Le recorre un escalofrío infernal a Elena cuando escucha ese nombre.Las coincidencias en ésta vida no pueden pasar desapercibidas. Tampoco la forma en la que Constanza lo dice, narra y deja en claro cómo fueron los acontecimientos de aquel accidente.Porque Constanza ha elegido contar todo lo que había investigado de aquel trágico accidente 20 años antes, y Elena simplemente se queda callada, con el nudo en la garganta. Es como si no oyera nada en realidad, y para su propia sorpresa, se encuentra en el limbo. Cree que ha dejado de ser ella, porque le quita la vida misma, lo hace.—Ese es el nombre de mi sobrina.Elena traga saliva, parpadeando. La mirada de consternación vuelve a Constanza, y pasa saliva cuando se da cuenta que tanto Gaby como Constanza la están observando.—Señora Moretti, lamento interrumpir. Usted no me conoce, lo sé y lamento mi imprudencia —Gaby menciona, con sus labios blancos por la impresión—, pero sus palabras coinciden con la misma historia que nos han con
Todo deja de existir en estos momentos. Absolutamente todo deja de existir. La vida se esfuma con el viento. Las palabras de Mónica golpean una y otra vez la mente que ya antes había colapsado. Tampoco puede creer que algo así ocurriría. Lo dudó, creyó que no era real. Pierde la noción del tiempo.Pero no dice nada.Nicole deja caer su carpeta al suelo, abriendo los labios. Mónica se aguanta los sollozos porque no le caben más. Existe algo en él que no puede hablar. Gianluca sigue en silencio, mirando a Mónica.Hay algo irreal en éstas palabras. Preguntó, dudó, la vida le confirmó que la niña sería suya, todo era real, todo se reduciría a esto, donde conoce a su hija, la tiene en brazos y le entrega todo lo que tenía preparado para su vida, para la vida de ésta niña.Su hija.No…Gianluca coloca los ojos en la pequeña que duerme. La espera por tenerla había terminado, y ella está aquí, acurrucada en sus brazos como la niña de sus ojos. Ésta bebé que lo tiene embelesado desde que naci
—¿Me estás diciendo la verdad, Elena…?La voz conmocionada de Constanza Moretti se la esperaba, pero no a ésta escala. La misma reacción la tuvo ella cuando Gaby habló y Constanza mencionó el accidente.Le dieron incluso hasta ganas de vomitar, donde no esperaba oír ésta enorme casualidad. Elena se toma de las manos, vacilando cuando la observa directo a los ojos.—No sabía mi verdad, Constanza. Lo qué se hoy de mí vida es reciente. Mi madre, Raffaella, ella me crio en Estados Unidos y luego después de su muerte seguía creyendo lo de siempre. No creas que es fácil para mí pensar en esto, pero mencionaste ese accidente…—¿Sabes de ese accidente? —Constanza se pone de pie. Ya su expresión de calma ha cambiado por completo porque ahora es una persona de rostro preocupado mezclado con asombro—, ¡¿Elena…?!Elena también se coloca de pie, y en éste momento su corazón también se detiene. Constanza le toma de las manos, y Elena parpadea.—¿Tu nombre es…?Elena se muerde los labios. No sabe qu
Cuando Gianluca había visto a Renata directo a los ojos luego de la sentencia, algo en el explotó por dentro. Hubiese pasado años y años, décadas y milenios nadando en una mentira. Ser padre era todo lo que buscaba, la niña no tenía nada que ver con sus problemas.La niña se convertiría todo para él y lo estaba haciendo.Una cachetada en el rostro era la noticia. Seguía rígido, inconsciente en el lugar donde se encontraba, sin poder hablar o decir algo en concreto, pero explotando de mil formas dentro de él.Renata se quedó muda, también gélida. Jamás la había visto tan pálida y fuera de sí, temblando. Incluso Renata se echó a reír nerviosamente al terminar de oírlo.—¿De qué estás hablando? —Renata empezó a balbucear, retrocediendo. Se reía con nerviosismo, un gesto que abarcaba al mismo miedo—, ¿Qué disparates estás diciendo, Gianluca? La niña es tu hija, cielo.No le hubiese gustado a nadie estar en la misma posición de Renata, no le hubiese gustado a ella mirar los ojos de Gianluc
El pasmo que le produce mirarlo ahora, aquí, luego de días que se volvieron eternos y llenos de gris le produce no sólo escalofríos, sino vértigo. Miedo, odio, dolor. Las emociones arrasan en Elena, y vuelve a dar un paso hacia atrás, sintiendo la desesperada gana de salir de aquí.Gianluca da un paso hacia ella.—¡No! ¡No te me acerques! Largo, lárgate. Vete —Elena responde a sus instintos, y la herida vuelve abrirse. No. Éste hombre no puede estar aquí y esto es un espejismo—, ¿Quién te dejó entrar? ¿Quién? ¿Cómo me encontraste? ¡Vete!Gianluca se detiene a su orden. No hace más nada salvo retroceder al escucharla. Algo en el rostro de Gianluca hace que Elena dude de si realmente está viviendo esto, y cuando sus miradas vuelven a encontrarse, Elena quiere jadear de sorpresa otra vez. Es Gianluca en carne y hueso.Aguanta la respiración cuando Gianluca se agacha en silencio. Nota cómo toma las piezas de cerámicas rotas en su mano, recogiéndolas del suelo. Elena no deja de abrir los
—¿Elena?Sólo reacciona con la voz de Gianluca, quien confundido, calmando la rabia, está observándola. Elena responde a su llamada cuando decide mirarlo. No sabe cuantos segundos pasan, pero Enrico interrumpe cuando se acerca a Elena, sorprendiéndola.Toma su mano para besar sus nudillos.—Cada vez estás más hermosa, Elena. Es un placer tenerte en Della Famiglia.—Quita tus putas manos de mi mujer.Tanto Elena como Enrico se giran hacia Gianluca.Elena suelta la mano de Enrico, poniéndose nerviosa por ésta incomoda sensación. Si tan sólo se hubiese enterado de la verdadera identidad de ese inversionista ni siquiera hubiese pensando en opciones para aceptarla. Sería un rotundo no.—Oh, creí que estaban divorciándose —Enrico opina descuidadamente, mirando a Gianluca con ese toque de burla—, si no te molesta tengo una cita a solas con la señorita Elena y tú ya te ibas.—¿Qué haces invitando a mi esposa a tu oficina, imbécil? —Gianluca arremete contra Enrico, acercándose hacia él—, ¿No t
—Esto no puede ser verdad —sigue repitiendo Elena, entre lágrimas—, esto…¿Esto es real?—¡Es real, Elena! Muy, muy real —Constanza responde, abrazándola por el hombro—, ya no tenemos más dudas. La vida nos ha unido, y tenemos cómo demostrar la verdad. Todo el mundo…—No, no puede saberlo todo el mundo —Elena esnifa un poco, y limpia sus lágrimas—, prometiste que no le dirías a nadie, Constanza.—Pero Elena —Constanza frunce el ceño en preocupación—, es ahora o nunca cuando el mundo necesita saber de ti. Ítalo merece pagar por todo lo que nos ha hecho, y te ha hecho a ti.—Prefiero que todas las pruebas contra ese hombre las tengamos en mano antes de salir al mundo diciendo quién realmente soy. No puedo enfrentarme a algo todavía, no…pero no creas que no estoy feliz, Constanza —Elena suelta una sonrisa en medio de la impresión—, jamás en la vida creí que esto podría suceder…no puedo creerlo, ¡No puedo creerlo!Constanza también sonríe.—Elena, esto lo cambia todo. Yo tengo razones para
Elena se lleva la mano hacia su frente, porque no lo cree. Es un golpe duro y repentino para su vida. Él reluciendo nuevamente en su vida, él aquí y haciendo lo que se le plazca. ¿Cómo se enteró que estaba haciendo esto? ¿Cómo la encontró? ¿Cómo lo hizo? ¿Por qué no puede tener las respuestas y por qué vacila cuando el nombre de su marido sigue presente en su vida?—¿Está seguro de esto, señor?—Seguro, señora Mancini. Hablé personalmente con el señor Mancini el día de ayer. Me pidió encarecidamente que me pusiera a su disposición y ahora mismo le digo otra vez, todos los talleres estarán listos, sin falta alguna. ¿Quiere pasar conmigo?Elena vuelve a estar en el limbo. En su mente vuelva el nombre de Gianluca, una y otra vez, martillando. Siente rabia, sorpresa y decepción. No quiere pagar el enojo con éste hombre, que no tiene la culpa. Pero es sorprendente saber esto. ¿En qué momento le dijo o le dio el permiso para hacer suyo lo que le pertenece a ella?Le regresa el papel.—No qu