—¿Realmente olvidaste lo que pasó o solo te estás haciendo la desentendida? —Darius se levantó de la cama sin cubrir su desnudez, dándole una mirada profunda a la chica que no dejaba de vestirse a toda prisa —. No es tan malo, ¿o sí? —No me vengas con estupideces, Darius. —rugió—. Claro que esto es malo, muy malo. —¿Por qué? —¿Por qué? —Jolie se detuvo y respiró hondo, tratando de calmar todo lo que sentía en su interior—. Nos casamos en medio de una borrachera. No me digas ahora que era lo que estabas buscando con una mujer; casarte con la primera que te enrollaste en una noche donde te pasaste de tragos hasta perder la conciencia y tuviste sexo sin control. —Yo no bebí hasta perder la conciencia, eso lo hiciste tú —Darius empezaba a molestarse con la actitud de la rubia —. Fuiste muy consiente la noche anterior cuando llamaste a un amigo tuyo y le pediste que nos casara. —Por Dios —Jolie se cubrió el rostro con ambas manos y soltó un chillido agudo—. ¿Cómo demonios terminé haci
—¿Cómo demonios terminaste casado con ella? —inquirió Kian, viendo a su amigo beberse el segundo trago de la mañana—. Los dejé por cinco minutos e hicieron un desastre.—¿Qué vas a hacer? —preguntó Jeray, tranquilo e imperturbable como de costumbre.—¿Qué crees que hará? Es de lógica que pedirá el divorcio. Entiendo que la noche es oscura, el alcohol adormece y la calentura embrutece, pero de eso a quedarse casado con una loca y libertina como Jolie, es el peor error que se puede cometer en esta vida. Hay que estar chiflado para querer estar junto a una mujer que...—Si ella me da la oportunidad de demostrarle todo lo que siento, seguiré casado con ella —confesó, dejando en silencio a sus dos amigos que lo miraron sorprendido y como si acabara de enloquecer—. Quizá no es la mejor manera para ganarme su corazón, pero ahora que al fin estoy más cerca de ella, no puedo dejar ir sin luchar. Puede que esté muy mal de la cabeza, pero a esa mujer la he amado, creo yo, desde el primer día que
Darius agradeció al anciano que trajo sus órdenes y dejó que Jolie le diera un trago a su café. Desde que se marcharon de la casa de los padres de ella y llevaron a una cafetería solitaria en medio de la nada, el silencio los había envuelto. La rubia estaba sumida en sus pensamientos, dándole vueltas a las palabras que su padre le había dicho y no dejaban cabida para negarse o llevarle la contraria, no cuando el hombre estaba demasiado enojado con ella. Jamás le había gritado y demandado las cosas de esa manera tan colérica, obligándola a seguir casada con un hombre que ni siquiera amaba. Ni siquiera cuando se escapó a Francia a verse con uno de sus tantos exnovios y no regresó si no hasta dos semanas después, le había hablado de esa manera. Su cabeza estaba a punto de explotar y solo quería echarse a llorar o desaparecer de la faz de la tierra. Pero se sentía molesta consigo misma, por haber perdido el juicio de sí misma y cometer un error que le estaba costando emendar como solo e
—Traté de mediar con tu padre, pero él está empecinado a que sigamos casados...—Da igual vivir en tu apartamento que en el mío, ¿no? —Jolie lo interrumpió, haciendo que él la mirara con los ojos entrecerrados—. Si vamos a vivir en el tuyo, déjame ir primero por algunas cosas al mío. —¿De verdad vamos a vivir juntos? —inquirió sin poder creerlo y con el corazón latiendo emocionado—. En la cafetería me dijiste algo tan diferente.—Da igual lo que haya dicho, después de todo, mi padre ya dio la última palabra. Y, aunque no esté de acuerdo, no tengo más opción —se encogió de hombros y caminó hasta el baúl del auto—. ¿Me ayudas, esposo? Darius la miró por unos segundos, antes de despabilarse y asentir eufórico. Se acercó a ella a gran velocidad y le ayudó a subir un par de maletas a su auto. Sabía que ella estaba siendo obligada por su padre a permanecer con él, pero eso no le restaba la felicidad que sentía en su corazón. Creía firmemente que si estaban cerca y convivían lo más que pod
La noche fue larga y poco grata para Jolie, que no dejó de dar vueltas en la cama, no solo por la situación en la que se encontraba, sino porque de alguna manera las caricias y los besos que compartió con Darius llegaron a su mente como un recuerdo no deseado que no la dejó sentir ni una pizca de paz. Agradeció que él ya no se encontrara en el apartamento cuando salió de la habitación, encontrándose con el desayuno preparado y una nota que decía que se verían en la tarde para ir juntos a casa de sus padres. Llamó a su asistente y le pidió cancelar las citas que tenía en el día. Necesitaba resolver sus asuntos antes de regresar al trabajo o creía que no podría ir a un juicio. Tenía muchos casos importantes en los cuales pensar, y no en el desagradable hecho de estar casada con uno de sus amigos.Entre pensamientos y llamadas largas que la desanimaban cada vez más, no se percató de que el día se había pasado a gran velocidad. Recordó la dichosa cena en casa de sus padres cuando Darius
Darius estacionó frente a la casa de sus suegros y descendió del auto para abrirle la puerta a su esposa y ayudarla a bajar. Jolie no quería ser parte de un teatro, pero al menos trataría de fingir por un par de horas, aunque en realidad esperaba ansiosa la respuesta de uno de sus grandes amigos que le aseguró ayudarla.Recibió la mano del hombre y de inmediato Darius envolvió un brazo alrededor de su cintura, descansando su mano en su cadera, muy cerca de la curva de su trasero y ella lo miró enfadada.—Ten mucho cuidado donde pones esa mano —susurró, provocando que el hombre riera—. Bájala un poco más y te la arranco.—¿No será más bien que te pone nerviosa que te toque así? —bromeó, proporcionando una sutil caricia que la hizo tensar.—Por favor, no me hagas reír —ironizó—. Y si quieres conservar tu mano, será mejor que la dejes quieta y a mi alcance. El hombre no dijo más, pero sonrió divertido y subió su mano unos cuantos milímetros con lentitud, haciendo que la piel de su espos
—¿Qué es lo que está pasando? —inquirió la madre de Darius, con el ceño fruncido y la sorpresa cubriendo su rostro—. ¿Acaso discutieron? —Era de esperarse que esto pasara —murmuró el padre de Jolie y, los que sí conocían la verdadera situación, suspiraron—. Es una irresponsable e inmadura. —Necesito hablar con ella —murmuró Darius, buscando desesperadamente las llaves de su auto en los bolsillos de su pantalón—. Maldita sea. Tanto Kian como Jeray se acercaron a él y lo tomaron de la camisa, impidiendo que fuera tras ella y todo terminara aún peor de lo que estaba saliendo. Ellos sabían que esa cena solo ocasionaría más problemas, y no se equivocaron, pues la madre de Darius exigía explicaciones, el padre de Jolie llamaba furioso a su hija y Darius solo trataba de soltarse de sus amigos para ir con ella.Se sentía culpable de haberla besado, pero a la vez se decía que ella había sido quien había iniciado el juego. Esa mujer lo estaba enloqueciendo, aun así, era feliz de tener la más
—Gracias por tu ayuda —le dijo la rubia al hombre a su lado, ganándose una mirada divertida y una sonrisa bastante atractiva—. Te debo una.—Una más —le recordó y Jolie soltó una risita—. Creo que es hora de que me pagues todos los favores que te he hecho. No es fácil cuando se trata de ti. —Ah, ¿sí? —enarcó una ceja y el hombre asintió—. ¿Y cuánto te debo?—El dinero no me hace falta —se viró hacia ella y la tomó del mentón, acercándose a su rostro peligrosamente—. ¿Qué te parece si recordamos viejos tiempos? —No —Jolie se liberó de su agarre al instante—. Y no es que no quiera, pero no volveré a mezclar la amistad con el sexo. Y tú eres un buen amigo, no me gustaría perderte a ti también. Maykel resopló con fuerza antes de encogerse de hombros, restándole importancia a lo que ella decía. La chica lo ponía caliente y le gustaba desde hacía mucho, eso era algo que no iba a negarle a nadie, pero su amistad era más significativa que los revolcones que pudiesen tener.—¿Qué pasa si tu