Okey, lo admitía el café que le preparo Barbara estaba muy bueno, ni tan fuerte ni tal suave, ni muy dulce, para el era el punto exacto y lo mejor de todo era que no estaba preparado a máquina sino con un colador de tela.
Era increíble su sabor, así que Barbara se llevó un pequeño termo para café a la oficina para cuando le provocara tomar café y darle un poco a él también, a demás de dos viandas de comida para su almuerzo, ella prefería comida casera, a demás no cocinaba nada mal.Habían llegado a las ocho de la mañana a la oficina, y ya Estefani la secretaria de Eros, estaba organizando su agenda.Cuando salió Eros del ascensor, Estefani se acercó a él para decirle lo que tenía pendiente para la mañana.—Buen día Señor Adams, la las nueve tiene una junta con los accionistas, luego de eso reunión con los marketing y a las doce...—Despeja mi hora de almuerzo.—¿Quiere que pida el almuerzo y se lo lleve a la oficina?—No.— le dijo de forma tajante y sigui de largo a su oficina.Estefani no entendía porque tenía que ser tan frío y arrogante, ¿Es que acaso le costaba mucho ser amable? Aún así le gustaba mucho, no perdía la esperanza de que el se fijara en ella, ¿Porque no? Muchos jefes se enamoraban de sus secretarias, y ese podía ser el caso de ella.Suspiro y se fue a su escritorio a hacer su trabajo pendiente.Barbara estaba un par de pisos más abajo en el cafetín de la empresa bebiendo un poco de agua para bajar la pastilla que se había tomado.—Hola— le dijo un joven muy guapo de echo el típico rubio, ojos azules, nada que le llamara la atención, pero no era propio de ella ser descortés.—Hola— le dijo Barbara mostrándole una leve sonrisa.—¿Eres nueva cierto? Me llamo es Luca.—Un placer Luca soy Barbara — ese nombre le sonaba de algún lugar pero no recordaba de dónde, hasta su cara le era familiar, pero ¿De dónde? — ¿Nos hemos visto antes?—No lo creo pero creo que te he visto en algún lugar.—Si, en fin hablamos luego, tengo trabajo que hacer.— le dijo dirigiéndose al ascensor .—oye, espera, ¿Quien es tu jefe?—Eros, soy su asistente— y la puerta se cerró dejandolo anonadado. ¿En serio contrato a una asistente personal? Pobre ninguna duraba mucho tiempo.Barbara llego al último piso y se acercó a la secretaria, está al escuchar es taconeo levantó la cabeza de la computadora.—Hola Estefani buen día. —le dijo mientras caminaba rumbo a la oficina.—Bien día... Disculpa— se levantó de su asiento haciendo que Barbara detuviera su paso. — al señor no le gusta que entren a su oficina si no es anunciado antes. — le dijo con un poco de arrogancia. ¿Está quien se creía? Porque se haya acostado con su jefe no quería decir que el la iba a recibir nuevamente.Ayer Estefani no estaba en su puesto de trabajo cuando Eros y Barbara tuvieron su derroche de pasión en la oficina, por eso cuando llegó el señor Esteban no estaba.—Tranquila, no se va a molestar porque yo entre. —le sonrió amablemente y siguió su camino.Tocó la puerta y entro cuando escucho un "adelante".—Hola, ¿necesitas ayuda?.—Hola Barbie— dijo levantando la cabeza de la computadora— voy a necesitar que te pongas al día con mi secretaria para que me acompañes a las juntas. Necesito que tomes nota de todo lo que se diga o haga.— Esta bien, ¿algo más?— Si, que me des un besoBarbara se acercó a él y se sentó en sus piernas parauegondarle un beso apasionado, estaba enamorada de ese hombre de cabello negro y ojos grises, era una locura, porque solo lo había visto unos cuantos días en el club cuando el iba y ya sentía que lo conocía desde hace mucho tiempo.—Te quiero — le dijo después del beso.Eros parpadeo atónito, ¿Lo quería? ¿El la quería? Sentía un remolino en su estómago cuando le tenía cerca, así que si eso no era sentir un sentimiento bueno hacia ella no sabía que era, claro que la quería.—Tambien te quiero mi Barbie.Ella se tenso al escucharlo decirle así, solo un hombre la había llamado así y no le traía buenos recuerdos.Él se dió cuenta de su tensión, de echo no era la primera vez que ella se ponía así cuando el le dices Barbie, pero es que para el era su Barbie, era una rubia hermosa con todo bien puesto.—¿Te molesta que te diga Barbie?—No... Es solo que...— unos toques en la puerta impidieron que ella siguiera hablando, Barbara se puso de pie.— ¿a qué hora es la reunión?—A las nueve— Exelente, voy a ponerme al día con Estefani.Unos toques en la puerta volvioron a escucharse.—Adelante— dijo Eros molesto por tanta insistencia ¿Es que no entiende que si no contesta es porque está ocupado?.— ¿Que haces aquí?—dijo molesto, una mujer delgada con en cabello castaño entro a su oficina, sin ser anunciando ¿Porque mierdas no la anunciaron?—¿Así es como me recibes?.—¿Repito ¿Que haces aquí?Barbara estaba sosteniendo la puerta cuando vio entrar a esa mujer como si fuera dueña de todo ¿Quien era ella?—Queria ver cómo estabas, un pajarito me contó que estás casado. ¿En serio crees que nos vamos a comer ese cuento?— Me importa muy poco lo que piensen los demás.m y sobre todo tu.Barbara cerró la puerta sin mucha sutileza, haciendo que la castaña voltear a verla ya que no se había percatado de su presencia, la castaña la escaneo con la mirada de arriba abajo, y le dió rabia no ver algo con que humillarla, realmente Barbara es hermosa, busto grande, cintura pequeña, caderas anchas, trasero grande, rubia natural.—¿Y está rubia oxigenada quien es?— dijo con arrogancia.Si que es una mujer bien estúpida, pensó Barbara.—Mas respeto Verónica.— dijo Eros manteniendo a raya la molestia de verla, ¿Que m****a hacía ahí?.—¿Que estás con una de tus putas de pa...?— una cachetada fue lo que recibió por parte de Barbara, estaba cansada que le dijeran puta ¿Es que acaso no podían aceptar que ella fuera la esposa de Eros? Que personas más estúpidas. — ¿Que te pasa desgraciada? — dijo agarrando la mejilla afectada y acercándose a Eros buscando consuelo, consuelo que no recibió porque él se acercó a Barbara para ver su mano.—¿Te lastimaste?— le pregunto, dando un beso en la palma de su mano.—Un poco, pero estoy bien.Verónica no acepto que Barbara la opacara, ¿Cómo era posible que Eros le haya prestada tensión a esa tipa y no a ella?—Eres una salvaje— dijo Verónica gritando y tirando de sus cabellos— te voy a quitar esas extensiones por regalada.Barbara no la vio venir, solo sintió el tirón de cabello muy brusco, su corazón empezó a latir rápidamente, sentía que le palpitaba en la garganta y oídos.Pudo reaccionar rápidamente y su puño fue a parar a la nariz de Verónica produciendo un crujido y haciendo que un chorro se sangre fluyera de esta.Eros estaba echando humos por las orejas— ¿ESTAS LOCA? ¿COMO SE TE OCURRE GOLPEAR A MI ESPOSA?—¿Que? ¿Tu... Tu... Tu esposa?—Si su esposa, infeliz, ahora lárgate si no quieres que te tire por la ventana.— le dijo Barbara tocando su pecho, que ya le estaba doliendo. Y mucho.—¡LARGATE Y NO VUELVAS MAS! — le gritó Eros haciendo que ambas se sobresaltaran, molesto era poco para como se sentía, ¿Quien se creía para ponerle una mano encima a su mujer?— ESTEFANI LLAMA A SEGURIDAD Y QUE LA SAQUEN DE AQUI INMEDIATAMENTE.— dijo abriendo la puerta y empujando a Verónica afuera.—E.eros— dijo Barbara en un susurro— N.no me S.siento Bi.bien— sentía una presión en el pecho que no la dejaba respirar, su vista se volvió borrosa y pronto perdió el conocimiento.—¿Pero que...?— Barbara había caído desmayada en sus brazos. Sus labios estaban tomando un color como morado. Se desespero y la llevo a la habitación que estaba en su oficina y pidió a Estefanía llamara a emergencia.Pocos minutos después los paramédicos entraron a atender a Barbara que aún no reaccionaba le colocaron oxígeno y la sacaron en una camilla al hospital más cercano....Eros estaba con los nervios de punta dando vueltas en la sala de espera.— Hermano, manten la calma, va a estar bien— le dijo Luca, su amigo que había ido con el al ver que el subía a una ambulancia no perdió oportunidad y seguirla, así supo que fue lo que había pasado ya que Eros le contó como ocurrieron las cosas.—No voy a calmarme hasta que me digan que mi esposa está bien.—Valla, hasta bonita se te escucha decirle esposa.—es mi esposa.—¿Y ella lo sabe?—Claro, no iba a poder guardar por mucho ese secreto, y menos si la tenía cerca.—Y ¿No se molestó o algo por el estilo?—No— Eros sonrió al recordar el día de ayer que habían echo el amor en la oficina como si no hubiera un mañana. — de echo ella también siente algo por mi... ¿Estás distrayendo verdad?—¿Finciono?—Si, funcionó un poco, es que si algo le llega a pasar te juro que no la hundo, Luca, Verónica va a quedar en la calle.— ¿Familiares de la Señora Barbara Adams?— hablo un doctor entrado en años, con canas en sus cabellos y con lentes cuadrados.—Yo. Soy su esposo. — dijo Eros acercándose para escuchar lo que el doctor le tenía que decir.—¿Cómo está mi esposa, Doctor?—Esta estable, pero su estado es muy delicado. La dejaremos está noche para poder monitorearla, y si no tiene complicaciones, le daré el alta.—¿Pero que es lo que tiene? ¿porque se desmayo?—Crei que ya lo sabía. Su esposa tiene una afección cardíaca.—¿Que? Pero...— Eros no lo podía creer, su mujer pudo haber muerto y el no sabía.—¿se puede tratar?— pregunto Luca al ver que su amigo estaba muy afectado.—¿Y usted quien es?— le pregunto el doctor.—Amigo y abogado de la familia. Estornces dígame ¿Se puede tratar?— Si, le recetare unos medicamentos que le ayudarán con la arritmia pero recomiendo colocarle un marcapasos para ayudar a que se prolongue más la vida del corazón, ya que lo tiene un poco recresido. Hablé con ella y comentele, luego me informa y procederemos lo más pronto posible.—si doctor, ¿ya puedo entrar a verla?— Si ya puede verla, nada de emociones fuertes, no haga que se agite mucho, tiene que estar lo más serena posible.Se sentía realmente mal por lo que le había ocurrido, si Verónica no se hubiera aparecido en la oficina, ella estaría bien, no se hubiera alterado y nada de eso hubiera pasado, pero no tenía que aparecer en su vida nuevamente para arruinarlo todo.¿Es que no entendía que ya la había superado?¿Que nunca la amo?¿Que fue medianamente bueno mientras duró?Es que si algo le ocurría a su esposa, toda la culpa sería de ella y juraba por lo más sagrado que era Barbara que le arruinaría la vida....Okey, lo admitía el café que le preparo Barbara estaba muy bueno, ni tan fuerte ni tal suave, ni muy dulce, para el era el punto exacto y lo mejor de todo era que no estaba preparado a máquina sino con un colador de tela. Era increíble su sabor, así que Barbara se llevó un pequeño termo para café a la oficina para cuando le provocara tomar café y darle un poco a él también, a demás de dos viandas de comida para su almuerzo, ella prefería comida casera, a demás no cocinaba nada mal.Habían llegado a las ocho de la mañana a la oficina, y ya Estefani la secretaria de Eros, estaba organizando su agenda. Cuando salió Eros del ascensor, Estefani se acercó a él para decirle lo que tenía pendiente para la mañana. —Buen día Señor Adams, la las nueve tiene una junta con los accionistas, luego de eso reunión con los marketing y a las doce...—Despeja mi hora de almuerzo. —¿Quiere que pida el almuerzo y se lo lleve a la oficina?—No.— le dijo de forma tajante y sigui de largo a su oficina.
Pasar la noche en el hospital era lo peor lo único bueno era que por su influencia pudo pedir una mejor habitación para su esposa, así que ahí estaba tratando de dormir en un sofá cerca de la ventana de la habitación.No era del todo incómodo pero no quería dejar sola a Barbara por mas que el doctor y las enfermeras le dijeron que estaba en buenas manos el no quiso dejarla sola. No tenía el número de su amiga Alejandra y de su novio Kevin, el telef... El aparato con tecnología obsoleta de Barbara estaba en la oficina, tenía que comprarle un Teléfono decente a su esposa, eso no podía ser llamado teléfono. Por dios era un aparato que en cualquier momento le podía explotar en las manos. Se sentó ya que no podía seguir en ese sofá, y se acercó a Barbara, estaba dormida, los medicamentos pronto dejarían de hacer su efecto y despertaría, o eso dijo el doctor. Te tomo la mano y le dió un leve apretón.— Haré lo que esté en mis manos para ayudarte, mi Barbie. Sintió un leve apretón por pa
Bostezo, y se estiró a sus anchas, hasta que sintió unas piernas unidas a las suyas. Era Barbara, estaba durmiendo plácidamente acurrucada a su pecho. ¿No esperaría a que ella se durmiera para luego dormir él en el sofá?, Solo basto estar al lado de ella para dormir largo y tendido, pero es que con ella era todo diferente. Se levantó con cuidado de no despertarla, y se dió cuenta que una enfermera estaba monitoreando los signos de ella en la máquina.—Buen día señor Adams.— dijo ella de forma coqueta. —¿Como estan mi esposa?— le pregunto de manera tajante, le daba igual si queria coquetear con el, en su mente solo estaba saber de su esposa. La enfermera se sintió apenada por el intento fallido de coquetear con él ¿En qué estaba pensando? Que estúpida se sentía. —Esta estable, lo más seguro es que el doctor le de el alta en breve. —Eso espero.—Con su permiso.Luego de que la enfermera saliera y cerrará la puerta tras ella, se dedicó a despertar a Barbara con besos repartidos en
Eros y Barbara habían pasado al antiguo departamento de ella para buscar sus pertenencias, no eran muchas, solo ropa, algo de maquillaje, unos tres pares de sandalias de tacones. Eros estaba impresionado, ¿Cómo una mujer podía estar con tan pocas cosas? Es que el había conocido a muchas mujeres que tenías mucho maquillaje, zapatos, ropas, accesorios y a ella solo le había visto un par de pendientes y una pulsera.—¿Esto es todo lo que tienes? —Si, yo... No he podido comprar muchas cosas para mí desde que me mudé con Kevin y Alejandra. — dijo un poco triste.— pero está bien, tampoco es como que saliera mucho, trabajaba de noche y dormía casi todo el día, así que no tenía tiempo para mucho.—Eres única, de verdad. — la abrazo y beso.— quiero saber más de ti, quiero conocerte.—Lo mismo digo señor Adams, quiero conocerte, saber todo de ti. Que hayamos hecho las cosas al revés no quiere decir que no podamos conocernos ahora.—¿Al revés?— preguntó sacando la maleta mientras Barbara cerra
Salieron del auto cuando llegaron a uno de los mejores restaurantes de la ciudad.Barbara estaba que entraba en pánico, ella no estaba vertida como para ir a un restaurante de ese calibre, era obligatorio una etiqueta para ese tipo de restaurantes. Se quedó pegada al suelo cuando se soltó de la mano de Eros.—¿Que sucede?— le pregunto él.—No voy a entrar ahí.—¿Porque? No entiendo. — Eros por todos los cielos ¿no ves como estoy vestida?—Aja, puedo notarlo ¿Que tiene que ver eso con que entremos al restaurante?—que no puedo entrar vestida asi— chilla, estaba realmente nerviosa e indignada ¿Cómo se le ocurría llevarla a un lugar tan lujoso sabiendo como estaba vestida?— me hubieras dicho a dónde veníamos y me hubiera puesto algo mejor.—Yo no voy a decirte que vas a vestir, es tu cuerpo, además lo que uses se te verá hermoso, me la duda si a los demás no les gusta como te vistes, con que me guste a mi está más que bien.—No... No me siento cómoda al entrar vestida así yo...— tocó s
Ya habían comido y solo estaban conversando sobre sus vidas, conociéndose.El le había contado que no tuvo una infancia traumática, tuvo siempre lo necesario a pesar de que siempre estuvo rodeado de lujos y dinero.Sus padres no querían que se convirtieran en unos egosentricos vanidoso. Les enseñaron a ganarse las cosas y trabajar para conseguir lo que quieren.Él era menor que su hermano, que su hermano siempre quiso estar a la cabeza de la empresa pero que su abuelo no lo veía con firmeza para esa responsabilidad, siempre se conseguía a mujeres que solo quería estar tras su dinero y su posición.—¿Y por qué tú? — dijo ella dando un sorbo a su segundo café — no es que tú no seas un buen empresario, y lo eres porque tu abuelo te quiere al frente, pero ¿Porque tú especificamente? Pudo ser cualquier otro familiar, tu padre incluso.— Es que desde joven preferí hacer las cosas por mi cuenta sin que me impusieran alguna orden, digamos que eso me hacía el rebelde de la familia, pero a mi
Habían llegado a la casa de Eros y Barbara estaba mejor, ya no estaba llorando a moco suelto como cuando estaban en el carro.—¿Quieres hablar?—le pregunto Eros a Barbara que estaba sentada en el sofá y le entrego un té de hierbas.Ella asintió lentamente dando un sorbo a su té, luego hizo una mueca — le falta azúcar.Eros sonrió le dió un beso en su cabeza y salió a buscar la azucarera para que ella pudiera agregarle la cantidad que deseara.—Gracias.— suspiró — él... Jeremías, fue mi novio en la universidad para ese entonces mi hermano me pagaba mis estudios... Los padres de Jeremías tienen dinero, lo conocí en una de las estúpidas fiestas que hacía mi madrastra... Ella estaba encantada con la idea de que nuestras familias se unieran — dió otro sorbo a su té — salimos por unos meses hasta que un día mi hermanastra hizo una fiesta y bebimos un poco...— ella reprimió las ganas de llorar, no lo haría.—Esta bien, si no quieres seguir, no lo hagas — le dijo acariciándole la espalda sua
Eran las diez de la mañana cuando Barbara volvió a despertar, aún se sentía un poco cansada pero a pesar de eso, su estado de ánimo estaba excelente, ella no era de las mujeres que se rinden fácilmente, ya ella había aceptado su destino, y si iba a morir pues lo haría estando alegre y siendo capaz de dar alegría a los demás.Salió de la habitación al ver que estaba sola en la cama. Vio que Eros estaba en la cocina, pero le causó mucha gracia lo que estaba viendo. Había mucho humo, Era todo un desastre el que estaba en la cocina, la mesada estaba bañada en harina, se veían unos huevos rotos también, una jarra de agua con marcas de manos echas con huellas de harina, desde la distancia se podía ver el piso pintado con harina, parecía como si un huracán paso y dejo tremendo desastre.En la cocina había un sartén con un humo extremo, algo se estaba quemando, iba a acercarse para apagarlo y verificar que era cuando Eros aparece con un extintor y lo activa apuntando al pobre sartén. —Mierd