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El ambiente estaba un poco -bastante- incómodo, Eros realmente estaba marcando territorio con Barbara.

Unos minutos después de entrar al diminuto departamento, Eros fulminó con la mirada a ese hombre que hasta ahora sabía que se llamaba Kevin, eso fue lo único que lo detuvo de arrancarle los ojos por ver a su esposa.

Barbara había pedido que la disculpara un momento para buscar a Ale. No sin antes explicarle que estaba aquí de visita ya que el departamento era muy pequeño para uno más.

Ale ¿Quien demonios era? ¿Otro hombre?.

No, cálmate Eros—pensaba él— no saques conclusiones apresuradas, tu no eres impulsi... A la m****a, si soy impulsivo.

Así que ahí estaban sentados en el sofá uno frente a otro.

—Con que esposo de Barbara.— dijo Kevin con los brazos cruzados recostado del sofá.

—Si, ¿Algún problema?

—No se dímelo tu. Me parece realmente extraño, me resulta imposible que ella esté casada, de la noche a la mañana— dijo haciendo comillas con los dedos en la palabra casados— es que a ver, no se conocen o mejor dicho no la conoces.

—Eso no es de tu incumbencia, ella es una mujer adulta que puede tomar sus propias decisiones, y amar a quien le de la regalada gana.

¿Y este idiota quien se creía para hablarle así? A él. Pues, ese imbécil que al parecer querían que lo castran ahí mismo.

—Oh, por supuesto que me incumbe, porque tú no la conoces, y una cosa voy a dejar muy en claro, como le hagas daño tu también te aseguro que te borro de la fas de la tierra y no rastro va a quedar te ti para que tu familia intente buscarte.

Eros tenía cara desencajada ¿Hacerle daño el también? ¿Por qué le dices eso? Pero por la cara de Kevin lo decía muy en serio.

—¿Me estás amenazando?— le dijo Eros, le la manera más fría posible.

—Tomalo como quieras, una amenaza, una advertencia, un consejo, como tú quieras.

Eros iba a responder cuando vio llegar a su Barbie con una morena en pijamas y al parecer recién salida de la ducha.

—Bien, creo que es hora de aclarar ciertas cositas— dijo Ale Sentándose junto a su novio Kevin— yo soy Alejandra , mis amigos me dicen Ale, pero como no te conozco no tienes ese derecho.

—Ale— le reclamo Barbara, Sentándose junto a Eros, y este no perdió oportunidad de posar su mano en su muslo.

—Eros, Eros Adams, un placer — le dijo el tendiendole la mano libre.

—Bien Eros, supongo que ya conoces a mi novio Kevin.

—Si, ya lo conocí.

— Pues bien no creo que tenga que decirte más de lo que él te haya dicho, Barbara es muy importante para nosotros.

—Ale por favor.

—No Bar, si estás casada con este hombre tiene que pasar por nuestra inspección.

Barbara le había explicado rápidamente lo de su matrimonio con su jefe y el porque el tomo esa decisión, penso que le iba a tomar mucho más tiempo en explicarle todo el asunto pero no, realmente fue rápido.

Y no es que su amiga lo haya tomado bien, pero tampoco lo tomo tan mal, en el fondo pensaba que le estaba tomando el pelo.

— ¿Recuerdas al hombre del club?

Eros la observaba hablar como un bobo. Pero esa cara cambio cuando escucho decir aquello ¿Hombre del club?

— Ajá, ¿que con eso?

— Pues, es él — dijo Barbara, señalando con un movimiento de cabeza.

Ah, era de él quien hablaban, pero ¿Porque tenían que hablar de él?

—Noooo— dijo Ale dramáticamente

—Si— Barbara entrelazó sus dedos con los de Eros, algo que hiso sin pensarlo mucho, es como si sus cuerpos estuviesen coordinados.

Ale se para del sofá como si le hubiesen quemado el culo, para ir a abrasar a su amiga. — me alegro, la vida no podía ser tan miserable de negarte la felicidad, y tu— le dijo a Eros, señalandolo con sus delgados dedos— como hagas sufrir tu también a mi hermana te aseguro que te arrancó las pelotas y jugaré al tenis con ellas.

Eros frunció el seño. Era la segunda vez en lo que va de ese rato que estaba ahí que hacian comentarios como ese. ¿porque él TAMBIÉN tendría que hacerle algo? ¿Y hacerle que?. No entendía nada.

— Ya entendí, ya entendí, la trataré como se lo merece, mi Barbie tendrá todo y más.— dijo Eros inflado de emoción por ella, realmente queria darle todo y no sabía porque.

La cara de poker de los amigos de Barbara era épica, ¿acaso habían escuchado bien? Le dijo Barbie y ella no le había dicho algo aún,  jum, interesante pensó Ale y Kevin.

— Así que les informo que ella desde hoy se va a vivir conmigo.

—¿Que?— dijo Ale desconcertada.

— es lo más lógico ¿No? Después de todo somos esposos y no vivir juntos se vería raro a demás, Podrán visitarla cuando gusten.

—¿No creen que es muy apresurado?—pregunto Kevin preocupado.

—No, además mi esposa — dijo dándole una rápida mirada a Barbara — comento que es muy pequeño el departamento como para uno más, y como no puedo vivir aquí ella vivirá conmigo.

Era la excusa perfecta para llevársela de esa caja de fósforo de una buena vez. Ya estaba empezando a tener un ataque de claustrofobia o algo así, y eso que no tenía fobias a los lugares pequeños, pero es que ese departamento parecía ridículamente pequeño, ¿A quien se le ocurriría diseñar algo tan pequeño como eso? Era absurdo.

— Pero eso igual lo decide ella después de todo— dijo Eros después de pensarlo un par de segundos.

El tampoco podía ser tan m****a para imponerle tal cosa, suficiente con soltarle la bomba de que estaban casados, y habia superado cualquier expectativa con respecto a la reaccion que podía tomar ella después de que lo supiera, así que si ella no quería irse con el esa noche no le reclamaría ni insistirá pero realmente esperaba que ella aceptará a irse con el esa noche.

—Si bueno— hablo Barbara incomoda desde su lugar.

Una parte de ella le decía que aceptará irse con el, su corazón se lo decía en realidad, pero su otra parte, es cerebro le decía que no, que lo pensara con la almohada está noche por lo menos.

Pero es que de solo escucharlo, decir que era su decisión la emociono mucho, el estaba dejando la posibilidad de que ella escogieraonque quería, hace mucho que no se sentía así, que alguien valorará lo que quería o pensara.

...

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