Sin obstáculos que estuvieran merodeando o entrometiéndose, es que por fin en la casa de Koch se respiraba paz.Esa que tenía unos meses se vio arrebatada por el descubrimiento de una verdad que nadie imaginaba.Samantha descubrió que aquel lugar se sentía como un hogar, ya no se veía como una extraña en los dominios del jefe.Mentiría si negara que Morgan con cada acción no le demostró lo apreciada que ella era para él.Y sus emociones las vería en palabras y detalles que a ella la ponían, no incómoda, no. Esa etapa ya la había superado.Tenerlo en la mente era una constante, imaginar lo que diría de tal o cual situación.Tomar en cuenta los gustos que él tenía y basándose en ello hacer planes, tanto para el hogar como para las salidas como familia.Lo que se le hacía raro a Sam es que ese hombre que no dejaba de coquetearle, no hacía la pregunta.Y él no lo hacía simplemente porque aquella mujer era especial, tanto que no creía que mereciera, empezar algo con ella, antes de finaliza
Wil fue el encargado de coordinar todo, mientras Amelia le preparaba una maleta con las prendas que Sam podría necesitar, pero la indicación de su jefe fue que viajara ligero, cualquier cosa que requiriera podía ser comprada en aquel destino al que la llevaría. —Sam, hoy tienes que hacer algo a petición del señor Koch, el chofer te espera para llevarte —la mujer quería repelar, pero había ocasiones que el hombre requería documentos o a lo mejor era algo más importante. —¿No puede esperar a que lleve a las niñas a dormir? —Oh, cariño, no te preocupes por ello, Adele y yo podemos con eso. Samantha fue echada, así se sintió, para cuando vio el vehículo que la esperaba cayó en cuenta que no pregunto sobre qué era lo que le llevaría. Al alejarse solo pudo enviar un mensaje para preguntar, pero la respuesta solo decía que: “todo lo que necesitas está en la cajuela”. Así, luego de un trayecto considerable, vio que se acercaban al aeropuerto y que no se detenían, no, el vehículo utilizo
Y la vida se abre paso...El personal de servicio corría en su desespero porque a la señora de la casa se le había roto la fuente, alguien debía llevar la maleta, alguien estaba llamando al ginecobstetra, el chofer apareció para decir que estaba listo.Pero no podían partir aún, porque no estaba a la vista Samantha y es que en el alboroto la dejaron sentada en una silla en la cocina que es en donde todo empezó.—Amelia, por favor, ¡ay...! Avísale a mi esposo que ya vamos para el hospital.—Si señora, ya lo hice, solo dejé el recado porque está en una reunión.Samantha respira hondo y siente otra punzada, el chofer y otras dos mujeres del servicio llegan en tropel para asistirla y subirla al vehículo.Con tanta conmoción, Samantha tiene que alzar la voz —¡Alto! Respiren... inhalen-exhalen. ¡Listo! Ven, si funcionaron los cursos. Ahora, Amelia ayúdame a llegar hasta el auto.Amelia obedece y le ofrece su mano derecha para que se apoye, mientras con la izquierda la pasa por su espalda, p
ChicagoLas relaciones maritales para que funcionen deben ser vividas por dos, pero a veces se involucran más personas...Faltaban unos meses para que su pequeña cumpliera cuatro años y el mejor regalo que un padre puede hacerle a un hijo es asegurar su futuro, por lo que Carter, aunque era el CEO del negocio familiar, debía hablar de este tipo de decisiones con sus padres.—Gracias por darme algo de su tiempo, seré breve, este año he pensado en poner algunas acciones a nombre de mi Florence. ¿Qué les parece? Es buen momento, algún día sueño en que ella pueda dirigir todo esto.El abuelo que no se metía mucho en cosas que no fueran negocios, solo sonrió, lo malo es que a su esposa no le causo gracia.—No creo que sea lo indicado —Carter jalo aire y rodó los ojos.—¿Motivo? —cuestiono ofendido.—Ya sabes lo que pensamos tu hermana y yo —su madre lo considero, era una buena oportunidad, así que dejaría que hiciera su voluntad, casi. —Hazlo, solo que deberás cumplir con ciertos requisito
Samantha No importando mi estado, ya no era solo yo, así que me regañe y me puse de pie, fui al baño para lavar mi rostro.Los pasos que me tomo llegar hasta la recámara de mi preciosa niña me mentalice para controlar mis emociones.Escuchar su vocecita llamarme tan solo entrar, parcharon mi corazón dolido —¿qué has hecho? Espero que no le hayas dado problemas a la señora Amelia.Con Florence entre mis brazos —Gracias Amelia, por cuidar de mi remolino.Amelia me miro apenada y antes de salir se detuvo a darme unas palmaditas en la espalda —dime si necesitas algo. Ya le di de comer a la niña. ¿Te traiga algo de comer?—Te lo agradezco, pero no tengo apetito.Dos horas estuvimos entretenidas en la habitación, Florence jugando y yo interviniendo cuando así me lo requería, solo que con todo lo sucedido había olvidado las clases de la niña.Por lo que en el momento que alguien vino a informarme de la llegada de la profesora, ya era demasiado tarde para reagendar la clase, así pues, la lle
SamanthaDebo ser una tonta, por supuesto que Carter no vendría a dormir a mi lado, de igual modo no pude dormir por esperarle y estar pensando cómo podría arreglar la situación.El reloj parecía ir más lento de lo habitual, vuelta tras vuelta intentando cerrar los ojos fue la noche más larga de la que tengo memoria, y mi mente tenía grabada la cara de mi esposo.Justo antes de las siete de la mañana tocaron a mi puerta, me senté y me recargué en el respaldo de la cama —¡adelante! —asomo la cabeza una de las chicas que nos ayudan.—Buenos días, me mando el señor para que le lleve un cambio de ropa.Me levanté, le mostré la elección que tenía, y es que le separaba los atuendos, justo cuando me disponía a bajar los ganchos y pasárselos.—No es necesario, yo lo hago.Me hice a un lado y fui a uno de los cajones en donde tiene bolsas preparadas para cuando viaja, en ellas contaba con productos de aseo.—Toma, lo necesitará.Ayer me había dicho que no deseaba verme, pero había cosas que yo
Lo peor que le puede pasar a un hombre enamorado es descubrir que ha sido traicionado, por la persona a quien ama.Así que Carter, luego de leer los resultados que confirmaban de una vez por todas que Florence no era su hija y por consiguiente que su amada esposa le veía la cara de estúpido. Tres días habían pasado.Y nada cambiaba o disminuía el odio y rencor que nacieron debido a la traición.Sus emociones se avivaron más cuando llego a su hogar y vio a su esposa, muy en el fondo se cuestionaba cómo demonios habían llegado a ese episodio.La esposa, con la preocupación de no haber visto a su esposo al verlo, corrió a su encuentro, y es que ella pretendía ir a buscarle a sus oficinas, porque lamentablemente su asistente no tuvo la amabilidad de despejar sus preguntas sobre el paradero de su amado.Por lo que Samantha venía con su chaqueta y su bolso, cosa que Carter malinterpreto.—¿A dónde pensabas ir? —la señala de pies a cabeza —¡mírate!, ¿para quién te arreglaste? —la toma del br
Esa noche Samantha prefirió hacerle caso a Carter, ya que había dejado claro que no deseaba verla, se encerró en el cuarto de Florence, por fortuna Amelia no las dejaría sin alimentos.Muy poco le importaba lo que el señor de la casa dijera, ella había trabajado para otras familias y nunca tuvo una conexión tan real y sincera como con Sam y es que la joven mujer era un sol.Ella sufría al ver como esa hermosa familia estaba pasando por esos problemas, en su opinión el esposo era un tonto por haber cambiado radicalmente con su esposa.—Pero... Amelia, no necesitas hacerlo, si lo descubre Carter, no quiero que te metas en problemas por nuestra culpa.—¡Tonterías! Tú has sido muy buena conmigo y esto es un pequeño pago por lo mucho que tú has hecho por mí. Anda, que se enfría la comida, cuando acaben solo déjalo todo encima de este mueble, más tarde vengo.Amelia quería reconfortar a Sam, pero era más importante que comieran, ya que estaban a punto de ser las siete de la noche y se había