Travis estacionó su auto frente a un edificio que no destacaba por su elegancia. Las paredes desgastadas y la entrada mal iluminada contrastaban con el lujo al que estaba acostumbrado, pero eso no le molestaba. De hecho, era parte de la razón por la que le gustaba ese lugar. Ahí nadie lo reconocía. Ahí, no era Travis Johnson. EN ese lugar, era John.Apagó el motor y permaneció unos segundos en el auto, con sus manos firmemente apoyadas en el volante. El ambiente a su alrededor era tranquilo, solo roto por el sonido de los autos que pasaban de vez en cuando. Travis levantó la vista hacia el edificio, y una sonrisa curva se dibujó en sus labios al ver una figura que salía por la puerta principal.Era la chica con la que salía, Jessica.Su cabello rubio y corto brillaba bajo las luces del exterior, y la manera despreocupada con la que se movía siempre lograba desarmarlo. Su belleza era innegable, y cada vez que la veía, sentía esa chispa oscura que lo consumía. Pero lo más intrigante de t
Alison se despertó con la nariz congestionada y una presión molesta en la cabeza. Apenas abrió los ojos, sintió la incomodidad de su resfriado agravarse. Estornudó y bufó, maldiciendo en voz baja mientras miraba el reloj. Las siete de la mañana. Un día normal de trabajo no parecía lo más apropiado con su estado actual. Decidió trabajar desde casa.Se arrastró fuera de la cama, envuelta en su manta, y se acercó a su teléfono para enviar un mensaje rápido a Travis:"Hola, Travis. Estoy algo mal hoy. Voy a trabajar desde casa. Te mantendré al tanto." Decía su mensaje.Sabía que Travis era comprensivo, pero también un perfeccionista. No podía dejar nada sin resolver. Estaba segura de que entendería, pero, aun así, el trabajo era prioridad, aunque sus síntomas no se lo permitieran.Después de enviar el mensaje, pensó en Zane. Había pasado poco más de una semana desde que se hicieron novios y aunque había estado ocupada con el trabajo, le extrañaba que no hubiera respondido a su último mensa
Travis ajustó su corbata la mañana siguiente, presionó sus ojos y suspiró por lo poco que había dormido, luego de pasar gran parte de la noche en el casino con Zander. Mientras conducía, su mente vagaba hacia Alison. Sabía que estaba mejorando de su resfriado, pero había insistido en que ella se quedara en casa ese día. Travis había sido muy claro en eso. No era solo por cuidar su salud; tenía otras razones. Necesitaba a Alison alejada de la firma, lo suficiente para que no tratara de indagar en la ausencia de Zane.Travis no condujo a la firma, esa mañana se dirigía al edificio donde trabajaba Jessica. Sentía la necesidad de compensarla por la forma tan repentina en la que tuvo que marcharse, dejándola semidesnuda y sin una explicación y es que en realidad no tenía una. O al menos, no una que pudiera darle..Travis llegó al edificio de la revista y estacionó frente a la entrada. Era un edificio elegante y reconocido, y aunque Jessica al igual que Alison no pertenecía a la clase alta,
Alison se encontraba en su escritorio, el silencio de la oficina era envolvente, ella trataba de concentrarse en cualquier cosa que le apartara de la constante ansiedad que sentía por la desaparición de Zane. Con ese eran ya cuatro días desde que se había esfumado, y su ausencia era un peso incómodo en su pecho.Zane lo la había llamado, no había respondido sus mensajes y la incertidumbre de su paradero, de la duda de si él estaba bien, cada vez se hacía más grande.Los rumores en la firma eran que había salido en un viaje de negocios indefinido, pero esa explicación no le parecía suficiente. La inquietud crecía con cada hora que pasaba sin noticias.Por otro lado, abordar el tema con Travis, tampoco era algo que pudiera hacer, pues Travis también había desaparecido de la oficina, supuestamente trabajando desde casa, aunque Alison apenas podía confiar en lo que se decía en esos momentos. Ya había tratado de comunicarse con él, pero casualmente sus llamadas no eran atendidas. Perdida en
Alison respiró hondo, intentando calmar el torbellino de emociones que la envolvía. Estaba decidida a confrontar a Travis, a desenmascararlo frente a Jessica y pedirle respuestas sobre Zane. Pero antes de que pudiera dar un paso hacia él, su teléfono comenzó a sonar con insistencia en su bolsillo. Miró la pantalla y, para su frustración, vio el nombre de Zander destellando en letras claras.—Cambio de planes abogada, ven ahora mismo —dijo él, la voz de Zander resonó con su usual tono autoritario y condescendiente—. A menos que prefieras que reconsidere nuestra relación profesional y busque otro abogado.La amenaza implícita la paralizó. No le quedaba opción; sabía que Zander era de los que cumplían sus advertencias sin piedad. Apretando los labios, se obligó a mantener la compostura y responder con serenidad.—Estaré ahí en breve —dijo Alison, pensando en hablar con Jessica más tarde y decirle que su novio no se llamaba John y que este no era casado, al menos ella sabía eso, aunque se
Con el corazón pendiendo de un hilo, Alison llegó al pent-house de Zane, llamó a la puerta y esperó impaciente a que Zane abriera, pues no creía que estuviera en un viaje de negocios, su corazón latía con fuerza mientras los segundos pasaban sin obtener respuesta. Había golpeado, llamado su nombre, incluso intentado escuchar algún ruido desde dentro, pero la puerta permanecía cerrada, el apartamento en completo silencio. Cada minuto que pasaba aumentaba su inquietud, hasta que finalmente, con un suspiro frustrado, decidió retirarse. Caminó hacia el ascensor, tratando de calmar el caos en su mente.Justo cuando las puertas del ascensor se abrieron, Alison levantó la vista y se encontró frente a Travis. Él salía del ascensor con una expresión seria, que se tornó en sorpresa al verla ahí, esperando.Antes de que él pudiera siquiera decir algo, Alison avanzó hacia él, sus ojos cargados de determinación y angustia.—¿Qué está pasando, Travis? ¿O debo llamarte John? —preguntó, intentando con
Alison quedó paralizada, con la mente aturdida y llena de preguntas. Cada palabra de Travis había destrozado los cimientos de lo que creía conocer y es que a pesar de las sospechas que ella llegó a tener, nada se acercaba a lo que Travis estaba mencionando. Ahora existía una realidad perturbadora que había permanecido oculta, y Travis había arrojado la carga de ese secreto como una bomba en su vida.—¿Cómo es que…? —comenzó Alison, con voz temblorosa, incapaz de formular las palabras, pensaba preguntar como es que había una fotografía de ambos hermanos.Travis no apartó la vista de ella, pero con un suspiro la interrumpió antes de que ella pudiera indagar mucho más.Su postura seguía rígida, para él no era fácil revelar una verdad que no era suya.—Lo siento Alison, pero eso no te lo puedo decir yo —respondió en un tono firme pero pausado, claramente no estaba disfrutando de esa conversación—. Es Zane quien debería explicártelo —agregó con seguridad. Aunque no tenía idea de cómo es que
Alison avanzó junto con Travis hasta el despacho personal que Olivia tenía dentro de su apartamento. Se sentó en el elegante sofá en el espacio, con los dedos entrelazados en su regazo, y la mirada fija en las paredes llenas de diplomas y certificados que adornaban el despacho de la psiquiatra. Travis se mantuvo de pie junto a ella, la tensión en su postura era evidente, aunque su rostro se mantenía impasible. Ophelia, era una mujer de presencia firme y profesional, cerró la puerta con cuidado y se acercó a ellos, tomando asiento frente a Alison con una expresión controlada y un aire de sabiduría.—Alison, Travis me ha explicado algo de la situación —dijo Ophelia con voz suave y templada, refiriéndose al más reciente cambio de personalidad de Zane, clavando en ella una mirada profunda y calculadora—. Antes que nada, debo decirte que Zane está atravesando algo muy delicado.Alison sintió un leve temblor en su pecho, la insertidumbre y la inquietud se arremolinaban en su interior.—¿Pod