Agnes limpiaba la cubierta de un gran yate, lo preparaban para una fiesta de cumpleaños y tenía que estar brillando.
Valery limpiaba los camarotes y era todo tan divino, las camas, la elegancia y perfección.
—Simplemente divino, me encantaría dormir una noche aquí o dar un paseo por la costa en esta belleza.
Se soñaba tomando el sol echado en una poltrona y sintiendo la brisa del mar, darle en la cara y una botella de champaña cerca.
—Algún día, chica.
Salió con los aparatos y se topó con su amiga que le dijo emocionada.
—Acaban de traer la comida y se ve tan deliciosa.
Cuando salió el servicio de banquete acomodaba los diferentes platos.
—Todo se ve divino y perfecto.
—Es lo que merecen.
Ellas habían terminado y cuando bajaron se sintieron vueltas a una realidad.
—Quisiera ver cómo será la fiesta.
—Sí, yo igual.
Entonces los vieron arrimados a un pilar, los dos vagos del momento.
—Hola, chicos.
—¿Qué tal su día, nenas?
—Limpiamos dos yates mega grandes y en uno se celebrará una fiesta —comentó Agnes.
—Vaya, fiestas en el mar.
Valery le preguntó.
—¿Has ido alguna?
—Claro, como escolta de unos millonarios, sé lo bueno que se come y me tocó salvar a una loca millonaria que borracha cayó del yate.
—¡Qué emoción! —exclamó Agnes.
—Para nada, esos no agradecen ni que les salves la puta vida.
—No te creo —dijo Valery—. No pueden ser tan malos.
—Bueno, allá tú, ¿quieren tomar algo?
—Sí, un refresco.
Fueron caminando hasta uno de los sitios de bebidas. Valery pidió un coco y su amiga una piña, ellos algo con licor.
—¿Ustedes ahorran para el futuro?
—Claro que no, vivimos el día a día —dijo Brandon con frescura.
Lex hizo un gesto y les comentó.
—Gastamos lo necesario y pagamos un departamento y compartimos gastos.
Agnes sonrió y le preguntó.
—¿Tú también trabajabas para los millonarios?
Lex hizo una mueca y respondió.
—Por supuesto, los millonarios son unos imbéciles mimados que les encanta que les den todo en su mano.
Valery comentó sorprendida.
—¡Qué pésimo concepto tienen!
—Es la realidad —comentó Lex.
Brandon entonces comentó para fastidiarla.
—Lo que sucede es que tienes una idea romántica de los millonarios, que son caballeros…
Secundó Lex.
—Que moverían el cielo por ti.
—Que te darán su corazón y joyas.
—Creo que pueden ser personas especiales.
—Son como tú solo que con dinero.
Ella se levantó molesta y les dijo a los dos sujetos.
—Escuchen el que dos asalariados mediocres se expresen así es porque son unos resentidos.
Agnes la vio salir y se disculpó con ellos.
—Disculpen, disculpen.
Ella fue tras su amiga que caminaba molesta por el estacionamiento.
—Espera, ¿qué tienes?
—Tengo rabia, ¿crees lo que ellos dicen?
Agnes le dijo a su amiga con pesar.
—En parte es cierto, yo viví ese tipo de burbuja, es complejo, lo sé, pero es cierto, no es lo que parece y pienso que mi padre estará furioso por encontrarme y que cumpla con su voluntad.
Valery caminaba junto a su amiga por el estacionamiento en donde carros de lujo estaban.
**
Una de las empleadas de la mansión Lugo servía unas bebidas y comentaba.
—La señorita Riana está que echa chispas por no encontrar al joven, quiere el favor del señor Hugh.
—Ese muchacho —murmuró la cocinera—. No merecía lo que le hicieron.
—Es el mejor de todos —dijo el mayordomo.
La mujer salió con la charola de bebidas hacia el jardín en donde Riana y su primo estaban.
—Si no lo encuentro estaré en problemas.
—¿Y dónde podrías buscarlo?
—Ese es el problema, dónde.
La empleada servía las bebidas y Riana se acercó a ella.
—¿Sabes algo de mi hermano?
—Lo siento, señorita, no sé nada.
—¿Y si lo supieras, me lo dirías?
La mujer contestó de forma rápida.
—Por supuesto.
—Más te vale.
La mujer se fue nerviosa y respiró hondo. La verdad es que sabía dónde podía estar, pero no quería traicionar a su niño, pues él era considerado la oveja negra de la familia y lo era por mucho. Fue a la cocina y entonces, les anunció a todo el servicio.
—Quieren saber dónde está él, pero no sé nada y exigen que hay que decir las cosas.
Todos negaron con la cabeza y siguieron en sus deberes.
**
Agnes revisaba su teléfono para ver si sabía algo de su padre, tenía una cuenta falsa en donde seguía las empresas de su padre.
—Afortunadamente no hay nada.
—¿Qué esperabas?
—Mi padre no es de los que se quedan quietos, es un hombre de armas tomar y no quiero que me haga algo malo.
Desde que conoció a Agnes en el colegio, ella vivía asustada de su familia, siempre arrinconada y no entendía eso. Parece que los estándares de la familia Cosvo eran muy altos, querían arrastrar a todos a sus niveles.
—No podrán encontrarte, al menos por un tiempo.
—Tendremos que movernos.
Moverse a otro punto era complejo, pues ese sitio les daba ganancias, aunque trabajaran lo suyo.
—Tenemos que reunir mucho dinero para irnos de aquí.
Sin embargo, ella pensaba en la cantidad de chicos ricos que pululaban para poder captar a uno, solo necesitaba uno y poder cautivar su corazón y sus vidas cambiarían.
Esa mañana tenía que limpiar un yate junto a su amiga, justo el que manejaba Brandon y era muy lujoso y grande.
—Sacudir y limpiar.
—Tenemos que dejar este precioso brillante.
Brandon llegó en ese momento con una hielera, todo fresco.
—Hola, chicas.
Valery lo vio saltar dentro y mostrarle.
—Traje algo de comer y Lex viene en camino.
Valery abrió la hielera y le preguntó.
—¿Vas a manejar el yate?
—Ajá, puedo dar una vuelta con él.
Eso emocionó a Valery que le dijo en ese momento.
—¿Crees que podamos dar una vuelta ahora?
—Claro.
Agnes sonrió emocionada y les dijo a sus amigos.
—Espero que no haya problemas.
—No los habrá, siempre me ordenan darle una vuelta.
Lex llegaba en ese momento.
—Ya vine.
—Vamos a dar una vuelta en este hermoso.
Iba hacia los controles y Lex les dijo a las jóvenes.
—¿Ya terminaron de limpiar?
—Sí.
Valery corrió a la cubierta y vio como se iban alejando del muelle.
—Es una deliciosa sensación.
Corrió a decirle a Agnes y le dijo emocionada.
—Es hermoso, muy hermoso.
Ambas miraban como el muelle se alejaba y Lex les pasaba unas bebidas.
—Celebren un poco.
Era emocionante y cuando se les unió al grupo vio la emoción en Valery.
—¿Te encanta?
—Es gratificante, me siento bien, supongo que debes estar acostumbrado.
Se alzó de hombros y le dijo a la joven.
—Siempre es rico sentir el viento en la cara.
—Claro.
Ella sonrió feliz y entonces recibió una cerveza y ella le comentó.
—Tengo que moverme, aunque me gusta aquí.
—¿Qué pasa?
—Es por Agnes, su padre es muy malo y si la encuentra puede hacerle daño.
—Entiendo.
Ella lo miró sorprendida y le preguntó.
—¿Entiendes?
—Sí, he visto muchos casos de esos.
—Es una lástima que una chica pase por eso, pero la familia Cosvo es complicada.
Eso le interesó y preguntó.
—¿Familia Cosvo?
—Sí, ella viene de esa familia, ¿los conoces?
—No, o sea, escucho muchos apellidos y sí, he escuchado sobre ellos, jodidos.
—Así es, pero por ahora estamos bien.
Ella sonrió y le señaló los otros yates.
—Se ven gloriosos.
—Podría vivir aquí.
Ella sonreía y él le dijo galante.
—Tienes una bella sonrisa.
—Estos momentos me hacen feliz, siento que puedo cualquier cosa.
—¿Has ido a la feria?
—No, para nada, pero sería bueno irse a subir la adrenalina.
—Cuando quieras…
Ella lo miró y le dijo con desdén.
—Tampoco te hagas ilusiones conmigo, espero pronto cautivar a un millonario y poder vivir mi cuento de hadas.
—Pobre millonario, se dará contra un pilar cuando vea lo agria que eres.
Ella le hizo una mueca y fue a donde su amiga comía unas papas fritas con Lex, ambos reían y ella le dijo.
—¿Te diviertes?
—Sí, mucho Lex es muy chistoso.
Valery sonrió y sacó su móvil y se tomó una foto y una a su amiga.
—Para el recuerdo.
Ambas rieron y Brandon se acercó a ellos y les dijo.
—Pronto veremos el malecón.
Ellas se asomaron y veían un lindo lugar, hacían de la mano a las personas que circulaban, algunos las saludaban y ellas reían tomando fotos.
Brandon las escuchaba reír y Lex le comentó.
—Mujeres, todo les parece lindo.
—Ese es su mal.
—¿Qué vamos a hacer ahora?
—Disfrutar, iremos a la feria a pasar un rato con las chicas.
—¿Y luego?
—Luego veremos.
—Tenemos que tener cuidado.
—Lo sé, lo sé, pero por el momento no saben que estamos aquí.
—Exacto y Riana debe estar volviéndose loca por tal motivo.
Ambos rieron divertidos por sus travesuras.
**
Hugh Lugo veía unos dibujos hechos por su nieto y sonreía. Su nieto era brillante y con mucho talento.
—Sin duda sacó lo mejor de mí, pero dónde está.
Su mayordomo de confianza le explicó.
—Lo están buscando.
—Espero que lo encuentren pronto, no deseo verlo lejos, es el indicado para sucederme en todos los negocios, pero si Riana no lo encuentra dispondré enviarla a la sede más lejana del país por inepta.
Sonrió de solo pensar en ello, pero debía poner orden en su casa y su nieta debía ser el ejemplo.
**
Agnes dejaba los aparatos de limpieza cuando vio a unos hombres sospechosos mirando a todos lados, se escondió detrás de un auto, su corazón latió veloz y miró a todos lados, no tenía escapatoria.
Se agachó e iba por entre los autos evitando que la vean y cuando pudo echó a correr. Corría tanto que sin mirar atrás que cuando chocó contra alguien cayó al suelo.—¿Agnes te encuentras bien?Era Lex y ella lloró con amargura y fue ayudada a levantarse y dijo desesperada.—Vienen por mí.Cuando Lex vio a los hombres, jaló a la joven y la llevó a un lado.—Tenemos que irnos.La llevó lo más lejos posible y le dijo que esperase y cuando se cercioró de que los sujetos no estaban, volvió a ella.—Ya se fueron.Ella respiró hondo y le dijo llorosa.—Tenía tanto miedo.—Calma, ve con Valery, voy a sondear la zona para ver si vuelven.Ella asintió y se fue, entonces corrió a buscar a su amigo que estaba recostado en un yate con una caña de pescar, esperando una presa.Saltó al yate y lo despertó.—Brandon, nos están buscando.Él se alarmó y entonces se escondió con su amigo en el camarote.—¿Cómo lo sabes?—Era gente de Riana, los conozco bien y andan por la zona.—Mierda.—Sí, tenemos que
Valery se movió aturdida y sintió un dolor en su frente, sollozó y con costes se levantó aferrándose del pilar y mareada por el golpe.—¿Agnes?Estaba mareada y dolorida, no se ubicaba y con costes caminó dando tumbos y gritando el nombre de su amiga.—¡Agnes!Tropezó y cayó al suelo, estaba aturdida.**Brandon y Lex empacaban sus pertenencias, les dolía dejar lo que tanta paz les había dado, era molesto y más dejar de lado a las dos chicas con las que habían compartido un buen tiempo.—Bien, lo tengo todo —dijo Brandon molesto.—Bien, a echar camino.Salieron de la pensión y caminaron con ese mal sabor de boca y vieron a Valery en el suelo intentando levantarse, Brandon corrió a ella.—¡Valery!—Se la llevaron, se la llevaron.Estaba herida y entonces la llevaron a curarla y ella les contó todo.—Salieron de la nada y nos atacaron.—¿Quiénes son ellos?—Los Cosvo, una familia muy… cruel.Ellos se miraron y Brandon preguntó.—¿Por qué harían eso?—Querían casar a Agnes con un sujeto q
Valery estaba tensa, veía a Brandon acomodarse el traje y mirarse la pinta en el espejo.—Me veo bien.No sabía nada de ese sujeto, solo que era un mayordomo de millonario y preguntó con temor.—Entonces… ¿Por qué nos ayudas?—Porque es lo justo.—¿Y tu jefe?—A… ese, está con una rica, creo que se la está devorando.—¿Devorando?—Le encanta calentarles los oídos a las chicas de sociedad y luego dejarlas alborotadas. Me dio unos días libres, pues anda en las suyas.—Lex hace lo mismo que tú.—Lex es distinto, creo que por sus orígenes, es más portado.—Deberías de aprender algo de él.—Ja.Entonces miró su reloj y anunció.—Es hora.Ella tomó las llaves y salió junto a él y le dijo.—Espero que todo salga como planeamos.—Ten tu auto listo en el punto y luego cuando nos reunamos con ellos tendremos que irnos de la zona, por suerte mi jefe dejó su yate.—Escaparemos en yate —sonrió—. El sueño de toda chica.Ella sonrió emocionada por la ayuda que tenía.**Agnes se veía en el espejo y s
Valery trabajó hasta la noche y al salir del trabajo se topó con el apuesto caballero que había comprado mucho en la tienda.—Vaya, es mi día de suerte —dijo admirado—. Una linda chica en mi camino.—Hola.—¿Terminaste tu turno?—Sí, era mi primer día de trabajo, así que me fue bien.—Me gustó mucho tu sugerencia, es bueno ser orientado por una bella chica, ¿deseas tomar algo?—Sí.Fueron a uno de los restaurantes de la zona y ella más relajada se presentó.—Valery Peterson.—Orly Canon.—Orly, es un nombre poco común.—Sí, ya sabes que uno no puede elegir el nombre, solo llevarlo.Les sirvieron unas bebidas y ella comentó.—¿Vienes siempre?—Tengo que, soy dueño de varias tiendas deportivas en la zona.Un hombre con dinero, no estaba mal.—¿En serio?—Sí, todo lo que es línea de surfista.—¿Surfeas?—Obvio, me encanta.—Yo lo intenté, pero no me salió bien.—Es cuestión de práctica y de amar las olas.—Suena fabuloso.—Es como el rodeo, montas un potro salvaje, así es la ola, salvaje,
La joven miraba a su hermano con atención y él dijo con educación.—Buenas tardes, Eduarda.—Ahora responde, ¿qué haces con esta vendedora?—Almuerzo.—Restaurante con vista al mar, ¿quieres impresionarla?—¿Deseas algo?—Me dije que deseaba comer en nuestro restaurante favorito y me topo con esta sorpresa.—Por cierto, te presento a Valery.Ella en tono petulante le respondió.—Querido, preséntame siempre a personas con dinero, no me interesa la fuerza laboral.Esa mujer la estaba humillando y Valery le respondió.—Es de gente educada el saludar y el presentarse.—Pues no soy educada.El mal clima imperaba en todos en la mesa.**Cuando el yate llegó y recibieron su pago, Brandon contó los billetes.—Unos buenos palos, ahora a almorzar como reyes.Miró a todos lados y vio el hermoso restaurante con vista al mar.—El Merlusa, dicen que hacen unas langostas al ajillo que son de rechupete.—¿Vas a gastar todo tu dinero en un almuerzo?—No —lo dividí en dos—, esto es para el almuerzo y es
Valery lo miró con atención y comentó.—Así que no crees nada, ¿verdad?—No, ni en el amor.—¿Te traicionaron?Brandon le confesó entonces.—Más bien traicioné.Valery lo miró sorprendida y él le respondió.—¿Te sorprende que lo diga?—Bueno… Un poco.—Son esas cosas inevitables de la vida.—¿La amabas?—Eso ya no importa, se fue y yo seguí.Algo que le preocupaba en esos momentos y le preguntó.—¿Piensas continuar así en la vida?—¿Así cómo?—De manejador de yates y robando fuentes de los deseos.—Tal vez, se me da bien esas cosas —dio una sonrisa radiante.Ella negó con la cabeza, al menos si tuviera aspiraciones de poder llegar a algo mejor pudiera pensar en él como un posible candidato.Cuando llegaron, ella le dijo a Brandon.—Deberías de tener aspiraciones, buscar ser líder en vez de seguidor.—Lo tendré en cuenta.La vio irse y silbó y se fue caminando cuando notó a un tipo raro que veía sospechoso el sitio y anotaba la dirección. Se acercó por detrás y lo agarró.—Hola, amigo.
Brandon se vio atrapado y ella se acercó seductora.—Tienes algo que me inquieta, chico guapo.—Señorita, ¿quiere que mueva su yate?—Puede ser —lo acariciaba—. Dime, ¿tienes dinero?Él se buscó en los bolsillos y le mostró un billete.—Es todo lo que tengo.—Tontito, me refiero a cantidades más grandes.—Tengo recursos —pensó en la fuente de los deseos—. Algunos recursos, pero no a niveles.Eduarda entonces explayó sus especulaciones.—Sabes que tengo olfato para reconocer a los hombres ricos.—Bueno, creo que tengo buen sabor.—Millonarios, con recursos. Es algo que lo aprendí desde niña, podía detectar a un millonario, como si tuviera un radar en mis instintos.—¡El hombre araña tenía un instinto para los malos!—Yo lo tengo para los ricos —dijo ella coqueta.Esa tipa estaba loca y solo deseaba quitársela de encima.—Y lo tuve cuando te vi, mis instintos se dispararon como locos —entonces dijo con certeza—. Tienes dinero, lo sé.Entonces le confesó a la dama.—Señorita, tuve dinero
Ese asunto se les estaba saliendo de las manos. Cuando llegó al yate con la cartera de Valery vio la mirada de Agnes que era de terror.—¿Él la tiene?—Así parece.—No la dejará si no me entrego.—Calma, ya veremos cuando Brandon llegue qué podemos hacer.Lloraba angustiada y le dijo a su amigo.—No lo entiendes, Heriom es peligroso y puede que la lastime.—Lo siento.Acarició su rostro y ella le dijo lo que haría.—Hablaré con él, le diré que me quiero entregar y que no le haga daño a mi amiga.—Calma.—Es la única forma de que esto pare.—No dejaré que nada les suceda, debes calmarte.La abrazó con fuerza y la joven le dijo entonces.—Gracias, pero no quiero que te pase nada por mi culpa.Lex sonrió y le dijo a la joven.—Me sé cuidar y muy bien.Ella sonrió con tristeza en su mirada.—Han sido como ángeles para mí.El joven la llevó a uno de los muebles y le comentó.—Debió ser el destino, no esperamos encontrarlas en nuestro camino.Ella tomó su mano y le preguntó.—¿Siempre han an