—Prometo que te explicaré todo después.—Espero mis explicaciones y tampoco quiero que omitas ningún detalle, ¿de acuerdo? Todavía no puedo creer que te atrevieras a confesarle al sexi papi de mi princesa que tenían una hija.—Sabes que no pensaba ocultarlo toda una vida...—Bueno, es mejor hacerlo tarde que nunca, ¿no? —Jess intentó bromear y Jolie se mantuvo en completo silencio—. Sé que tienes miedo, pero no debes tenerlo. Por lo poco que me di cuenta, él es demasiado dulce, amoroso y atento. Si bien no debía embriagarse, no le voy a desmeritar el hecho de hacerla feliz. Vieras lo lindos que se veían jugando. Incluso él cocinó para ella y déjame decirte que tiene muy buenas habilidades culinarias.—Darius es asombroso —confirmó en un suspiro—. Él es todo lo que está bien en esta vida, lo único que necesitas...—Sé que me aseguraste que nunca sentiste amor por él, pero ahora que se han reencontrado, ¿qué sientes? ¿Cómo te sientes al tenerlo tan cerca? Siempre lo alabaste y hablaste
Ya había pasado una larga semana en la que, tanto Jolie como Darius se dedicaban a ignorarse lo más que pudiesen. Si coincidían en algún lugar de la casa, hacían de cuenta que el otro no existía y evitaban a toda costa quedarse solos. Hablaban lo necesario sobre Loana y sus necesidades, de resto, vivir bajo un mismo techo era por de más de incómodo, demasiado invasivo y confuso.Jolie estaba sentada en la oficina de mal humor, cansada y estresada. Seguía trabajando en los tres casos, pero solo uno de ellos se estaba convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza y le estaba dando más trabajo del que había supuesto. Además de eso, su jefe había vuelto a rechazar su carta de renuncia y Darius le había preguntado la noche anterior cuándo regresaban a Londres.Soltó un sonoro suspiro, apartando la vista de su computador y descansado la frente sobre su escritorio. La cabeza le palpitaba, de momento sin saber qué más hacer para cerrar el caso de la Sra. Hamilton, que cada día parecía complica
—No le diré nada, lo prometo —hizo un ademan con los dedos llevándolos a sus labios en medio de una risita traviesa—. Papi, bájame, por favor.Renuente, Darius bajó a su pequeña hija y la vio acercarse con total confianza y familiaridad al recién llegado, quien de inmediato se agachó a besar su mejilla y entregarle el peluche de oso que había traído para ella. Sintió que le estrujaban las entrañas cuando se percató de la gran sonrisa de la niña y de la mirada emocionada y feliz que le daba.Se tensó, porque aunque no quería hacer una escena allí, no dejaba de preguntarse quién era el tipo y por qué tanta familiaridad con su hija.—Kurt Weisberger —saludó el recién llegado, tendiéndole una mano que dudó en estrechar, pero terminó por hacerlo en un firme apretón.—Darius Rowe, el padre de Loana —enfatizó, dejándole en claro que ese título le pertenecía solo a él.—Lo deduje tan pronto vi el gran parecido que tienen —dijo, sonriendo ladeado—. Es imposible no notar que eres pariente de sa
—¿A dónde vamos, papi? —inquirió Loana, abrazando a Darius por el cuello e intentado darle algo de calor al verlo solo en una camiseta gris.—No sé, mi amor —murmuró y terminó riendo ante su arrebato, deteniéndose una calle más arriba de la casa de Jolie—. Hace frío, ¿verdad?—Mucho —su pequeña lo abrazó aun más fuerte y escondió la cabeza en el cuello del hombre—. Si te abrazo fuerte ya no sentirás frío.Darius volvió a reír y dejó un beso en su frente, agradeciendo que su pequeña fuese su ancla en la realidad, porque de no ser por ella, no tendría ni la menor idea a donde hubiese ido.No lo pensó demasiado y regresó a la casa a paso rápido, después de todo, hacia mucho frío y temía que su pequeña enfermera al solo ir con pijama, un gorro y un par de guantes. Además, pensar en que Jolie y el tal Kurt se habían quedado solos en la casa le revolvía el estómago.Se maldijo en el pensamiento, preguntándose qué diablos estaba haciendo y por qué había actuado de esa manera cuando clarament
La noche fue larga y llena de preocupación para Jolie que no pudo dormir pensando a dónde había ido Darius. Sabía en su interior que quizá estaba bebiendo, pero eso no quería decir que no estaba preocupada por él.Le preocupaba ese problema que tenía con el alcohol y parecía no darse cuenta de las afectaciones que aquello le traía no solo a él, sino también a todos quienes lo rodeaban. Su alcoholismo aumentaba, cuando ella creía que con Loana mermaría con el paso de los días, por lo que se preguntaba si ella tenía que ver con su problema y era la culpable de que él bebiera como si el mundo se fuese a acabar.Le dolía y la enojaba por igual que las cosas entre ellos estuviesen siendo de ese modo. Ella lo que menos quería era discutir con él, pero cualquier cosa parecía estallar su furia. Él siempre estaba a la defensiva y cuando menos se lo esperaba se desfogaba, diciéndole palabras hirientes y que ella misma incluso creía merecer, pero que de igual manera le dolían y la mortificaban.
Jolie se sintió tan rebasada al verse envuelta en una boca cargada de ansiedad y desenfreno que se vio arrastrada por su misma necesidad y deseo, recibiéndolo con total pasión. Envolviendo los brazos alrededor del cuello de Darius, le correspondió el beso con el mismo frenesí con que él la estaba besando y desarmando en su totalidad.Demasiado caliente y eufórico por la manera en que ella se apretaba a su cuerpo y rozaba sus labios, tomó su cabello en un puño y la besó con mayor rudeza, obligándola a abrir aun más su boca para que él pudiese explorarla a cabalidad con su lengua.Sus bocas unidas y en busca de mayor fricción, queriendo tomar el control de un beso que era desesperado, sediento, húmedo y caliente. Ambos querían más contacto, querían beberse al otro en un beso que los estaba dejando sin aliento, pero que los estaba calentando a más no poder.Las manos de Darius se deslizaron por el cuerpo de la rubia y esta emitió un pequeño gemido cuando él acunó su trasero y la pegó tan
Jolie boqueó un par de veces y finalmente no fue capaz de decir palabra alguna. Sus mejillas estaban rojas por la vergüenza que sentía y porque ella había supuesto que él no recordaría absolutamente nada de lo que había pasado, menos lo que había dicho siquiera sin pensar.No obstante, Darius sí recordaba algunas cosas, como la estupidez que le había dicho al llegar y cuando la besó sin poder resistirse por más tiempo. Tanto tiempo luchando contra sus propios sentimientos no le había valido de nada, si cuando estaba cerca de ella y en ese estado tan vulnerable, el amor lo seguía doblegando a sus pies.Recordaba que ella también le había devuelto el beso con la misma intensidad, pero lo siguiente era confuso y un borrón que necesitaba entender. No sabía si era un sueño que ella le había dicho que lo amaba, si realmente había dicho tales palabras o solo se trataba de su imaginación jugando en su contra. Su cabeza era un caos y la resaca que presentaba no le ayudaba en lo absoluto a pens
—Aunque ya renuncié, aún no he cerrado dos casos que han sido verdaderos de cabeza, pero no creas que olvidé nuestro trato. Tengo juicio en cuarentena minutos, así que me adelanté y busqué un grupo de apoyo para que fuéramos juntos. Todos los días hay reunión a las seis, por lo que trataré de adelantar todo el trabajo que tengo pendiente y venir por ti. Por cierto, Jess vendrá por Loana, ya sabes, es la única en quien puedo confiarle a mi hija y a ella le encanta estar con ella porque le da galletas de chocolate —Jolie tomó su abrigo y su cartera dándole una mirada breve a Darius—. Y de nuevo te agradezco que me ayudes con la mudanza. La casa está hecha un caos y eso que es pequeña, pero no sabía que tenía tantas cosas hasta este momento...—Toma un respiro —le indicó Darius con una sonrisa divertida—. Estás hablando tan rápido que no te entiendo nada. Haz tu trabajo, yo me encargo del resto.—Gracias —suspiró y se agachó a darle un beso en la mejilla a Loana—. Pórtate bien, princesa.