El sonido de la tormenta seguía retumbando en el exterior, como si el mundo estuviera en sincronía con el torbellino de emociones que los envolvía en aquel momento. Zane, con una mirada intensa que parecía atravesar el alma de Alison, continuó moviéndo sus dedos en el interior de ella, con una confianza imponente. Su cuerpo musculoso se presionaba contra el de ella, creando una sensación de calor que desafiaba el frío del vidrio.—¿Sabes lo que estás haciendo conmigo? —preguntó Zane, su voz grave y llena de deseo, mientras retiraba su mano de su coño, para deslizarla por el costado de su cuerpo, explorando cada curva con una devoción casi reverencial.Alison, atrapada entre el cristal y la figura dominante de Zane, sintió cómo su corazón latía más rápido con cada palabra que él pronunciaba. Sus piernas temblaban por el orgasmo que aun sentía.La pregunta era retórica, pero la manera en que la formuló, con una mezcla de deseo y posesividad, le hizo sentir que realmente quería saberlo.
Zane no podía retirar la mirada de encima de Alison, estaba atrapado por el brillo de sus ojos y el deseo que emanaba de su ser.Soltó sus manos para poder sentirlas quemando sobre sus fuertes brazos, mientras que sus piernas rodeaban su cintura al tiempo que él la pegaba contra el ventanal y la embestía con fuerza de esa forma, frente a la luz de las estrellas y edificios aledaños. Cada caricia, cada susurro entrecortado, lo acercaba más al abismo de sus propias emociones. Se sentía tan vivo en su presencia, como si todo su mundo hubiera cobrado vida en ese instante.Mientras sus dedos seguían explorando el calor de su piel, se detuvo un momento, observando la expresión en su rostro. Era un retrato de entrega, de vulnerabilidad y deseo, y eso solo encendió aún más su fuego interno. Alison, a pesar de su situación, parecía estar disfrutando cada segundo, cada embestida, cada latido que resonaba en la oficina.—Voy a hacerte sentir cosas que nunca has sentido —prometió Zane, en su oí
El sonido de la cafetera llenó la cocina con un aroma profundo y cálido, envolviendo el apartamento de Alison en una atmósfera acogedora que contrastaba con los recuerdos persistentes de la noche anterior. Alison se movía entre la nevera y la alacena, intentando concentrarse en las pequeñas tareas que le aguardaban antes de salir a trabajar. Cada vez que sus dedos rozaban su piel, era inevitable que su mente regresara a los momentos de intensidad y pasión que había compartido con Zane en la oficina. Mientras la cafetera burbujeaba, Alison tomó un bol y sirvió una porción de cereal. Las piezas crujientes cayeron en el bol y Alison mantuvo su mirada ahí, pero su mente seguía vagando. Recordaba el roce de los labios de Zane en su piel, cómo había explorado cada rincón de su cuerpo, dejando marcas que ahora sentía al tacto, como suaves recordatorios de su entrega mutua. Se tocó la clavícula, donde aún sentía la presión de su mordisco, una mezcla de dolor y placer que la hacía sonreír.
Alison entró a la firma esa mañana con el eco de la llamada de Zander aun retumbando en su mente. No había espacio para vacilaciones, no con él. Desde el primer momento en que lo había conocido, había comprendido que Zander no era alguien con quien se pudiera negociar. Sus exigencias eran claras y directas, y ella sabía que no tenía opción más que cumplirlas.Sin embargo, mientras caminaba hacia su escritorio, no podía evitar que su mente se llenara de dudas. Pero su duda creció cuando esa mañana buscó a Zane y él no estaba en la oficina.La coincidencia entre Zander y Zane empezaba a parecer demasiado extraña. Cada vez que uno de ellos aparecía en su vida, el otro parecía desaparecer. Aun así, no tenía ninguna prueba, solo una serie de eventos que, vistos en conjunto, comenzaban a formar un patrón incómodo.Alison se acomodó en su silla, con la firme determinación de concentrarse en su trabajo, pero la sombra de Zane y Zander no dejaba de rondarla. Se llevó una mano al cuello, donde a
Alison caminó hacia el despacho de Zander, intentando disimular la mezcla de tensión y curiosidad que se agolpaba en su mente. Había demasiadas preguntas sin respuesta, y cada vez que pensaba en Zane, su conexión con Zander parecía más evidente. Desde que había comenzado a trabajar en el caso del casino, las coincidencias entre ambos hombres se habían vuelto insoportables. Las desapariciones de Zane cuando Zander aparecía, la forma en que ambos la miraban, el aire de misterio que rodeaba sus interacciones… Era como si estuvieran jugando con ella.Cuando llegó a la puerta, Alison se detuvo un momento, ajustándose el blazer. Había repasado una y otra vez lo que le diría a Zander sobre los avances en el caso legal del casino, pero sabía que no era eso lo que realmente le preocupaba. Necesitaba respuestas, y aunque sabía que debía proceder con cautela, también comprendía que no podía seguir evadiendo el tema.Golpeó la puerta suavemente y escuchó la profunda voz de Zander invitándola a pas
Alison salió del casino con la mente revuelta y el corazón latiendo con fuerza en su pecho. A pesar de la rabia que sentía hacia Zander por su comportamiento, había algo más inquietante en todo lo que acababa de suceder: la relación entre él y Zane. ¿Los dos estaban jugando con ella? ¿O acaso en realidad eran la misma persona? Había demasiadas coincidencias, pero ninguna prueba concreta. Necesitaba despejar su mente, y solo podía pensar en una persona que la ayudara a encontrar un poco de claridad: Jessica.Además, trabajar como fotógrafa en una revista de modas la mantenía al tanto de lo último en tendencias, pero también era experta en captar pequeños detalles, en ver lo que los demás no veían. Si alguien podía ofrecerle un consejo sin juicio, era ella.Alison sacó su teléfono y envió un mensaje rápido a Jessica, sugiriendo que se vieran para cenar. No tuvo que esperar mucho antes de recibir una respuesta entusiasta. Jessica siempre estaba dispuesta a tomarse un respiro de su ajetrea
Después de esa cena con Jessica, ambas se despidieron.Alison caminaba hacia su apartamento, sumida en una mezcla de pensamientos que iban desde la confusión hasta el nerviosismo. Apenas había llegado a la mitad de la cuadra cuando su teléfono vibró en el bolsillo. El nombre de Zane apareció en la pantalla, provocando un leve estremecimiento en su cuerpo. Aún recordaba la intensidad de la noche anterior, y aunque su mente se llenaba de dudas, su corazón latía con una intensidad que no podía negar.—Hola… —respondió con voz controlada, aunque su interior estuviera en caos.—Alison —la voz de Zane era grave, profunda—. Quisiera verte —dijo él con la voz ronca.Sus palabras la descolocaron de inmediato.«No puedo verlo ahora, necesito despejar primero todas mis dudas» pensó Alison haciendo una ligera pausa. —Está bien —dijo contradiciendo sus propios pensamientos. Era cierto que su mente ahora estaba un tanto revuelta, pero de verdad quería verlo.—Estoy cerca de tu edificio —añadió él—.
Alison seguía a Zane hasta su pent-house en el centro de la ciudad, su corazón latió con fuerza mientras el tráfico se abría lentamente a su paso y comenzaba a llover.Las luces de la ciudad brillaban a través de la lluvia, y el ritmo del agua golpeando el techo del auto acompañaba el silencio tenso que compartían. Cada vez que se atascaban en el tráfico, Zane se giraba para mirarla, su expresión era seria, pero sus ojos brillaban con una intensidad que hacía que a Alison le costara respirar.Ella intentó no pensar demasiado en lo que estaba haciendo. Después de todo, era solo una noche, solo un momento de impulso. Pero la presencia de Zane llenaba cada rincón del auto, y aunque su mirada se dirigía al frente, podía sentir cómo el ambiente se volvía más denso con cada minuto que pasaba.Al llegar a un imponente edificio, Zane llevó el auto directamente al estacionamiento privado. El lugar era impresionante, y mientras las puertas automáticas se cerraban detrás de ellos, Alison sintió q