—Es bastante joven... —murmuró mi madre
Interesándose por primera vez en lo que pasaba a su alrededor, yo asentí con la cabeza aun perdida por aquel hombre —No lo subestimé —exigió la rubia —Tiene una inteligencia excepcional en cuanto tomo el mando de este lugar nos posiciono en el mejor la ciudad —¿Es tan increíble?—cuestione Claro que era increíble, con su presencia podía paralizar masas —Tiene un dominio de los negocios inigualable así como su trato con la gente entonces si, el es increíble —dijo la rubia con orgullo y finalizo también el tema, demuestra que le gusta La rubia continuó su camino delante de nosotras, por un suelo que estaba tapizado con una alfombra borgoña, estaba tan limpia, las paredes de color arena hacían un contraste hermoso y las lámparas colgantes en forma de cono dando una sutil ambientación amarilla, seguimos el camino que no era tan largo como imaginaba. La chica se detuvo hasta llegar a una puerta de roble oscuro, bastante hermosa a mi parecer, logrando la combinación perfecta con el resto de la decoración, justo al otro lado del amplio pasillo, casi al frente de la puerta donde nosotros nos manteníamos, estaba otra puerta exactamente igual. La mujer saco un par de llaves que no sé donde las llevaba escondidas y las introdujo en el cerrojo la cual cedió, la puerta rechino un poco y al final se abrió gracias a un ligero empujón de la chica. El lugar estaba en penumbras, la rubia introdujo su mano izquierda, se escucho el clic, las luces parpadearon y luego prendieron completamente, el interior desprendió un aroma a nuevo, a limpio; algo que me fascinaba por lo que una pequeña sonrisa se formó en mi rostro ¡Por fin! —Este es a partir de ahora tu hogar señorita Bramson, esperamos su estadía sea la más placentera, y por favor —hizo una pausa Su mirada de dirigió hacia la puerta detrás de nosotros —Por favor, siga las reglas que mencione —finalizó con un gesto más amble Era la tercera vez que me decían eso, no entendía si me conocían algo, si mi madre me había dejado mas con ellos también o solo este lugar es mas estricto de lo que me podía imaginar sin embargo todo esto me estaba cansando, tantas reglas, tanta insistencia solo me hacia sentir como con mi madre y mi plan era huir de eso, ser libre y no parecía nada de eso. ¿Cual era el problema con este lugar? El único problema que le veía yo, era al salir y volverme a encontrar esa hermosura de hombre y terminar haciendo el ridículo como era mi costumbre. —Descuide, ella no es del tipo persona que hace desorden, de hecho parece que no existe —dijo mi padre Apareció detrás de nosotras ¡Gracias papá! Sostenía en cada mano algunas de las maletas a cuestas y junto estaba Will, también cargando equipaje La rubia parecía sentirse más tranquila al ver a su compañero o también por el comentario de mi padre, no lo sé con exactitud pero me agradaba mucho mas no estar con esa tensa situación. Sonrió una vez, Will dejo las maleas en el interior de la casa, me extendió la mano sinónimo de darme la bienvenida, Tanto él como la rubia se despidieron de nosotros manteniendo esa manera elegante y amable con la que estaban todo el tiempo, parecían más maquinas que personas, pero yo no le tome mayor importancia —Cualquier situación que necesites puedes contar conmigo sin problemas —dijo amablemente la rubia —Gracias, lo tendré en cuenta señorita... —me quede callada esperando me recordara su nombre —¡Lo lamento! —Lo olvidé completamente —exclamo Se cubrió la boca con ambas manos, su rostro se enrojeció un poco por la pena —Mi nombre es Ashley, a sus órdenes —respondió recuperando su postura formal, me entregó las llaves y se marcho junto a Will en dirección al ascensor En la pared a un lado de la puerta estaba un pequeño mueble blanco, con varios cajones que me servirían para guardar mas cosas, en la esquina un florero vació y la otra cerca de la puerta se encontraba un recipiente negro donde podría dejar mis llaves y no perderlas como siempre De lado derecho estaba la cocina, tenia cuatro alacenas en lo alto color blanco sin jaleadores, dos barras una donde reposa el horno de microondas, una cafetera bastante moderna , la parrilla, el lavamanos y al fina le enorme refrigerador todos haciendo un juego perfecto con su color negro, , mientras que el resto era negro, el refrigerador estaba en la esquina y hacia juego perfecto en el resto gracias a su color negro al centro una barra igual blanca con una placa de tipo mármol color negro, con cuatro bancos altos también negros. A un costado de esta se encontraba una pared de cristal dejándome admirar todo la ciudad a mis pies, al centro del lugar un escalón mas bajo estaban mis sofás, color magenta aun cubiertos por el plástico, uno grande en forma de L con dirección hacia una pantalla enorme y otro pequeño que podía volverse en una cama. Al centro una mesa igual cubierto con plástico con un gran cristal y de bajo la estructura era negra. El piso de mi departamento era de madera barnizada haciendo un contraste perfecto con las paredes y el techo blanco, la alfombra que adornaba mis sofás era rosa baby y hacia lucir todo mucho mas bello. Estaba fascinada todo era tan hermoso, dos cuadros uno con la Torre Eiffel y otro con el Big Ben colgados uno en la pared contraria al enorme cristal y otro camino hacia mi nueva habitación. —¡Es precioso!—asegure impresionada —Lo se preciosa solo lo mejor para ti —dijo mi padre —¡Gracias papá! —Será lo mismo que con tu hermana—interrumpió mi madre —Nosotros pagamos el alquiler, el resto de los gastos son tu responsabilidad Yo asentí con la cabeza, sin darle el lujo de mostrarle que estaba apunto de arruinarme esto. Ese lugar era perfecto, parecía hecho a mi medida, espacioso, luminoso y silencioso. Estaba tan feliz hasta que el celular de mi madre comenzó a sonar —James, la reservación del vuelo está lista y salimos en menos de dos horas —dijo mi madre ¿El vuelo? En verdad se había tardado y por un patético momento creía que estarían conmigo un poco más de tiempo, pero al final no, todo seguía siendo lo mismo, lo único bueno fue que ahora yo no seria arrastrada de un lugar desconocido como todo el maldito tiempo —Pero vamos... —suplico mi padre —No podemos dejar a Hannah sola tan pronto —replicó mi papá —Este fue su decisión y ya no es una niña—reclamo mi madre —Además volveremos lo más pronto posible— comento mi madre subiendo un poco el tono de su voz —Estaré bien —interrumpí —No quiero que pierdan su vuelo Ambos me miraron y mi padre sonrió con tristeza —Lo lamento hermosa, pero ya sabes cómo es tu madre —dijo acercándose a mí para abrazarme. —Cualquier cosa que necesites me llamas —dijo mi pre mientras me abrazaba Mi madre se movía de un lado a otro mostrando impaciencia para que terminara con todo rápido La despedida fue dura, lo hicimos como si no fuéramos a vernos jamás. Por una extraña razón no quería dejarlos ir. Creo que era obvio, siempre estaba con ellos y de un momento a otro deje de hacerlo, en cierta parte me hacia feliz pero en otra ya estaba muy acostumbrada y no podía negar que me dolía en el fondo, abracé una vez más a mi padre con fuerza y me despedí con un beso en la mejilla, mi madre también me abrazo y me beso la frente algo extraño pero que agradecí. —No hagas nada malo señorita, te llamaremos al llegar a Londres —dijo mi madre Desapareció por la puerta, mi padre la siguió y solo pude verlos introducirse al ascensor y perderse de mi vista —Desearía por una vez, estar con ustedes un día completo... —susurre —Como una familia y cerré la puerta de mi nuevo hogar. Me dirigí a mi nueva habitación, deseaba con desesperación verla, al entrar me sorprendió ser recibida por una cama grande, cubierto por sabanas blancas, al igual que las almohadas, Había otra ventana y frente a ella un escritorio blanco con una silla giratoria color negra, junto a este había un pequeño librero vació, estaba entusiasmada por llenarlo, Bajo mi cama estaba un enorme alfombra en forma de circulo color lila, frente a mi cama se encontraban dos puertas blancas que abrí sin pensar, me sorprendió el tamaño del armario, me parecía excesivo su tamaño para la cantidad de ropa que yo tenia, y en la esquina contraria a la entrada estaba la puerta hacia el baño, entre para observarlo, nada fuera de lo común, una regadera de gran espacio con puertas de cristal, el wc color blanco y el lavamanos del mismo color, sobre este un espejo enorme de forma circular, y de color blanco mas muebles pequeños.Todo era perfecto, limpio, nuevo. Estaba fascinada con todo y sin perder el tiempo comencé a desempacar, lo primero que saque fue mi celular, lo conecte a las bocinas de la pantalla, y entonces comenzaría la verdadera aventura. Coldplay sonaba en lo alto, cantando Clocks procedí hacer de ese lugar mi hogar, retire los plásticos, acomode tanto como podía paso el tiempo y sin darme cuenta el sol se estaba poniendo. Mi estomago comenzó a crujir, llevaba horas sin comer y aun no tenia absolutamente nada para comer. Mi padre me había dejado dinero suficiente para abastecer mi cocina sin embargo no conocía nada ni a nadie. Rápidamente Ashley llego a mi mente, estaba segura de que si le preguntaba podría ayudarme. Tome mi bolso, apague la música y guarde mi celular, tome mis llaves y me decidí a salir del departamento. La puerta aun se resistía así que tuve que empujar y por el esfuerzo salí impactada hacia la salida choque contra algo que freno mi caída directo al suelo —Con cuidado —escuch
—¿Sigues nerviosa?— pregunto Val mientras me indicaba donde sentarme —Yo no mentí, estamos aquí para comer —Lo lamento, solo no me siento cómoda —conteste insegura —¿Que pasa? No te gusta la comida italiana—me pregunta regalándome una sonrisa, me extiende una el menú en forma de libro cubierto de tela roja —¿A quien no le gusta la comida italiana? —Bromeo —Supongo que a ti... —No es eso solo, no visto adecuadamente. Val sonríe con mas ganas y pasa su mirada alrededor de nosotros —¿Que es tan gracioso?—cuestiono molesta —Tenia otra idea en mi mente —confiesa —¿Como cual? —¿Listos para ordenar?—pregunto de pronto un mesero que apareció junto a nosotros. Val me miro esperando que hablara —Ah... Mire rápidamente el menú, tantos nombres extraños y costosos, encontré un nombre que se me hizo conocido —Este —dije señalando sobre el menú, el mesero se inclina para mirar —¿Ensalada Caprisse?—pregunto y mire que Val se cubria la boca, sus ojos brillaban y delataba
Observe todo a mi alrededor, deje de presionar mis piernas ¿Que estas haciendo Hannah? Pregunto mi conciencia y entonces no tuve escusa, ese hombre me gustaba como ningún otro me había gustado antes, su intimidante presencia me hacia sentir lo que nunca nadie, no lo conocía, ya sabia eso. Pero que mas daba, lo vería todo el tiempo, al salir o entrar al departamento, al entrar al edificio o tal vez y solo tal vez esto se volvería a repetir. Mis sueños se estaban convirtiendo en realidad, estaba lejos de mi madre, de mi hermana, de las quejas, los reclamos, las comparaciones, estaba en un lugar nuevo, donde nadie me conocia y podía iniciar de nuevo, donde mi vecino guapo quizás por educación, quizás por algo mas era amable y atento conmigo, y no lo iba a dejar pasar. ¡Estúpido Doctor Green! Yo no tenia depresión y se lo iba a demostrar, yo viviría mil aventuras como mi hermana o como cualquier otra chica normal, no solo me quedaría mirando y juro por Dios que tarde o temprano me cog
Los golpes de la puerta principal se escuchaban tan fuerte que lograron despertarme, al abrir los ojos noto que mi rostro estaba dando la cara hacia el vacío y sin tener tiempo de acomodarme caigo de golpe contra el suelo. Me queje, era una mala manera de regresarme a la realidad después de la perfecta cena que había tenido la noche anterior. Me levante del suelo con una sonrisa en el rostro, salí de mi habitación, camine por mi casa sin darle importancia al desorden que se mantenía, ya lo arreglaría después. Los golpes insistían con fuerza —¡Ya voy!—grite antes de llegar a la puerta —Esta bien señorita, yo espero —escuche la voz de Ashley Abrí la puerta para encontrarme con una mirada celeste y una sonrisa enorme, admire un poco a la chica frente a mi, su cabello y rostro perfectos como siempre y sus curvas desataba belleza con su bonito vestido blanco ajustado a su cuerpo. Yo por otra parte solo portaba como pijama una camisa larga color negro, rota en unas partes que le había
El día no había comenzado dela mejor manera, en cuento llego al trabajo me dieron la noticia de que hoy cubriría el turno de un compañero que había faltado por lo que saldría hasta la noche, después me toco descargar mercancía para el área de limpieza personar y luego de ello debía cumplir tiempo en caja —Bramson es hora de tu comida —grita mi jefe desde la oficina Observo a Leah una compañera muy amable y extremadamente amigable con todos y más con los hombres, es pequeña y delgada, de bonita piel color caramelo, sus ojos grandes son muy expresivos y su rostro. Pequeño y fino la convierten en una de las más bonitas trabajadoras de aqui. Ella acerca su material y me indica que a llegado para cubrirme —Nos vemos en un rato —digo, ella sonrió y comenzó a atender clientes Salí del Mini super estirando mis brazos, en el poco tiempo que llevaba viviendo en Los Ángeles lo que mas me encantaban eran las puestas de sol, era amante de esa combinación de violetas y azules que se posaban
Mi cuerpo se sentía pesado, sentía un dolor intenso en mi cabeza y mis ojos se negaban a abrirse, había un olor extraño que inundaba mi nariz, intenté moverme pero un dolor se apoderó de todos mi torso, intente una vez mas a abrir mis ojos, pesaban de una manera descomunal. Escuché un llanto ahogado aún lado mío, volví a intentar abrir los ojos. Todo era borroso, confuso y ese horrible olor que parecía rodearme. Un vez mas, parpade para obligarme a abrir los ojos y ahí todo se aclaró. Frente a mí está él, sentado en un sofá de una sola pieza, su mirada cubierta por su rubio cabello, con los codos clavados a sus piernas, su mano izquierda sostenía su frente mientras su diesta mantenía un arma de fuego. Podía ver los los nudillos de sus manos, cubiertos de sangre, mi corazón se acelero. Miedo, tenía miedo de solo observar esa sangre y esa profunda mirada que me regalaba, inmóvil, parecía que ni siquiera respiraba, solo me miraba. Escuché de nuevo lo que parecía ser un llanto, gire m
Val camino dentro de mi departamento con seguridad, como si lo conociera de memoria, abrió la puerta de mi habitación, llegó a la cama y me arrojó con fuerza sobre está, no tuve tiempo de reacción cuando Val subió sobre mi colocando mis manos atadas por arriba de mi cabeza. Me observo con atención, aquellos ojos de jade que tantos suspiros me habían sacado de volvió oscuros, temibles y decididos, decididos a matarme. Mis lágrimas amenazaban con jamas detenerse, mientras que mi cuerpo se negaba a responder, estaba petrificada, del pánico. Dijo que después de terminal le hablaría a esos hombres, de terminar que, de matarme, se torturarme. Mi cabeza viajaba a mil por hora al igual que mi corazón, mi pecho ardía, mi garganta se secaba, todo se volvía oscuro y borroso por momentos y cuando se aclaraba él aparecía de nuevo, mirándome con odio, con un deseo extraño, como si quisiera arrancarme los ojos, romperme el cuello, hacerme algo que solo un psicópata como el podía lograr. Me sostuvo
Todo es silencio por unos segundos, de pronto un sonido completamente nuevo para mí sale por mis labios, un gemido, el primero en mi vida se hace presente cuando siento sus labios impactar contra mi piel, su cuerpo somete al mío acortando toda distancia posible entre los dos, de pronto siento un ardor que me hace volver a producir ese inquietante sonido, me está mordiendo, en la zona dónde el hombro y el cuello se unen, algo pequeño pero siento un dolor que activa un cosquilleo que recorre cada centímetro de mi cuerpo, y llega la electricidad. —Yo se...— Susurra con calma y pasa su lengua por la piel de mi cuello —Se perfectamente como te hago sentir —Dice mirándome de frente, sus ojos verdes están completamente oscurecidos por el deseo, mi cuerpo paralizado ya no puede ni temblar —Y aunque matara a cien frente a ti, no cambiaría nada —.Sonrio con maldad Sus labios impactar contra los míos se me corta la respiración, y me veo caer en las profundidades de esa m*****a verdad. Yo seguí