Solo a Valery se le ocurre confiar en alguien como Brandon, veremos en lo que van a terminar.
No era lo que esperaba, bailar bolero con un sujeto que olía a vino y con modos toscos, cuando terminó su “cita”, salió muy fastidiada.—¿Qué tal el tipo?—¿Estás seguro de que tiene dinero?—Claro, trabajo para él.—Es que no es lo que espero…—Creías que sería un tipo cachondo, bien entrado en porte y caballeroso, ¿verdad?—Obvio,—Bien, este no es así, apenas si dice algo coherente y cuando pone esa música se pone la piel de gallina.Ella entonces se detuvo cuando vio a Orly bajando de su yate con unos amigos.—Es Orly.Brandon miró al sujeto que cuando la vio se contentó y se acercó a ellos.—Valery, es bueno verte.—Orly, ¡qué sorpresa!No se esperó eso y Brandon frunció el ceño, no le gustó ese sujeto.—Es bueno verte, casualmente iba con unos amigos al club, ¿quieres venir?—Sí.—No —dijo Brandon.Ellos lo miraron como a un bicho.—Es que tenemos que irnos.—Vete tú, Orly me va a dejar a casa, ¿verdad?—Claro.—Adiós.Ella se unió al grupo contenta y Brandon se cruzó de brazos,
Orly le preguntó a Brandon.—Hola, Brandon, ¿tienes algún problema?Él se hizo el desentendido y le respondió.—No, claro que no.Uno de la banda de Orly preguntó interesado en lo que hacía el tipo.—¿Lo conoces, Orly?—Trabaja manejando los yates.—Vaya, con este, se estaba robando las monedas.Brandon les respondió.—Le pedí a la fuente que me diera dinero y me lo estaba cumpliendo.Valery intentó palear el asunto y les dijo a todos.—Tengo sed, vamos a tomar algo.Todos convinieron en la idea y salieron tras ella riendo y charlando sobre lo divertido que les resultó la feria.Brandon sentía que le ardía la cara de la vergüenza, salió bufando y maldiciendo a todos.—Me las pagas, Valery.Cuando llegó, encontró a Lex y a Agnes sentados en el muelle charlando.—Hola, ¡qué tal tu vuelta!—De la m****a.Saltó del yate y les dijo a los dos.—Valery está en mi libro rojo de la venganza.Agnes no entendió y miró a Lex y preguntó.—¿Libro rojo de la venganza?Lex se alzó de hombros y le expl
Eduarda revisaba todo para la fiesta que la naviera daría para el personal y los invitados. Su padre se acercó a ella.—¿Está todo bien?—Sí, verifico que todo en la fiesta esté perfecto, debes sentirte orgulloso de mí, pues soy muy responsable.Reinaldo sonrió y le dijo a su hija.—Sí, hija, eres brillante.—Pero no tanto para dirigir el emporio, ¿verdad?Reinaldo se sentó frente a ella.—Querida, eres brillante en temas de administración, pero queremos alguien apasionado por el negocio, por los yates de lujo y tu hermano sabe hasta manejarlos.Ella bufó molesta y su padre le explicó.—Tu hermano está demostrando algo de cordura en este tiempo.—No doy un duro por él.—La fiesta será de máscaras.—Sí, lo especifiqué en las invitaciones.Su padre se levantó y le dio un beso en la cabeza a su hija.—Es bueno contar con alguien como tú.Riana esbozó una sonrisa, ella quería dirigir y mostrar de lo que era capaz, no como su hermano que vivía solo vagando en los muelles.**—Es una fiesta
Lex miraba el álbum, un terrible error que habían dejado pasar.—Aquí está la foto de Brandon y tu foto, como parte de la familia Lugo, ¿ustedes son Lugo?Lex hizo una mueca y ella se acercó y lo presionó.—Lex, por favor, dime la verdad.—Sí, somos Lugo.Agnes estaba sorprendida y tomó asiento y le preguntó.—¿Por qué no nos dijeron la verdad?Lex se sentó cerca de ella y entonces le explicó.—Huimos de la familia.—¿Por qué?—Es que… Se descubrió mi existencia, soy el bastardo de los Lugo.Agnes estaba sorprendida, se cogió el rostro y se levantó.—No entiendo, es decir, que nos han ayudado, pero ¿cómo es eso que eres el bastardo?Lex no deseaba tocar ese tema y le dijo a la joven.—Mi madre trabajaba para Reinaldo Lugo y tuvo un romance con él, de ese romance nací yo.—Entiendo, y ¿Brandon?—Brandon es el hijo legítimo de Lugo.Vio su sorpresa y entonces le explicó.—Cuando supo de mi existencia, me arrastró a su mundo como el loco que es; sin embargo, a todos los Lugo no les gustó
“Tal vez fue una locura, y lo es, pero no podía permitir que mi mejor amiga se case con un tipo, por muy rico que sea, solo por obligación.El amor no debía ser tasado por el dinero o por convencionalismos sociales de ningún tipo, solo se debía amar con el corazón y vivir intensamente.Eso es lo que creía y lo que pregonaba, y cuando frené mi auto frente a la capilla lo supe, no había vuelta atrás”.Se bajó del auto de inmediato, tenía pocos minutos para poder llegar y sus tacos resonaban en el frío asfalto. Corrió a toda velocidad subiendo las escaleras y gritando.—¡Detengan todo! ¡Detengan todo!Todos giraron para ver a la loca que entraba gritando y Agnes se giró, sus ojos estaban llenos de lágrimas y al verla se emocionó.—¡Paren esta boda!Todos la miraban, eso la sacó de onda y entonces hizo acopio de valor para llamar a su amiga.—Agnes, vámonos de aquí.Agnes se congeló por unos segundos y luego tomó una determinación y tiró el ramo y retrocedió.—¡Agnes no te atrevas!La voz
Agnes revisaba el corcho del hotel, tenían que conseguir trabajo lo más antes posible para poder subsistir.Valery había salido a buscar trabajo y volvió con buen ánimo.—Conseguí trabajo de mesera.—Genial, eso nos da algo de dinero.—Lo suficiente para poder rentar un cuarto para las dos y cuando consigas trabajo podremos estar más cómoda.—Me parece genial.Fueron al restaurante y vieron que el ambiente era relajado.—Se ve tranquilo.Tenía que usar un uniforme de short y una blusa ligera, sus piernas se veían apetecibles. Le dieron una gorra y una libreta, tenía que aprenderse el menú que era ligero de mariscos y jugos.Al principio todo fue bien, a esa hora bajaban pocos turistas, pero conforme avanzaba la tarde llegaban de los yates muchas personas con deseos de pasarla bien y comenzó a odiar la palabra mesera.—¡Mesera!Ella iba presta y eran unos chicos bastante apuestos.—Tráenos cerveza.—Y bocaditos picantes.Ella fue por el pedido y vio que el sitio se llenaba y ella inten
Agnes limpiaba la cubierta de un gran yate, lo preparaban para una fiesta de cumpleaños y tenía que estar brillando.Valery limpiaba los camarotes y era todo tan divino, las camas, la elegancia y perfección.—Simplemente divino, me encantaría dormir una noche aquí o dar un paseo por la costa en esta belleza.Se soñaba tomando el sol echado en una poltrona y sintiendo la brisa del mar, darle en la cara y una botella de champaña cerca.—Algún día, chica.Salió con los aparatos y se topó con su amiga que le dijo emocionada.—Acaban de traer la comida y se ve tan deliciosa.Cuando salió el servicio de banquete acomodaba los diferentes platos.—Todo se ve divino y perfecto.—Es lo que merecen.Ellas habían terminado y cuando bajaron se sintieron vueltas a una realidad.—Quisiera ver cómo será la fiesta.—Sí, yo igual.Entonces los vieron arrimados a un pilar, los dos vagos del momento.—Hola, chicos.—¿Qué tal su día, nenas?—Limpiamos dos yates mega grandes y en uno se celebrará una fiest
Se agachó e iba por entre los autos evitando que la vean y cuando pudo echó a correr. Corría tanto que sin mirar atrás que cuando chocó contra alguien cayó al suelo.—¿Agnes te encuentras bien?Era Lex y ella lloró con amargura y fue ayudada a levantarse y dijo desesperada.—Vienen por mí.Cuando Lex vio a los hombres, jaló a la joven y la llevó a un lado.—Tenemos que irnos.La llevó lo más lejos posible y le dijo que esperase y cuando se cercioró de que los sujetos no estaban, volvió a ella.—Ya se fueron.Ella respiró hondo y le dijo llorosa.—Tenía tanto miedo.—Calma, ve con Valery, voy a sondear la zona para ver si vuelven.Ella asintió y se fue, entonces corrió a buscar a su amigo que estaba recostado en un yate con una caña de pescar, esperando una presa.Saltó al yate y lo despertó.—Brandon, nos están buscando.Él se alarmó y entonces se escondió con su amigo en el camarote.—¿Cómo lo sabes?—Era gente de Riana, los conozco bien y andan por la zona.—Mierda.—Sí, tenemos que