Habrá un capitulo más, no se lo pierdan que esto está que arde.
Zane hizo que la intensidad en el cuerpo de Alison se volviera más grande. Y mientras ella sentía aquella onda de placer recorrerla, Los labios de él encontraron el hueco de su clavícula, besando lentamente mientras sus dedos salían de su interior y avanzaban por la curva de su espalda. Cada centímetro de ella reaccionaba a su toque, y la forma en que temblaba bajo su control solo lo excitaba más. Alison se inclinó hacia él, sus manos buscando el borde de la camisa de Zane, decidida a sentir su piel contra la suya.Con movimientos temblorosos pero decididos, empezó a desabotonar su camisa. A medida que la prenda se iba abriendo, el pecho fuerte y marcado de Zane quedó a la vista. Sus dedos rozaron su piel, sintiendo el calor que emanaba de él. Zane sonrió con satisfacción cuando vio el deseo reflejado en los ojos de Alison. Sin decir una palabra, dejó que ella tomara el control por un momento, mientras ella deslizaba la camisa por sus hombros y la dejaba caer al suelo. Los ojos de Alis
El sabor de su piel, el calor de su boca contra la de ella, todo la hacía arder de deseo. Alison sentía cómo sus piernas se debilitaban con cada beso, con cada caricia de Zane. La forma en que él la levantó en sus brazos, cargándola como si no pesara nada, la dejó sin aliento. Sabía lo que vendría a continuación, y su cuerpo temblaba de anticipación.Zane la llevó hasta la cama, con una mezcla de urgencia y control comenzó a retirarse cada prenda hasta quedar desnudo. El deseo entre ellos creciendo como una tormenta imparable. Alison jadeaba entre sus labios, su cuerpo ardiendo con cada toque, cada caricia de él. Cuando la dejó caer suavemente sobre las sábanas, ella lo miró con ojos entrecerrados, sintiendo la creciente necesidad de tenerlo nuevamente dentro de ella, de sentirlo de una manera más profunda e intensa.Zane la observó desde arriba, sus ojos oscuros y llenos de deseo mientras se inclinaba hacia ella, besándola con una pasión que parecía no tener fin. Pero esta vez, Alison
El cuerpo de Alison tembló cuando Zane la soltó del cinturón y le dio la vuelta, dejándola en sus cuatro extremidades sobre la cama. Sus pezones erectos se frotaron contra las sábanas, mientras el abogado tiraba de sus caderas.Zane se inclinó sobre Alison, su respiración pesada se escuchó en su oído mientras acariciaba su espalda desnuda con dedos firmes pero suaves. El cinturón que sostenía en su mano derecha rozó su cuello, y Alison tragó saliva al comprender sus intenciones. Ella respiraba rápido, los latidos de su corazón resonando en sus oídos mientras se acomodaba sobre sus manos y rodillas, entregándose por completo al momento, al poder que él ejercía sobre ella.—¿Quieres que lo haga? —preguntó Zane, con su voz baja y grave, con una intensidad que hizo que un escalofrío recorriera la espina dorsal de Alison.Ella asintió, su respiración entrecortada, una mezcla de anticipación y deseo. Sentía que todo su cuerpo vibraba con una necesidad que no podía controlar, una conexión sal
Alison despertó lentamente, su cuerpo estaba completamente dolorido por la intensidad de la noche anterior. Cada músculo parecía arder y sus piernas difícilmente podían moverse. Al principio, su mente estaba nublada, confundida entre el cansancio y la sensación de satisfacción que aún permanecía en su piel. Pero algo la trajo de vuelta a la realidad: el sonido del agua corriendo en la ducha.Zane se estaba duchando.Alison parpadeó varias veces mientras se acostumbraba a la luz tenue que entraba por las ventanas. Podía oír el suave murmullo del agua cayendo, y por un momento pensó en volver a cerrar los ojos y disfrutar de la sensación de descanso. Sin embargo, la inquietud se apoderó de ella. Desde que conoció a Zane, había sentido esa tensión constante, no era solo la atracción que tenía él, era también esa sensación de que había algo que él ocultaba, algo que ella quería descubrir. Y ahora, en medio de todo ese placer, el misterio de su identidad, de quién era realmente, se aferraba
Alison salió del pent-house de Zane, sintiendo todavía los rastros de la noche anterior en cada músculo de su cuerpo. Su cuello, tenía la marca del cinturón en todo su alrededor, pero esta no era tan notoria como las que tenía en sus muslos, y su cintura. Tampoco era tan grande como la palma de su mano marcada en sus nalgas. Por fortuna, la tela de su ropa las ocultaba perfectamente.Mientras caminaba junto a él hacia el auto estacionado. Zane, se mostraba serio. Como si no hubiera rastro de lo que hicieron, pero, Alison sabía que no era así. Había visto el brillo en sus ojos, la forma en que la había mirado mientras dormían, y aunque él no lo admitiera abiertamente, algo había cambiado entre ellos.Zane abrió la puerta del auto para ella, una cortesía que no pasó desapercibida. Alison entró, sintiendo el cuero suave del asiento bajo sus dedos, mientras Zane rodeaba el auto y se acomodaba en el asiento del conductor. Antes de encender el motor, la miró de reojo, mostrando un leve deste
Alison se sentó en su escritorio, intentando concentrarse en su trabajo, aunque la presencia de Ophelia rondaba en su mente. Había algo en la forma en que aquella mujer la había mirado, algo frío y calculador que le dejó una sensación de incomodidad. La rubia parecía estar esperando algo, o más bien a alguien, y Alison sabía que ese "alguien" era Zane.El sonido de tacones acercándose la sacó de sus pensamientos, y cuando alzó la vista, allí estaba Ophelia, con una sonrisa que no alcanzaba a sus ojos. Alison la miró con una mezcla de sorpresa y cautela. No había intercambiado palabras con él y ahora Ophelia se acercaba con una intención clara, aunque envuelta en una sutil capa de cordialidad.—Así que tú eres Alison —dijo Ophelia, con ese tono que parecía amistoso, pero que en el fondo ocultaba algo más.Alison intentó sonreír, aunque su incomodidad era palpable.—Sí, soy yo. Y tú eres... Ophelia, ¿verdad? —respondió, intentando mantener la compostura.Ophelia asintió lentamente, pero
Zane estaba molesto por las palabras de Ophelia, mientras mantenía la mirada fija en la grieta del muro donde el vaso de cristal había estallado hacía apenas unos minutos. El eco del golpe aún resonaba en su cabeza, pero no solo por la violencia del acto. Lo que realmente lo perturbaba era la conversación con Ophelia. Su insinuación de que su interés por Alison se debía a un parecido con aquella mujer de su pasado a quien no le gustaba mencionar lo había dejado inquieto, sacando a la superficie recuerdos que prefería enterrar. Ahora, la oficina estaba en un silencio incómodo.Mientras la respiración de Zane comenzaba a regularse luego de un par de minutos, la puerta se abrió de golpe y Travis entró con su típica expresión despreocupada, aunque sus ojos rápidamente se centraron en los fragmentos de cristal esparcidos por el suelo.—¿Qué demonios pasó aquí? —preguntó, arqueando una ceja mientras cerraba la puerta tras él.Zane no respondió de inmediato. Su mirada se deslizó del cristal a
Alison entró en la oficina, nerviosa, con una expresión más tensa de lo habitual. Zane la observó desde su asiento, notando inmediatamente cómo su mirada se desvió rápidamente hacia los restos del vaso roto que ya había recogido. Había algo en sus gestos, en su postura, que denotaba incomodidad. Algo más allá del simple hecho de estar frente a él.—Zane, ¿puedo hablar contigo un momento? —preguntó, su voz ligeramente titubeante.Él asintió, indicándole que tomara asiento frente a su escritorio. Alison se sentó, pero no parecía estar cómoda, sus manos jugueteaban con los pliegues de su falda, algo que solo hacía cuando estaba realmente nerviosa.—Vi a tu amiga… Ophelia —mencionó, haciendo una pausa, como si no supiera bien cómo abordar el tema.Zane no reaccionó inmediatamente, y Alison percibió su silencio como una confirmación de que el tema no era algo que él quisiera discutir. Sin embargo, el silencio entre ellos se alargó lo suficiente para incomodarla, y sintió la necesidad de rom