Jessica sigue creyendo que Travis está casado y es que el hombre no coopera con las sospechas. ¿Que pasa con Zane? ¿Que quiere Travis con Ophelia? Nos leemos mañana
Alison se encontraba en su escritorio, el silencio de la oficina era envolvente, ella trataba de concentrarse en cualquier cosa que le apartara de la constante ansiedad que sentía por la desaparición de Zane. Con ese eran ya cuatro días desde que se había esfumado, y su ausencia era un peso incómodo en su pecho.Zane lo la había llamado, no había respondido sus mensajes y la incertidumbre de su paradero, de la duda de si él estaba bien, cada vez se hacía más grande.Los rumores en la firma eran que había salido en un viaje de negocios indefinido, pero esa explicación no le parecía suficiente. La inquietud crecía con cada hora que pasaba sin noticias.Por otro lado, abordar el tema con Travis, tampoco era algo que pudiera hacer, pues Travis también había desaparecido de la oficina, supuestamente trabajando desde casa, aunque Alison apenas podía confiar en lo que se decía en esos momentos. Ya había tratado de comunicarse con él, pero casualmente sus llamadas no eran atendidas. Perdida en
Alison respiró hondo, intentando calmar el torbellino de emociones que la envolvía. Estaba decidida a confrontar a Travis, a desenmascararlo frente a Jessica y pedirle respuestas sobre Zane. Pero antes de que pudiera dar un paso hacia él, su teléfono comenzó a sonar con insistencia en su bolsillo. Miró la pantalla y, para su frustración, vio el nombre de Zander destellando en letras claras.—Cambio de planes abogada, ven ahora mismo —dijo él, la voz de Zander resonó con su usual tono autoritario y condescendiente—. A menos que prefieras que reconsidere nuestra relación profesional y busque otro abogado.La amenaza implícita la paralizó. No le quedaba opción; sabía que Zander era de los que cumplían sus advertencias sin piedad. Apretando los labios, se obligó a mantener la compostura y responder con serenidad.—Estaré ahí en breve —dijo Alison, pensando en hablar con Jessica más tarde y decirle que su novio no se llamaba John y que este no era casado, al menos ella sabía eso, aunque se
Con el corazón pendiendo de un hilo, Alison llegó al pent-house de Zane, llamó a la puerta y esperó impaciente a que Zane abriera, pues no creía que estuviera en un viaje de negocios, su corazón latía con fuerza mientras los segundos pasaban sin obtener respuesta. Había golpeado, llamado su nombre, incluso intentado escuchar algún ruido desde dentro, pero la puerta permanecía cerrada, el apartamento en completo silencio. Cada minuto que pasaba aumentaba su inquietud, hasta que finalmente, con un suspiro frustrado, decidió retirarse. Caminó hacia el ascensor, tratando de calmar el caos en su mente.Justo cuando las puertas del ascensor se abrieron, Alison levantó la vista y se encontró frente a Travis. Él salía del ascensor con una expresión seria, que se tornó en sorpresa al verla ahí, esperando.Antes de que él pudiera siquiera decir algo, Alison avanzó hacia él, sus ojos cargados de determinación y angustia.—¿Qué está pasando, Travis? ¿O debo llamarte John? —preguntó, intentando con
Alison quedó paralizada, con la mente aturdida y llena de preguntas. Cada palabra de Travis había destrozado los cimientos de lo que creía conocer y es que a pesar de las sospechas que ella llegó a tener, nada se acercaba a lo que Travis estaba mencionando. Ahora existía una realidad perturbadora que había permanecido oculta, y Travis había arrojado la carga de ese secreto como una bomba en su vida.—¿Cómo es que…? —comenzó Alison, con voz temblorosa, incapaz de formular las palabras, pensaba preguntar como es que había una fotografía de ambos hermanos.Travis no apartó la vista de ella, pero con un suspiro la interrumpió antes de que ella pudiera indagar mucho más.Su postura seguía rígida, para él no era fácil revelar una verdad que no era suya.—Lo siento Alison, pero eso no te lo puedo decir yo —respondió en un tono firme pero pausado, claramente no estaba disfrutando de esa conversación—. Es Zane quien debería explicártelo —agregó con seguridad. Aunque no tenía idea de cómo es que
Alison avanzó junto con Travis hasta el despacho personal que Olivia tenía dentro de su apartamento. Se sentó en el elegante sofá en el espacio, con los dedos entrelazados en su regazo, y la mirada fija en las paredes llenas de diplomas y certificados que adornaban el despacho de la psiquiatra. Travis se mantuvo de pie junto a ella, la tensión en su postura era evidente, aunque su rostro se mantenía impasible. Ophelia, era una mujer de presencia firme y profesional, cerró la puerta con cuidado y se acercó a ellos, tomando asiento frente a Alison con una expresión controlada y un aire de sabiduría.—Alison, Travis me ha explicado algo de la situación —dijo Ophelia con voz suave y templada, refiriéndose al más reciente cambio de personalidad de Zane, clavando en ella una mirada profunda y calculadora—. Antes que nada, debo decirte que Zane está atravesando algo muy delicado.Alison sintió un leve temblor en su pecho, la insertidumbre y la inquietud se arremolinaban en su interior.—¿Pod
Alison llegó a su apartamento, cerrando la puerta detrás de sí con un suspiro pesado. Sus pensamientos se enredaban, y cada vez que intentaba aclararlos, las palabras de Ophelia regresaban para atormentarla. Todo el camino hasta casa había sido un intento fallido de entender por qué sentía que la psiquiatra le había dado un ultimátum. ¿Era verdad que solo le recordaba a Estela? ¿Quien demonios era Estela? ¿Era cierto que, en lugar de ayudarlo, solo le causaba daño? eran preguntas que Alison se hacía.Sin querer pensarlo demasiado, se dirigió a la pequeña estantería donde guardaba una botella de vino que le habían regalado. No era algo que soliera hacer, pero en ese momento sentía que necesitaba el consuelo de una copa, algo que aliviara el nudo en su pecho y el peso de sus emociones.Se sirvió una generosa cantidad, y el suave aroma a frutos rojos llenó el aire mientras se sentaba en el sillón junto a la ventana. Observó las luces de la ciudad desde allí, dándole un sorbo al vino y de
Esa tarde, tras concluir su última consulta del día, Ophelia suspiró al quitarse la bata de médico y las gafas redondas que siempre la acompañaban en el consultorio. Su semblante reflejaba determinación y algo más oscuro, una mezcla de osadía y frustración. Con un último vistazo al consultorio vacío, tomó sus cosas y salió hacia el estacionamiento, donde su auto la esperaba bajo el tenue resplandor del atardecer. Se subió, cerró la puerta con firmeza, y puso en marcha el motor con un propósito claro en mente. Ir a visitar a Zander.El trayecto hacia el casino fue un desfile de pensamientos que la asaltaban. ¿Estaba Zander interesado en Alison al igual que Zane? ¿Por qué sentía esa necesidad tan grande de verlo? Ophelia aceleró hasta llegar al imponente edificio del casino. Sacó un espejo pequeño de su bolso y pintó sus labios de rojo.Ophelia fue recibida por una mujer de cabello corto y negro. Esta la observó a detalle y antes de permitirle el acceso, llamó a Zander. Cuando la mujer o
Cuando Ophelia al fin se largó del casino, Zander tomó el vaso de whiskey que reposaba sobre su escritorio y lo lanzó con fuerza hacia el suelo. Sentía rabia, y no era el hecho de que la psiquiatra hubiera informado que Alison gustaba de Zane, era la idea de que se hubiera atrevido a compararla con Estela. Si bien había ciertas similitudes físicas, ellas no eran iguales. Y el solo hecho de que atreviera a compararlas lo irritaba.Zander tomó la botella de whiskey que se encontraba en una repisa detrás de su escritorio y bebió un trago largo directo de ella. Pasó alrededor de veinte minutos observando a la nada y bebiendo, hasta que vio su celular y consideró la idea de llamarle a Alison, quería verla, exigirle que le explicara cual era el avance del caso, con la única idea de verla. Zander avanzó hasta el área de juego en el casino, tratando de distraerse, pero la necesidad de llamar a Alison se hizo más grande. Sin embargo, Zander no tuvo siquiera oportunidad de buscarla, Alison llegó