Mire mi reloj, faltaban exactamente cinco minutos para que aquella criada trajera mi desayuno, camine hasta la ventana y comencé a mirar el paisaje.
Aquella criada había llegado aquí hace un año, desde la primera vez que la vi quise estamparla contra la mesa y follarla.
Se llamaba Melissa, desde que esta llego a la mansión se ha encargado de traerme el desayuno y demás cosas.
Como cada mañana entro a la habitación con mi desayuno.
—Buenos días, señor. —La admiré de arriba de abajo, era bajita, aproximadamente de un metro cincuenta, sus labios eran carnosos y rosados, deseaba morderlos... sus ojos azules estaban enmarcados por unas bastas pestañas, su piel, era blanca... completamente pálida, deseaba fervientemente dejar marcas sobre esta, su cabello rubio era como el oro, le llegaba hasta los hombros enmarcando su cuello, deseaba colocar una correa sobre este y pasearla por toda la mansión, presumir que era mía, amaba esa aura angelical que tenía, quería corromperá.
Melissa comenzó a servir el desayuno, me senté rápidamente, está como siempre se colocó a mi lado mientras comía.
—Melissa. —La llamé.
—¿Si? Señor.
—Siéntate. —Esta obedeció mi orden de inmediato, dejé mi tenedor a un lado y comencé a mirarla, disfrutaba ver como reaccionaba.
—¿Cómo te encuentras el día de hoy? —pregunte, siempre lo hacía, por alguna razón que no entendía, deseaba saber de ella.
—Bien, señor. —contestó mecánicamente como siempre, respire profundo, me excitaba escucharla, decirme, señor, me hacía querer subir su falda y penetrarla fuertemente.
Mientras comía, analizaba cada una de sus reacciones, podía ver como pasaba saliva nerviosa cada tanto, me encantaba ver como se retorcía en la silla... después de media hora estaba había terminado mi desayuno, salí rápidamente de la habitación, estaba bastante ocupado.
Al entrar en mi oficina me quité la chaqueta y me senté y comencé a revisar el papeleo, apreté mi mandíbula enojada, aún no habíamos podido localizar el escondite de los rebeldes, esas malditas ratas eran un dolor de culo, necesitaba eliminarlos a todos.
—Frederick. —grité, minutos después entro el susodicho.
—¿Si? Líder. —dijo mirando al frente, evitando mi mirada.
—Te doy una semana, una m*****a semana para encontrar a esas sucias ratas, si no, será tu cabeza la que cuelgue en frente de la mansión. —dije irritado, estaba cansado de esos malditos, Frederick me miro nervioso y asintió.
Le hice una seña para que saliera de la oficina, inmediatamente lo hizo, seguí revisando los papeles; sin embargo, no podía concentrarme del todo, me molestaba bastante que uno de esos malditos estuviera debajo de mis narices...
Los días siguieron pasando, aún no lograba averiguar quién era la persona infiltrada en la mansión.
Salí de mi oficina en busca de Frederick, lo encontré en la concina coqueteando con una de las criadas, saqué mi arma.
—Te doy 10 segundos para que salgas de esta habitación, si no tú también te llevaras una bala. —le dije a la criada, está salió asustada, sin bajar mi arma hablé.
—¿Y bien? ¿Ya has encontrado lo que te pedí? —vi como Frederick comenzaba a temblar.
—Líder. —susurro, mi paciencia se estaba agotando.
—Te hice una m*****a pregunta, ¿lo has encontrado o no? —Este asintió, baje mi arma.
—¿Y por qué m****a no me lo habías informado? —pregunté.
—Yo planeaba decírselo en contados minutos. —Suspiré, todos eran unos incompetentes.
—Sígueme. —Este acato mi ordené y me siguió.
Al entrar en la oficina me senté y esperé a que este comenzara a hablar.
—Su base no está muy lejos, señor, tenemos información de que el sábado tendrán una reunión. —Sonreí por fin tendrá información, aunque solo era una parte de esa organización, desmantelar una de sus partes era un gran paso.
—Prepara las tropas. —Frederick asistió y salió de la habitación.
Necesitaba relajarme, salí de la habitación en busca de aquella criada, la encontré unos minutos después limpiando la sala.
Me senté en uno de los sillones cercanos y comencé a mirarla, esta se movía concentrada en su quehacer, aún no había notado mi presencia, podía ver como unas gotas de sudor caían por su frente, estaba completamente colorada, no pude evitar pensar como sería su expresión cuando me la follara.
Segundos después salió de la habitación sin siquiera mirarme, suspire descontento, tenía miles de mujeres a mis pies, ¿por qué a Melissa parecía no importarle?
En estos momentos me encontraba en el punto de reunión, aquí estaba esperando a que trajeran a los traidores, por fin después de una larga espera podría ver su sangre correr.
Estaba limpiando mi arma, cuando los vi llegar, caminé al frente, los guardias se encargaron de colocar a los traidores frente mi.
—¡Vaya, vaya, pero miren que tenemos aquí! —dije cuando todos estuvieron acomodados.
—¡Suéltanos ya! ¡Maldito loco! —dijo alguien interrumpiéndome, saque mi arma y le dispare,
—¿Alguien más quiere interrumpirme? —dije tranquilo, el silencio reino,
hice una seña para que le quitaran el costal su cabeza a mis víctimas, quería ver sus rostros antes de morir, dispare nuevamente.
Después de matar a unas cuantas personas me detuve en frente de una persona que parecía ser una mujer.
—Quítenle eso. —Estaba curioso por ver el rostro de aquella chica, en cuanto quitaron el costal quede enormemente sorprendido, tenía que ser sincero, nunca había pensado que la rata era ella.
—Pero miren a quien tenemos aquí... así que tú eras la rata. —dije, la vi encogerse de hombros, asustada, verla arrodillada frente a mí me provocaba, saque mi arma y la coloque en su frente.
La mire de arriba a abajo, algo me detenía de apretar el gatillo, vi como temblaba y cerrar los ojos, mire sus labios, desee besarlos, fue entonces cuando una idea paso por mi mente.
—Matarte ahora sería un desperdicio. —dije, por fin haría lo que había deseado desde hace un año... me la follaría hasta el cansancio. -llévenla a mi auto- ordené, y estos me obedecieron.
Comencé a disparar sin importarme, ahora tenía algo mucho mejor que hacer, después de media hora, había aniquilado a todas esas ratas.
Fui rápidamente al auto, donde una muy desesperada Melissa me esperaba, entre rápidamente el auto, le apunté con mi pistola, la vi tragar saliva.
Rápidamente, se calló y dejo de moverse, comencé a manejar directo a la mansión.
Al llegar la tome rápidamente del brazo y la baje, la lleve a rastras a mi habitación.
La tumbé en la cama, esta me miraba asustada.
—¿Me va a violar? —Negué, Jamás haría eso.
—No me atrevería, solo voy a esperar a que me pidas que te folle. —Melissa me miro asustada.
—Jamás voy a hacer eso. —dijo, sonreí arrogante.
Claro que lo iba a hacer, solamente era cuestión de tiempo.
—¿Qué piensa hacer conmigo? —pregunto y me encogí de hombros.
—Por el momento nada, solamente te quedarás aquí encerrada... y me darás información de los rebeldes.
Mire la puerta desconcertada, Dominic había salido hace unos minutos y yo aún no dejaba de mirar por donde este se había ido, toda esta situación me parecía irreal, pellizque mi hombro, tal vez ya había muerto y estaba en el infierno,dolía, no era un sueño, ¿En serio estaba en el infierno? Negué, no podía ser, aún estaba vivía, me tiré en la cama mirando el techo.¿Realmente todo lo que había escuchado era real? Aún me costaba creer que Dominic no me hubiera matado en aquel lugar... si tenía que decir algo, es que estaba sorprendida, nunca pensé que Dominic me perdonaría la vida para que follara con él ¿Acaso era una puta broma? No entendía el porqué de esa decisión, Dominic tenía poder, y muchas mujeres deseaban estar con él por esto... bueno por esto y porque era demasiado guapo.Pase una mano por mi rostro, intento encontrar alguna salida de aquí, Dominic estaba loco si consideraba que le pediría que me follara, esto era imposible, Jamás pasaría, me cruce de brazos, Dominic tendrá
Sonreí al sentir la respiración agitada de Melissa, podía sentir su incomodidad mientras se movía, estaba disfrutando de esto, pasé mi mano por su cuerpo pegándola hacia mí, sentí como esta intentaba desesperadamente alejarse de mí, sin embargo, no lo logro, yo era mucho más fuerte que ella.—Si sigues moviéndote... Mmm ¿sabes qué? Olvídalo mejor así. —dije con los ojos cerrados, sentí como dejo de moverse, minutos después sentí su respiración pesada, se había dormido, hice lo mismo que ella y me deje llevar por el sueño...A la mañana siguiente me levanté sintiendo como algo apretaba mi cuerpo, sonreí al ver como Melissa me tenía completamente atrapado en sus brazos, ¡Diablos! Se veía tremendamente sexi en mi cama.Intente calmar mis hormonas, el consentimiento, no era un monstruo como para aprovecharme de ella mientras dormía, me quede quieto mirando a la pared, después de media hora sentí como comenzaba a moverse.—¡Vaya hasta que por fin despiertas! —dije Melissa abrió sus grandes
—Está bien... yo acepto. —dije rendida, tenía que admitir que mi orgullo había sido ligeramente lastimado. Me repetí mentalmente un montón de veces que esto no solo lo hacía por placer, me repetía mentalmente que esto lo hacía por la misión y que claramente Dominic no me había seducido. Dominic me miro con una sonrisa, quise quitarle esa estúpida sonrisa de un bofetón, suspiré, mordí mis labios intentando callar las miles groserías que tenía por decirle. Vi como Dominic dejo su computadora a un lado y palmeaba sus muslos, mire sus manos mientras hacia este movimiento, ¡diablos! ¿Por qué tenía que recordar ese momento justo ahora? Mordí, mi labio no podía de dejar de recordar aquel día, como las manos de Dominic pasaban por mi cuerpo, mandándome miles de corrientes eléctricas por mi cuerpo, tenía que admitir que había pensado toda esta semana en sus toques, incluso yo llegue a... Sacudí mi cabeza, odiaba ser tan calenturienta. —Melissa, cree que no quieres saber lo que va a pasar si
La jale hacia mí y la bese, no lo podía negar, estaba completamente satisfecho, por fin lo había logrado, sonreí internamente, imaginándome todo lo que podía hacer de ahora en adelante. —En ese caso, bienvenida a mi mundo. —dije al separarme, pase una de mis manos por su cintura, sintiendo como se estremecía, deseaba follarla aquí mismo, de tan solo pensar en cómo su cuerpo reaccionaba a mi toque, me volvía loco; sin embargo, aún no era el momento... aún quería jugar un poco más con su paciencia. —Dominic... ahora que acepte este trato ¿puedo salir? —solté una risa ante su pedido, no podía creer lo cínica que podía llegar a ser esta mujer, dejarla suelta era un peligro, no era tonto, sabía que Melissa también había aceptado este trato para que bajara la guardia; sin embargo, el sexo no haría que bajara la guardia... —¿Aún no te ha quedado lo suficientemente claro Melissa? No te dejaré salir de esta habitación. — La escuché suspirar. — Sin embargo, te daré una buena noticia, te sacar
Entre al baño en silencio, no podía dejar de imaginarme lo que sucedería a continuación, mi respiración se volvía cada vez más errática a medida que me desnudaba, miles de corrientes eléctricas recorrían mi cuerpo acumulándose en mi intimidad, al terminar de desvestirme me senté en la tapa del váter, no podía negar de que estaba nerviosa.Me miré al espejo del baño mientras esperaba ¿Por qué mierda se demoraba tanto ese idiota?...Llevaba 15 minutos esperando a Dominic, me sentía frustrada, me encontraba terriblemente excitada, y mi mente no ayudaba, no podía dejar de imaginar miles de situaciones en la que Dominic me follaba.Mordí mi labio fuertemente, sentía la necesidad de guiar mis manos hacia mi intimidad, Dominic nunca dijo que no podía tocarme ¿O sí?Comencé a bajar mi mano hacia mi intimidad, mientras con mi otra mano tocaba mis pechos, apreté uno de mis pezones, acallé un gemido, mientras hacía esto comencé a trazar círculos en mi intimidad, dios esto se sentía tan bien.No
Salí de la ducha junto a Melissa, esta cerraba sus ojos, estaba cansada, al acostarnos en la cama ella cerro sus ojos completamente y se acostó a dormir, yo, por otro lado, no pude dormir, por mi mente no dejaba de reproducirse la escena anterior, estaba terriblemente complacido con la actitud de Melissa, ella era perfecta para mí.Pase mi lengua por mis labios, ahora que había probado a Melissa deseaba más, mucho más, quería que Melissa fuera completamente mía, su alma, su cuerpo.Cerré mis ojos e intenté dormir, mañana tendría que hacer bastantes cosas...Al día siguiente me levanté, Melissa estaba completamente pegada a mí, sus brazos rodeaban todo mi torso, reí, para ser una persona que juraba que me odiaba a muerte, se veía muy cómoda a mi lado.Le dejé dormir un rato a mi lado, aún no comprendía por qué me odiaba tanto, si puede que cometiera unos errores en la conquista, pero definitivamente no había hecho cosas tan malas, solo unas cuantas muertes, pero al final todo había val
Mire a mi alrededor, hace mucho que no salía a la ciudad a caminar, en estos dos años me había centrado en mi venganza, por lo cual, no había tenido tiempo para disfrutar, respire, el aire entro a mis pulmones, en una cosa que tenía que darle crédito a Dominic era que actualmente los índices de contaminación habían bajado considerablemente.Las personas caminaban relajadamente mientras, la guardia, los vigilaba, odiaba esto, odiaba sentirme como en una cárcel, con ojos mirándome con cada paso que daba.De pronto sentí como Dominic tomaba mi mano, lo miré impresionada, sin entender su gesto.—Así me aseguro de que no te escapes. —Asentí sin creerle, pero lo pasé por alto, después de todo esto no era un gran gesto.—¿A dónde iremos? —pregunte.—No lo sé, no suelo hacer esto, así que estoy un poco perdido, ¿Qué quieres hacer? —pregunto, me encogí de hombros, no sabía qué quería hacer, siempre se me había hecho un poco difícil hacer esto.—A donde tú quieras ir estoy bien. —Lo vi rodar lo
Acerque mi mano al rostro de Melissa, tenía que admitir que el día de hoy se veía terriblemente preciosa, acaricie sus labios con la excusa de que tenía salsa en ellos cuando en realidad solo quería besarla y tumbarla contra la mesa. Al retirar mi mano de su rostro no podía olvidar como se sentía su piel bajo mi tacto, deseaba volver a colocar mis manos sobre ella, solté un suspiro y comencé a comer de nuevo, dándole un par de miradas de vez en cuando. —Melissa. —la llamé, esta levanto la mirada de su plato. —¿Dónde está tu familia? —lance la pregunta que había rondado mi cabeza desde hace mucho tiempo, ¿Acaso era huérfana? ¿O tal vez su familia estaba en su ciudad natal? Podía jurar de que estos no estaban en la ciudad, no creía que Melissa se arriesgara a traer a su familia donde el enemigo. —Muerta. —Trague saliva ante su tono gélido, no pregunte más, no era un idiota, no me metería en un terreno peligroso. —Ya veo. —no le di las condolencias, la verdad es que no tenía por qué d