—¿Estás segura que quieres hacer algo así? Sería dejar…toda la vida que has tenido aquí.Cristina le ofrece una taza de té horas después de haberse calmado. Todo sucedió tan repentino, fuera de la nada, que incluso así le cuesta procesar lo que escuchó, cómo lo escuchó y las últimas palabras de Gianluca. “Por favor.” Sonó como una súplica en medio del pitido en sus oídos.No ha logrado calmarse, y pasará mucho tiempo para calmarse.Tampoco quiere verlo. Sabía que no podría con tanto, que no lograría aguantar otro momento lejos suyo.—Cuánto antes —ya ha amanecido. El color naranja del amanecer se encuentra con su rostro moribundo—, no puedo pasar otro día más aquí. Si él no quiere abrir ningún caso en mi contra, no me interesa. El abogado que estaba ayudándome con representarme para limpiar mi nombre del escandalo de A Lá Móde me acaba de traicionar y no confiaré en nadie. He labrado mi propio camino hasta ahora, y este matrimonio no me arruinará.Elena se pone de pie, quitándose el
Ha pasado una semana. Una jodida semana desde que Gianluca no sabe nada de ella.Está caminando de un lado al otro en su oficina. Son las 8 de la mañana, no ha dormido y tampoco fue a la casa. No quiero tocar esa casa, no quiere entrar a ese cuarto y no quiere tocar esa cama.Frustrado, enojado. Jamás se le había visto así antes. Desesperado.Renata ya fue dada de alta, y quiere que traigan a la niña a la oficina. De Renata no quiere saber nada. Es más, para Gianluca no existe otra mujer en el mundo que una sola.Su esposa.Sí, su esposa. Cada vez que llega un nuevo documento del divorcio lo rompe en dos. No firmará nada. Y ahora que lleva una semana buscándola sin parar su cuerpo pierde la cordura y así lo lleva a la desesperación.Ha tratado de localizarla por todas partes y no tiene respuesta. Cristina no sabe nada, pero en realidad no quiere decirle. También se dio cuenta que Gaby se marchó de la casa, y posiblemente con ella. Si encuentra a Gaby, la encuentra a ella.No come, no
Le recorre un escalofrío infernal a Elena cuando escucha ese nombre.Las coincidencias en ésta vida no pueden pasar desapercibidas. Tampoco la forma en la que Constanza lo dice, narra y deja en claro cómo fueron los acontecimientos de aquel accidente.Porque Constanza ha elegido contar todo lo que había investigado de aquel trágico accidente 20 años antes, y Elena simplemente se queda callada, con el nudo en la garganta. Es como si no oyera nada en realidad, y para su propia sorpresa, se encuentra en el limbo. Cree que ha dejado de ser ella, porque le quita la vida misma, lo hace.—Ese es el nombre de mi sobrina.Elena traga saliva, parpadeando. La mirada de consternación vuelve a Constanza, y pasa saliva cuando se da cuenta que tanto Gaby como Constanza la están observando.—Señora Moretti, lamento interrumpir. Usted no me conoce, lo sé y lamento mi imprudencia —Gaby menciona, con sus labios blancos por la impresión—, pero sus palabras coinciden con la misma historia que nos han con
Todo deja de existir en estos momentos. Absolutamente todo deja de existir. La vida se esfuma con el viento. Las palabras de Mónica golpean una y otra vez la mente que ya antes había colapsado. Tampoco puede creer que algo así ocurriría. Lo dudó, creyó que no era real. Pierde la noción del tiempo.Pero no dice nada.Nicole deja caer su carpeta al suelo, abriendo los labios. Mónica se aguanta los sollozos porque no le caben más. Existe algo en él que no puede hablar. Gianluca sigue en silencio, mirando a Mónica.Hay algo irreal en éstas palabras. Preguntó, dudó, la vida le confirmó que la niña sería suya, todo era real, todo se reduciría a esto, donde conoce a su hija, la tiene en brazos y le entrega todo lo que tenía preparado para su vida, para la vida de ésta niña.Su hija.No…Gianluca coloca los ojos en la pequeña que duerme. La espera por tenerla había terminado, y ella está aquí, acurrucada en sus brazos como la niña de sus ojos. Ésta bebé que lo tiene embelesado desde que naci
—¿Me estás diciendo la verdad, Elena…?La voz conmocionada de Constanza Moretti se la esperaba, pero no a ésta escala. La misma reacción la tuvo ella cuando Gaby habló y Constanza mencionó el accidente.Le dieron incluso hasta ganas de vomitar, donde no esperaba oír ésta enorme casualidad. Elena se toma de las manos, vacilando cuando la observa directo a los ojos.—No sabía mi verdad, Constanza. Lo qué se hoy de mí vida es reciente. Mi madre, Raffaella, ella me crio en Estados Unidos y luego después de su muerte seguía creyendo lo de siempre. No creas que es fácil para mí pensar en esto, pero mencionaste ese accidente…—¿Sabes de ese accidente? —Constanza se pone de pie. Ya su expresión de calma ha cambiado por completo porque ahora es una persona de rostro preocupado mezclado con asombro—, ¡¿Elena…?!Elena también se coloca de pie, y en éste momento su corazón también se detiene. Constanza le toma de las manos, y Elena parpadea.—¿Tu nombre es…?Elena se muerde los labios. No sabe qu
Cuando Gianluca había visto a Renata directo a los ojos luego de la sentencia, algo en el explotó por dentro. Hubiese pasado años y años, décadas y milenios nadando en una mentira. Ser padre era todo lo que buscaba, la niña no tenía nada que ver con sus problemas.La niña se convertiría todo para él y lo estaba haciendo.Una cachetada en el rostro era la noticia. Seguía rígido, inconsciente en el lugar donde se encontraba, sin poder hablar o decir algo en concreto, pero explotando de mil formas dentro de él.Renata se quedó muda, también gélida. Jamás la había visto tan pálida y fuera de sí, temblando. Incluso Renata se echó a reír nerviosamente al terminar de oírlo.—¿De qué estás hablando? —Renata empezó a balbucear, retrocediendo. Se reía con nerviosismo, un gesto que abarcaba al mismo miedo—, ¿Qué disparates estás diciendo, Gianluca? La niña es tu hija, cielo.No le hubiese gustado a nadie estar en la misma posición de Renata, no le hubiese gustado a ella mirar los ojos de Gianluc
El pasmo que le produce mirarlo ahora, aquí, luego de días que se volvieron eternos y llenos de gris le produce no sólo escalofríos, sino vértigo. Miedo, odio, dolor. Las emociones arrasan en Elena, y vuelve a dar un paso hacia atrás, sintiendo la desesperada gana de salir de aquí.Gianluca da un paso hacia ella.—¡No! ¡No te me acerques! Largo, lárgate. Vete —Elena responde a sus instintos, y la herida vuelve abrirse. No. Éste hombre no puede estar aquí y esto es un espejismo—, ¿Quién te dejó entrar? ¿Quién? ¿Cómo me encontraste? ¡Vete!Gianluca se detiene a su orden. No hace más nada salvo retroceder al escucharla. Algo en el rostro de Gianluca hace que Elena dude de si realmente está viviendo esto, y cuando sus miradas vuelven a encontrarse, Elena quiere jadear de sorpresa otra vez. Es Gianluca en carne y hueso.Aguanta la respiración cuando Gianluca se agacha en silencio. Nota cómo toma las piezas de cerámicas rotas en su mano, recogiéndolas del suelo. Elena no deja de abrir los
—¿Elena?Sólo reacciona con la voz de Gianluca, quien confundido, calmando la rabia, está observándola. Elena responde a su llamada cuando decide mirarlo. No sabe cuantos segundos pasan, pero Enrico interrumpe cuando se acerca a Elena, sorprendiéndola.Toma su mano para besar sus nudillos.—Cada vez estás más hermosa, Elena. Es un placer tenerte en Della Famiglia.—Quita tus putas manos de mi mujer.Tanto Elena como Enrico se giran hacia Gianluca.Elena suelta la mano de Enrico, poniéndose nerviosa por ésta incomoda sensación. Si tan sólo se hubiese enterado de la verdadera identidad de ese inversionista ni siquiera hubiese pensando en opciones para aceptarla. Sería un rotundo no.—Oh, creí que estaban divorciándose —Enrico opina descuidadamente, mirando a Gianluca con ese toque de burla—, si no te molesta tengo una cita a solas con la señorita Elena y tú ya te ibas.—¿Qué haces invitando a mi esposa a tu oficina, imbécil? —Gianluca arremete contra Enrico, acercándose hacia él—, ¿No t