De todos los lugares donde podría arrojarme mi subconsciente, estar en este bosque repitiendo una y otra vez la última plática con Azahara fue lo peor que me pudo pasar.

Siempre me gustó la forma en que Azahara miraba mis manos, por eso procuraba lavarme bien cuando la visitaba, salía a los jardines para verla sentada en las bancas,solo cruzábamos un par de palabras, casi siempre observábamos el atardecer. Detrás de la mansión Askin, en los bosques que se fusionaron con los jardines donde las cosas parecían más tranquilas, ahí la había visto por primera vez hace 2 años.

-¿Alguna vez pensaste en que sucedería después de morir?. - la voz cantarina de Azahara me regreso a la realidad, volte a verla y a ese cabello castaño que le habian cortado arriba de los hombros, usaba ese absurdo vestido muy popular de color rosa con lunares gigantes blancos y un cuello exagerado.

-No pienso mucho en eso. - le dije mientras movía el anillo en mi dedo anular.

-Sabes Donovan, para ser alguien que vivir