Capitulo 2

Camino por el largo pasillo buscando dónde se encuentra la coordinación y me puedan dar mis horarios y el número de mi casillero. Me concentro en los detalles del instituto, todo muy bien arreglado y decorado. Los estudiantes empiezan a ingresar, cada quien pasa por su lado metido en su mundo.

Un fuerte golpe me hace desestabilizar, haciéndome caer hacia atrás, golpeándome con los otros casilleros. Furiosa, busqué al causante y observé a un chico rubio caminar como si nada.

—¡Idiota!— Grito y los estudiantes se detienen y me miran con horror. El chico rubio me mira sobre su hombro y me da una media sonrisa y sigue por su camino.

Resoplo y sigo con mi camino.

Después de dar con la coordinación y mi casillero, llegué tarde a la primera clase. Genial, después de todo, no importó que llegara temprano, terminé llegando tarde a clases.

Sentía la mirada de todos mis compañeros al ingresar al salón, en especial de aquel rubio con el que había tropezado. Le doy una mala mirada y solo me sonríe. Lo peor es que el puesto desocupado estaba a su lado, así que decidí ignorarlo y concentrarme en la clase.

El timbre suena y los estudiantes salen de prisa del salón. Yo me concentro en mi celular para responderle a mi madre y siento un escalofrío que va desde mi cuello y recorre todo mi cuerpo.

Me sobresaltó y cuando me volteé me encontré con el rubio, mirándome como si fuera un lobo hambriento.

Levanto mi ceja y le retó con la mirada, me mira una vez de arriba abajo y sale del salón.

¿Qué tipo tan molesto, no sé por qué, pero ese hombre tiene algo que me atrae y a la vez quiero salir huyendo?

— ¡Hola!— Una chica pelirroja se acerca y extiende su mano — Soy Andrea — dice cordialmente. Sonrió y extendí mi mano.

—Hola, soy Lesly— La chica toma mi mano y me sonríe y ambas caminamos mientras conversamos.

La clase siguiente me tocó con Andrea, cosa que agradezco y poco a poco me fui sintiendo a gusto. Andrea me presenta a su grupo de amigos, quienes me recibieron de buena manera. Al llegar la hora de descanso juntos, nos fuimos a la cafetería. Entre tanto me iban explicando cómo era el manejo de la escuela y dónde está ubicada cada  aula de clases, gimnasio, laboratorio, etc.

Al sentarnos, no demoraron en empezar con sus preguntas.

¿De dónde soy? ¿Quiénes son mis padres? ¿Sobre mi apellido?

Por un momento me sentí abrumada, pero gracias a Andrea todos me dieron mi espacio y que nos iríamos conociendo, así sabrían todo de mí.

El pequeño grupo estaba conformado por Andrea, Ronald, Vivían, Alex, Suley y Miley, quienes eran hermanas gemelas. Al parecer, Ronald era el novio de Andrea y Vivían. Vivía enamorada de Alex, quien solo se limitaba en prestarle atención a Suley, la cual estaba enamorada de otro chico. Complicado, ¿No?

Sentía la mirada de algunos, pero había una que me tenía inquieta y cuando lo busqué lo encontré mirándome detenidamente. No sé qué le pasa a este chico y no sé qué me pasa a mí que no puedo apartar mi mirada de él.

—Es mejor que te alejes de él —susurra Vivían a mi lado sonrojada.

—¿Qué?— pregunté — No sé de qué hablas — Me hago la loca y miró hacia otro lado.

—¿Qué sucede?— pregunta Ronald pasando su mano por los hombros de Andrea, quien se sonroja y sonríe ante el gesto de su novio.

—De Jeremy — Dice Vivían y los chicos abren sus ojos — Le ha puesto el ojo a Lesly—

— Él no me ha puesto el ojo — digo y ruedo mis ojos.

—Él no deja de observarte y tú a él —dice algo molesta Vivían — Ten cuidado, él es una persona... peligrosa —

Robert y Andrea, quienes se encuentran delante de mí, miran hacia atrás y observan cómo el rubio, el tal Jeremy, no deja de observarme. Este se da cuenta de que tiene la atención de los chicos y sonríe, pero no cualquier sonrisa, una siniestra que hace que todo mi cuerpo sienta escalofríos.

Andrea toma mi mano sobre la mesa y me mira preocupada.

—Solo ten cuidado, eres la nueva y algunos querrán aprovecharse de ti— Sonrió y aprieto su mano.

— No te preocupes, porque me sé defender. — Digo — Sé defensa personal hasta disparar un arma — Los chicos gimen sorprendidos.

—Vaya, toda una caja de sorpresas — dice Suley — Pero no te preocupes que acá no dejaremos que se metan contigo —sonríe — Aunque trata de mantenerte alejada de él —

—¿Pero cuál es el miedo con ese chico?— Pregunto curiosa, ya que tanta advertencia —¿Acaso es un matón?— me burlo.

—Algo así, querida —dice Miley — Es un chico problemático, agresivo y ya ha sido suspendido varias veces — La miro sorprendida.

—Además, que está repitiendo año porque el año pasado golpeó tanto a un chico que por poco lo mata— dice Alex.

—¿Por qué no lo han expulsado del colegio?— Preguntó alarmada —Un chico así no debería estudiar en este colegio—.

—Querida, su hermano tiene influencias, son de la familia más rica de la ciudad — Dice Suley.

—Pues no me interesa, puede que sea el hijo del presidente, me tiene sin cuidado— digo, aunque por dentro no piense lo mismo.

El timbre suena y todos nos levantamos para ir a nuestros casilleros. Me separo de los chicos y voy al mío y cuando estoy sacando las cosas para mi próxima clase, siento un pequeño cosquilleo en mi cuello. Me volteo y observo al tal Jeremy con los ojos cerrados, aspirando mi aroma.

—Umm, fresas— susurraba con voz ronca y abrió sus ojos. M****a, ahora sí me siento morir. Sus ojos son tan increíbles con un tono gris y azul. Tan claro que no se nota su iris.

—¿Qué haces? Aléjate, estás invadiendo mi espacio —digo, sacan fuerzas en mi voz.

—¿Qué sucede, fresita? — Susurra cerca de mi rostro y siento su aliento acariciar mis labios. ¿Acaso te intimido?— Muerdo mis labios con fuerza y lo empujó con fuerza, aunque no logré moverlo de su sitio, yo sí lo hice.

—Fresita será tu madre—escucho la exclamación de mis compañeros y veo cómo sus ojos se oscurecen y su mandíbula se tensa. — Me importa una m****a de quien seas, pero no te voy a...— Mis palabras se quedan atoradas al sentir un fuerte empujón hacia los casilleros, el chico rubio me tiene del cuello y lo aprieta sin temor a hacerme daño.

—Que sea la última vez que nombras a mi madre — Dice con rabia y puedo ver sus ojos como si estuviera inyectado de sangre — Jamás, pero jamás, en tu puta vida, te metas con ella —

Mis compañeros empiezan a gritar y pedir ayuda. Ronald se acerca y trata de separarlo de mí, pero es imposible y yo siento que pierdo la fuerza por la falta de oxígeno. Recuerdo el entrenamiento y me dobló hacia un lado haciendo que me dé acceso a sus costillas y me impulsó hacia atrás, tomando fuerza en mi rodilla para levantarla y darle directo a sus costillas. Él me suelta y empiezo a toser tocando mi cuello. Alex se acerca y me toma de mis hombros para sacarme de ahí, pero antes de hacerlo me devuelvo dándole un fuerte golpe en sus genitales.

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