Al parecer, habían sacado dinero de la empresa, sin siquiera justificación. Dió un leve golpeteo a la puerta, pero como no tuvo respuesta, la abrió.
—Señor, aquí tengo esta carpeta y no puedo llegar a comprender los números y... —se quedó en silencio, nunca en su vida hubiera esperado ver a su ex esposo en una silla de ruedas.Sus ojos salieron como platos, y el mismo se encontraba mirando por la ventana.Se veía calmado, incluso a pesar de estar en esa posición, se había se veía poderoso y muy atractivo. Su cabello, algo largo lo hacía ver aún más varonil.—¡Te dije que golpees la puerta, y que esperes! —gritó de pronto su esposo.—L-lo siento, pero como no respondió yo...—No puedes hacer nada bien Briana, solamente te pedí una cosa, que cada vez que vengas golpees la puerta y que no abras por nada del mundo y ingresas igual ¿Acaso quieres que te despida? ¡pues lo haré! ¡Estás despedida!Brianna abrió los ojos sorprendida, sin haber esperado nada de eso. Solamente quería advertir acerca de unos números raros, y le paraba esto.—No por favor, no puedes volver a ser injusto conmigo. Yo no hice nada y...—Sí, desobedeciste mis órdenes, ahora ve a recursos humanos. Voy a enseguida para anunciar que estás despedida."¿Qué haré con Emma?"—N-no, no puede hacer esto.—Claro que puedo, y no me interesa tu vida, ni siquiera lo que hagas. Ahora vete.Briana con los ojos llorosos, dejó caer las carpetas y salió corriendo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a llorar. No le importaba que la vieran de esa manera, se sentía tan desprotegida nuevamente.¡Por la misma persona!De nuevo ella había depositado su confianza. Y de nuevo la dejaba así. Odiaba su suerte, odiaba a Eduardo. Lo que no podía llegar a comprender, a pesar de sus y tristeza.¿Por qué está en silla de ruedas?¿Acaso había tenido un accidente? En cuanto llegó a recursos humanos, la gente, la miró con una nostalgia desmedida.—Lo lamento tanto Briana.—¡Soy una estúpida! ¿Cómo.... cómo puedo.?—Tranquila, solamente te puedo decir una cosa y es qué...—No, me siento mal, siempre me pasan estas; siempre me dejan de lado —comentó con dolor Brianna.—Tranquila, encontrarás algo mejor. Briana, tardó una hora en esperar que todo pudiera llegar a procesarse, finalmente salieron por la puerta cabizbaja, sin saber muy bien qué hacer. Al menos tenía dinero, pero nada más. Ya no tendría un trabajo estable.Lo tenía hace un mes, ahora ya no podría ahorrar para poder comprar una cuna para su bebé.Sigió llorando mientras caminaba, lo hizo en forma lenta y pausada. De nuevo esa sensación de que alguien la vigilaba, pero no le interesó. Se encontró enfrente de su piso, e ingresó.—¡Tiene fiebre..! —comentó la voz desesperada su madre.Abre los ojos sorprendida, quitó las lágrimas.—¿Qué? ¿Por qué no me has llamado?—No me has entendido el teléfono Briana ¡estaba por ir a tu trabajo! Ya le preparé las cosas por favor llévalas, está muy mal.—Ahora iré... —comentó nerviosa, sintiendo que su cuerpo temblaba. Estamos un día entre sus brazos, y simplemente bajó las escaleras a paso veloz. Llegó hasta la parada de taxis, y estiró la mano, pero ninguno se frenaba. Estaban todos ocupados. A lo lejos, un hombre, abrió la boca con sorpresa, al ver a su ex esposa con una bebé tan pequeña. Desesperada, estirando el brazo, ningún taxi pudiera llegar a frenar.—P-por favor, que alguien me ayude —dijo y se quebró.Dejó caer sus rodillas al suelo, aún con su bebé en sus brazos y lloró amargamente.—Yo te llevo —comentó una voz conocida y a levantar la vista se encontró con su exmarido, con el vidrio bajo y en una limusina.—No me interesa subirme a ese auto contigo —dijo con rencor.—¡Está bien! —dijo subiendo el vidrio. Brianna de pronto reflexionó y dijo:—¡No, espérame! ¿puedes llevar al hospital..?—¿Quién es esa niña..?—Es mi hija —comentó con la voz queda.Él la miró con sorpresa.—Sube al auto.—Gracias —comentó y simplemente desapareció de la calle para subirse a ese vehículo. Su corazón latía con prisa, en parte, no esperaba que él pudiera llegar a escucharlo y menos comprenderla.En ese instante, lo único que quería era básicamente saber si su hija iba a estar bien. Sus ojos estaban llorosos, y podía ver que su bebé lloraba desesperada.—Tranquila amor —comentó mientras la abrazaba, y sacaba su pecho para dárselos. Eduardo desvió la vista en ese momento, tragó saliva en seco. >Pudo comprender, esa pequeña bebé podría ser su hija. Si ella hubiera estado embarazada en el momento que él ha hecho, tal vez hubiera estado de cuánto dos meses, tres meses. Si hubiera tenido ese bebé, el mismo tendría un año y tantos meses. —Tranquila, ya llegamos. Este no es el hospital —comentó al ver una gran clínica. La cual no podría pagar en mil años.—Esto es mejor que un hospital además, no vas a tener q
Eduardo, disfrutaba de las caricias de aquella rubia. Ya estaba encima del, sentado en su silla giratoria. Cuando trabajaba, eran pocas las ocasiones, sentado en su silla de ruedas.En aquella silla majestuosa y giratoria.Se sentía poderoso, y a veces se olvidaba de su condición. Más sintiendo los pezones erectos, de aquella mujer.Tenía el pecho descubierto. Sus piernas enredadas sobre sus propias caderas. Una cintura pequeña, un trasero grande. Toda esa combinación, hizo que Eduardo, sintiera confusión.De igual forma, sonrío. A pesar de que no la estaba besando, su erección era grande. Sentir, su paquete pegado al enorme trasero de la rubia, lo hacía llenarse de un éxtasis especial.Con su mano derecha, tocaba el botón húmedo y dilatado. —¡Más!Movió sus dedos de un lado al otro. En círculos, llenándose de humedad en su mano. Introdujo tres dedos en la cavidad húmeda y resbaladiza. —Estás... muy húmeda. Te penetrar...—¡Mete tu enorme miembro! —exigió. Cuando ya no lo soport
Briana, al llegar a la oficina, se tocó el corazón. No había sentido algo así antes.—Ahora sí viste un fantasma —dijo divertida Melisa, dándole un codazo amistoso y después añadió:— dime que viste.—A... Eduardo.—¿Eduardo? Pero si lo vez todos los días y...—Teniendo sexo con alguien —comentó en forma monótona Melisa borró su sonrisa y la tomó del codo. Se desplazaron hasta llegar al baño y Briana aún no llegaba a la realidad. —¿Y qué tiene?, De igual forma es tu ex esposo. Tienes que golpear la puerta Briana, en serio te lo digo. Puedes meterte en varios problemas con...—Lo que ocurre es.... encontré más irregularidades de los números. Alguien se está robando el dinero de la empresa. —Oh, eso es grave.—Lo es. Por eso te estoy diciendo. No estoy bromeando. —Bueno... vas a tener que esperar a que termine —dijo divertida Melisa, se miró al espejo y se lavó la cara.—Ahora ni siquiera quiero ir —comentó apoyando la mitad de su cuerpo en el lavado.—¿Y eso por qué? —preguntó Melis
Aceleró el paso. Solamente quería estar con su hija, se preguntaba cómo la encontraría.La había anotado en esa misma mañana en un maternal. No había querido, pero pensaba que era lo mejor punta debería adaptarse tal cual ella lo hacía, a esa nueva vida. Eran buenos con la bebé, eso es lo que había sentido desde el primer momento.Era tan solo tres cuadras, llegó rápido. Con nerviosismo, estaba frente a la puerta junto con otros padres. Algunos hablaban entre sí, otros simplemente estaban de pie esperando a su hijo.Al Abrir la puerta... Ella ingresó con un poco de duda. Había muchos niños esperando, algunos llorando y otros jugando felices. Pudo ver en un rincón además, en los brazos de una maestra y otros sobre una bonita alfombra de peluche.—Hola, aquí está mi bebé.—Ella se ha portado muy bien. Es una niña muy buena, nosotros la cuidamos bien. —Gracias, es la primera vez que la traigo a un maternal. —Está bien, muchos padres lo hacen incluso desde los 45 días de vida.—Está
Frente a una gran casa, el portón ya se desplegaba. Mientras él manejaba hasta el interior.En cuanto estacionaron, él levantó la palanca de freno. Briana, salió por la puerta, y mientras desabrochaba a Emma, él tomaba la silla de ruedas que se encontraba en la parte de atrás, y con bastante agilidad sosteniéndose solamente de sus brazos, bajaba.Brianna lo miró sorprendida. No podía creer la agilidad con la que se manejaba ese hombre. Si no lo creería, parecía que alguien lo hubiera ayudado a bajar y ponerse la silla de ruedas. En realidad sus pensamientos estuvieron rondando sobre eso durante todo el viaje. Preguntándose si acaso ella tendría que ayudarlos, si podría con el peso de aquel hombre tan musculoso. No obstante, se había equivocado y él como si fuera un peso pluma, se había manejado con agilidad. Briana, al llegar a la casa, vio a su madre y solamente la abrazó.Ambas llegaron al interior de la habitación, hablando sin parar de lo que habían hecho durante el día. Al día s
—Me dijo que por un accidente. Para cuando yo lo conocí... era un hombre viril. Le encantaba hacer deporte, y nos gustaba caminar. Nos conocimos haciendo ejercicio al aire libre, en ese instante, nos volvimos inseparables. Estuvimos por más de 5 años juntos y antes éramos amigos. —Lo siento mucho. —Está bien, nos conocíamos desde que éramos pequeños y después nos volvimos a encontrar cuando éramos... un poco más grandes. Pero al parecer eso no fue suficiente para esto, se aburrió de mí y se enamoró... De Alguien más.—¿Y Emma es de él?"Si..."—Creo que tengo que irme —comento Briana poniéndose de pie y desapareciendo de la cafetería. Era una pregunta personal, ella nunca contestaría a eso. Sin embargo, la palabra "Sí", rondó una y otra vez en su cabeza. Eduardo era el padre de su hija y después pensó: "no le pregunté el nombre al médico". Si se lo había mencionado con anterioridad como a ella se lo había o
Brianna se detuvo.—No... la descubrirá Melissa, él ¡No! debe enterarse de eso.Continúo la caminata.—Pero si en un rincón único caso, se entera y...—¡No lo sé!, no se me había planteado eso la verdad. Ni siquiera pensé volver a verlo...—¡Ay Bri! Sigió caminando a la par de su amiga. Las cuadras se hicieron bastante largas para ellas, sin embargo no se quejó.Al estar frente a su casa, saludó a Melissa. Ellatenía que seguir el recorrido.Busco a Emma, quién como siempre estaba muy feliz después de haber salido de la guardería y caminó con sus zapatillas cómodas hasta llegar a la casa. Sin embargo, cuando estaba a punto de llegar, un vehículo le tocó bocina. Al girarse un poco enojada, lo vió. Al mismo médico. —Qué casualidad.. ¿tú también vives por aquí?—En realidad no, nos vemos otro día —comentó Briana mientras tomaba la perilla de la puerta. —¿Quieres ir a cenar? te
Eduardo, sin embargo no se durmió, el llegar a su habitación, sigue observando por la ventana, con la esperanza de ver alguna luz que le indique que Briana había llegado. Sin embargo con el paso del tiempo, se resignó, recostándose la cama. No comprendía, lo tarde que podía llegar una persona después de tener una cita.—¡No es una cita! —murmuró molesto."¡Es una cita Eduardo!"—¡No..! Briana, sonreía divertida habían ido al área de juegos, cerca había un shopping. —Le encanta ese dinosaurio que se mueve. Mira la sonrisa que tiene —dijo divertida.—Tiene una bonita sonrisa como la tienes tú —comentó Agustín y ella lo miró un poco sonrojada.—¿Qué dices..? —dijo divertida, quitando mechón detrás de esa oreja. —La verdad, es bonita como su madre.—Pues yo creo que hay más mucho más bonita. Se parece a su padre.—Entonces estás queriendo decir que es más bonita como su padre ¿Aún te