__ No pienso aceptar eso. - dijo Valentina cuando le avisaron de lo que su familia había acordado con los Crown - Ni siquiera pidieron mi opinión. No saben si podría tener novio y ustedes pretenden que me case con...
__ Novio no tienes hasta donde sabemos, así que deja la tontería. - la regañó su madre, siendo apoyada por Larry su cuñado, quien guardó silencio. - Esto pondrá fin a la contienda de familias. Piensa en eso.__ Pues hay otras formas. No tiene que ser necesariamente un matrimonio conmigo. - se vio enojada con ellos y decepcionada, incluso de su madre de quién ya casi nada le extrañaba. - Si mi papá viviera, no consentiría este arreglo jamás.__ Pues no está y es justamente por eso que no queremos guerras con nadie. Por eso se han casado tus hermanos y por eso te casarás tú. - atribuyó su madre. Levantó la mano para silenciarla cuando la vio con intenciones de refutar nuevamente. - No se extenderá este tema. Te casas con el hijo de Aarón y ya.Ni siquiera la dejó terminar de hablar cuando salió dando un portazo en su habitación. Larry le dio una mirada compasiva, un apretón leve en su hombro y salió del mismo modo.Valentina se dejó caer en la cama. Estaba furiosa. Quiso llorar, pero no le daría ese gusto, pese a que cuando le pidieron viajar a esa ciudad el día anterior jamás creyó que sería para eso.Había escuchado muchas cosas de los Crown y ninguna de ellas fue agradable. Conocía solo a Aarón y a Luisa, por casualidad, pero su padre le dijo que era mejor no saber mucho de ellos y ahora ¡tenía que casarse con uno de ellos!¿Que condena estaba pagando para eso?Renzo le prometió que jamás la casaría con alguien por conveniencia, pero ahí radicaba el problema. Él murió ocho semanas antes y ya le estaban dando una solución a los responsables de su muerte, porque su tío se encargó de que ella los culpara de ello.No se casaría con nadie, se dijo. Salió esa noche a encontrarse con el único que podría ayudarle. Fabrizio. El enojo no era buena compañía cuando la desesperación llegaba, por lo que cuando llegó al bar donde lo citó, se dispuso a esperar paciente.Adrián, por su parte estaba cansado de tantas semanas donde el trabajo y los sucesos repentinos de su estresante vida lo abarrotaron.Escuchar ese "acepto" lo sorprendió hasta a él. Pero la boda concertada ya había sido pactada y no le quedaba más que hacerle frente. El exceso de amabilidad lo llegó a hastiar del hombre que la propuso, por ello abandonó el edificio desde que dijo la palabra que lo condenó.Necesitaba ahogar el enojo o se desquitaría con quién no debía.De un momento a otro concilió la esencia floral en la que destacaba el clavel y la gardenia sobre matices de rosa, la notas fueron absorbidas por su nariz al percibir que tal aroma era desprendido por la mujer de cabello dorado a dos lugares de donde se encontraba sentado.Parecía impaciente por algo, saber leer el lenguaje corporal de la gente se lo hizo saber.Quiso ignorarla, pero no le fue posible con el tintineo de la pulsera que llevaba en la mano, la cual chocó contra la barra cada vez que la movía.__ A quien sea que esperes, no llegará más rápido si ves cada dos segundos a la puerta. - exclamó llamando su atención.Valentina se giró y encontró a un espécimen de porte y altura resaltante en el lugar. Un físico que impresionaría o amenazaría a quien fuera con solo dedicarle la mirada hastiada que en ese momento hundió su estómago.La boca se le secó. El aire se volvió denso y a su mente le pasaron muchas ideas, cuando lo vio pasar los grandes tragos de licor que vaciaron el vaso. ¿Que le ocurría? ¿porqué tenía esas ideas?No la volteó a ver totalmente, sino que solo llenó de nuevo el vaso y la ignoró por completo.Ella hizo lo mismo, odiando la actitud del sujeto. No la conocía para que se atreviera a reprenderla, se dijo.Pero cuatro horas pasaron y Fabrizio no llegó. Ella en ese tiempo se bebió cinco copas de Brandy y en lugar de calmar las ansias, solo incrementaron. Lo necesitaba, pero no fue capaz de ayudarla como esperó. La decepción fue de muchos ese día.Ya no sabía que hacía, pero caminó a la zona donde la luz no llegaba casi, donde se sentó, sin saber que en ese bar había una regla referente a ese lugar, pero tener muy poca lucidez la volvió alguien que no pretendía hacerle caso a los reglamentos de una señorita, que según su madre debía seguir en todo momento.Ahora solo era alguien herido que quería olvidarse de todo. Razón por la cual cuando sintió una tarjeta ser puesta en su mano, se dispuso a leer el número.Era la llave de una habitación__ No hables, que palabras es lo último que necesito. - dijo esa voz que se pegó a su oreja, erizó su piel de solo chocar su aliento en ese sitio. - Tú tarifa me la dices cuando las dos horas pasen.Decir que no comprendía a qué se estaba refiriendo con eso, sería mentira. Claro que sabía. La estaba confundiendo con una dama de compañía, pues era como su padre las llamaba siendo la forma más educada de llamarlas.Lo peor del caso fue que no quiso ni aclararlo. Era el mismo hombre que ella corrigió antes, podía reconocerlo donde fuera.Se casaría con alguien que no quería. Su madre la mataría si se daba cuenta de donde estaba. El único en que confió para ayudarla, no asistió a su cita. Sí todos la decepcionaron a ella, ¿porque no hacer lo mismo con ellos?No tenía caso pensar con quién.No se negó y solo movió la cabeza en señal de aceptar las demandas del hombre que tomó su mano y la llevó con él por el pasillo que no quiso ni ver, solo con la figura intimidante del hombre de saco oscuro y camisa del mismo color la hizo saber que quizá no saldría viva de ese sitio.La cuestión era que en ese momento morir o casarse con un tipo que describieron como cruel estaban en el mismo nivel.Al hombre no le interesó encender la luz y desde que estuvieron en la habitación, se fue contra ella, quien recibió el atropello brusco con sorpresa. Pero los besos feroces la distrajeron de todo razonamiento. Se perdió en las caricias salvajes del hombre que no le tuvo lastima a sus caderas cuando enterró los dedos en ese sitio, subiendo la camisa con la misma fuerza.La despojó de su ropa en menos de nada, cayendo sobre el hombre que parecía desesperado por obtener más de ella, como también Valentina quería saber si sus límites eran reales.La invasión en su cuerpo le sacó un grito de dolor, que esté silenció con su boca, en tanto sus músculos se volvieron más rígidos al sostenerla de la cintura y comenzar a moverla a su gusto.Valentina se vio cegada por el sabor a pecado que había en esas grandes manos, gruñidos roncos y estocadas cargadas de dominio, que no pensó en nada más. Ni siquiera en la forma que saldría de ahí o si iba a salir.En cuánto pudo recuperar el aliento y saber que el hombre que dormía boca abajo no se despertaría, Valentina se puso la ropa, lo más rápido que sus torpes pasos se lo permitieron. Además las secuelas aun estaban muy presentes y en cada paso para buscar sus cosas lo notó. Muy mala hora para no haber llevado su teléfono, pensó. Pero lo hizo para no ser localizada por nadie. Aunque eso no sirvió porque cuando salió del sitio en la madrugada, con su cabello cubriendo su rostro para no ser vista por nadie, no creyó que se encontraría con un auto que le impidió el paso. __ ¿Tío, que haces aquí? - preguntó al hombre en la cabina. Este solo reparó su aspecto y negó con desdén hacia sus acciones. __ Esa pregunta la debería hacer yo. - la reprendió. Ella sintió vergüenza de sí misma. Olía a licor, fragancia masculina y mucho sudor.No era para menos. __ Sube antes que me arrepienta de no decirle a Micaela sobre lo que hiciste. - señaló. En ese momento no quería discutir con nadie, la cabez
Mientras una aterrada Valentina no lograba recuperar el aliento, Adrián tenía la vista clavada en la mujer que reconoció al instante. No creyó la mala broma del destino, pero ahí estaba, una chiquilla de imagen preparada como si fuera la más decente del mundo. Pero él sabía lo perversa que podía ser y lo maldit4 también, porque su reloj en su muñeca desapareció esa noche y no tenía que ser adivino para darse cuenta quien lo tenía. __ Tú prometido es Adrián Crown. - señaló su madre como si su hija pudiera responder ante eso. - Saluda, no te quedes así. __ No vamos a hacer esto más extenso. Sabemos las razones y no vamos a fingir que salió de un romance. - declaró Adrián, sin quitarle los ojos de encima. Avanzó hacia ella y tomó la mano sin ninguna pizca de sutilidad, le extendió el dedo anular e introdujo la argolla. __ Adrián. - le habló su padre y solo ahí cambió su semblante. - No habiendo nada más que tratar, nos vamos. La boda se llevará a cabo al mediodía de mañana. Valentin
Valentina observó su figura en el espejo, con un vestido de textura suave y color oscuro. Era la única mujer en esa familia luego de su madre, las uniones de sus hermanos no les habían servido de mucho, por lo que debía ser ella a quien enviaran al matadero prácticamente.Los Crown no eran una familia con una fama de pacíficos. Al contrario, se hablaba de las torrenciales caídas que causaron en su recorrido por diversas ciudades.Y ahora, ella sería la esposa del último hijo de Aarón Crown. Adrián por su parte miró la hora con aburrimiento. Su condena como lo llamó estaba por sellarse. Un matrimonio concertado, lo que sabía que pasaría de alguna manera. No se negó porque era necesario, pero odiaba el solo pensar que se tendría que casar con una niñita que de seguro no soportaría si les tocaba convivir. Apenas la conocía y la estaba odiando. __ ¿Cuanto más va a tardar la princesita? - cuestionó al aire. Todos estaban reunidos, esperando a la novia, quien ya estaba por decidirse por
El nuevo día llegó y con ello la culpa de Valentina por haber bebido la noche anterior. La cabeza estaba por estallarle y más con los gritos sin piedad de su madre que no eran para nada conciliadores. __ Solo baja la voz. Me casé, es lo que querías - le dijo la chica, dándose cuenta que eso solo la enojó mucho más. __ ¡¿Como demonios se te ocurre ir a beber?! ¿Acaso no te he enseñado que una señorita de casa debe mantenerse siempre en sus cabales? No convertirse en una mujer del bajo mundo que...__ Es una inconsciente que no piensa en cuidar su imagen. - se sumó su hermano mayor haciendo que Valentina se fijará en él. Carter estaba ahí, si él llegó, de seguro Cole y Grayson también. - No haces más que portarte como una...__ Como me comporte ya no es de su incumbencia. Casarme con alguien que puede asesinarme en cualquier momento no es lo que soñé con hacer a mis 21, pero lo hice. - se puso de pie. - Por ustedes y la estupidez de dejarse influenciar de cinco ancianos que no hacen
El asistente Monroe no podía creer lo que estaba viendo. Que alguien le apuntara de esa forma a su jefe ya hubiese sido para que este actuara con mucho más de lo que estaba haciendo. Estaba respirando mucho más de lo que cualquiera antes.Valentina vio posibles escenarios donde ella disparaba y en todos ellos salía victoriosa, aunque tenía claro que no era más que el producto de su mente fantasiosa. Adrián sintió el frío cañón ceñir su piel, la fuerza era demasiada como para que no haya bajado la mano, pero la princesita Bassett seguía sin despegar sus ojos de los suyos. Era fuerte, pero eso se acabaría, se dijo. Atrapó el cañón con su mano y de un tirón le arrebató el arma, girándola para que ahora fuese su dedo el que estuviera en el gatillo, solo un segundo antes que regresara al sitio donde minutos antes la había dejado. __ Las reglas están por algo y es para evitar que esto ocurra. - exclamó sentándose en su silla una vez más. - Tus pataletas de niña consentida las dejas que
__ No juegues con algo que te pesará luego. - dijo Adrián sin importarle que estuviesen a punto de atravesarlo con la punta de un cuchillo. Se alzó más sobre la pequeña hija de Renzo Bassett y se acercó a su boca. - Porque sueñas con rebanar mi garganta, yo sueño con azotarte el trasero para que tus delirios suicidas dejen de darme problemas. Rozó sus labios con los de ella, dejando a Valentina con apenas el oxígeno justo para continuar respirando. __ Hazlo. - la instó. Su aliento chocó contra sus labios. Ella apretó más el agarre y se alejó de golpe. __ Si te mato, alguien me matará a mí ¿no? - preguntó riendo. __ No. Solo quedará en el intento. - recogió la camisa que se le había caído y le dió la espalda. - En lugar de estar comiendo en la oscuridad, usa el jodido comedor como todo mundo. __ Me lo prohibiste.- acusó ella.__ No te he prohibido nada, demente. Además, dudo mucho que a la princesita se le dé por acatar órdenes. - refunfuñó alejándose del ella. __ Y yo que tenía
__ Esa cosa es un...__ Deja la exageración que te dije muy claramente que no entraras aquí. - dijo Adrián sacándola del lugar, cerrando la puerta atrás de él. - Pero eres una testaruda.__ A mí no me insultes. - se exaltó al estar en el pasillo. - Su me hubieses dicho que era lo que escondías en verdad, no se me hubiese pasado por la cabeza entrar aquí. - discutió enojada. - ¿Como iba a saber que era otra bestia igual a tí? __ No quiero perder el tiempo contigo. - exhaló llenándose de paciencia. No era su estilo perder la compostura, pero la hija de Renzo Bassett lo ponía al borde muchas veces. __ Se me pasó el hambre. Que tengas una muy mala noche. - la mano le temblaba aún debido al susto, pero la escondió para no dejarse en evidencia. - Aunque dudo que tengas una buena. Adrián movió su cabeza de lado a lado, en verdad necesitaba se mucha voluntad para no tomar el asunto en sus propias manos. Cuando le dijeron de un matrimonio donde la vería lo mínimo, no creyó que con eso se r
Fabrizio Campel, siempre fue un tipo de competencias reñidas, en todo lugar donde hubiese una ganancia de por medio, siempre tenía espacio. Valentina fue la única que lo trató con decencia durante mucho tiempo, pero lo que le pedía era mucho para él. No podía ir en contra de un clan entero para sacarla de un país que controlaban. Sabía que le guardaba rencor, sin embargo creyó que podía disculpar su renuencia a ayudarla llevando lo que a ella podría gustarle. Aunque ir a casa de su eterno rival en diferentes ámbitos era muy arriesgado para él. Adrián no era alguien fácil de sobrellevar, estar ahí ya era un riesgo para él. __ El señor vendrá en unos minutos. - le informó el asistente Monroe posándose frente a él. Ya no tenía claro si era buena idea, pero quería que Valentina supiera que había ido a buscarla y si no quería recibirlo, haría que al menos se diera cuenta que quería ayudarla. __ Espero brevedad. - exclamó Adrián cuando apareció frente a él, con la cautela que verlo en