Monse se bajó a toda prisa del escritorio, maldiciendo a la mujer que había interrumpido el único momento en que había podido tener a su jefe tan cerca. Se dio la vuelta con una expresión compungida, abotonando los dos botones de su camisa que había soltado minutos antes, un hecho que Jolie no pudo ignorar.—No es lo que estás pensando —se excusó Darius, ahora sí siendo muy consciente de la posición comprometedora en la que estaba con su secretaria—. Ayudaba a Monse.—Desde luego, la ayudabas a quitarse la ropa por el calor que hace en la oficina. Tenías las manos en su cuello y a punto de besarla por mera consideración y causalidad, ¿no?—No la iba a besar —dijo, acercándose a su mujer, pero está retrocedió, con el ceño fruncido y esperando una explicación que no llegaba y empezaba a molestarla aún más—. Lo que sea que estés pensando, no es verdad.—Lo que sea que yo esté pensando vale mierda. Lo que cuenta aquí es lo que acabo de ver y créeme que a ojos externos estaban a punto de t
Los meses empezaron a pasar con gran rapidez, con tanta, que Jolie ni Darius fueron conscientes de lo que pasaba a su alrededor. Vivían en una inmensa burbuja de amor, disfrutando de los días juntos en familia, de los instantes apasionados de pareja y todos los momentos que pudiesen absorber estando juntos. Vivian todo aquello que se habían perdido por largos años, por lo tanto, eran ajenos incluso al tiempo.Seguían asistiendo a las terapias con Tamara e iban una vez por semana a las sesiones del grupo de ayuda que esta misma les recomendó. Había días en los que Darius se ponía de mal humor y ansiaba un trago, pero poco a poco empezaba a controlar su ansiedad y prefería salir a correr cuando esa necesidad de beber lo azotaba. Ahora descargaba todas sus frustraciones haciendo ejercicio, quemando calorías y de alguna manera destrozando la ansiedad que lo dominaba.Si bien se habían comprometido y Jolie llevaba un hermoso anillo adornando su mano, lo cierto era que no habían establecido
La sonrisa en el rostro de Jolie era tan grande y llena de felicidad que nadie podía apartar la mirada de ella y sonreír por igual. Junto a ella, en ese día tan importante y especial donde al fin podía abrir su firma al público, estaba toda su familia y sus amigos, siendo testigos de uno de sus más grandes sueños.Largos meses de trabajo valían la pena cuando miró a su alrededor y la satisfacción le llenó el pecho. El bufete estaba ubicado en el piso más alto de uno de los edificios pertenecientes a los padres de Kian y era tan perfecto como lo había imaginado. Tenía una vista privilegiada de la ciudad, lo que lo hacía aun más maravilloso. Los primeros cinco abogados que trabajarían de su mano estaban allí con su familia, igual de emocionados y ansiosos por empezar a trabajar.El bufete era grande y aun sobraban oficinas, por lo que Jolie no se preocupaba por el personal, después de todo, allá afuera había cientos de abogados esperando por una oportunidad y ella estaba más que feliz d
La emoción que sentía Darius no podía compararla con nada en la vida. Jamás se había sentido tan ansioso y temeroso de una respuesta. Jamás había pasado una noche en vela, pensando y haciéndose ilusiones en la cabeza y el corazón.No había pensado en ser padre nuevamente, es decir, hasta ahora estaba viviendo la experiencia con su pequeña Loana, por lo que veía muy lejano la llegada de otro hijo. Pero no iba a mentirse a sí mismo, la idea de ser padre lo hacía tan feliz como lo llenaba de miedo.Él tenía nula experiencia con bebés. Si bien con su pequeña era todo más sencillo porque ya estaba grande, lo cierto era que de vez en cuando le frustraba no entenderla por completo. Hasta ahora empezaba a conocer lo que le gustaba y lo que no, lo que la hacía reír y lo que la hacía enfadar. Un bebé era mucha más responsabilidad, aun así, le emocionaba la idea de ser padre. Lo que tanto había deseado parecía que al fin se iba a hacer una realidad, pero a la vez, se decía a sí mismo que no se h
Jolie recordó su primer embarazo y, aunque al principio lloraba y solía comer bastante y tener pocos malestares como vómitos, en este apenas vio el resultado positivo, fue como si los síntomas se revelaran con una fuerza avasallante.Habían pasado dos días, pero sentía toda una eternidad cuando despertaba y lo primero que hacía era vomitar. Sentir el olor a la comida la hacía vomitar el doble, no importaba la hora o el lugar en el que se encontraba, pero incluso hasta el aroma de su perfume le provocaba náuseas. Sentía cansancio, mucho sueño y mucho mareo.Estaba feliz de ser madre, pero los malestares la estaban matando y aun debía soportar algunos meses más para que desaparecieran.Salió del baño con las mejillas sonrojadas, el sudor corriendo su frente y limpiando su boca con un pañuelo. Apenas despertó y el olor a la comida que preparaba su esposo como cada mañana desde hacía tres días, descargó lo poco que tenía en el estómago. Se sentía débil y la cama la incitaba a enrollarse e
En vista de que Jolie tenía bastante trabajo en su firma y Darius debía trabajar en el próximo modelo de prótesis, decidieron no tener luna de miel.Su fin de semana fue largo y apasionado en la casa de campo de los padres de Darius. Pasaron el tiempo juntos recorriendo el lago, teniendo cenas en el jardín y disfrutando de un momento en pareja que desearon volver eterno, pero que guardaron en sus corazones como lo mejor en sus vidas. Tuvieron una boda que jamás se llegaron a imaginar del todo, pero que fue mágica y perfecta para ellos.Un mes había pasado demasiado rápido para ellos, que entre responsabilidades y estando sumergidos en su burbuja de amor, los días pasaban volando. O quizás era la urgencia de que el tiempo pasara demasiado rápido, anhelando la llegada de su bebé, porque los dos y Loana estaban felices y deseosos de tener en sus brazos al bebé que hacía de sus días y de su familia muy felices y completa.Por otro lado, tanto Jolie como Darius estaban muy emocionados y fe
—¡Hagamos un brindis! —gritó Jolie, tomando la botella de whisky que la mesera recién había traído unos minutos antes—. Hace un año cuando Jeray decidió crear su propia empresa, he de confesar que tenía muchas dudas, pero hoy en día puedo decir que me siento muy orgullosa de los logros de mi primo hermano y de todo lo que ha logrado en tan poco tiempo.—No le atribuyas todo el éxito solo a él, que nosotros también hemos aportado bastante —se quejó un Darius risueño.—Ustedes solo han aportado dinero, pero Jeray ha usado todo su gran cerebro y sus grandes dotes como empresario para crecer.—Deja de alabarlo tanto mujer que se las va a creer y después nos va a pisotear como si nos tratáramos de insignificantes hormigas —le recriminó de nuevo el castaño—. Además, tú también pusiste dinero de tu herencia para que la empresa de él alzara vuelo.El aludido escuchó a sus amigos ser tan ruidosos como de costumbre y sonrió. En ese momento tenía todo lo que deseaba y no descansaría ni un instan
—¿Realmente olvidaste lo que pasó o solo te estás haciendo la desentendida? —Darius se levantó de la cama sin cubrir su desnudez, dándole una mirada profunda a la chica que no dejaba de vestirse a toda prisa —. No es tan malo, ¿o sí? —No me vengas con estupideces, Darius. —rugió—. Claro que esto es malo, muy malo. —¿Por qué? —¿Por qué? —Jolie se detuvo y respiró hondo, tratando de calmar todo lo que sentía en su interior—. Nos casamos en medio de una borrachera. No me digas ahora que era lo que estabas buscando con una mujer; casarte con la primera que te enrollaste en una noche donde te pasaste de tragos hasta perder la conciencia y tuviste sexo sin control. —Yo no bebí hasta perder la conciencia, eso lo hiciste tú —Darius empezaba a molestarse con la actitud de la rubia —. Fuiste muy consiente la noche anterior cuando llamaste a un amigo tuyo y le pediste que nos casara. —Por Dios —Jolie se cubrió el rostro con ambas manos y soltó un chillido agudo—. ¿Cómo demonios terminé haci