19.

Fue una sensación brumosa de dolor y miedo. Pesadillas que me atormentaron durante el sueño inconsciente fueron dolorosas, confusas. Soñé con el incendio infernal que me había salvado la vida esa noche en la cárcel, también con el profundo pesar por la enfermera que había muerto y con la que me habían confundido. Pero, cuando abrí los ojos, era temprano en la mañana, muy temprano. Probablemente me había quedado dormida después del parto, todo ese día y toda la noche.

Lo primero que hice cuando abrí los ojos fue voltear, aterrada, hacia un lado. Lo último que había escuchado que había dicho la hermana Sol era que uno de los hijos no respiraba. No lo había escuchado llorar.

Levanté la cabeza, y me acometió un fuerte dolor que me atravesó el cuerpo. Abrí los ojos completamente para buscar a mis pequeños.

Una enfermera se acercó a mí.

―Señora Evangeline, tiene que descansar. Su parto fue natural debió estar muy agotada.

―Mis hijos ―le pedí―, ¿dónde están mis hijos?

La enfermer
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP