Días después, mientras Morgan se encuentra trabajando, Wil, entra a su oficina y le comunica que Charles, uno de los abogados, quiere hablar con él.—Dile que más tarde yo paso a verlo.—Insistió, dijo que era algo personal, no sobre la empresa —recalca Wil.—De acuerdo, dame veinte minutos y lo envías. —Así lo hizo el asistente.—Buenas tardes, intentaré ser breve. Nos llegaron dos demandas, dirigidas a ti, una por asalto en contra de Carter Mitchell y la otra es una demanda para que sus hijas le sean entregadas.Morgan, que estaba relajado y sentado en su escritorio, resoplo, —ese hombre está actuando por un impulso erróneo. Puedes hacerme un favor, antes de que contestemos a esa demanda, dale una visita de cortesía. Explícale lo que sucederá en el momento en que yo me tome esto en serio.—Me atreveré a preguntar, ¿por qué estás siendo magnánimo?—Hay dos personitas que aman a ese idiota —Charles lo mira con recelo, se le hace raro que esté siendo considerado, porque últimamente sus
El corazón también tiene límites y poco puede permitir una vez que ha sido herido.Para el pobre Morgan todo se paralizó cuando Alice decidió alejarse y él solo supuso que no todas las personas están hechas para experimentar dolor, sería acaso ese el motivo de que ella se alejara abandonándolos.Una nota con unos cuantos garabatos que le notificaban que necesitaba espacio y tiempo para pensar sobre lo que quería de su vida, pues enfrentar la maternidad y la posibilidad de perder a un pedazo de ella la ponían mal.Así que en cuanto Adele le informo que su esposa estaba en su casa, la sangre se le fue a los pies, no recordaba exactamente que le contesto a la señora Rose, ni le importaba.Tuvo que pedirle a Wil que lo llevará, pues él había llegado manejando ese día, pero no se sentía en sus cinco sentidos como para hacer aquella sencilla tarea y poner a otros en peligro.Verla parada en su recámara fue un golpe, anhelaba ese encuentro y sabía qué palabras le quería decir, una parte de é
Morgan salía a respirar y daba otras cuantas brazadas, las palabras de la niña, Charles o su asistente se habían apoderado de su mente.Esa mujer merecía su admiración y aprecio por lo que hizo, criar a Florence y embarcarse en la búsqueda de su verdadera hija, no podía negar que era guapa y eso que siempre la veía con la cara lavada, su imaginación no sabría como brindarle un ejemplo de cómo luciría arreglada.Llego y toco la pared, hizo un giro y siguió nadando, quería callar a su cerebro, así que empezó con el estilo de mariposa, ya que este le requería concentración, pero ni eso lo distraía.Menos cuando esa mujer apareció allí a la orilla de la alberca, eso corto su ritmo y se fue de cara al agua, tragando líquido, rápido extendió sus brazos al frente para balancearse y jalar sus piernas y pararse en la alberca.—¡Buenos días!, señor Koch, espero que no le molestemos, vine con las niñas, de esa forma pueden entrar a nadar un rato y usted juega con ellas, ¿no le parece buena idea?
Industrias Koch recibiría otra demanda, Morgan se enteraría de que su esposa, no solo se había negado a firmar los papeles de divorcio y sesión de custodia.La mujer quería pelear por la custodia completa de Florence, una forma de amagarlo, su intención claramente era ganar algo, si tan solo hubiera hablado de las verdaderas necesidades que la motivaban.Morgan no le hubiera negado una pensión si eso era lo que deseaba, Charles estaba atizando el fuego de su amigo —te vas a molestar más cuando te diga, que los papeles vienen membretados con el logo del bufete de abogados que contrato Mitchell.El interés de su amigo era que de una vez por todas le diera una patada fuera de su vida, él de primera mano vio lo destruido que lo dejo, cuando lo visitaba en el hospital en Washington y no podía hacer mucho.Verlo pendido de un hilo, abandonado con su recién nacida, luchando por no perder a su bebé.Koch dejó salir el aire retenido y le dio un golpe a su escritorio con el puño, su amigo hasta
El viaje de regreso al pent-house, fue todo menos confortable, incluso el chofer fue capaz de sentir la atmosfera que le rodeaba. Harper ya había cambiado de brazos, por lo que Samantha no tenía mucho con lo que distraerse, miraba al exterior por la ventanilla sintiendo que la cara le flameaba. Nunca imagino que el señor Koch le daría aquel beso, aún persistía una sensación extraña en sus labios, y aunque quería tocarlos no podía hacerlo, sus manos estaban reflejando su ansiedad. Morgan no había dicho mucho, solo lo necesario para guiarlas al vehículo que los aguardaba en el frente del edificio. Él mismo estaba regañándose por ser tan infantil, marcando territorio, seguir aquel impulso abría la caja de pandora y de cierto modo no se arrepentía. Era todo tan caótico en su mente, lo que sí sabía es que luego de ese breve beso, quedo con ganas de más. Al notar a Samantha y lo mal que disimulaba su malestar —¿y qué dijo el especialista? Sam reaccionó y volteo a verlo, tuvo que reor
Morgan desliza por su escritorio el sobre, —me tarde en sacarle esto, ábralo y antes de que no la acepte, tenga en cuenta que usted deberá llevar la economía de esta casa.Sam abre el sobre, se alarma al escuchar las palabras del señor Koch, en el interior está una tarjeta.—¿Por qué? No, yo no creo que deba tener esto. —el razonamiento de Samantha le decía que debía poner distancia entre ellos, seguirse involucrando en las actividades de esa casa era riesgoso.Más porque conocía a su esposo y lejos de que él se desanimara ante aquel beso, podía apostar cualquier cosa, aquello solo serviría para incrementar su competitividad.—Es algo lógico, debe ser usted la que tome las decisiones con respecto a lo que es mejor para la alimentación, educación, vestido y esparcimiento de las niñas, ese es el objetivo de esa tarjeta —mira a la mujer delante de él, ella no le está diciendo todo.Koch se levanta de su escritorio y camina junto a Sam como si haberla besado le hubiera dado nuevos permiso
Samantha Evans, no se presentaría a la entrevista, una mera formalidad porque según la orden de Koch la quería dentro, pero con su inasistencia, perdió esa grandiosa oportunidad. Lo extraño es que una semana después ella llegó a las oficinas, y es que se había adelantado el calendario, ella argumentó jamás haber recibido el correo con las nuevas instrucciones, aun así, ese día Morgan, no se encontraba en la oficina. Así que no se pudo hacer nada, simplemente le negaron cualquier posibilidad. Morgan no necesitó esforzarse por recordar, ese día al regresar le informaron que se acababa de ir la pasante que él había elegido, era memorable por haber sido una decepción, esa inteligente mujer por cualquier razón arruino un futuro prometedor. Y él siempre tuvo esa duda, ¿cuál podía haber sido la causa de eso? Tal vez, ellos estaban destinados a coincidir, ya eran varias veces que sus caminos se intersecaban, hasta que forzaron la situación. ... Morgan, Charles y su equipo de aboga
El que atendió la llamada fue Wil, quien tuvo que salir de la sala de proyecciones, porque en ese instante el señor Koch estaba parado frente a varios directores, pidiéndoles soluciones y no sus acostumbradas excusas.—¡Necesito hablar con el señor Koch! —pidió Raymond tan solo escuchar el timbre de voz del otro lado de la línea.—Es imposible en este momento, pero dígame, yo le paso el mensaje —Wil escucho el apremio en la voz del hombre.—¡Es urgente! ¡Dos hombres... acaban de raptar a la señora Samantha! Anote las placas son KLC-9037. Ya están llamando a la policía...—¡Las niñas! ¿Dónde están? —se apresuró Wil a interrogar.—Ellas están bien, la señora logro poner a salvo a Harper —contestó Raymond.Wil tan solo colgar la llamada, marco al equipo de seguridad, para ponerlos al tanto de que seguramente el señor Koch querría que la encontraran cuanto antes.Por supuesto tenían un sospechoso, Carter Mitchell ese sería el más probable.Wil regreso a la sala y fue directo a lado de su