—No todos mostramos lo que realmente estamos pasando. — dijo Samanta con una sonrisa triste.
— Supongo que tienes razón.
—Pero en realidad, estoy bien. Aunque también me afectó mucho no poder tener hijos.
— Lo siento mucho.
—Está bien, realmente estoy bien. Pero aceptar esa realidad fue difícil. Adoptar un niño es un proceso complicado y costoso, y requiere tener recursos económicos.
—Lo lamento.
—No te preocupes, no es tu culpa ni la mía. Supongo que no todos tenemos la posibilidad de ser padres, y yo lo acepto.
— Entonces te casaste muy joven, ¿verdad? ¿Qué edad tienes? — preguntó Eduardo.
—Tengo 23 años — respondió con una sonrisa.
—¿La quieres? —preguntó mientras se quitaba las lágrimas.—La estoy empezando a querer —respondió con sinceridad, y Briana lo miró con sorpresa.—Pensé que estabas enamorado de mí.—Briana...—Quería hablarte de esto. Yo quiero volver contigo —suplicó Briana.—Briana, lo nuestro no tiene pies ni cabeza, no funciona y lo sabes.—Pero podemos volver a intentarlo. Yo intentaré cambiar, hacer las cosas bien y no discutiré por tonterías.—Briana, Samanta es buena y no quiero lastimarla. Dejarla sería hacerle precisamente eso, y no puedo.—Por favor —volvió a suplicar, pero él negó con la cabeza. No caería de nuevo en el juego de Briana, a pesar de verla llorar.Eduardo se marchó y decidió que la mudanza s
Caminando despacio, aunque intentando no caerse. Las manos hundidas en los bolsillos de su chaquetita de punto blanco; pasos torpes. Penetró en un portal limpio y elegante y subió despacito las escalinatas de mármol, hasta llegar a una puerta caobada. Introdujo la llave en la cerradura y la puerta cedió lentamente. —Mi amor, ya tengo lista la cena —comentó la mujer mientras ingresaba, dando saltos, hasta su amado esposo; miró en torno con complacencia. Después añadió seguidamente: — preparé algo que te gustará.Él mismo, a diferencia de veces anteriores, no se inmutó con su presencia. En más, se quedó observando la computadora, sin prestarle un ápice de atención. Ella, levantó una ceja confundida; esperando una reacción de parte de su esposo. La cual no hubo. —¿Me estás escuchando amor..? —volvió a insistir. Su pulso se aceleró, pudo contemplar su sombra inquieta por el rabillo del ojo. Pocas eran las ocasiones, donde ella, se encontraba con taler nervios.Esta vez, el hombre levant
Capitulo 2Dos años después, Briana se encontraba trabajando. De pronto, entra en su pequeño cubículo, sugerente. —¿Terminaste con lo que te pedí? Eres muy lenta Briana. Tengo todas las ganas de echarte, pero ahí estás —dijo y puso los ojos en blanco, apoyando su cuerpo en la pared de durlock —así que por favor, ve rápido a la oficina, el nuevo jefe está ahí. —¿Nuevo jefe..? —preguntó con la voz queda.—Menos preguntas y muévete. No lo quieres hacer esperar; llevas aquí apenas un mes.—Claro jefe.Ella asintió, y comenzó a caminar con sus tacones altos, los únicos que tenía. No le alcanzaban los pasos, para poder llegar a la oficina. En cuanto atravesó la gran puerta de madera, silencio sepulcral invadió todo. Había un hombre de espaldas, sentado en una silla giratoria.Briana alisó con sus manos su falda, y se mordió los labios. —Hola... —murmuró con vos inquieta, respiró con nerviosismo. —Hola... Así que aquí estás —dijo una voz conocida.Hace dos años que no lo había vuelto a e
En cuanto abrió la lista, se estremeció. Muchos nombres de mujeres, eso encontró. Habían varias que eran súper modelos, eso no hizo más que hacerla poner triste. No quería sentirse de esa manera. Al terminar, se puso de pie para poder preguntarle al señor si necesitaba algo más. Había pasado tres horas trabajando, pasando todo en su computadora y teléfono. En cuanto ingresó a los gran oficina, pudo ver que en la parte de afuera, había un escritorio. —Yo acomodé el escritorio para que puedas trabajar aquí, ¿terminaste con lo que te ordené? —le preguntó sin verla.—Sí señor, aquí tiene la libreta de nuevo.—Está bien, quiero que me organices un encuentro con alguno de las modelos, lo necesito para esta noche.—Claro señor —comentó."Seguro que con algunas de esas... modelos de cintura perfecta —pensó con dolor —de igual forma no me interesa ¡Yo sólo siento desprecio por él!".—Puedes retirarte, no te necesito para nada más. —¿D-de verdad, me da el resto de la tarde libre? —preguntó c
Al día siguiente, ya se encontraba de pie frente a su jefe. El mismo, como siempre ni siquiera la miró al rostro, simplemente le ordenó que hacer.—Buen día Señor —dijo ella.—Buen día, aquí tienes estas planillas, quiero que las llenes, y me digas cómo están los números de la empresa. —Claro señor. Pero yo soy simplemente una secretaria.—Eres un administradora de empresas, me sorprende que estés... olvídalo. —Enseguida señor.Dio la vuelta y comenzó a caminar.—Espera... —dijo de repente la voz gruesa de su marido.Al girarse lo contempló con curiosidad.—¿Qué ocurre? —¿Cómo has estado? —preguntó de repente, y el corazón de Briana dio un salto. "¿Estará preocupado por mí? —pensó —¡Eso jamás!".—Muy bien ¿y usted?—Maravilloso. Ambos se quedaron observando. Briana tenía el cuerpo de costado, sintiendo que su corazón se saldría de su pecho. Mientras que él, simplemente estaba inexpresivo, con las dos manos apoyadas en el escritorio. —Eres muy lenta ¡Ve a trabajar! —la regañó.—E
—¡Pasa..! —comentaron del otro lado y ella accedió. —Ya terminé señor ¿puedo retirarme?—Sí, vete —comentó con voz desinteresada.Ella asintió, y simplemente se dio la vuelta para poder marcharse. Sus pasos, fueron más rápidos que su corazón. Entre medio del pasillo, se sintió feliz de poder regresar a su casa.El único problema, era la distancia que tenía que recorrer. Ya había anochecido, la neblina poco a poco estaba cayendo. Estiró la mano, sintiendo que en cualquier momento desaparecería. Se abrigó, primero se cambió los tacones, al llegar al banco que quedaba enfrente de la empresa. Ya lista con sus zapatillas deportivas, agujereadas comenzó su caminata. La farola, la acompañaban. Haciéndola sentir menos sola. No pasaron ni 15 minutos cuando se sintió levemente observada. Pero, desestimó ese sentimiento.A lo lejos, había un vehículo de color azul, largo, al estilo limusina. —¿Por qué caminarás sola..? — se preguntó Eduardo mientras había ordenado a su chofer, seguirla a la
Al parecer, habían sacado dinero de la empresa, sin siquiera justificación. Dió un leve golpeteo a la puerta, pero como no tuvo respuesta, la abrió.—Señor, aquí tengo esta carpeta y no puedo llegar a comprender los números y... —se quedó en silencio, nunca en su vida hubiera esperado ver a su ex esposo en una silla de ruedas.Sus ojos salieron como platos, y el mismo se encontraba mirando por la ventana. Se veía calmado, incluso a pesar de estar en esa posición, se había se veía poderoso y muy atractivo. Su cabello, algo largo lo hacía ver aún más varonil. —¡Te dije que golpees la puerta, y que esperes! —gritó de pronto su esposo.—L-lo siento, pero como no respondió yo...—No puedes hacer nada bien Briana, solamente te pedí una cosa, que cada vez que vengas golpees la puerta y que no abras por nada del mundo y ingresas igual ¿Acaso quieres que te despida? ¡pues lo haré! ¡Estás despedida! Brianna abrió los ojos sorprendida, sin haber esperado nada de eso. Solamente quería adverti
Él la miró con sorpresa.—Sube al auto.—Gracias —comentó y simplemente desapareció de la calle para subirse a ese vehículo. Su corazón latía con prisa, en parte, no esperaba que él pudiera llegar a escucharlo y menos comprenderla.En ese instante, lo único que quería era básicamente saber si su hija iba a estar bien. Sus ojos estaban llorosos, y podía ver que su bebé lloraba desesperada.—Tranquila amor —comentó mientras la abrazaba, y sacaba su pecho para dárselos. Eduardo desvió la vista en ese momento, tragó saliva en seco. >Pudo comprender, esa pequeña bebé podría ser su hija. Si ella hubiera estado embarazada en el momento que él ha hecho, tal vez hubiera estado de cuánto dos meses, tres meses. Si hubiera tenido ese bebé, el mismo tendría un año y tantos meses. —Tranquila, ya llegamos. Este no es el hospital —comentó al ver una gran clínica. La cual no podría pagar en mil años.—Esto es mejor que un hospital además, no vas a tener q