Brianna se detuvo.
—No... la descubrirá Melissa, él ¡No! debe enterarse de eso.Continúo la caminata.—Pero si en un rincón único caso, se entera y...—¡No lo sé!, no se me había planteado eso la verdad. Ni siquiera pensé volver a verlo...—¡Ay Bri! Sigió caminando a la par de su amiga. Las cuadras se hicieron bastante largas para ellas, sin embargo no se quejó.Al estar frente a su casa, saludó a Melissa. Ellatenía que seguir el recorrido.Busco a Emma, quién como siempre estaba muy feliz después de haber salido de la guardería y caminó con sus zapatillas cómodas hasta llegar a la casa.Sin embargo, cuando estaba a punto de llegar, un vehículo le tocó bocina. Al girarse un poco enojada, lo vió. Al mismo médico.—Qué casualidad.. ¿tú también vives por aquí?—En realidad no, nos vemos otro día —comentó Briana mientras tomaba la perilla de la puerta.—¿Quieres ir a cenar? teEduardo, sin embargo no se durmió, el llegar a su habitación, sigue observando por la ventana, con la esperanza de ver alguna luz que le indique que Briana había llegado. Sin embargo con el paso del tiempo, se resignó, recostándose la cama. No comprendía, lo tarde que podía llegar una persona después de tener una cita.—¡No es una cita! —murmuró molesto."¡Es una cita Eduardo!"—¡No..! Briana, sonreía divertida habían ido al área de juegos, cerca había un shopping. —Le encanta ese dinosaurio que se mueve. Mira la sonrisa que tiene —dijo divertida.—Tiene una bonita sonrisa como la tienes tú —comentó Agustín y ella lo miró un poco sonrojada.—¿Qué dices..? —dijo divertida, quitando mechón detrás de esa oreja. —La verdad, es bonita como su madre.—Pues yo creo que hay más mucho más bonita. Se parece a su padre.—Entonces estás queriendo decir que es más bonita como su padre ¿Aún te
Brianna.Veo muchas personas de un lado al otro. El jefe nos había avisado esa misma mañana; teníamos una convención. No era muy recurrente, pero eran bastante interesantes. Iban muchos representantes de distintas empresas y compartían ideas. No estaba del todo entusiasmada, aunque Melissa... Sí. Daba saltos y aplausos a mi a mi lado. —No te creas que no vamos a trabajar porque lo haremos —dije y ella borró la sonrisa. —No seas agua fiesta. Ya verás cómo nos divertiremos ¿Y si encontramos a alguien guapo que nos saque de la pobreza? Tal vez un importante Ceo, que...—¡Melissa!, yo baja de la nube —la regañé y sacó la lengua.Se dio la vuelta para ir al baño. Suspiré, pronto salió el jefe de la oficina, y todos lo seguimos como si fuéramos un rebaño de ovejas.—Pensé que ya no vendrías —le dije a Melissa quién venía corriendo con sus tacos.—Tenía que hacer lo segundo, y justo ahora...—¡Melissa!, no
—¡Deja de mirar a tu ex esposo...! —me regañó Melisa y yo le di un codazo amistoso. La convención estaba llena de gente. El bullicio se hizo presente en cuando ingresamos. Yo, observé por todas las direcciones posibles. Habían demasiados puestas de empresas, algunos de ciencia y también de libros. Era un lugar bastante amigable, lleno de color y de vida.—Pronto empezará una convención, donde podemos hablar las distintas empresas. Nosotros estamos en el puesto número 3 —dijo nuestro jefe.—¿Y quién hablará..? —preguntó Andrea, una compañera de la oficina.—Pues Briana. —¿Qué..?, ¿por qué yo tengo que hablar? —pregunté asombrada.Encima, me daba mucho pánico que me mire la gente. Además, ni siquiera me había presentado del todo. Mi cabello estaba despeinado; tenía de la peor ropa posible y ahora, encima tenía que estar frente a muchas personas hablando de algo que ni siquiera sabía de qué iba a estar hablando.
De reojo pude ver, queda solo un trozo de pizza, habían desaparecido las otras dos. Estiré mi mano y la sostuve.—¡Casi me quitan la pizza! —protesté.—¿De verdad estás mirando de reojo? La pizza esa que estaba.—Sí, está muy sabrosa y se devoran todo.—Podía pedir otra pizza más caliente. —No hace falta. Ya me comí media pizza.—¿Qué? ¿media pizza en qué momento..? —preguntó asombrado Eduardo.—¿Por qué me miras la panza?, no voy a engordar de un momento al otro.Eduardo dejó de verla.—Es solo que... me llamó la atención que sea es tan delgada y no tengas ni un poco de panza.—¡Oye!, tú también estás delgado y comiste un montón.— Entonces estás prestando atención a lo que como ¿no? —dijo sugerente, moviendo las cejas y yo puse los ojos en blanco. —No me interesa la cantidad de piezas que comiste, la verdad es que no me interesa nada de ti —dije.Un silencio sepu
Ahora, no sabía de qué manera mirarlo a los ojos. Cuando estábamos yendo de vuelta, lo hice en silencio. Melisa me miraba de reojo confundida y yo no tenía ánimos de hablar. Llegamos a la empresa, tomé mis pertenencias y caminé como siempre. Había escabullido de Melisa, no quería preguntas. Solo quería estar tranquila. A llegar al maternal me entregaron a Emma y seguí caminando hacia la casa. Tendría que pronto buscarme un lugar donde vivir. Había dejado de pagar el alquiler de mi ex lugar ya que Eduardo me sugirió que ahorre.Pero ahora me arrepentía. De igual forma no ganaba la suficientemente bien como para comprarme algún terreno algo por el estilo. Tendría que estar tres años como mínimo viviendo ahí. Y esperanza se habían reducido a la nada misma.Aunque tenía la esperanza en algún momento ascender y ganar un poco mejor.En cuanto ingreso por la puerta, Emma dio aplausos, y yo me siento feliz. —Eres la niña más
Al día siguiente, yo me encontraba en la oficina. No me había cruzado en esa noche ni a la mañana con Eduardo. No entendía si en parte él estaba enojado conmigo, o estaba demasiado concentrada en la idea de que iba a ser padre. Unos minutos más tarde después de llegar yo, él ingresó con su silla de ruedas saludando a todo el mundo menos a mi.—H... —no pude terminar la oración, él ya se había girado.Tal vez las palabras que le había dicho, le habían afectado de alguna manera. Pero no debería ser así. En primer lugar: Quien me había dejado había sido él. Yo hubiera seguido con la relación durante toda mi vida. Yo lo amaba, él era muy importante para mí. Y encima estaba embarazada de él. Fue algo que él no supo nunca. Ni siquiera ahora que vivimos juntos. Estaba cansada, no había podido dormir. No había podido dormir bien con Emma. Había llorado toda la noche, a pesar de darle el pecho, ella seguía inquieta. No tenía fiebre ni
Recordando que siempre fui sola a cada una de las ecografías, la primera vez que nació Emma, yo no tenía ningún hombre a mi lado. Esos pensamientos me rondaron la cabeza. Pero la moví intentando despejarlos.—¿Estás recordando algo de Emma? —me preguntó.—Puede ser. A propósito te traje estos documentos con bastantes números irregulares. —Está bien, gracias. —Es que Eduardo... Yo siento que ¿Y si te está mintiendo y..?—Me dices eso para protegerme, pero yo sé cuidarme solo.—Eduardo pero...—Tranquila, yo veré cómo solucionar todo esto. Tú, solo ocúpate de que Emma, esté bien. —Me ocupo de Emma ¿acaso estás diciendo que no me ocupo de mi hija?—No... no dije eso para nada. —Está bien, me iré —Dije me di la vuelta un poco molesta. Él, quiso pasar de la silla de ruedas a la silla giratoria. —¿Me puedes ayudar?Yo me giré, sabía que él lo hacía sin dificultad. Per
Mi madre sigió dormida, y yo me sentí más culpable que nunca en mi vida. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Me senté a su lado, y no solte su mano.—¿Quieres que vaya a buscar a Emma? —sugirió Eduardo y yo asentí.Solamente quería estar con mi mamá, entonces Eduardo desapareció y yo me quedé con mamá.—Hija... —murmuró alguien a mi lado, y al levantar la vista, me había quedado dormida, encuentro a mi madre.—¡Mamá..! ¿cómo estás? ¿bien..? —dije con una sonrisa enorme y ella asintió.—Si... sí. No te preocupes, estoy bien ¿Emma..?—Eduardo la fue a buscar, se quedarán en la casa. Me mandó un mensaje recién.Era cierto había enviado, que estaban en la casa. Suspiro de alivio, a pesar de que Eduardo se manejaba excelente con la silla de ruedas, siempre tenía miedo de que algo pudiera llegar a pasarle.Despejé mi mente en ese momento, solo me quedé hablando con mamá hasta que se hizo de noche y comimos la cena.