Valery se movió aturdida y sintió un dolor en su frente, sollozó y con costes se levantó aferrándose del pilar y mareada por el golpe.
—¿Agnes?
Estaba mareada y dolorida, no se ubicaba y con costes caminó dando tumbos y gritando el nombre de su amiga.
—¡Agnes!
Tropezó y cayó al suelo, estaba aturdida.
**
Brandon y Lex empacaban sus pertenencias, les dolía dejar lo que tanta paz les había dado, era molesto y más dejar de lado a las dos chicas con las que habían compartido un buen tiempo.
—Bien, lo tengo todo —dijo Brandon molesto.
—Bien, a echar camino.
Salieron de la pensión y caminaron con ese mal sabor de boca y vieron a Valery en el suelo intentando levantarse, Brandon corrió a ella.
—¡Valery!
—Se la llevaron, se la llevaron.
Estaba herida y entonces la llevaron a curarla y ella les contó todo.
—Salieron de la nada y nos atacaron.
—¿Quiénes son ellos?
—Los Cosvo, una familia muy… cruel.
Ellos se miraron y Brandon preguntó.
—¿Por qué harían eso?
—Querían casar a Agnes con un sujeto que ella no amaba y yo la ayudé a escapar.
—¿Tienes idea de dónde pueden estar? —preguntó Lex.
Ella adolorida como estaba negó con la cabeza y entonces, Brandon les explicó.
—No podemos quedarnos de brazos cruzados.
—Tengo que ayudar a mi amiga.
—Calma… primero descansa y luego veremos qué se puede hacer.
Le dieron algo para el dolor y ella se durmió y Lex le dijo a su amigo.
—Los Cosvo son gente pesada.
—Sí, lo sé.
—Pero tampoco pueden hacer esto, no es justo para Agnes.
—Eso creo… —sacó su teléfono.
—¿Qué vas a hacer?
—Unas llamadas.
—Nos localizarán.
—Calma —llamó a un número—. Hola, ¿podrías hacerme un favor?
Lex negó con la cabeza y miró a Valery dormida.
**
Agnes estaba frente a su padre que la miraba con desprecio y su madre sollozaba por todo lo que estaba sucediendo.
—¡Cómo pudiste humillarme de esa manera!
La joven temblaba de miedo y su padre le gritó con violencia.
—¡Eres una estúpida inservible!
La golpeaba con fuerza.
—Emiliano, no.
—Ahora voy a encerrarte para que no veas la luz del día hasta la boda.
Seguía con la idea de la boda, ella odiaba esa idea. Fue arrastrada a una habitación. Agnes se negaba a entrar y su padre la tiró con violencia.
—¡Papá! Por favor, no hagas esto.
—Te quedarás ahí hasta que aprendas a ser una buena hija.
Cerraba con llave y bufaba de la rabia diciendo a todos.
—Estará a pan y agua para que aprenda que conmigo no se juega.
La esposa de Emiliano Cosvo, Irene, se acercó a la puerta a preguntarle.
—Hija, ¿estás bien?
—Mamá, no quiero casarme con ese tipo, por favor.
Nada podía hacer por ella, estaba maniatada.
—Apártate, Irene o te encierro con ella.
Ella se apartó con pesar y se sentó cerca a escuchar los gritos de su hija.
**
Valery estaba recostada y cuando abrió los ojos vio cerca a Brandon.
—¿Dónde estoy?
—Estás segura.
—Agnes, necesito ayudarla.
—Ahora no podrás hacerlo, primero porque no sabemos dónde la pueden tener.
Ella se pasó una mano por la cabellera castaña y le comentó.
—Supongo que, en su casa, una mansión resguardada.
—Exacto, con seguridad, armas.
—Sí… Debo de ir por ella.
—Espera, investigué a los Cosvo, una familia tradicional muy… Temida por todos.
—Son unos malditos, unos desgraciados opresores.
—Bien, tenemos que hacer esto con cuidado, sin exponernos.
Lex entró con un ungüento y al ver a la joven sentada le indicó.
—Es para tu golpe.
Ella se colocó la crema y se quejó.
—Déjame ayudarte —Brandon le colocaba la crema con cuidado—. Tienes que entender que ellos ya te conocen, saben qué esperar de ti.
—Exacto —secundó Lex—. Si te presentan, te anularán en segundos.
—Pero…
—Pero a nosotros no nos conocen —dijo Brandon.
Valery intentaba seguirles el paso y preguntó.
—¿Qué pueden hacer?
—Vigilar —dijo Lex.
Eso no lo entendió y su cabeza pulsaba y Brandon le pidió que se recostara.
—Debes descansar.
—¿Qué pasará ahora?
—Ya veremos.
Ella se durmió y ellos salieron a hablar y Lex le comentó.
—Voy a vigilar el movimiento de los Cosvo, si veo que algo pasa te informo.
—Ajá.
Lo vio irse y él revisó su móvil y vio la respuesta y sonrió.
**
Agnes escuchaba pegada a la puerta las voces de su familia y de otros más.
—Saben que me siento avergonzado por lo sucedido, pero ahora espero poder resarcir ese mal momento.
—Lo que más deseamos es poder casar a nuestro hijo.
Decía el hombre de severo aspecto.
—Supimos que nada sería sencillo, pero esperamos que esta vez podamos casar a Heriom.
El tal Heriom era un sujeto muy acojonado, muy mustio y de regordeta apariencia, vestía muy rígido para la edad que tenía y siempre miraba al suelo.
—Contamos con su compromiso.
—Claro que sí —dijo Cosvo—. Mi hija está en casa, la alejé de esa amiga que era una mala influencia para ella.
Agnes sabía que su padre la estaba negociando y tenía hambre, mucha hambre y añoraba una salchicha o unas pastas marineras en compañía de sus amigos. Para ese momento no sabía cómo estaría Valery o si la volvería a ver de nuevo.
Escuchó que su padre daba órdenes a sus empleados.
—Vigilen a esa chica.
Fue a asomarse a la ventana que tenía rejas y que no podía quitarlas, veía cómo se retiraban los Murcia que eran los padres del Heriom.
La seguridad en su casa era extrema y ella debía hallar la forma de salir de allí de alguna forma.
Su madre entró en ese momento con un servicio con abundante comida.
—Hija, sírvete.
Ella vio el filete y los panes, las frutas y comenzó a comerlos con desesperación y preguntó.
—¿Qué ha sucedido?
—La boda será este sábado.
—¡Tan pronto!
—Es lo que tu padre acordó.
—Mamá, no me quiero casar.
—Agnes, por Dios, esta comida que te traje es porque no quiero que te presentes ante el altar hueso y pellejo.
Su madre se veía afligida.
—Le rogué a tu padre que te diera un poco más… Accedió, pero no contradigas a tu padre.
Salió con esa solemnidad que rayaba en resignación. Agnes comió todo lo que había y buscó la forma de cómo desatornillar los barrotes con el cuchillo.
**
Valery se despertó y vio a Brandon mirando por la ventana del pequeño departamento.
—¿Qué me pasó?
—Te dormiste de nuevo.
—Debo de buscar a Agnes.
—Estamos vigilando la mansión Cosvo, pronto tendremos noticias.
—¿Y si la han casado?
—¿Con el hijo de los Murcia?
Ella asintió y al hacerlo sintió que la cabeza le pesaba.
—Bueno, ese sujeto es un pijo, un pijo con plata.
—Y es feo…
—No todos los ricos son guapos.
—Es que es raro, siempre le dio miedo a Agnes ese sujeto.
—Sí… Le gusta torturar animales, su padre es un maldito de m****a que lo desea controlar todo y él un gil por dejarse.
Valery se levantó con dificultad y comentó.
—Así es.
—Bueno, si podemos salvaremos a Agnes de ese monstruo.
—Tenemos que hacerlo.
Se sirvió un vaso con agua y preguntó.
—¿Tienes un plan?
—Ajá.
—Espero que no sea robar algo.
Brandon se alzó de hombros y le comentó.
—Hay cosas que son inevitables.
Vio un uniforme impecable dispuesto en una percha.
—¿Conseguiste trabajo?
—Ajá, trabajaré de chofer.
El chico le iba a todo y ella señaló.
—¿Con eso piensas impresionarme?
—Espero conseguir dinero y tal vez una novia.
—Eres pobre —dijo con pesar—. Una novia pobre, dos pobres y si te reproduces tendrás una familia pobre.
—O… puede que conquiste a una rica y me case con ella.
Ella se rio, al menos sabía pensar y vio llegar a Lex y les anunció.
—La boda se llevará a cabo el sábado.
—Dios mío.
—Genial —se colocó junto al uniforme—, ¿y quién crees que llevará a la novia?
Valery lo miró sin dar crédito a lo que decía.
—¿Tú?
—Ajá.
—Ahora tenemos que hacer el plan para llevar a la bella novia a salvo a otro destino.
Ese plan le gustó y mucho y comenzaron a planear los detalles.
**
Agnes vio el vestido de novia, ni siquiera lo había elegido ella, su madre se lo mostró.
—Es bonito.
—¿Sabes que no quiero esto?
—Hija, ya hablamos de esto.
—Madre, por favor.
—Basta ya, debes agradecer que formarás parte de una familia respetable.
Agnes apeló a lo que más temía.
—Ese hombre me da miedo.
—Es un joven, algo callado, pero con dinero.
La joven le preguntó a su madre.
—¿No importaría quién es el tipo si solo tiene dinero?
—El dinero es importante, con todo lo que hiciste la primera vez muchas familias no te ven con buenos ojos y debes casarte.
Ella vio el vestido con desprecio y le indicó a su madre.
—Se arrepentirán.
Cerraron su puerta y ella lloró amargamente por su suerte.
El radiante sábado había llegado y el tiempo para Agnes se había acabado
Comenzamos esta hermosa historia, se actualizará cuand haya luz en mi país, así que trataré de que sean más de un capítulo diario.
Valery estaba tensa, veía a Brandon acomodarse el traje y mirarse la pinta en el espejo.—Me veo bien.No sabía nada de ese sujeto, solo que era un mayordomo de millonario y preguntó con temor.—Entonces… ¿Por qué nos ayudas?—Porque es lo justo.—¿Y tu jefe?—A… ese, está con una rica, creo que se la está devorando.—¿Devorando?—Le encanta calentarles los oídos a las chicas de sociedad y luego dejarlas alborotadas. Me dio unos días libres, pues anda en las suyas.—Lex hace lo mismo que tú.—Lex es distinto, creo que por sus orígenes, es más portado.—Deberías de aprender algo de él.—Ja.Entonces miró su reloj y anunció.—Es hora.Ella tomó las llaves y salió junto a él y le dijo.—Espero que todo salga como planeamos.—Ten tu auto listo en el punto y luego cuando nos reunamos con ellos tendremos que irnos de la zona, por suerte mi jefe dejó su yate.—Escaparemos en yate —sonrió—. El sueño de toda chica.Ella sonrió emocionada por la ayuda que tenía.**Agnes se veía en el espejo y s
Valery trabajó hasta la noche y al salir del trabajo se topó con el apuesto caballero que había comprado mucho en la tienda.—Vaya, es mi día de suerte —dijo admirado—. Una linda chica en mi camino.—Hola.—¿Terminaste tu turno?—Sí, era mi primer día de trabajo, así que me fue bien.—Me gustó mucho tu sugerencia, es bueno ser orientado por una bella chica, ¿deseas tomar algo?—Sí.Fueron a uno de los restaurantes de la zona y ella más relajada se presentó.—Valery Peterson.—Orly Canon.—Orly, es un nombre poco común.—Sí, ya sabes que uno no puede elegir el nombre, solo llevarlo.Les sirvieron unas bebidas y ella comentó.—¿Vienes siempre?—Tengo que, soy dueño de varias tiendas deportivas en la zona.Un hombre con dinero, no estaba mal.—¿En serio?—Sí, todo lo que es línea de surfista.—¿Surfeas?—Obvio, me encanta.—Yo lo intenté, pero no me salió bien.—Es cuestión de práctica y de amar las olas.—Suena fabuloso.—Es como el rodeo, montas un potro salvaje, así es la ola, salvaje,
“Tal vez fue una locura, y lo es, pero no podía permitir que mi mejor amiga se case con un tipo, por muy rico que sea, solo por obligación.El amor no debía ser tasado por el dinero o por convencionalismos sociales de ningún tipo, solo se debía amar con el corazón y vivir intensamente.Eso es lo que creía y lo que pregonaba, y cuando frené mi auto frente a la capilla lo supe, no había vuelta atrás”.Se bajó del auto de inmediato, tenía pocos minutos para poder llegar y sus tacos resonaban en el frío asfalto. Corrió a toda velocidad subiendo las escaleras y gritando.—¡Detengan todo! ¡Detengan todo!Todos giraron para ver a la loca que entraba gritando y Agnes se giró, sus ojos estaban llenos de lágrimas y al verla se emocionó.—¡Paren esta boda!Todos la miraban, eso la sacó de onda y entonces hizo acopio de valor para llamar a su amiga.—Agnes, vámonos de aquí.Agnes se congeló por unos segundos y luego tomó una determinación y tiró el ramo y retrocedió.—¡Agnes no te atrevas!La voz
Agnes revisaba el corcho del hotel, tenían que conseguir trabajo lo más antes posible para poder subsistir.Valery había salido a buscar trabajo y volvió con buen ánimo.—Conseguí trabajo de mesera.—Genial, eso nos da algo de dinero.—Lo suficiente para poder rentar un cuarto para las dos y cuando consigas trabajo podremos estar más cómoda.—Me parece genial.Fueron al restaurante y vieron que el ambiente era relajado.—Se ve tranquilo.Tenía que usar un uniforme de short y una blusa ligera, sus piernas se veían apetecibles. Le dieron una gorra y una libreta, tenía que aprenderse el menú que era ligero de mariscos y jugos.Al principio todo fue bien, a esa hora bajaban pocos turistas, pero conforme avanzaba la tarde llegaban de los yates muchas personas con deseos de pasarla bien y comenzó a odiar la palabra mesera.—¡Mesera!Ella iba presta y eran unos chicos bastante apuestos.—Tráenos cerveza.—Y bocaditos picantes.Ella fue por el pedido y vio que el sitio se llenaba y ella inten
Agnes limpiaba la cubierta de un gran yate, lo preparaban para una fiesta de cumpleaños y tenía que estar brillando.Valery limpiaba los camarotes y era todo tan divino, las camas, la elegancia y perfección.—Simplemente divino, me encantaría dormir una noche aquí o dar un paseo por la costa en esta belleza.Se soñaba tomando el sol echado en una poltrona y sintiendo la brisa del mar, darle en la cara y una botella de champaña cerca.—Algún día, chica.Salió con los aparatos y se topó con su amiga que le dijo emocionada.—Acaban de traer la comida y se ve tan deliciosa.Cuando salió el servicio de banquete acomodaba los diferentes platos.—Todo se ve divino y perfecto.—Es lo que merecen.Ellas habían terminado y cuando bajaron se sintieron vueltas a una realidad.—Quisiera ver cómo será la fiesta.—Sí, yo igual.Entonces los vieron arrimados a un pilar, los dos vagos del momento.—Hola, chicos.—¿Qué tal su día, nenas?—Limpiamos dos yates mega grandes y en uno se celebrará una fiest
Se agachó e iba por entre los autos evitando que la vean y cuando pudo echó a correr. Corría tanto que sin mirar atrás que cuando chocó contra alguien cayó al suelo.—¿Agnes te encuentras bien?Era Lex y ella lloró con amargura y fue ayudada a levantarse y dijo desesperada.—Vienen por mí.Cuando Lex vio a los hombres, jaló a la joven y la llevó a un lado.—Tenemos que irnos.La llevó lo más lejos posible y le dijo que esperase y cuando se cercioró de que los sujetos no estaban, volvió a ella.—Ya se fueron.Ella respiró hondo y le dijo llorosa.—Tenía tanto miedo.—Calma, ve con Valery, voy a sondear la zona para ver si vuelven.Ella asintió y se fue, entonces corrió a buscar a su amigo que estaba recostado en un yate con una caña de pescar, esperando una presa.Saltó al yate y lo despertó.—Brandon, nos están buscando.Él se alarmó y entonces se escondió con su amigo en el camarote.—¿Cómo lo sabes?—Era gente de Riana, los conozco bien y andan por la zona.—Mierda.—Sí, tenemos que