Se agachó e iba por entre los autos evitando que la vean y cuando pudo echó a correr. Corría tanto que sin mirar atrás que cuando chocó contra alguien cayó al suelo.
—¿Agnes te encuentras bien?
Era Lex y ella lloró con amargura y fue ayudada a levantarse y dijo desesperada.
—Vienen por mí.
Cuando Lex vio a los hombres, jaló a la joven y la llevó a un lado.
—Tenemos que irnos.
La llevó lo más lejos posible y le dijo que esperase y cuando se cercioró de que los sujetos no estaban, volvió a ella.
—Ya se fueron.
Ella respiró hondo y le dijo llorosa.
—Tenía tanto miedo.
—Calma, ve con Valery, voy a sondear la zona para ver si vuelven.
Ella asintió y se fue, entonces corrió a buscar a su amigo que estaba recostado en un yate con una caña de pescar, esperando una presa.
Saltó al yate y lo despertó.
—Brandon, nos están buscando.
Él se alarmó y entonces se escondió con su amigo en el camarote.
—¿Cómo lo sabes?
—Era gente de Riana, los conozco bien y andan por la zona.
—Mierda.
—Sí, tenemos que movernos.
Ellos vieron cerca a los hombres y le hizo señas a su amigo.
—Hay que tirarnos al agua.
Ambos se lanzaron y esperaron a que se fueran y salieron todos mojados metros más allá.
—Maldita sea, esa mujer sospecha que estamos por estos lares.
—Tenemos que irnos.
—¿Irnos?
—¿Quieres que nos atrapen?
—Es que me gusta aquí.
Se escurría el agua de la ropa y pensó en Valery, tenían que caminar. Lo hicieron y vieron a la joven charlando con un tipo y él se detuvo.
—¿Y ese quién es?
—No lo sé.
Ella se despedía amable y al verlos en ese estado comentó.
—¿Qué les pasó?
—Nos caímos al agua…
—Vaya, acabo de conocer a alguien que no le importa que no tenga dinero y me invitó a salir.
Ellos se miraron y ella se fue canturreando y Brandon comentó.
—Esa tonta quiere pescar a un millonario.
—Parece que va por buen camino.
—Si no la pescan a ella primero.
Fueron a cambiarse en ese momento.
**
Valery le contaba a su amiga sobre lo sucedido.
—Es un tipo agradable, no le importó que estuviera haciendo la limpieza, se interesó mucho en mi persona y quiere salir conmigo.
—¿Estás segura?
—Sí, es una oportunidad de oro.
—Ten cuidado, hoy estuve a punto de ser descubierta, tuve tanto miedo.
—Tranquila, si consigo flechar a un millonario te protegeré.
Se iba a su cita muy animada y deseosa de cambiar su vida para siempre. Cuando llegó vio al hombre esperando por ella y justo cuando acomodaba su vestido, una bella mujer se acercó a él por detrás y este al darse la vuelta pareció sorprendido y emocionado, la besó y subieron al yate.
Valery se quedó mirando la escena y los vio en el yate y partir, su oportunidad se había ido para siempre. Volvió a pie a casa, se había hecho ilusiones y…
—¿Viste eso?
Era Brandon que salía materializado de la nada.
—¿Ese tipo te había invitado?
—Claro que no, el mío no apareció.
—Yo creo que era él.
Ella se molestó por su desfachatez y le gritó.
—¿Y si era él qué te importa?
—Come torta.
Ella se detuvo ante sus palabras.
—¿Qué?
—Calma, suele pasar con esos especímenes, no eres tú, es él.
—Claro que no soy yo, es todo… —estaba molesta—. Es mi falta de clase, de belleza.
Brandon la detuvo en esos momentos y le comentó.
—No eres fea, eres bella, pero no para cualquiera.Casi la enterneció y le dijo con despotismo.
—Claro que no para cualquiera, soy muy valiosa.
—Eso dije.
—No necesito tu lástima, además ese no era el indicado, pero verás que pronto conoceré al ideal.
—Ok, claro.
Entonces le dijo a la joven en ese momento.
—Me mudo, vine a despedirme.
—¿Te mudas?
—Tenemos que seguir el camino y lo mejor es continuar.
—¿Se van los dos?
—Sí.
No se esperó eso y entonces el joven le comentó.
—Para despedirme, pienso invitarlas a la feria, a divertirnos un rato, todo pagado.
Salchichas gratis el sueño de toda chica, accedió de mala gana, solo quería quitarse el mal sabor de boca que esa cita fallida le dio y fue con él y Agnes a la feria. Ellas veían lo que deseaban hacer.
—Tal vez subirme a la rueda.
—Pues, subamos.
—Comer salchichas.
Iban a la fila del juego y ellas riendo se subieron junto con ellos.
—¿Les encantan las emociones fuertes?
—¡Sí!
Mirar la bahía desde lo alto era increíble, ver los yates en el mar era de lujo.
—¡Mira, uno de esos será mío! —gritaba Valery.
Luego fueron a comer salchichas y algodón de azúcar, probar suerte en la feria y ganar un peluche.
—¿No es maravilloso? —preguntó Agnes—. Todos son divinos con nosotras.
—Escucha, ellos se van.
—¿Qué?
—Esta es su última noche aquí.
—¿Por qué?
—Deben de seguir, eso supongo.
Agnes se entristeció y fue a buscar a Lex que comía unas brochetitas de carne y se acercó a él.
—Lex, ¿se van a ir de aquí?
Lex miró el rostro de la joven tan triste y le respondió.
—Sí, es que debemos seguir.
—¿Y a dónde irán?
—No lo sé, tal vez más arriba, no sé.
Ella se entristeció y le dijo en ese momento.
—Pensé que estarías aquí siempre.
—Ahora estoy.
Ella sonrió con tristeza y siguió viendo la feria.
Valery terminaba un algodón de azúcar y vio a Brandon ir a la fuente de los deseos y lo siguió. Lo vio, miran las monedas, ese ladronzuelo quería saquear el pozo. Se acercó sigilosa.
—¿No te alcanza para los helados?
Él saltó del susto y la vio con una sonrisa irónica.
—Hay mucho dinero allí.
—Es el dinero de soñadores.
—Me parece una necedad dejarlo mojado.
Se agachaba a meter las manos en el agua.
—Eso es delito.
—No, es solo aprovechar las oportunidades —sacaba unas monedas—, nadie las usa, es un desperdicio.
—Son deseos que se están cumpliendo —se las quitaba—. Entre ellas está mi moneda y deseo.
—Deseas a un tipo rico que te saque cuarto aparte.
—No, quiero ser esposa —tomó una moneda y cerró sus ojos y la tiró, pero Brandon se la tomó—. ¡Qué haces!
El joven se la guardó en el bolsillo.
—No se vale pedir sobre el deseo de otro.
—¡Qué!
—Son las reglas.
—¿Impuestas por quién?
—Por la federación de fuentes de deseo y sueños.
Ella lo vio como un provocador y le torció la boca.
—Esa boca preciosa, la voy a besar un día.
—Ni en tus sueños.
—En mis sueños he hecho de todo contigo.
Valery se escandalizó y lo dejó solo riendo y tomando monedas.
**
Riana recibió la llamada de uno de sus hombres y no era lo que esperaba.
—Dicen que vieron a alguien que se ajustaba al perfil, pero que no era él.
—Son unos ineptos, apuesto que era él y no lo pudieron coger.
—Estaba en un pueblito pesquero, pero no ha tocado el yate, entonces puede que no sea él.
Dick pensaba que su primo no era tan tonto para usar el yate de la familia para irse sin rumbo.
—¿Y si alquiló un bote?
—No, hice verificar y no ha alquilado nada.
Entonces Dick dijo con astucia.
—¿Y si no usó su nombre?
Ella se quedó en el aire y luego maldijo entre dientes.
—Ese imbécil está jugando con nosotros.
—Eso parece.
Usó otro nombre, que podría ser cualquiera, y ellos buscando al heredero millonario de los Lugo.
**
Agnes charlaba con Lex, estaba entusiasmada por su cercanía, pues le gustaba su seriedad y respeto.
—Ha sido un buen día.
—Lo es hasta las doce.
Vieron llegar a Valery que le dijo molesta.
—Debemos irnos.
—¿Ya?
—Sí, mañana tenemos que trabajar.
—La magia se acabó —comentó Lex.
—¿Te veré de nuevo?
Valery miró a su amiga ansiosa y él respondió.
—Tal vez.
—¿Es una promesa?
—Sí, es una promesa.
—Tu amigo se roba los sueños de los demás, espero que tu no seas igual.
—Lo siento, no soy como él.
—Mejor.
Lo vieron escurriendo unas monedas y les dijo a todos.
—¿Qué les parece tomarnos unas cervezas?
—¿Con plata robada?
—El dinero no es de nadie, los ilusos lo tiran pidiendo cosas.
—Yo tiré una moneda.
—¿Y obtuviste lo que deseabas?
—No, porque tú me robaste el sueño.
—No, eso no funciona, pero sí funciona usar estas monedas para comer o comprarse cigarros.
—Y de paso fumas.
Él la miró sorprendido y comentó.
—Eres muy latosa, muchacha.
—¡ja!
Agnes sonrió con tristeza, esos momentos se perderían para siempre si ellos se iban. De regreso, ambas caminaban rumbo a casa.
—Me da pena que se vayan, son buenos chicos.
—Los he visto mejores.
Iban charlando distraídas cuando alguien tomó a Valery y la tiró contra un poste y agarraron a Agnes y la metieron en un vehículo, gritando aterrada.
Valery se movió aturdida y sintió un dolor en su frente, sollozó y con costes se levantó aferrándose del pilar y mareada por el golpe.—¿Agnes?Estaba mareada y dolorida, no se ubicaba y con costes caminó dando tumbos y gritando el nombre de su amiga.—¡Agnes!Tropezó y cayó al suelo, estaba aturdida.**Brandon y Lex empacaban sus pertenencias, les dolía dejar lo que tanta paz les había dado, era molesto y más dejar de lado a las dos chicas con las que habían compartido un buen tiempo.—Bien, lo tengo todo —dijo Brandon molesto.—Bien, a echar camino.Salieron de la pensión y caminaron con ese mal sabor de boca y vieron a Valery en el suelo intentando levantarse, Brandon corrió a ella.—¡Valery!—Se la llevaron, se la llevaron.Estaba herida y entonces la llevaron a curarla y ella les contó todo.—Salieron de la nada y nos atacaron.—¿Quiénes son ellos?—Los Cosvo, una familia muy… cruel.Ellos se miraron y Brandon preguntó.—¿Por qué harían eso?—Querían casar a Agnes con un sujeto q
Valery estaba tensa, veía a Brandon acomodarse el traje y mirarse la pinta en el espejo.—Me veo bien.No sabía nada de ese sujeto, solo que era un mayordomo de millonario y preguntó con temor.—Entonces… ¿Por qué nos ayudas?—Porque es lo justo.—¿Y tu jefe?—A… ese, está con una rica, creo que se la está devorando.—¿Devorando?—Le encanta calentarles los oídos a las chicas de sociedad y luego dejarlas alborotadas. Me dio unos días libres, pues anda en las suyas.—Lex hace lo mismo que tú.—Lex es distinto, creo que por sus orígenes, es más portado.—Deberías de aprender algo de él.—Ja.Entonces miró su reloj y anunció.—Es hora.Ella tomó las llaves y salió junto a él y le dijo.—Espero que todo salga como planeamos.—Ten tu auto listo en el punto y luego cuando nos reunamos con ellos tendremos que irnos de la zona, por suerte mi jefe dejó su yate.—Escaparemos en yate —sonrió—. El sueño de toda chica.Ella sonrió emocionada por la ayuda que tenía.**Agnes se veía en el espejo y s
Valery trabajó hasta la noche y al salir del trabajo se topó con el apuesto caballero que había comprado mucho en la tienda.—Vaya, es mi día de suerte —dijo admirado—. Una linda chica en mi camino.—Hola.—¿Terminaste tu turno?—Sí, era mi primer día de trabajo, así que me fue bien.—Me gustó mucho tu sugerencia, es bueno ser orientado por una bella chica, ¿deseas tomar algo?—Sí.Fueron a uno de los restaurantes de la zona y ella más relajada se presentó.—Valery Peterson.—Orly Canon.—Orly, es un nombre poco común.—Sí, ya sabes que uno no puede elegir el nombre, solo llevarlo.Les sirvieron unas bebidas y ella comentó.—¿Vienes siempre?—Tengo que, soy dueño de varias tiendas deportivas en la zona.Un hombre con dinero, no estaba mal.—¿En serio?—Sí, todo lo que es línea de surfista.—¿Surfeas?—Obvio, me encanta.—Yo lo intenté, pero no me salió bien.—Es cuestión de práctica y de amar las olas.—Suena fabuloso.—Es como el rodeo, montas un potro salvaje, así es la ola, salvaje,
La joven miraba a su hermano con atención y él dijo con educación.—Buenas tardes, Eduarda.—Ahora responde, ¿qué haces con esta vendedora?—Almuerzo.—Restaurante con vista al mar, ¿quieres impresionarla?—¿Deseas algo?—Me dije que deseaba comer en nuestro restaurante favorito y me topo con esta sorpresa.—Por cierto, te presento a Valery.Ella en tono petulante le respondió.—Querido, preséntame siempre a personas con dinero, no me interesa la fuerza laboral.Esa mujer la estaba humillando y Valery le respondió.—Es de gente educada el saludar y el presentarse.—Pues no soy educada.El mal clima imperaba en todos en la mesa.**Cuando el yate llegó y recibieron su pago, Brandon contó los billetes.—Unos buenos palos, ahora a almorzar como reyes.Miró a todos lados y vio el hermoso restaurante con vista al mar.—El Merlusa, dicen que hacen unas langostas al ajillo que son de rechupete.—¿Vas a gastar todo tu dinero en un almuerzo?—No —lo dividí en dos—, esto es para el almuerzo y e
“Tal vez fue una locura, y lo es, pero no podía permitir que mi mejor amiga se case con un tipo, por muy rico que sea, solo por obligación.El amor no debía ser tasado por el dinero o por convencionalismos sociales de ningún tipo, solo se debía amar con el corazón y vivir intensamente.Eso es lo que creía y lo que pregonaba, y cuando frené mi auto frente a la capilla lo supe, no había vuelta atrás”.Se bajó del auto de inmediato, tenía pocos minutos para poder llegar y sus tacos resonaban en el frío asfalto. Corrió a toda velocidad subiendo las escaleras y gritando.—¡Detengan todo! ¡Detengan todo!Todos giraron para ver a la loca que entraba gritando y Agnes se giró, sus ojos estaban llenos de lágrimas y al verla se emocionó.—¡Paren esta boda!Todos la miraban, eso la sacó de onda y entonces hizo acopio de valor para llamar a su amiga.—Agnes, vámonos de aquí.Agnes se congeló por unos segundos y luego tomó una determinación y tiró el ramo y retrocedió.—¡Agnes no te atrevas!La voz
Agnes revisaba el corcho del hotel, tenían que conseguir trabajo lo más antes posible para poder subsistir.Valery había salido a buscar trabajo y volvió con buen ánimo.—Conseguí trabajo de mesera.—Genial, eso nos da algo de dinero.—Lo suficiente para poder rentar un cuarto para las dos y cuando consigas trabajo podremos estar más cómoda.—Me parece genial.Fueron al restaurante y vieron que el ambiente era relajado.—Se ve tranquilo.Tenía que usar un uniforme de short y una blusa ligera, sus piernas se veían apetecibles. Le dieron una gorra y una libreta, tenía que aprenderse el menú que era ligero de mariscos y jugos.Al principio todo fue bien, a esa hora bajaban pocos turistas, pero conforme avanzaba la tarde llegaban de los yates muchas personas con deseos de pasarla bien y comenzó a odiar la palabra mesera.—¡Mesera!Ella iba presta y eran unos chicos bastante apuestos.—Tráenos cerveza.—Y bocaditos picantes.Ella fue por el pedido y vio que el sitio se llenaba y ella inten
Agnes limpiaba la cubierta de un gran yate, lo preparaban para una fiesta de cumpleaños y tenía que estar brillando.Valery limpiaba los camarotes y era todo tan divino, las camas, la elegancia y perfección.—Simplemente divino, me encantaría dormir una noche aquí o dar un paseo por la costa en esta belleza.Se soñaba tomando el sol echado en una poltrona y sintiendo la brisa del mar, darle en la cara y una botella de champaña cerca.—Algún día, chica.Salió con los aparatos y se topó con su amiga que le dijo emocionada.—Acaban de traer la comida y se ve tan deliciosa.Cuando salió el servicio de banquete acomodaba los diferentes platos.—Todo se ve divino y perfecto.—Es lo que merecen.Ellas habían terminado y cuando bajaron se sintieron vueltas a una realidad.—Quisiera ver cómo será la fiesta.—Sí, yo igual.Entonces los vieron arrimados a un pilar, los dos vagos del momento.—Hola, chicos.—¿Qué tal su día, nenas?—Limpiamos dos yates mega grandes y en uno se celebrará una fiest