Capitulo 28

Recuerdo cuando nació, era tan pequeña y tan frágil que tuvo que estar unos días en incubadora. Recuerdo que me quedaba horas observándola atravesó del ventanal o me quedaba a su lado solo metiendo mi mano por un huequito y tomando su pequeña mano esperando que los días pasaran y ella estuviera a mi lado.

Recuerdo cuando empezó a gatear y a caminar. Recuerdo que caía, pero ella no se rendía hasta dar sus pasos y lo mismo lo hizo el día que aprendió a montar bicicleta y patines. Ella caía, se raspaba sus piernitas o codos y no lloraba, solo hacía una mueca y seguía intentándolo hasta que aprendía a hacerlo.

Cierro los ojos y lo único que veo es su sonrisa. De cómo me abrazaba y apoyaba su oreja en mi pecho porque le gustaba escuchar mi corazón latir.

Un sollozo escapa de mis labios y me levanto del mueble hasta ir a su habitación. Observo sin saber qué hacer, donde más buscar.

Hemos recorrido toda la zona y nadie sabe nada de ella. Lo único sospechoso de su desaparición es su amigo, qu
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