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Mi vista se asombra, el primer piso se presentaba con un espacio enorme donde la luz iluminaba con fuerza, todo a nuestro alrededor era completamente blanco, las paredes, los suelos, el techo, los floreros e incluso las flores, camelias blancas y algunas otras plantas que resaltaban por su verde intenso, eran tan altas que solo hacían mas elegante este lugar. Estaban estrategicamente acomodadas por todo el lugar, y unos cuadros de formas extrañas, con colores llamativos eran el toque final de la decoración un aroma cítricos era lo segundo que te daba la bienvenida, al centro de aquel enorme lugar se encontraban varias zonas de estancia, echas de un sofá en forma de L color blanco con la madera de las patas y los respaldos de color madera clara, otros dos exactamente igual que el grande pero estos en una versión para solo una persona, al centro una mesa de cristal, así había mas de tres exhibiciones esparcidas por todo el lugar, sin interrumpir el andar de nadie y lo bastante alejadas una de la otra, observamos del lado derecho el ascensor, con enormes puertas plateadas extremadamente brillante, a su lado izquierdo gracias a un letrero en lo alto supe que se encontraban las escaleras, que según indicaban los letreros por ahí se accedía al cuarto de lavado, al lado derecho del ascensor estaba una oficina cubierta por mas puertas de cristal y justo a un lado estaba la zona de correo con un sin fin de recuadros plateados los cuales tenían un enorme numero marcado en ellas desde el numero uno hasta el diez, seguí observado y entonces note justo frente a nosotras pero al otro extremo del lugar había unas puertas exactamente como donde estábamos nosotras indicándome que existía otra entrada al estacionamiento, y frente al ascensor estaba claramente la entrada a pie del lugar, donde dos hombres enormes y bastante intimidades vestidos igual que Will le daban la bienvenida a los habitantes que salían o entraban al lugar

Caminamos hacia la oficina, detras de aquellas puertas de cristal se encontraba una chica, de una larga cabellera dorada que caía e ondas por toda su espalda, tenia un rostro hermoso, ojos grandes azules como el cielo de medio día, nariz pequeña y respingada, su maquillaje era tan profesional, como el de las mejores actrices de cine y vistiendo un ajustado vestido rojo que enmarcaba perfectamente cada curva de su cuerpo, tanto la forma perfecta de sus medianos bustos, así como sus anchas caderas. La chica parecía estarnos observando también a pesar de estar atendiendo una llamada anoto algo y rápidamente salio de su escritorio llamada, una sonrisa se formo de inmediato en su rostro, abrió la puerta de cristal y salio de la oficina su mirada

—Señorita Bramson ¿Verdad? —comento

Su dulce voz estaba dudosa pero a comparación de su anterior compañero ella si se dirigió hacia mí.

—Así es

—¡Oh por fin esta aquí!

—Vaya entusiasmo —murmure

—De verdad esperó todo este a su gustó, la mudanza llegó hace unas cuantas semanas y todo fue acomodado de acuerdo a las indicaciones que nos otorgaron vía telefónica

Yo la escuchaba con atención mientras que mi madre simplemente hacia acto de presencia, haciendo muecas de fastidio y aburrimiento. Lamentaba tenerla aquí en esta situación que sabia no le interesaba, yo no era Jocelyn pero agradecería por un momento que frente a las personas tratara de tener un poco de educación.

—Bueno —dijo la chica

—Estoy segura que todo esta listo para su llegada y con gusto yo las guiare

—Por fin —comento mi madre

—Por aquí por favor — respondió la mujer

Extendió su mano señalando el ascensor, mi madre y yo la seguimos

—Como vera, este lugar aparte de ser uno de los mejores de la zona, nos caracterizamos por contar con un muy buen equipo de seguridad, prácticamente no hay área sin contar con vigilancia que sirve las veinticuatro horas del día y al ser esta la zona más lujosa de la ciudad, todo a nuestro alrededor es completamente seguro y accesible —explicaba la rubia cuando nos acercábamos al ascensor

—Por lo tanto aquí se lleva un reglamento entre habitantes y los empleados del lugar para evitar algún mal entendido. Nuestra finalidad es que los residentes dentro de nuestras instalaciones lleven una vida perfecta—habló la mujer

Aquello ultimo provoco en mi un mal sabor de boca, su mirada fija sobre mi, su sonrisa tan marcada y esa forma de hablar parecía un robot mas que una persona. Presiono uno de los botones plateados, tenia el numero 10 grabado en él, todas nos introdujimos al interior. Estaba cubierto de espejos, ese mal presentimiento volvió dentro de mi y solo me quede mirando como las puertas plateadas se cerraban lentamente ¿Estaba haciendo lo correcto? Una repentina pregunta se alojo en mi mente, sin darme cuente fui dando pasos hacia atrás, me recargué en el fondo del pequeño cuarto con los brazos cruzados esperando y escuchando lo que la chica decía.

Mas y mas explicaciones del reglamento del edificio, como funcionaban la seguridad, como eran los alrededores del lugar y muchas mas cosas que no me eran tan importantes.

Fue entonces que me di cuenta como en comparación al porte que desprendía mi madre y la abrumadora belleza de la recepcionista yo pasaba a ser completamente invisible, inexistente pues las pocas personas que quedaban en el ascensor para retirarse un nivel anterior nunca me notaron, pasaron de mi dándome empujones y golpes y jamas supieron que yo estaba detras de ellos.

—Como seguramente ya notaron su piso es el ultimo—dijo la chica

—Es curioso por que nunca antes fue habitado por nadie mas

—¿Por que no? —cuestione

—Es un enigma, pero de pronto se nos dio la indicación y aquí estamos

—¿Estará completamente sola en este lugar?—pregunto mi madre

—Perfecto así no causaras problemas

La rubia se quedó callada por unos segundos, parecía recapacitar lo que acababa de decir, el reflejó de su rostro la delató, cerrando los ojos con preocupación, pude incluso imaginar que comenzó a reprenderse internamente, incluso maldecirse por tener la boca tan suelta en algo que aparentemente tenia que mantener bien callado. Vi como su pecho se ensancho sosteniendo el aire que dejó salir con lentitud para que no pudiéramos percatarnos. Pero para su desgracia yo si la vi pero podía estar tranquila solo yo miraba, mi madre se limito a mirar su celular. La conocía tanto que sabía leer sus muecas, estaba desesperada por terminar todo esto, seguramente de su trabajo ya la estaban necesitando y en cualquier momento me hubiera dejado ahí sola, antes no me dejo con las maletas en la puerta. La rubia giro hacia nosotras de nuevo con la sonrisa que hasta hacia momento me pareció linda y ahora era más falsa que sus largas uñas

—Aquí también vive el actual dueño del edificio —murmuró

—¿El dueño?—pregunte sorprendida

No, no, no eso en definitiva eso eran problemas, una cosa es que mi vecino sea cualquier persona pero el dueño ¡No por favor!

—Creo que entiende el tema —dijo la rubio mirándome

—Por lo que le suplico, entienda lo que le diré, sin importar que siga las reglas de este lugar—. La miré con mucha confusión, entendía la situación pero no creo que fuera para tanto

—¿Y esas son? —cuestione

—Después de las once de la noche nadie puede estar fuera de sus respectivos hogares —dijo tajante

en definitiva todo esto me era tan extraño y confuso

Las puertas se abrieron anunciándonos que llegábamos a nuestro anhelado destino, mire a la rubia de inmediato, pues soltó un casi inaudible grito, su cuerpo se petrifico, incluso puedo asegurar que vi como intentaba pasar la pesada saliva de su garganta, observó fijamente hacia el frente agrandando los ojos hasta su tope.

Con aquellas iris color celeste hacia el frente, su rostro aun luchaba por mantener la sonrisa pero ahora su mandíbula temblaba, intrigada por lo que tanto le atemorizaba giré el rostro hacia el frente para toparme con algo que en definitiva no me esperaba

Un hombre de aproximadamente 1.90 de altura, con un porte asombroso, espalda ancha cintura un poco mas pequeña, de piel blanca, impresionantemente atractivo, con un porte tan fuera de lo común y perfecto que podría doblegar a cualquiera con solo estar al frente, portaba un traje negro que se ajustaba perfectamente a su musculoso y bien formado cuerpo, su cabello corto rubio cobrizo peinado hacia atrás cayendo un poco hacia un lado le realzaba un perfil que opacaba hasta al mas atractivo dios griego. Me asuste, no sabia si en verdad solo estaba viendo al hombre mas hermoso del mundo o simplemente esto frente a mi no era un humano

Su rostro levemente opacado por una barba de aproximadamente tres días, le daban un toque mas atractivo, yo con la boca abierta lleve la mirada a examinar todo su rostro, unos labios delgados de un color rosa pálido, su nariz mediana caída en punta y sus ojos de un color esmeralda precioso, a pesar de conservar el ceño fruncido al mirarnos. Se notaba a simple vista que el era una persona indisolublemente limpia, aquel aroma de Green Irish Tweed, inundo todo mi entorno y fue el aroma mas exquisito que juro jamás había presenciado, todo el me invadió la mente en un instante, su perfección, su porto, su belleza sobrehumana

Quedé impactada con su presencia y sentí por primera vez en mi vida un intenso hormigueo que rápido se situó al final de mi abdomen y poco a poco bajaba hasta mi pelvis. Electricidad, una corriente eléctrica creció desde el interior de mi cuerpo explotando contra todo mi cuerpo, me hizo estremecer, temblar por instantes

Aquel hombre parecía cuatro años más grande que yo pero eso a quien le importaba, ese tipo estaba impresionante, de todas los chicos que conocía, de todos los hombres que se me acercaban deseando sexo e incluso de todos los amantes que conocía de mi hermana, este hombre estaba muy pero muy por sobre todos ellos, por sobre todo, por sobre mi y por bastante. Era esa persona que solo ves en películas, en libros, en sueños. Ese deseo platónico que jamas nunca podría estar al alance, eso era el, Este hombre que aprecio frente a mi pero pronto entendí que era real, que estaba frente a mi, que nos estaba mirando y joder si esto seria lo que vería todos los días al salir me quedaría en este lugar sin pensarlo ¡Por que este ángel estaba buenísimo!

Sus hermosos ojos verdes envueltos en una mirada seria, profunda y segura se dirigieron a la rubia, su entrecejo se enmarcó al verla tan tensa y luego llevó la mirada hacia mí, quien patéticamente jamás dejo de mirarlo y estaba segura que tenia la boca abierta. Su mirada dirigida hacia mi fue suficiente para tensar mi cuerpo, para vencer mi mente y de pronto esa sensación temblorosa recorrió desde mi espalda hasta mis piernas de nuevo y al momento el que formo una media sonrisa, tenebrosa, burlona, excitante, hermosa... Perfecta, que logro elevar hasta el mas pequeño bello de mi cuerpo y eso lo hacía ver más... ¡Oh por Dios!Mucho más atractivo. Las puertas comenzaron a cerrarse, pero él lo impidió deteniéndolas con la mano derecha. Momento en que todas decidimos salimos del ascensor y claramente la chica rubia aun peleaba por mantenerse concentrada y ya no podía, ese sujeto también lograba dominarte sin siquiera decir una palabra, ya no podíamos culpar, yo también luchaba por mantenerme concentrada y no hacer el ridículo

—Hola Ashley—hablo por fin

Y algo se detono dentro de mi abdomen, su voz era profunda, varonil, fuerte, dominante

— S-Señor... —murmuró la rubia

—Ella es la señorita...

—Hannah... —la interrumpí

La rubio abrió sus ojos a tope y disimuladamente me miro con enojo. Algo que no tome con mucha importancia. Aquel hombre alzo su rubia ceja derecha confundido, pero aún mantenía esa sonrisa especial

—Entiendo... —respondió

—En todo caso espero que todo sea de su agrado —. Sin más aquel hombre se introdujo al ascensor

—Señorita Bramson —dijo de pronto

—Siga las reglas —. Las puertas se cerraron y entonces lo perdí de vista

—¿Quién es? —pregunté de inmediato

Deseando no haberme equivocado

—El dueño... —respondió la rubia —Tu vecino —. Inicio una caminata hacia el pasillo al que habíamos llegado

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