Pasar la noche en el hospital era lo peor lo único bueno era que por su influencia pudo pedir una mejor habitación para su esposa, así que ahí estaba tratando de dormir en un sofá cerca de la ventana de la habitación.
No era del todo incómodo pero no quería dejar sola a Barbara por mas que el doctor y las enfermeras le dijeron que estaba en buenas manos el no quiso dejarla sola.No tenía el número de su amiga Alejandra y de su novio Kevin, el telef... El aparato con tecnología obsoleta de Barbara estaba en la oficina, tenía que comprarle un Teléfono decente a su esposa, eso no podía ser llamado teléfono. Por dios era un aparato que en cualquier momento le podía explotar en las manos.Se sentó ya que no podía seguir en ese sofá, y se acercó a Barbara, estaba dormida, los medicamentos pronto dejarían de hacer su efecto y despertaría, o eso dijo el doctor.Te tomo la mano y le dió un leve apretón.— Haré lo que esté en mis manos para ayudarte, mi Barbie.Sintió un leve apretón por parte de ella y la observó, estaba apretando los párpados levemente, tratando de despertar.—Tranquila, estoy aquí contigo mi amor.—E.eros—dijo ella con voz adormilada.—Aqui estoy. Aquí estoy.—¿Que paso?— dijo abriendo los ojos levemente. Sentía la boca seca.—Tuviste una recaída. Pero ya estás estable. Me diste un susto terrible.—L.lo Sie.siento.—dijo en un susurro.Ella pensaba que estaba mejor de salud, que su corazón podía resistir más, para eso estaba tomando juiciosamente sus medicamentos.—Tranquila, no tienes nada que disculpar.—No creas que te mentí, es solo que no ví el momento de decírtelo.—Entiendo, tranquila, solo descansa, cuando estemos en casa hablamos con más calma. ¿Si?—Esta bien. —dijo ella haciéndose a un lado de la cama para que él se acostara a su lado.—¿Que haces?—Quiero que duermas conmigo, a de ser super incómodo dormir en ese sofa— dijo señalando con la cabeza en direccion al sofá.— Un poco si, pero no quiero lastimarte.—¿Que vas a lastimar? si lo que tengo enfermo es mi corazón no mi cuerpo, ven no quiero dormir sola.—Esta bien, pero solo un rato, hasta que te quedes dormida....El solo iba a esperar hasta que ella se durmiera.Pero fue él quien se quedó dormido primero.Así que ahí estaba ella, viendolo dormir. Sus pestañas largas, los labios levemente abiertos, mechones de cabello azabache tapando su frente, pero lo que la tenía con el corazón a mil era la como la estaba abrazando de forma posesiva, con las piernas entrelazadas y abrazando su cintura.—Mí Barbie. — susurro dormidoNo pudo evitar sonreír, y después de eso no pudo dormir, se sentía muy a gusto con él así, entre sus brazos, sintiendo su calor, su aliento rozando su piel, su cabeza en su pecho.Nunca creyó que podía estar así con un hombre.Pero con el todo era diferente.La hacía sentir diferente.Y eso que no se conocían, literalmente no sabía sus gustos, sus temores, no sabían nada el uno del otro.Pero ahí estaba él, a su lado, después de verla con una de sus recaídas, hacía mucho tiempo que no tenía una.Estúpida mujer que tenía que aparecerse en la oficina de su esposo, ¿Quien se creía para hablarle así? Por lo menos se dió el gusto de romperle la nariz.Bostezo, y se estiró a sus anchas, hasta que sintió unas piernas unidas a las suyas. Era Barbara, estaba durmiendo plácidamente acurrucada a su pecho. ¿No esperaría a que ella se durmiera para luego dormir él en el sofá?, Solo basto estar al lado de ella para dormir largo y tendido, pero es que con ella era todo diferente. Se levantó con cuidado de no despertarla, y se dió cuenta que una enfermera estaba monitoreando los signos de ella en la máquina.—Buen día señor Adams.— dijo ella de forma coqueta. —¿Como estan mi esposa?— le pregunto de manera tajante, le daba igual si queria coquetear con el, en su mente solo estaba saber de su esposa. La enfermera se sintió apenada por el intento fallido de coquetear con él ¿En qué estaba pensando? Que estúpida se sentía. —Esta estable, lo más seguro es que el doctor le de el alta en breve. —Eso espero.—Con su permiso.Luego de que la enfermera saliera y cerrará la puerta tras ella, se dedicó a despertar a Barbara con besos repartidos en
Eros y Barbara habían pasado al antiguo departamento de ella para buscar sus pertenencias, no eran muchas, solo ropa, algo de maquillaje, unos tres pares de sandalias de tacones. Eros estaba impresionado, ¿Cómo una mujer podía estar con tan pocas cosas? Es que el había conocido a muchas mujeres que tenías mucho maquillaje, zapatos, ropas, accesorios y a ella solo le había visto un par de pendientes y una pulsera.—¿Esto es todo lo que tienes? —Si, yo... No he podido comprar muchas cosas para mí desde que me mudé con Kevin y Alejandra. — dijo un poco triste.— pero está bien, tampoco es como que saliera mucho, trabajaba de noche y dormía casi todo el día, así que no tenía tiempo para mucho.—Eres única, de verdad. — la abrazo y beso.— quiero saber más de ti, quiero conocerte.—Lo mismo digo señor Adams, quiero conocerte, saber todo de ti. Que hayamos hecho las cosas al revés no quiere decir que no podamos conocernos ahora.—¿Al revés?— preguntó sacando la maleta mientras Barbara cerra
Salieron del auto cuando llegaron a uno de los mejores restaurantes de la ciudad.Barbara estaba que entraba en pánico, ella no estaba vertida como para ir a un restaurante de ese calibre, era obligatorio una etiqueta para ese tipo de restaurantes. Se quedó pegada al suelo cuando se soltó de la mano de Eros.—¿Que sucede?— le pregunto él.—No voy a entrar ahí.—¿Porque? No entiendo. — Eros por todos los cielos ¿no ves como estoy vestida?—Aja, puedo notarlo ¿Que tiene que ver eso con que entremos al restaurante?—que no puedo entrar vestida asi— chilla, estaba realmente nerviosa e indignada ¿Cómo se le ocurría llevarla a un lugar tan lujoso sabiendo como estaba vestida?— me hubieras dicho a dónde veníamos y me hubiera puesto algo mejor.—Yo no voy a decirte que vas a vestir, es tu cuerpo, además lo que uses se te verá hermoso, me la duda si a los demás no les gusta como te vistes, con que me guste a mi está más que bien.—No... No me siento cómoda al entrar vestida así yo...— tocó s
Ya habían comido y solo estaban conversando sobre sus vidas, conociéndose.El le había contado que no tuvo una infancia traumática, tuvo siempre lo necesario a pesar de que siempre estuvo rodeado de lujos y dinero.Sus padres no querían que se convirtieran en unos egosentricos vanidoso. Les enseñaron a ganarse las cosas y trabajar para conseguir lo que quieren.Él era menor que su hermano, que su hermano siempre quiso estar a la cabeza de la empresa pero que su abuelo no lo veía con firmeza para esa responsabilidad, siempre se conseguía a mujeres que solo quería estar tras su dinero y su posición.—¿Y por qué tú? — dijo ella dando un sorbo a su segundo café — no es que tú no seas un buen empresario, y lo eres porque tu abuelo te quiere al frente, pero ¿Porque tú especificamente? Pudo ser cualquier otro familiar, tu padre incluso.— Es que desde joven preferí hacer las cosas por mi cuenta sin que me impusieran alguna orden, digamos que eso me hacía el rebelde de la familia, pero a mi
Habían llegado a la casa de Eros y Barbara estaba mejor, ya no estaba llorando a moco suelto como cuando estaban en el carro.—¿Quieres hablar?—le pregunto Eros a Barbara que estaba sentada en el sofá y le entrego un té de hierbas.Ella asintió lentamente dando un sorbo a su té, luego hizo una mueca — le falta azúcar.Eros sonrió le dió un beso en su cabeza y salió a buscar la azucarera para que ella pudiera agregarle la cantidad que deseara.—Gracias.— suspiró — él... Jeremías, fue mi novio en la universidad para ese entonces mi hermano me pagaba mis estudios... Los padres de Jeremías tienen dinero, lo conocí en una de las estúpidas fiestas que hacía mi madrastra... Ella estaba encantada con la idea de que nuestras familias se unieran — dió otro sorbo a su té — salimos por unos meses hasta que un día mi hermanastra hizo una fiesta y bebimos un poco...— ella reprimió las ganas de llorar, no lo haría.—Esta bien, si no quieres seguir, no lo hagas — le dijo acariciándole la espalda sua
Eran las diez de la mañana cuando Barbara volvió a despertar, aún se sentía un poco cansada pero a pesar de eso, su estado de ánimo estaba excelente, ella no era de las mujeres que se rinden fácilmente, ya ella había aceptado su destino, y si iba a morir pues lo haría estando alegre y siendo capaz de dar alegría a los demás.Salió de la habitación al ver que estaba sola en la cama. Vio que Eros estaba en la cocina, pero le causó mucha gracia lo que estaba viendo. Había mucho humo, Era todo un desastre el que estaba en la cocina, la mesada estaba bañada en harina, se veían unos huevos rotos también, una jarra de agua con marcas de manos echas con huellas de harina, desde la distancia se podía ver el piso pintado con harina, parecía como si un huracán paso y dejo tremendo desastre.En la cocina había un sartén con un humo extremo, algo se estaba quemando, iba a acercarse para apagarlo y verificar que era cuando Eros aparece con un extintor y lo activa apuntando al pobre sartén. —Mierd
Estaba estresado, ya quería que el día terminará y apenas era medio día.Había mucho papeleo que atender, el inepto de su hermano se suponía que estaría a cargo de los asuntos legales mientras el estaba cuidando a su esposa. Se suponía que se iba a quedar un par de días más cuidando a Barbara, pero no, Luca tuvo que llamarlo porque habían unos documentos que no estaban firmados y compañías que estaban por fusionarse con los Adams no habían leído y mucho menos firmado las clausulas del contrato, y todo porque Edin Simplemente no le dió la gana de enviar los correos y mucho menos ir en persona a dichas micro empresas, como solía hacer Eros.Así que ahí estaban, Eros con su amigo y abogado, Luca.Se habían quitado la corbata, quitaron los primeros botones de su camisa, el saco estaba en el espaldar de sus sillas, el escritorio de Eros estaba infestado en carpetas rojas, negras y blancas, cada una con diferentes logos de las empresas que ibas a fusionarse, ya habían resuelto la mitad de
El silencio reinó en la oficina por unos minutos. Hasta que Kevin habló —¿Y bien? — Barbara no se ha sentido bien en estos días. — ¿Y cuándo pensabas decirnos? ¿Cuando estuviera a tres metros bajo tierra?—No, por supuesto que no, pero no he tenido mucho tiempo. — dice Eros, tenía razón tuvo que haberles informado, pero realmente se había olvidado de ellos. —Siempre tiene que haber tiempo para informarle a su familia su estado de salud. — dice Kevin, y ve a Alejandra sentarse junto a Barbara y la abraza. — Yo creo que estamos de más aquí, así que noso...—No, quédense, por lo que veo estaban ocupados, nosotros estamos de más aquí, Alejandra nos vamos.— dice Kevin con voz demandante.—Pero...—Ahora, ella no nos necesita.Alejandra apretó los labios y vio en la mirada de su novio lo dolido que estaba con todo esto, sabía que le dolía que Barbara estuviera mal y no le hayan dicho nada, por dios era su mejor amigo, y casi hermano, se sentía traicionado. Pero ella era su pareja y le