por el otro y que cada vez se hacía más grande. El calor entre ellos crecía con cada segundo, y la manera en que Zane la besaba, con hambre y determinación, hacía que cada pensamiento coherente se esfumara de su mente.U
Después de aquel momento cargado de pasión en el ascensor, el mundo exterior parecía recobrar su forma lentamente mientras Zane y Alison se separaban con dificultad. La respiración de ambos aún sonaba entrecortada, los dos comenzaron a vestirse con prisa, ajustando sus ropas desordenadas. Alison, con el rostro encendido por el calor del momento, se inclinó para bajar el suéter que Zane había levantado con tanto deseo. Sus manos temblaban ligeramente al alisar su falda, intentando recuperar algo de compostura. Aunque sus piernas aún temblaban.Zane, con la camisa ligeramente desabrochada y la chaqueta arrugada, la miraba con una mezcla de posesión y satisfacción que la hacía estremecer. Alison evitó su mirada mientras se peinaba rápidamente con los dedos, sintiendo aún los rastros de su toque en su piel.—¿Lista? —preguntó él, con su tono profundo, pero relajado.Ella asintió en silencio, sus labios aún estaban hinchados, Alison peinó su cabello con los dedos y asintió, estaba lista.Za
Pasó una semana desde que Alison se convirtió en la novia de Zane, aunque de momento, nadie que trabajara en la firma estaba enterado. Zane lo prefería así, había muchas cosas que tenía que hablar con Alison antes de anunciar formalmente que ella, ahora era su novia. Era lunes por la tarde, Zane y Travis estaban sentados en un elegante restaurante en el centro de la ciudad, terminando una reunión de negocios. La comida había sido agradable, pero las conversaciones intensas sobre contratos, inversiones y estrategias comerciales habían dominado la mayor parte del tiempo. Los hombres que habían ido a verlos ya se habían marchado, y ahora solo quedaban ellos dos, rodeados por la sutil elegancia del lugar y el murmullo bajo de otros comensales. Zane se reclinó en su silla, mientras con su mano jugueteaba con el vaso de whisky frente a él. Había sido una semana larga y complicada, sobre todo con los constantes pensamientos sobre Alison. No era típico de él dejar que una relación personal s
Travis estacionó su auto frente a un edificio que no destacaba por su elegancia. Las paredes desgastadas y la entrada mal iluminada contrastaban con el lujo al que estaba acostumbrado, pero eso no le molestaba. De hecho, era parte de la razón por la que le gustaba ese lugar. Ahí nadie lo reconocía. Ahí, no era Travis Johnson. EN ese lugar, era John.Apagó el motor y permaneció unos segundos en el auto, con sus manos firmemente apoyadas en el volante. El ambiente a su alrededor era tranquilo, solo roto por el sonido de los autos que pasaban de vez en cuando. Travis levantó la vista hacia el edificio, y una sonrisa curva se dibujó en sus labios al ver una figura que salía por la puerta principal.Era la chica con la que salía, Jessica.Su cabello rubio y corto brillaba bajo las luces del exterior, y la manera despreocupada con la que se movía siempre lograba desarmarlo. Su belleza era innegable, y cada vez que la veía, sentía esa chispa oscura que lo consumía. Pero lo más intrigante de t
Alison se despertó con la nariz congestionada y una presión molesta en la cabeza. Apenas abrió los ojos, sintió la incomodidad de su resfriado agravarse. Estornudó y bufó, maldiciendo en voz baja mientras miraba el reloj. Las siete de la mañana. Un día normal de trabajo no parecía lo más apropiado con su estado actual. Decidió trabajar desde casa.Se arrastró fuera de la cama, envuelta en su manta, y se acercó a su teléfono para enviar un mensaje rápido a Travis:"Hola, Travis. Estoy algo mal hoy. Voy a trabajar desde casa. Te mantendré al tanto." Decía su mensaje.Sabía que Travis era comprensivo, pero también un perfeccionista. No podía dejar nada sin resolver. Estaba segura de que entendería, pero, aun así, el trabajo era prioridad, aunque sus síntomas no se lo permitieran.Después de enviar el mensaje, pensó en Zane. Había pasado poco más de una semana desde que se hicieron novios y aunque había estado ocupada con el trabajo, le extrañaba que no hubiera respondido a su último mensa
Travis ajustó su corbata la mañana siguiente, presionó sus ojos y suspiró por lo poco que había dormido, luego de pasar gran parte de la noche en el casino con Zander. Mientras conducía, su mente vagaba hacia Alison. Sabía que estaba mejorando de su resfriado, pero había insistido en que ella se quedara en casa ese día. Travis había sido muy claro en eso. No era solo por cuidar su salud; tenía otras razones. Necesitaba a Alison alejada de la firma, lo suficiente para que no tratara de indagar en la ausencia de Zane.Travis no condujo a la firma, esa mañana se dirigía al edificio donde trabajaba Jessica. Sentía la necesidad de compensarla por la forma tan repentina en la que tuvo que marcharse, dejándola semidesnuda y sin una explicación y es que en realidad no tenía una. O al menos, no una que pudiera darle..Travis llegó al edificio de la revista y estacionó frente a la entrada. Era un edificio elegante y reconocido, y aunque Jessica al igual que Alison no pertenecía a la clase alta,
Alison se encontraba en su escritorio, el silencio de la oficina era envolvente, ella trataba de concentrarse en cualquier cosa que le apartara de la constante ansiedad que sentía por la desaparición de Zane. Con ese eran ya cuatro días desde que se había esfumado, y su ausencia era un peso incómodo en su pecho.Zane lo la había llamado, no había respondido sus mensajes y la incertidumbre de su paradero, de la duda de si él estaba bien, cada vez se hacía más grande.Los rumores en la firma eran que había salido en un viaje de negocios indefinido, pero esa explicación no le parecía suficiente. La inquietud crecía con cada hora que pasaba sin noticias.Por otro lado, abordar el tema con Travis, tampoco era algo que pudiera hacer, pues Travis también había desaparecido de la oficina, supuestamente trabajando desde casa, aunque Alison apenas podía confiar en lo que se decía en esos momentos. Ya había tratado de comunicarse con él, pero casualmente sus llamadas no eran atendidas. Perdida en
Alison respiró hondo, intentando calmar el torbellino de emociones que la envolvía. Estaba decidida a confrontar a Travis, a desenmascararlo frente a Jessica y pedirle respuestas sobre Zane. Pero antes de que pudiera dar un paso hacia él, su teléfono comenzó a sonar con insistencia en su bolsillo. Miró la pantalla y, para su frustración, vio el nombre de Zander destellando en letras claras.—Cambio de planes abogada, ven ahora mismo —dijo él, la voz de Zander resonó con su usual tono autoritario y condescendiente—. A menos que prefieras que reconsidere nuestra relación profesional y busque otro abogado.La amenaza implícita la paralizó. No le quedaba opción; sabía que Zander era de los que cumplían sus advertencias sin piedad. Apretando los labios, se obligó a mantener la compostura y responder con serenidad.—Estaré ahí en breve —dijo Alison, pensando en hablar con Jessica más tarde y decirle que su novio no se llamaba John y que este no era casado, al menos ella sabía eso, aunque se