Ese Heriom da miedo, ¿qué piensa a hacer?
Brandon se vio atrapado y ella se acercó seductora.—Tienes algo que me inquieta, chico guapo.—Señorita, ¿quiere que mueva su yate?—Puede ser —lo acariciaba—. Dime, ¿tienes dinero?Él se buscó en los bolsillos y le mostró un billete.—Es todo lo que tengo.—Tontito, me refiero a cantidades más grandes.—Tengo recursos —pensó en la fuente de los deseos—. Algunos recursos, pero no a niveles.Eduarda entonces explayó sus especulaciones.—Sabes que tengo olfato para reconocer a los hombres ricos.—Bueno, creo que tengo buen sabor.—Millonarios, con recursos. Es algo que lo aprendí desde niña, podía detectar a un millonario, como si tuviera un radar en mis instintos.—¡El hombre araña tenía un instinto para los malos!—Yo lo tengo para los ricos —dijo ella coqueta.Esa tipa estaba loca y solo deseaba quitársela de encima.—Y lo tuve cuando te vi, mis instintos se dispararon como locos —entonces dijo con certeza—. Tienes dinero, lo sé.Entonces le confesó a la dama.—Señorita, tuve dinero
Ese asunto se les estaba saliendo de las manos. Cuando llegó al yate con la cartera de Valery vio la mirada de Agnes que era de terror.—¿Él la tiene?—Así parece.—No la dejará si no me entrego.—Calma, ya veremos cuando Brandon llegue qué podemos hacer.Lloraba angustiada y le dijo a su amigo.—No lo entiendes, Heriom es peligroso y puede que la lastime.—Lo siento.Acarició su rostro y ella le dijo lo que haría.—Hablaré con él, le diré que me quiero entregar y que no le haga daño a mi amiga.—Calma.—Es la única forma de que esto pare.—No dejaré que nada les suceda, debes calmarte.La abrazó con fuerza y la joven le dijo entonces.—Gracias, pero no quiero que te pase nada por mi culpa.Lex sonrió y le dijo a la joven.—Me sé cuidar y muy bien.Ella sonrió con tristeza en su mirada.—Han sido como ángeles para mí.El joven la llevó a uno de los muebles y le comentó.—Debió ser el destino, no esperamos encontrarlas en nuestro camino.Ella tomó su mano y le preguntó.—¿Siempre han an
—¿Qué pasa aquí? —preguntaba Riana.—Pasa que tu hermano me pidió un favor y yo lo ayudé.—¿Por qué?Reinaldo le explicó a su impetuosa hija.—Por años tu hermano se ha alejado de lo tradicional de la familia, tuvimos muchas diferencias, pero es mi hijo y ahora…—¿Ahora?—Está sentando cabeza.El viejo Lugo entonces habló para decirle a su nieta.—Parece que piensa en alguien más que en el mismo y eso me complace.—Abuelo, ese chico es un rebelde y tú deseas que se haga cargo de todo.—Él ama los barcos, el mar, lo que hice —señaló Hugh Lugo—. En cambio, tú amas la parte administrativa.Ella amaba el dinero y no entendía a dónde querían llegar esos dos con todo esto.**El yate atracó en un embarcadero privado y Lex aseguró el yate y le dijo a su amigo.—Hay que despertarlas.Brandon saltó del bote y con un llavín abrió las rejas que daban acceso y volvió para ayudar a su amigo.—Chicas, llegamos.Agnes se despertó con costes y entonces miró a Valery profundamente dormida.—¿Qué sucede
No era lo que esperaba, bailar bolero con un sujeto que olía a vino y con modos toscos, cuando terminó su “cita”, salió muy fastidiada.—¿Qué tal el tipo?—¿Estás seguro de que tiene dinero?—Claro, trabajo para él.—Es que no es lo que espero…—Creías que sería un tipo cachondo, bien entrado en porte y caballeroso, ¿verdad?—Obvio,—Bien, este no es así, apenas si dice algo coherente y cuando pone esa música se pone la piel de gallina.Ella entonces se detuvo cuando vio a Orly bajando de su yate con unos amigos.—Es Orly.Brandon miró al sujeto que cuando la vio se contentó y se acercó a ellos.—Valery, es bueno verte.—Orly, ¡qué sorpresa!No se esperó eso y Brandon frunció el ceño, no le gustó ese sujeto.—Es bueno verte, casualmente iba con unos amigos al club, ¿quieres venir?—Sí.—No —dijo Brandon.Ellos lo miraron como a un bicho.—Es que tenemos que irnos.—Vete tú, Orly me va a dejar a casa, ¿verdad?—Claro.—Adiós.Ella se unió al grupo contenta y Brandon se cruzó de brazos,
Orly le preguntó a Brandon.—Hola, Brandon, ¿tienes algún problema?Él se hizo el desentendido y le respondió.—No, claro que no.Uno de la banda de Orly preguntó interesado en lo que hacía el tipo.—¿Lo conoces, Orly?—Trabaja manejando los yates.—Vaya, con este, se estaba robando las monedas.Brandon les respondió.—Le pedí a la fuente que me diera dinero y me lo estaba cumpliendo.Valery intentó palear el asunto y les dijo a todos.—Tengo sed, vamos a tomar algo.Todos convinieron en la idea y salieron tras ella riendo y charlando sobre lo divertido que les resultó la feria.Brandon sentía que le ardía la cara de la vergüenza, salió bufando y maldiciendo a todos.—Me las pagas, Valery.Cuando llegó, encontró a Lex y a Agnes sentados en el muelle charlando.—Hola, ¡qué tal tu vuelta!—De la m****a.Saltó del yate y les dijo a los dos.—Valery está en mi libro rojo de la venganza.Agnes no entendió y miró a Lex y preguntó.—¿Libro rojo de la venganza?Lex se alzó de hombros y le expl
“Tal vez fue una locura, y lo es, pero no podía permitir que mi mejor amiga se case con un tipo, por muy rico que sea, solo por obligación.El amor no debía ser tasado por el dinero o por convencionalismos sociales de ningún tipo, solo se debía amar con el corazón y vivir intensamente.Eso es lo que creía y lo que pregonaba, y cuando frené mi auto frente a la capilla lo supe, no había vuelta atrás”.Se bajó del auto de inmediato, tenía pocos minutos para poder llegar y sus tacos resonaban en el frío asfalto. Corrió a toda velocidad subiendo las escaleras y gritando.—¡Detengan todo! ¡Detengan todo!Todos giraron para ver a la loca que entraba gritando y Agnes se giró, sus ojos estaban llenos de lágrimas y al verla se emocionó.—¡Paren esta boda!Todos la miraban, eso la sacó de onda y entonces hizo acopio de valor para llamar a su amiga.—Agnes, vámonos de aquí.Agnes se congeló por unos segundos y luego tomó una determinación y tiró el ramo y retrocedió.—¡Agnes no te atrevas!La voz
Agnes revisaba el corcho del hotel, tenían que conseguir trabajo lo más antes posible para poder subsistir.Valery había salido a buscar trabajo y volvió con buen ánimo.—Conseguí trabajo de mesera.—Genial, eso nos da algo de dinero.—Lo suficiente para poder rentar un cuarto para las dos y cuando consigas trabajo podremos estar más cómoda.—Me parece genial.Fueron al restaurante y vieron que el ambiente era relajado.—Se ve tranquilo.Tenía que usar un uniforme de short y una blusa ligera, sus piernas se veían apetecibles. Le dieron una gorra y una libreta, tenía que aprenderse el menú que era ligero de mariscos y jugos.Al principio todo fue bien, a esa hora bajaban pocos turistas, pero conforme avanzaba la tarde llegaban de los yates muchas personas con deseos de pasarla bien y comenzó a odiar la palabra mesera.—¡Mesera!Ella iba presta y eran unos chicos bastante apuestos.—Tráenos cerveza.—Y bocaditos picantes.Ella fue por el pedido y vio que el sitio se llenaba y ella inten
Agnes limpiaba la cubierta de un gran yate, lo preparaban para una fiesta de cumpleaños y tenía que estar brillando.Valery limpiaba los camarotes y era todo tan divino, las camas, la elegancia y perfección.—Simplemente divino, me encantaría dormir una noche aquí o dar un paseo por la costa en esta belleza.Se soñaba tomando el sol echado en una poltrona y sintiendo la brisa del mar, darle en la cara y una botella de champaña cerca.—Algún día, chica.Salió con los aparatos y se topó con su amiga que le dijo emocionada.—Acaban de traer la comida y se ve tan deliciosa.Cuando salió el servicio de banquete acomodaba los diferentes platos.—Todo se ve divino y perfecto.—Es lo que merecen.Ellas habían terminado y cuando bajaron se sintieron vueltas a una realidad.—Quisiera ver cómo será la fiesta.—Sí, yo igual.Entonces los vieron arrimados a un pilar, los dos vagos del momento.—Hola, chicos.—¿Qué tal su día, nenas?—Limpiamos dos yates mega grandes y en uno se celebrará una fiest