Las camionetas se movieron por toda la carretera hasta que pudieron estar en la pista en la cual debían estar para esperar el avión que llegaría tan solo unos minutos después. Adelina estaba dentro del auto oyendo la conversación de Ron por teléfono con alguien que lo hacía reír y enojar al mismo tiempo, viéndose muy cómico cuando sus gestos hablaban por él. Braulio había vuelto a Rusia y esta vez ella no pudo ir con él, debido a la visita de su hermano desde Texas. Tenía meses de no verlo en persona. Hablar con él por teléfono no era lo mismo que verlo, y por ello fue personalmente a recibirlo, siendo la primera vez que salía sola de la mansión Crown, el cual fue su refugio durante años y al fin no sentía que algo iba por ella. Además que con los Demons que Joseph puso como su seguridad, algunos hombres de confianza por parte de Leonardo y dos sujetos que olían el peligro a kilómetros que Braulio puso como sus guardaespaldas personales. Si había algún eslabón débil o desprotegid
Que Valentina pudiera estar en su casa sin ningún tipo de preocupación, era el logro que a Adrián más le fascinaba. La veía jugando con su bebé, yendo a correr cuando Vlad dormía y Rasha recuperándose de todo, tanto como lo hacía él. Y podría jurar que era la mejor etapa de su vida. Las balas que lo habían alcanzado seguían sanando, pero no podía quedarse en cama todo el tiempo, por lo que el cabestrillo lo usaba solo cuando el dolor era tan agobiante como para cantarlo al tener el brazo libre. Debía ponerse un alto y sentarse. Por lo que en ese momento al no estar su esposa, fue quien se movió para ir con él bebé que apenas había despertado en la cuna que tenían en el cuarto contiguo. Lo encontró jugando con sus pies, tomando uno para intentar llevarlo a su boca, provocando la sonrisa que nadie pudo observar al estar solo. __ Tienes 3 meses, deberías dormir no querer comerte solo. - lo regañó con humor. El pequeño bebé pareció haber reconocido su voz, porque se detuvo y lo miró
La ceremonia había acabado dos horas antes y tanto Renzo como Vanessa parecía que no se querían dejar de ver. Era algo poco creíble que luego de tanto tiempo, al fin pudieran estar juntos. Años separados. Décadas sin verse, sentimientos guardados hasta que el momento de dejarlos libres, al fin llegó. Vanessa tenía una argolla de matrimonio en su dedo, en la cual se había grabado el legado que ahora compartían, pero que ya tenía su dueña. Su regreso no fue por el poder, sino para reiterar a quien le pertenecía. Por fin podía tener una vida tranquila, luego de sus pesadillas, había llegado ese instante que quería que se extendiera hasta el último día. Valentina, la bebé que veía de lejos toda la vida, ahora le sonreía desde la distancia con un hombre que lo hacía con verdadera devoción siendo su esposo. Si eso era la felicidad absoluta, por supuesto que la iba a querer siempre. Los hijos de Renzo charlaban entre ellos, siendo diferentes cada uno. Cárter estaba más sobrio que nun
__ No creo que estés hablando en serio. - intervino Valentina al ver la maleta con el dinero que Cárter había guardado. - Escuché que no ibas a cumplir ese capricho de esa…Mirna es una perr@. ¿Con qué te convenció? __ Me enteré que quiere vender nuestra información a Clanes desterrados en Montecarlo, además que supe que está sosteniendo un amorío con uno de ese clan y de seguro es por esa razón que estará allá. - cerró la maleta con enojo. - Prefiero darle el dinero porque ganas de matarla no me faltan, pero si está con ellos, sería iniciar una guerra y no pienso condenar a los Bassett a lidiar con algo que no les corresponde. __ ¿Vas a pagarle para evitar que hable? __ Lo único que la tiene con vida es que es la madre de mi hijo. - tiró de la maleta para cargarla con ella. - Quiero que tanto mi hijo como el tuyo crezcan en paz, al menos momentánea, pero no en una guerra rodeándolos. __ A veces siento que te quiero, imbécil. Pero eres tan…- Se guardó la palabra y este solo se ri
El rostro del hombre que sentaron a las malas frente a la figura vestida con un gabán, era fácil de descifrar. Terror absoluto. El pobre contador había cometido un error del que ni siquiera él sabía, pero Leonardo no era alguien que dejara todo enteramente en manos de sus empleados. Sobre todo cuando de lo económico se trataba. —Lo lamento. No me di cuenta. —sintió dolor en su hombro cuando lo soltaron. —Lo arreglaré lo antes posible. —Dejo pasar un error a un grupo muy reducido y privilegiado. En donde tú no perteneces, claramente. —exclamó pasando el dedo por el borde del vaso. —Y eres tan imbécil que te das el lujo de cometer tres en el mismo mes. Que yo esté ausente, no significa que no sepa lo que ocurre, Gibraltar. El consejero Ryan estaba de pie a un lado de su jefe, y no debía pensarlo mucho para saber que era él quien cuidaba de cada aspecto en la vida de ese hombre, que confiaba en su palabra más que en la de cualquiera. Estaba con su familia desde tiempos memora
__ No pienso aceptar eso. - dijo Valentina cuando le avisaron de lo que su familia había acordado con los Crown - Ni siquiera pidieron mi opinión. No saben si podría tener novio y ustedes pretenden que me case con...__ Novio no tienes hasta donde sabemos, así que deja la tontería. - la regañó su madre, siendo apoyada por Larry su cuñado, quien guardó silencio. - Esto pondrá fin a la contienda de familias. Piensa en eso. __ Pues hay otras formas. No tiene que ser necesariamente un matrimonio conmigo. - se vio enojada con ellos y decepcionada, incluso de su madre de quién ya casi nada le extrañaba. - Si mi papá viviera, no consentiría este arreglo jamás.__ Pues no está y es justamente por eso que no queremos guerras con nadie. Por eso se han casado tus hermanos y por eso te casarás tú. - atribuyó su madre. Levantó la mano para silenciarla cuando la vio con intenciones de refutar nuevamente. - No se extenderá este tema. Te casas con el hijo de Aarón y ya. Ni siquiera la dejó terminar
En cuánto pudo recuperar el aliento y saber que el hombre que dormía boca abajo no se despertaría, Valentina se puso la ropa, lo más rápido que sus torpes pasos se lo permitieron. Además las secuelas aun estaban muy presentes y en cada paso para buscar sus cosas lo notó. Muy mala hora para no haber llevado su teléfono, pensó. Pero lo hizo para no ser localizada por nadie. Aunque eso no sirvió porque cuando salió del sitio en la madrugada, con su cabello cubriendo su rostro para no ser vista por nadie, no creyó que se encontraría con un auto que le impidió el paso. __ ¿Tío, que haces aquí? - preguntó al hombre en la cabina. Este solo reparó su aspecto y negó con desdén hacia sus acciones. __ Esa pregunta la debería hacer yo. - la reprendió. Ella sintió vergüenza de sí misma. Olía a licor, fragancia masculina y mucho sudor.No era para menos. __ Sube antes que me arrepienta de no decirle a Micaela sobre lo que hiciste. - señaló. En ese momento no quería discutir con nadie, la cabez
Mientras una aterrada Valentina no lograba recuperar el aliento, Adrián tenía la vista clavada en la mujer que reconoció al instante. No creyó la mala broma del destino, pero ahí estaba, una chiquilla de imagen preparada como si fuera la más decente del mundo. Pero él sabía lo perversa que podía ser y lo maldit4 también, porque su reloj en su muñeca desapareció esa noche y no tenía que ser adivino para darse cuenta quien lo tenía. __ Tú prometido es Adrián Crown. - señaló su madre como si su hija pudiera responder ante eso. - Saluda, no te quedes así. __ No vamos a hacer esto más extenso. Sabemos las razones y no vamos a fingir que salió de un romance. - declaró Adrián, sin quitarle los ojos de encima. Avanzó hacia ella y tomó la mano sin ninguna pizca de sutilidad, le extendió el dedo anular e introdujo la argolla. __ Adrián. - le habló su padre y solo ahí cambió su semblante. - No habiendo nada más que tratar, nos vamos. La boda se llevará a cabo al mediodía de mañana. Valentin