capitulo 4

Estaba en enfermería junto con mis nuevos amigos, ellos lucían preocupados por las represalias de Jeremy, por mi parte estaba dispuesta a defenderme.

De un momento a otro escuchamos un escándalo al otro lado de la puerta y esta es abierta siendo azotada. Mi madre entra agitada y cuando me ve sus ojos se humedecen tirándose encima de mi cuerpo.

—Dime quién es y lo mataré despacio y dolorosamente — susurró en mi oído para que yo solo la escuché.

— Estoy bien, Ma, además él tuvo su merecido — Susurro.

— Esa es mi chica — Mi madre se separa de mi cuerpo y empieza a inspeccionar detenidamente. Observa mi cuello y hace una mueca, me hace abrir la boca y saca una pequeña linterna del bolsillo y mira por dentro de mi garganta.

— No se preocupe, su hermana se encuentra bien — Dice alguien a espaldas de mi madre, ella levanta una ceja y sonríe. Sé que le encanta que le digan que somos hermanas.

— ¿Qué fue lo que sucedió?— Pregunta mi madre cambiando su máscara a enojada.

— Un chico la atacó — suelta Alex y yo quiero matarlo.

—¿Cómo que un chico te atacó? — Pregunta cruzándose los brazos.

—Ma, en casa, te explicaré todo— digo y me bajo de la camilla.

—¿Ma?— Pregunta Andrea —¿Diminutivo de qué nombre?— Mi madre sonríe con picardía y antes que empiece a redactar una de sus historias asombrosas le interrumpo.

—Ma, es diminutivo de madre— digo y todos abren la boca sorprendida.

—¿Es tu madre?— Pregunta Ronald.

— Sip— Dijo tomando mi mochila.

—¿Disculpa, pero qué edad tienes?— pregunta Andrea.

—Tengo más de cuarenta — Dice mi madre y yo muerdo mis labios para no reír. Mientras algunas mujeres se quitan la edad, ella es feliz aumentando para que las personas le digan lo hermosa y joven que se ve.

—No puedo creerlo— Murmuró Vivían.

—Es mentira, se nota que es su hermana— Dice la enfermera molesta que ha estado callada todo este tiempo.

—Oh gracias— Mi madre hace que seca unas lágrimas imaginarias.

Alguien toca suavemente la puerta y la enfermera abre la puerta y entra un señor de unos cuarenta y tantos años que nos saluda a todos y se dirige hacia mi madre.

—Lamento mucho lo ocurrido con su hija, señorita Presley, no sé por qué el joven Bulmor la atacó, pero déjeme decirle que el joven será suspendido esta semana por lo ocurrido —

—¿Dijo usted Bulmor?— Pregunta mi madre sorprendida.

—Sí, señorita, Jeremy Bulmor fue quien atacó a su hija—Responde el director.

— Deberían expulsarlo — Dice enojado Ronald — Ya hemos tenido suficiente con sus problemas—.

—Entenderemos si desea denunciarlo y ...—Mi madre niega con su cabeza.

—No se preocupe, el joven tendrá claro que con mi hija no se puede meter— Me sorprendo por el comentario de mi madre y me hace una señal para que nos vayamos.

—El hermano del joven ya está al tanto de lo sucedido y, aunque ahora se encuentra de viaje, le hará entender que no se puede meter con la joven— Ella asiente y ambas salimos de la enfermería.

Mi madre no dice nada en el camino, cosa que me sorprende. Imagino que debe saber a quién le pertenece ese apellido.

Cuando llegamos al departamento le cuento lo sucedido, ella solo me escucha en silencio, y solo me dice que tenga cuidado y sale a su habitación para alistarse para su turno de la noche.

A pesar de los analgésicos que me dio mi madre, aún me duele la garganta, pero aun así voy a estudiar.

Los chicos me reciben y empezamos nuestra jornada. Les pedí que dejáramos el tema a un lado y ellos lo hicieron y nos concentramos en el estudio y sobre hacer planes para los fines de semana.

El viernes llegó y los chicos y yo decidimos ir al cine. Después fuimos a comer y le pedí que me dejaran a unas calles de mi casa, ya que me gustaba caminar un rato antes de llegar a casa a dormir, ya que mi madre aún seguía con su turno de noche.

Me puse mis audífonos y empecé a caminar escuchando a Norah Joes, una de mis cantantes favoritas. Estaba distraída hasta que escuché los gritos de unos chicos y me acerqué hasta visualizar un callejón oscuro y un grupo de hombres dándole patadas a alguien en el suelo. Me alarme y saque mi gas pimienta, tome mi celular y grite.

—¡Policía, venga rápido a la dirección que le acabo de dar, están atacando a alguien!— Grite y los hombres se alarman y salen corriendo hacia el otro lado del callejón.

Esperé un momento y al ver que no había nadie me acercó despacio hacia el desconocido. Enciendo la linterna de mi móvil e iluminó el lugar y me sorprendo al ver aquel hombre que yace en el suelo.

— Le agradezco su ayuda, pero puede dejar de alumbrar la cara — Pide mientras hace una mueca de dolor cuando se sienta —Pobres idiotas, pegan como niña—

— M****a — Murmuró entre dientes y Jeremy se da cuenta de que soy yo.

—Vaya que mierda— Susurra y cierra los ojos para sostenerse de la pared del callejón — Ya te puedes largar— Me doy la vuelta y al llegar a la esquina y me volteo para observar y veo que trata de levantarse y le es imposible por los golpes.

Ruedo mis ojos y me acerco.

— Vamos, te llevaré al hospital — digo de mala gana.

—Odio los hospitales, así que olvídalo — Trata de levantarse de nuevo y solo logra tambalearse y caer de nuevo.

— Entonces vamos a mi casa que está a unas calles de acá— Jeremy levanta su rostro y me mira.

—Lo siento, pero no tengo sexo hasta la tercera cita— Dice divertido, pero su sonrisa se desvanece por el dolor de su costado.

— Yo tampoco tengo sexo con cretinos, así que no te preocupes que no saltes encima de ti— Le ayudé a levantarse y ambos nos encaminamos hacia mi casa.

— Espero que esto no sea un engaño para robar mi virtud — Susurra y yo muerdo mis labios para no reír.

— Vaya, me has descubierto — Digo con sarcasmo — Mi plan original era mandarte a esos hombres para que te hiciera perder la conciencia y así violarte en un callejón oscuro. — Lo escucho reír y ambos ingresamos al departamento — Ven, vamos a mi habitación y así poderte revisar —

— Y dices que no quieres aprovecharte de mí. —Sonrió y le ayudó a caminar hasta mi cuarto, menos mal que soy una persona ordenada y tengo todo en su lugar. - Lo ayudó a sentarse en mi cama y cuando trató de quitarle la camisa, me tomó de las manos.

—Yo te dije que si quieres sexo debes llevarme primero a tres citas— Susurra cerrando los ojos.

— Déjate de payasadas y quítate la ropa — Jeremy abre sus ojos y yo sonrío dándome la vuelta para ir a la habitación de mi madre y sacar el maletín de primeros auxilios.

Me acerco y mi boca se abre al verlo sin camisa, su pecho y brazo están tatuados y unos bellos pectorales adornan su cuerpo.

— Una fotografía más dura — Dice haciéndome sonrojar.

— Ni porque fueras la gran cosa — digo y lo escucho reír.

—Repítelo hasta que tú mismo lo creas.

Limpio sus heridas y le doy unos analgésicos para el dolor. Él terminó acostado en mi cama y a los pocos minutos observó que se había quedado dormido.

Salgo de mi cuarto y limpio el desastre hecho y le escribo a mi madre comentando lo sucedido. Ella no demora en llamarme y decirme que lo deje dormir, que con los analgésicos va a dormir hasta mañana. Lo miro por un momento y me voy a la habitación de mi madre para poder descansar.

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