La emoción que sentía Darius no podía compararla con nada en la vida. Jamás se había sentido tan ansioso y temeroso de una respuesta. Jamás había pasado una noche en vela, pensando y haciéndose ilusiones en la cabeza y el corazón.No había pensado en ser padre nuevamente, es decir, hasta ahora estaba viviendo la experiencia con su pequeña Loana, por lo que veía muy lejano la llegada de otro hijo. Pero no iba a mentirse a sí mismo, la idea de ser padre lo hacía tan feliz como lo llenaba de miedo.Él tenía nula experiencia con bebés. Si bien con su pequeña era todo más sencillo porque ya estaba grande, lo cierto era que de vez en cuando le frustraba no entenderla por completo. Hasta ahora empezaba a conocer lo que le gustaba y lo que no, lo que la hacía reír y lo que la hacía enfadar. Un bebé era mucha más responsabilidad, aun así, le emocionaba la idea de ser padre. Lo que tanto había deseado parecía que al fin se iba a hacer una realidad, pero a la vez, se decía a sí mismo que no se h
Jolie recordó su primer embarazo y, aunque al principio lloraba y solía comer bastante y tener pocos malestares como vómitos, en este apenas vio el resultado positivo, fue como si los síntomas se revelaran con una fuerza avasallante.Habían pasado dos días, pero sentía toda una eternidad cuando despertaba y lo primero que hacía era vomitar. Sentir el olor a la comida la hacía vomitar el doble, no importaba la hora o el lugar en el que se encontraba, pero incluso hasta el aroma de su perfume le provocaba náuseas. Sentía cansancio, mucho sueño y mucho mareo.Estaba feliz de ser madre, pero los malestares la estaban matando y aun debía soportar algunos meses más para que desaparecieran.Salió del baño con las mejillas sonrojadas, el sudor corriendo su frente y limpiando su boca con un pañuelo. Apenas despertó y el olor a la comida que preparaba su esposo como cada mañana desde hacía tres días, descargó lo poco que tenía en el estómago. Se sentía débil y la cama la incitaba a enrollarse e
En vista de que Jolie tenía bastante trabajo en su firma y Darius debía trabajar en el próximo modelo de prótesis, decidieron no tener luna de miel.Su fin de semana fue largo y apasionado en la casa de campo de los padres de Darius. Pasaron el tiempo juntos recorriendo el lago, teniendo cenas en el jardín y disfrutando de un momento en pareja que desearon volver eterno, pero que guardaron en sus corazones como lo mejor en sus vidas. Tuvieron una boda que jamás se llegaron a imaginar del todo, pero que fue mágica y perfecta para ellos.Un mes había pasado demasiado rápido para ellos, que entre responsabilidades y estando sumergidos en su burbuja de amor, los días pasaban volando. O quizás era la urgencia de que el tiempo pasara demasiado rápido, anhelando la llegada de su bebé, porque los dos y Loana estaban felices y deseosos de tener en sus brazos al bebé que hacía de sus días y de su familia muy felices y completa.Por otro lado, tanto Jolie como Darius estaban muy emocionados y fe
—¡Hagamos un brindis! —gritó Jolie, tomando la botella de whisky que la mesera recién había traído unos minutos antes—. Hace un año cuando Jeray decidió crear su propia empresa, he de confesar que tenía muchas dudas, pero hoy en día puedo decir que me siento muy orgullosa de los logros de mi primo hermano y de todo lo que ha logrado en tan poco tiempo.—No le atribuyas todo el éxito solo a él, que nosotros también hemos aportado bastante —se quejó un Darius risueño.—Ustedes solo han aportado dinero, pero Jeray ha usado todo su gran cerebro y sus grandes dotes como empresario para crecer.—Deja de alabarlo tanto mujer que se las va a creer y después nos va a pisotear como si nos tratáramos de insignificantes hormigas —le recriminó de nuevo el castaño—. Además, tú también pusiste dinero de tu herencia para que la empresa de él alzara vuelo.El aludido escuchó a sus amigos ser tan ruidosos como de costumbre y sonrió. En ese momento tenía todo lo que deseaba y no descansaría ni un instan
—¿Realmente olvidaste lo que pasó o solo te estás haciendo la desentendida? —Darius se levantó de la cama sin cubrir su desnudez, dándole una mirada profunda a la chica que no dejaba de vestirse a toda prisa —. No es tan malo, ¿o sí? —No me vengas con estupideces, Darius. —rugió—. Claro que esto es malo, muy malo. —¿Por qué? —¿Por qué? —Jolie se detuvo y respiró hondo, tratando de calmar todo lo que sentía en su interior—. Nos casamos en medio de una borrachera. No me digas ahora que era lo que estabas buscando con una mujer; casarte con la primera que te enrollaste en una noche donde te pasaste de tragos hasta perder la conciencia y tuviste sexo sin control. —Yo no bebí hasta perder la conciencia, eso lo hiciste tú —Darius empezaba a molestarse con la actitud de la rubia —. Fuiste muy consiente la noche anterior cuando llamaste a un amigo tuyo y le pediste que nos casara. —Por Dios —Jolie se cubrió el rostro con ambas manos y soltó un chillido agudo—. ¿Cómo demonios terminé haci
—¿Cómo demonios terminaste casado con ella? —inquirió Kian, viendo a su amigo beberse el segundo trago de la mañana—. Los dejé por cinco minutos e hicieron un desastre.—¿Qué vas a hacer? —preguntó Jeray, tranquilo e imperturbable como de costumbre.—¿Qué crees que hará? Es de lógica que pedirá el divorcio. Entiendo que la noche es oscura, el alcohol adormece y la calentura embrutece, pero de eso a quedarse casado con una loca y libertina como Jolie, es el peor error que se puede cometer en esta vida. Hay que estar chiflado para querer estar junto a una mujer que...—Si ella me da la oportunidad de demostrarle todo lo que siento, seguiré casado con ella —confesó, dejando en silencio a sus dos amigos que lo miraron sorprendido y como si acabara de enloquecer—. Quizá no es la mejor manera para ganarme su corazón, pero ahora que al fin estoy más cerca de ella, no puedo dejar ir sin luchar. Puede que esté muy mal de la cabeza, pero a esa mujer la he amado, creo yo, desde el primer día que
Darius agradeció al anciano que trajo sus órdenes y dejó que Jolie le diera un trago a su café. Desde que se marcharon de la casa de los padres de ella y llevaron a una cafetería solitaria en medio de la nada, el silencio los había envuelto. La rubia estaba sumida en sus pensamientos, dándole vueltas a las palabras que su padre le había dicho y no dejaban cabida para negarse o llevarle la contraria, no cuando el hombre estaba demasiado enojado con ella. Jamás le había gritado y demandado las cosas de esa manera tan colérica, obligándola a seguir casada con un hombre que ni siquiera amaba. Ni siquiera cuando se escapó a Francia a verse con uno de sus tantos exnovios y no regresó si no hasta dos semanas después, le había hablado de esa manera. Su cabeza estaba a punto de explotar y solo quería echarse a llorar o desaparecer de la faz de la tierra. Pero se sentía molesta consigo misma, por haber perdido el juicio de sí misma y cometer un error que le estaba costando emendar como solo e
—Traté de mediar con tu padre, pero él está empecinado a que sigamos casados...—Da igual vivir en tu apartamento que en el mío, ¿no? —Jolie lo interrumpió, haciendo que él la mirara con los ojos entrecerrados—. Si vamos a vivir en el tuyo, déjame ir primero por algunas cosas al mío. —¿De verdad vamos a vivir juntos? —inquirió sin poder creerlo y con el corazón latiendo emocionado—. En la cafetería me dijiste algo tan diferente.—Da igual lo que haya dicho, después de todo, mi padre ya dio la última palabra. Y, aunque no esté de acuerdo, no tengo más opción —se encogió de hombros y caminó hasta el baúl del auto—. ¿Me ayudas, esposo? Darius la miró por unos segundos, antes de despabilarse y asentir eufórico. Se acercó a ella a gran velocidad y le ayudó a subir un par de maletas a su auto. Sabía que ella estaba siendo obligada por su padre a permanecer con él, pero eso no le restaba la felicidad que sentía en su corazón. Creía firmemente que si estaban cerca y convivían lo más que pod