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UNA AMENAZA EMINENTE

*EMILY*

Con determinación, ajusté la toalla alrededor de mi cuerpo, ignorando el dolor ardiente. No le daría el placer de verme, llorar o suplicar. ¡Qué monstruo!

El intruso tuvo la audacia de decirme que, a partir de hoy, si quería quedarme en este hogar, tendría que seguir sus reglas. Le respondí con firmeza que yo había pagado por este espacio, que la había comprado con mi dinero y que estaba sumamente endeudada por obtener este apartamento.

Él me observó con una mirada inquisitiva, insistiendo en preguntar por una tal Penélope. Le aclaré que la persona que me había vendido la casa era la señora Vilma, y que no tenía conocimiento de ninguna Penélope.

Con una sonrisa burlona, me acusó de ser ignorante por comprar una propiedad sin los debidos papeles. Pero no me dejaré intimidar. Este es mi hogar, y lucharé por ella.

— Eso no importa por los momentos, sabes que me encanta lo que veo, ahora serás mi nueva adquisición, el lunes pasaré por ti, trabajaras para mí.

—No, señor, yo sé valerme por mí misma, pronto obtendré un trabajo, no quiero tener nada que ver con una bestia como usted.

—¿Quieres otro castigo? No me tientes, me encanta domar fieras. —yo retrocedí, al ver su cara de póker, sus palabras eran cortantes, era un hombre frío y calculador, me estaba intimidando— Buena, chica, el lunes paso por ti, te quiero lista, más te vale estarlo porque no querrás saber el próximo castigo que deseo aplicar en ti.

—Idiota, a mí no me vas a amenazar. Ahora lárgate de mi casa. —se me acercó, con pasos amenazantes, retrocedí quedando entre la pared y su cuerpo.

—No saques mi parte animal, gatita, sé buena chica, porque solo portándote bien lo tendrás todo a mi lado.

—No quiero nada de usted, ¡Por favor déjeme en paz!

—¡Dejarte en paz! Si lo nuestro apenas empieza, de ahora en adelante serás mi nueva sumisa. 

—Qué demonios es eso, yo no soy sumisa de nadie y menos de usted. Así que por favor lárguese, si no llamare a la policía.

—Me encanta el buen humor que tienes, desde ahora considérate mi mujer.

 —¡¡Que!! Yo no soy su mujer, ¡Eres un loco, suéltame y déjame en paz! 

—¡Cometiste un hermoso error al venir a vivir a mi casa! ¡Ahora eres mía! —se retira despacio besando mi frente— Pronto recibirás indicaciones. 

Después de decir eso, se marchó, caí desplomada al suelo, en que infierno vine a caer, lo peor es que no puedo regresar a casa, tengo que ser fuerte, este hombre no me va a amedrentar, tampoco me someteré a él. Me esforcé mucho por salir del control de mis padres para que un patán venga a decirme que le pertenezco, ¡¡maldición!! Es una bestia obsesionada, que ni piense que me dejaré domar por él.

*MICHAEL*

Desde que recibí la llamada del portero, Me subo a mi auto y acelero, quiero llegar rápido, deseo tener esa zorra en mis manos, hay Penélope, te haré pagar caro lo que me has hecho. Llegó a la puerta de la casa, saco la llave de repuesto, así que tengo acceso a ella, entro y la sala está en silencio, me dirijo a la habitación principal, cuando escucho una fatal voz. Me indica que hay alguien en el baño, veo unas maletas vacías sobre la alfombra, reviso el armario, lo que veo es desconocido, hay poca ropa, aparte de pequeña es sencilla.

Recorro la habitación y veo un retrato en la mesita, hay tres hombres y dos mujeres, es una foto familiar, una pareja con tres niños. Algo no estaba bien, la persona que está en el baño definitivamente no es Penélope, de eso estoy seguro. Me siento en el sofá a esperar que salga la maniática que está cantando a todo pulmón en el baño. Estoy de frente al baño, cuando sale una mujer con una toalla en la cabeza y la otra en su cuerpo, en su mano un cepillo que lo usa de micrófono.

—Cantas horrible. —En eso fui sincero. Ella se puso nerviosa, la observó de pie a cabeza, no está nada mal la chica, buenas piernas. Todo se ve natural.

 —¡¡Que!! ¿Quién diablos eres? ¿Cómo entraste aquí? No tengo dinero ni nada de valor. —Le miro el rostro, esta aterrada, se ha de imaginar lo peor de mí.

—Quédate quieta, las preguntas las hago yo. —Me acerco de modo intimidante, cuando se tiró a la cama. Miro que coge una plancha de cabello.

Al ver su intención me le tiré encima, me dio dos buenos golpes en la espalda con esa cosa, le sujete de las manos, con mi otra mano le aparte el cabello del rostro, es preciosa. Nos debatimos en la cama, ella me dices cosas que no tienen sentido para mí, la verdad que ya cambié de opinión, no me interesa como fue que ella vino a dar aquí. Lo que, si sé, es que esta mujer es perfecta para ser mi sumisa de reemplazo, es rebelde y prepotente. Me divertiré domándola, nunca había agarrado una sumisa de cero, tengo mis maneras de someter este tipo de mujeres.

—¡Aush! ¡¡maldición!!, Me arañaste.

—Me besaste, a mí nadie me toca. ¡¡Idiota!!

La miré con enojo, la muy ingrata me había sacado sangre del cuello, la tome de la cintura, la levante por los aires, colocándola en mis piernas, la inmovilice con mi codo y sus manos con mis piernas. Le desnudé su trasero, muy bonito, trasero, redondito y duro, lo acaricié, su piel es muy suave. Le di cuatro palmadas, lo más fuerte sin hacerle mucho daño, ella solo se queja, no lloró, ni suplicó, me estaba gustando esta mujer, la ayudé a ponerse de pie, su rostro está rojo, sus ojos cristalizados, pero no derramó ni una lágrima.   

Al ver cómo el enojo la consumía, sonrió de manera malvada, ella es diferente, le pregunté por Penélope, nuevamente, no obstante, al parecer no la conoce, esa bruja encontró una mujer ignorante para estafar. Aunque, por una parte, le agradezco por haberme enviado una preciosa mujer a quien domar.

Según dijo no tiene trabajo y quedo con una deuda, esta es mi oportunidad para tenerla cerca. Ella está enojada conmigo, eso no me importa, ella trabajará para mí, la quiero tener cerca, para saber más de ella, pronto la introduciré en el mundo del bondage, ya veremos cómo reacciona, estoy ansioso por probarla, ese beso me encendió, la mujer tiene potencial.

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