-Buen día guardia, Soy Azhenty D’loforto…- Mi intención es demostrar seguridad pero con esta pausa me hace tartamudear -… vengo a ver a mi prometido, el Señor Cius Foltorer-
El guardia que es demasiado ancho como para entrar de frente en una puerta, podría intimidar a cualquiera, pero su mirada cansada con ojeras como si tuviera un sueño acumulado – Claro Señorita D’loforto, mi jefe la esta esperando – su voz baja y suave, logra perder toda intimidación que su tamaño le puede dar, al terminar su frase me indica que puedo pasar con un ademan de su mano, no lleva armas, Donde esta su espada? Es el encargado de la seguridad de mi prometido, también seria el encargado de mi seguridad, porque solo uno? esto no se ve bien.
Ahí esta el, parado detrás de un escritorio muy organizado con muchos papeles y tintas, es muy alto y delgado, toda su ropa es negra, la poca luz que entra por la ventana que se encuentra detrás del el no me deja distinguir si esta usando ropa de algún diseñador o de pueblo.
Toca ser la mas linda y delicada mujer que el logre mirar en su vida, como lo hacia en un baile real, te fijaras en mi y no me olvidaras nunca, todo esto ya lo había repasado y ensayado en estos días, al llegar al borde del escritorio estiro mi mano para saludarlo – Un gusto por fin conocerlo, prometido mío, Señor Cius Foltorer- en lugar de besar mi mano como indica el protocolo de la alta sociedad, estira su brazo y toma mi mano con la suya, solo 3 de sus dedos tocan todos los míos, tienen unas manos grandes y dedos largos.
– El gusto es mío señorita Azhenty- retira su mano de la mia y el toma asiento- no le importara que siga trabajando mientras tenemos esta pequeña platica de presentación- se que mi rostro muestra indignación, no me importa que el lo vea, ya que se comporta como todo un pueblerino que apenas hace dos años logro ascender a este puesto gracias a las hazañas logradas en la misma revuelta en la que mi hermano hizo el ridículo.
Se nota la falta de educación, eso lo puedo entender, pero ignorarme y seguir trabajando mientras su hermosa prometida llega a conocerlo.
– Puede sentarse también, no tiene que estar parada todo el rato- El calor de la sangre llega a mis mejillas por el enojo, que descortés, fijo mis ojos en los suyos por primera vez, la mitad de su rostro esta lleno de cicatrices, desde la parte superior de la mejilla derecha es un zigzag sin sentido de surcos chocando entre si, pasan por su ojo y su ceja, hasta perderse donde inicia su cabello, siento que su mirada esta fijada en mi rostro -Veo que ya vio lo que hace la guerra en el rostro de un soldado razo- creo que no pude disimular mi sorpresa al verle las cicatrices, me deje llevar por la impresión, creo que sintió que tenia una cara de asco al ver la suya, no puedo dejar que esto se quede así, no puedo ser yo la que de una mala impresión
– Unas pequeñas cicatrices no son tan malas como sus modales ante su prometida- creo que entenderá que no puede ser tan descortés conmigo.
-El trabajo que requiere el rey de mi, nunca acaba- dice eso mientras acomoda su bastón al lado de su silla… también es cojo, pero padre con que clase de hombre conciliaste mi matrimonio.
-Algún merito tienes que tener, ya que en solo dos años pasaste de soldado razo a trabajar directamente bajo las ordenes del rey- mi comentario no esperaba que sacara una sonrisa de su desfigurado rostro -Gracias por el cumplido- no era un cumplido, hay algo en el que me no me gusta de el, no quiero estar aquí, no es así como quería que fueran nuestras primeras palabras, pero no puedo evitarlo, el empezó todo, esta sacando lo peor de mi.
Tengo rato sentada enfrente de el y el sigue trabajando como sin importarle que yo este aquí, necesito decir algo – Debes sentirte muy afortunado en casarte con la única hija del general D’loforto- ese comentario de seguro si va hacerle entender quien soy.
– Ex general –
Como se atrevió a decirme eso, pero no sabe que yo ya estoy preparada para recibir esa respuesta – Si mi padre ya se retiro de la milicia, pero su gran cadena de éxitos militares le hacen tener el favor del rey-“ jajaja” mi risa interna de la victoria, ahora si ya no tiene mas que pueda decir, solo le queda seguir escribiendo en sus papelitos – Fue tan grande el favor que le otorgo el rey al ex General D’loforto que logro nuestra unión fuera posible-
Siento que pasa mucho tiempo, pero al vez todo paso en un segundo, aprieto los puños y me levanto de golpe, no pienso tolerar mas a este hombre – Debes saber que el rey me quería para nuera!-
El sigue escribiendo – Y tu eres tan feo y viejo que solo lograrías casarte con una …! – No logro encontrar un insulto adecuado.
El sigue escribiendo, siento como los ojos se me llenan de lagrimas – Eres una mala persona por hacer sentir mal a una niña inocente! Cochino viejo cojo! – tomo un impulso con todo mi cuerpo y abanico una cachetada, no considere lo ancho que esta el escritorio, solo unas ojas se mueven ligeramente, el alza la cabeza dejándome ver sus ojos que antes cubría su pelo negro, tiene la boca abierta, se que dirá algo y no lo soportare, no quiero llorar enfrente de el.
– Ya me voy… no tengo intención de estar contigo… cabeza de zanahoria fea!-
Voy caminando sin rumbo por los pasillos del interior del castillo, no tengo la menor idea a donde voy o como salir de aquí, lo único que no logro superar es el ultimo insulto que le dije “zanahoria fea” ni siquiera es pelirrojo, un insulto digo de una niña de 12 años, tendré que mejorar eso porque este año cumplí 17 años.
Tendría que haber pensado algo mas ingenioso como “Cara de rallador de quesos”, pero siempre pasa que se me ocurren las mejores respuestas después de terminar la discusión.
Desde lejos veo dos guardias reales caminando hacia mi, que bien podre pedir que me ayuden a salir de este laberinto, entre mas me acerco a ellos noto como se me están viendo con cara de asombro, talvez sea mi maquillaje esta desalineado, o será que estoy muy roja, siento mis mejillas calientes, también debo de tener los ojos hinchados por llorar, que frustración.
Ya de cerca noto que uno de los guardias es muy guapo, de cabellos dorados, rostro fuerte, parece hermano de los príncipes, no puedo detenerme y que me vea así, pero tampoco deja de mirarme, no estoy de humor.
– Nunca habían visto a una doncella llorar?- les digo al pasar al lado de ellos, no se que reacción tuvieron, no quiero voltear para verlos, solo quiero salir de aquí.
Doy una vuelta mas por el pasillo y me topo con el guardia de ojos cansados, casi choco con el de lo ancho que es – Su carruaje la llevara a casa- es lo único que dice, como se me adelanto y llego aquí?, tengo que hacerme a un lado para ver el carruaje con la puerta abierta, no le pienso dirigir la palabra, pero no despreciare la manera de salir de aquí y que me lleven a mi casa, mi pequeña casa.
Estoy en mi cuarto llorando en silencio, ni Emily ni mi papá pueden enterarse de como paso todo, solo un “todo bien” fue lo que dije cuando llegue, de seguro deben de estar preocupados.
Desearía que hubiera una manera de que pudiera romper el compromiso, pero eso significaría hundir mas el apellido D’loforto, tal vez con todo lo que le dije el “zanahoria fea” sea quien cancele el compromiso, pero sinceramente lo dudo mucho, un hombre feo, con una carácter así, tonto, cojo, viejo porque a de tener como unos 30 años, con una carrera tan escueta de solo dos años al servicio del rey, no puede dejar la oportunidad de contraer matrimonio con una linda señorita, de seguro me quiere usar para presumirme en las fiestas… y todos dirán, pobre Azhenty se caso con el hombre mas feo de todo el reino… bueno lo único que lo salva es que trabaja bajo las ordenes del mismo rey, como un generales de los establos o los lideres de los gremios.
Ya es de noche, tal vez si empiezo un diario y los eruditos del futro lo encuentran puede que escriban una de sus famosas tragedias basada en mi vida, se haga una obra de teatro, la actriz que me interprete no será ni la mitad de bonita de lo que yo soy… deja de soñar y resuelve, soy una D’loforto no me daré por vencida, podría ir mañana a visitarlo de nuevo para pedirle perdón por mi comportamiento infantil, así el vera que yo soy mas madura y el quedara mal, mas mal de lo que ya quedo y el me pedirá perdón.
Mañana aunque no quiera “zanahoria fea” recibirá otra visita mía y el será el que termine llorando, los ojos se me cierran del sueño, pero dormiré con una sonrisa sabiendo que ya tengo la guerra ganada.
Ya se a lo que me voy a enfrentar, eso me llena de confianza, me levante temprano enfrente de la puerta del castillo, me veo mas espectacular que ayer, tengo puesto un vestido de color durazno con adornos de color rosa, pelo suelto y ondulado, en una palabra glamorosa. – Buenos días señorita – El guardia estaba esperando que llegara?, no eso no puede ser – El carruaje tardara un poco en llegar por usted- me dice el guardia Todo esto esta muy sospechoso, yo se que el carruaje debe de estar disponible en todo momento para los visitantes que llegan al castillo.Escucho un susurro entre los guardas, no logro entender que dicen, pero esto me da mala espina…El zanahoria fea me va meter al calabozo?... no creo que su corazón sea tan feo como su cara…Un hombre se acerca trotando sin yelmo, acompañado de uno de los guardias que se estaban susurrando – Señorita… - me dice el hombre sin armadura, se detiene en frente de mi, hace una reverencia – tendremos que caminar un poco para llegar al
Solo tuvo que dar unas pocas ordenes y las sirvientas ya tenían todo montado, una pequeña mesa con bocadillos salados y dulces, jugos, te, café y vino, de ahí podría comer toda una familia, ahora lo se porque vivo en el pueblo, antes estaba acostumbrada a merendar así todas las mañanas.El solo verlo me abre el apetito, no suelo comer mucho, por el estrés los días anteriores comí menos de lo normal-Puede preguntarme lo que guste- me dice, pero por primera vez lo veo ligeramente incomodo, tal vez no le guste mucho salir, o le incomoda la silla, no muy apartado de nosotros esta su guardia – El es uno de tus guardias?- Se que la respuesta es obvia, pero me es muy extraño ver a alguien de ese color.-Si así es, uno de ellos- Quiero preguntar como es que llego a ser guardia alguien no nacido en Irongold? Pero me da pena – Y es un hombre libre, se gano su puesto como todos
Intento hacer mis maletas -Ya le dije que el señor Foltorer va a mandar a alguien para lleve todas sus cosas a su nueva casa- me comenta Emily por cuarta vez – No me importa lo que diga, yo tengo que llevarme lo básico –Con una expresión de no estar muy convencida Emily termina de ayudarme para empacar mi pequeña maleta y la intenta cargar– Lo básico? Esta maleta pesa como 20 kg – Hago caso omiso de sus comentarios, entre las dos llevamos la maleta a cuestas por las escaleras.La cara de mi padre solo puedo ser descrita como el nerviosismo en persona, intentando darle cumplimiento a Cius, ahora su yerno, que se encuentra sentado en la sala sujetando su bastón negro con decoraciones doradas, con su única expresión, la cara de pocos amigos.-Estas lista? – se levanta con dificultad de la silla utilizando su bastón – Si, muchas gracias por el tiempo que dedico a esperarme – acompaño ese comentario con una cara de desagrado, no tengo ganas de nada ahorita, igual tengo los ojos hinchados
Ese rayo de luz que se alcanza a colar entre las cortinas de la ventana, solo para recordarme lo pequeño que es mi cuarto ahora. ¿La luz, el sol, ya es de mañana? Ya es tarde. – ¡Ya es tarde!, Emily, ya es muy tarde!- me levanto con un gritoLa cantidad de fuerza que tienen mis pulmones debió sorprender a los vecinos, pero no es mi culpa que estas casitas sean tan chicas.La puerta de mi habitación se abre de golpe seguida por Emily la única sirvienta que pudo conservar mi padre después de mudarnos aquí ya hace dos años, sus ojos se veían mas abiertos por lo levantada que tiene la cejas -Tarde? Tarde para que señorita Azhenty?- su pregunta hace que me moleste, no puedo creer que lo olvidara – Te dije que me despertaras temprano, por que hoy es el día en que pienso visitarlo y aclarar todo- La pupila de mi sirvienta hizo un arco grande como si revisara y buscara en toda la habitación la respuesta, su expresión se fue transformando de la sorpresa a la duda y al por fin entendió a lo