—Gracias por tu ayuda —le dijo la rubia al hombre a su lado, ganándose una mirada divertida y una sonrisa bastante atractiva—. Te debo una.—Una más —le recordó y Jolie soltó una risita—. Creo que es hora de que me pagues todos los favores que te he hecho. No es fácil cuando se trata de ti. —Ah, ¿sí? —enarcó una ceja y el hombre asintió—. ¿Y cuánto te debo?—El dinero no me hace falta —se viró hacia ella y la tomó del mentón, acercándose a su rostro peligrosamente—. ¿Qué te parece si recordamos viejos tiempos? —No —Jolie se liberó de su agarre al instante—. Y no es que no quiera, pero no volveré a mezclar la amistad con el sexo. Y tú eres un buen amigo, no me gustaría perderte a ti también. Maykel resopló con fuerza antes de encogerse de hombros, restándole importancia a lo que ella decía. La chica lo ponía caliente y le gustaba desde hacía mucho, eso era algo que no iba a negarle a nadie, pero su amistad era más significativa que los revolcones que pudiesen tener.—¿Qué pasa si tu
Mientras que Darius bebía y fumaba con una tranquilidad pasmosa en el sillón de una habitación, dos rubias voluptuosas se besaban y acariciaban de manera provocativa sobre la cama, mirando al hombre de vez en cuando para engordar su morbo e incentivándolo a unirse a ellas. Pero las dos chicas sabían a la perfección que, cuando él estuviera listo, las tomaría como quisiera y se marcharía sin decir ni una palabra. Cada encuentro era igual; ellas en medio de la cama besándose y tocándose, demostrándole al hombre un placer indescriptible, pero él solo se unía a ellas cuando dejaba de fumar y beber. Parecía que él las contemplaba con fijeza, pero su mente se encontraba muy lejos de aquellos cuerpos tan perfectos y esbeltos y dispuestos a ofrecerle el mayor de los placeres. En ese momento solo podía pensar en lo miserable que se sentía y en lo vacío que era cada encuentro con cada una de las mujeres que pasaban por su cama. Si bien le costaba excitarse, al fin el morbo de ver a ambas chic
Por más que Darius intentó serenarse y pensar con raciocinio y calma, no pido. Estaba furioso y no entendía por qué, o tan solo quizás se debía al hecho de que ella había regresado y aún no había podido cerrar ese pasado que de vez en cuando lo atormentaba. Condujo a toda velocidad hasta la empresa y, una vez en el lugar, entró sin más, ignorando las miradas que todos le daban y los murmullos que rezumaban en sus oídos. Entró al ascensor y, aunque tomó hondas respiraciones, su corazón seguía latiendo con mucha fuerza y la furia crecía en su interior como un impasible huracán dispuesto a destruirlo todo a su paso. No sabía si estaba enojado consigo mismo, con esa mujer por haber regresado o con Jeray por haberle ocultado tal hecho.Darius salió furibundo del ascensor, dando pasos largos y pesados por toda la sala, pasando de Avery, la secretaria de su amigo, como si no existiera y tocando la puerta de la oficina de Jeray con todas sus fuerzas. El alcohol en su sistema no le ayudaba a
Jolie suspiró en cuanto llegaron al apartamento de él y Darius bajó del auto sin siquiera darle una mirada. Bajó tras él y le siguió el paso, pero el hombre cada vez se apresuraba más en caminar.La rubia casi corrió tras él, empezando a fastidiarse con la actitud infantil que había asumido, pero trataba de controlar su temperamento porque así como estaba de alterado y ebrio no iba a conseguir una conversación normal con él. Aunque no decía nada, le dolía verlo así de mal por su culpa, después de todo, ella siempre deseó poder conservar su amistad y no le gustaba que alguien dejara de ser lo que era por otra persona. Entraron al apartamento en completo silencio y, mientras Jolie recordaba la última vez que había estado allí antes de marcharse, Darius fue directo a la habitación y sacó una carpeta que le tiró sobre la barra sin decir ni una sola palabra. —Esperaba que pudiéramos hablar antes de firmar el divorcio. —No hay nada de qué hablar. Firma y lárgate de mi vida ahora mismo —
Darius llegó a la empresa desde tempranas horas de la mañana, resacoso y de muy mal humor. Había pasado la en vela, tratando de sacarse de su mente la aparición de esa mujer que tanto detestaba y no tenía intención alguna de ver o siquiera hablarle.Se encontró en el ascensor a uno de sus amigos y le pidió que no dijera nada, así que Kian respetó su palabra y le habló sobre el proyecto en que el juntos habían estado trabajando y había pasado la primera revisión, haciendo emocionar al hombre, después de todo, habían pasado mucho tiempo trabajando para que todo fuese perfecto y no hubiese ni un solo error a la hora de presentar. Juntos, hablando de trabajo, subieron hasta el último piso de la compañía, quedándose por un momento en silencio y felices por la escena que se estaba llevando a cabo tan pront0o se abrieron las puertas de la caja de metal y la pareja parecía no inmutarse con sus presencias. Jeray besaba a su ángel, sosteniéndola con fuerza y ella lo abrazaba por igual, soltand
Jolie se enfocó en realizar su trabajo, en investigar todo lo relacionado con Ivanna y el dichoso club, recopilando la mayor información para saber a quién se estaba enfrentando. Una vez la obtuvo y supo que la mujer era peligrosa, les pidió a sus padres que se marcharan a Londres antes que ella, sabiendo que tan pronto empezara el juicio, la mujer atacaría sus puntos más débiles y ella no podría perdonarse si a sus padres y a lo más importante de su vida les ocurría algo malo. Allí estarían seguros y estaría mucho más tranquila.Con tanto trabajo, había olvidado a Darius, incluso pasó por alto los contratos de él y de Kian, después de todo, la denuncia la haría Avery y ellos no estaban involucrados directamente con ella. Además, ninguno de los dos quería verla y hablar con ella, así que prefirió meterse de lleno en su trabajo y no pensar en nada más, pero día a día sabía que tenía una conversación pendiente con el que seguía siendo su marido.Ella no pretendía retener a Darius, de he
—Suéltame, me estás lastimando —se quejó la chica, tratando de liberarse del fuerte agarre del hombre—. ¡Que me sueltes, carajo!Darius la estampó de espaldas a él contra una pared en medio de un oscuro y solitario callejón y la presionó por completo, respirando furioso y deseando acabarla allí mismo. Estaba tan enojado con el descaro de Jolie, con esa altanería con la que se acercaba a él y a su ligue tratando de imponerse como su señora, a sabiendas de que nunca estuvo a su lado y ni siquiera le amaba.¿Qué se suponía que hacía allí, haciéndole reclamos y dándose un lugar que se negó a ocupar si lo que más deseaba era su maldita libertad? Ahora no entendía qué estaba tratando de hacer esa mujer. ¿Estaba falta de atención y por eso andaba por la vida tratando de llamar su atención? ¿Acaso buscaba un poco de sexo? Si era así, se lo daría, pero la trataría como cualquier otra con las que había estado, una mujer con la que pasaría un momento caliente y la desecharía porque ya no era no
Jolie se limpió las lagrimas y se obligó a dejar de llorar pese a que le era imposible retener el llanto. Se arregló la ropa como pudo y caminó por las calles hasta detener al primer taxi que apareció, ignorando las llamadas constantes de Maykel. En ese momento quería estar sola, no tenía muchas ganas de hablar de lo que había sucedido.Su parte intima estaba adolorida y le ardía ante lo que significaba tener sexo sin estar completamente lista, eso sin contar que su aspecto era un completo desastre. El taxista le preguntó si estaba todo bien al verla tan desaliñada y ella solo pudo asentir, pidiéndole que la llevara a casa de sus tíos.Cuando llegó a la casa, agradeció que sus tíos estuviesen dormidos y no la vieran en el estado tan deplorable en el que había llegado. Lo primero que hizo cuando llegó fue enviarle un mensaje a su amigo, que le había dejado cientos de recados, visiblemente preocupado porque no aparecía y tampoco la encontraba por el lugar. Se excusó y le dijo que hablar