Capítulo II - Conocerte

Juan Pablo camina y siente que algo más allá a su voluntad lo guía y mientras avanza paso a paso siente que su corazón sale de su pecho. Y cómo un hombre tan poderoso, influyente, codiciado y envidiado cae ante los encantos de una hermosa chica desconocida.

Zacarías, observa la actitud de Juan Pablo y algo confundido se atreve a preguntar - ¿Todo bien Juan? ¿Hay algo particular en ti el día de hoy?

Juan Pablo no respondió y solo lo miró de forma evasiva y frunciendo el ceño.

Ambos bajan desde el nivel 8 hasta la recepción para encontrarse con Elizabeth, quien estaba perdida en sus ideas y emocionada porque su trabajo estaba siendo reconocido.

Ella escuchó unas fuertes risas de unos pacientes y no pudo evitar voltear, cuando su mirada se cruzó con los ojos penetrantes de un hombre alto, con un semblante misterioso y muy guapo. Éste iba acompañado de un médico de edad avanzada y supo de inmediato que eran las personas con quienes se reuniría.

Elizabeth sonrió y al ponerse en pie, se presentó con amabilidad. Juan Pablo tomó la iniciativa y la saludó con un tono indiferente diciendo - Soy el Dr. Juan Pablo Montenegro y él es mi colega el Dr. y Director Zacarías del Cid.

- Encantada contestó Elizabeth. - Zacarías, acompáñanos Srita Sotomayor a ver las áreas que necesitan tu ayuda en re diseñar un ambiente más ameno para niños.

Juan Pablo analizaba cada movimiento de Elizabeth y la miraba con discreción cuando ella tomaba notas de todas las peticiones de Zacarías.

Hasta que ella notó que la mirada era muy aguda y se sintió incómoda y muy nerviosa. Terminaron de afinar detalles y ella con determinación les hizo mención que su asistente se encargaría de enviar el presupuesto y que la fecha estimada de entrega era de 3 semanas.

Juan Pablo estaba como en transe sumergido en sus pensamientos, cuestionando porque esa mujer lo había impactado tanto si ni siquiera Georgiana a quién amó en el pasado le había causado tal conmoción.

Por tanto, decido a investigar una vez vio alejarse a Elizabeth, él se apresuró a llamar a Santos su chófer - Necesito que investigues todo sobre una diseñadora llamada Elizabeth Sotomayor, cuando te digo todo, es todo, quiero saber qué come, que música le gusta; ¿me entendiste?

- Santos: Sí jefe, cuando tenga toda la información se la comparto.

Terminando la llamada Juan Pablo decidió ir a ver la droguería en donde él funge como Presidente y cerrar un par de negociaciones que tenía programadas y al final del día se fue a su Villa a descansar y preguntar si ya tenían los datos de esa mujer tan hermosa que lo había hipnotizado.

- Santos, dime que ya tienes lo que te pedí. - Sí, jefe está en su escritorio todo lo que necesita saber.

Juan Pablo abrió el sobre que efectivamente estaba sobre su escritorio y su rostro se emsombreció. Cautivado leyendo toda la información de Elizabeth Sotomayor, estuvo desprotegida, no venía de una familia acaudalada, no había tenido romances, estudió en la misma Universidad que su hermano menor Marco, sus gustos exquisitos por la moda y joyería hizo que su expresión fuera con una vaga satisfacción porque creyó que podía elogiarla con detalles que solo un hombre poderoso como él podría dárselos.

Al siguiente día, Juan Pablo muy temprano salió de la Villa para dirigirse a la droguería y cuando estaba a punto de llegar, le hizo la siguiente solicitud a Santos - Llévame a la oficina de Elizabeth Sotomayor, por favor.

- En camino jefe, contestó Santos.

Al llegar a la oficina, solicitó hablar con ella y de inmediato lo hicieron seguir. Él apareció como la lluvia en el verano de forma inesperada.

Vio a esa hermosa mujer con un traje blanco muy elegante, mostrando el contorno de sus piernas y dejando ver un leve escote dejando todo a la imaginación.

El se acercó un poco más para que ella notara su presencia y claro que lo logró, él vestía un saco negro ajustado a sus abultados brazas luciendo imponente y dominante.

Elizabeth levantó un poco la mano y sonriendo le hizo saber que podía pasar a su oficina. - Preguntó con un poco de sorpresa, ¿A qué debo el honor de su visita Dr.?

- Por favor, solamente Juan Pablo respondió.

- Ok, ¿A qué debo el honor Juan Pablo? contra respondió Elizabeth

Juan pablo: Perdóname, el atrevimiento pero me gustaría invitarte a cenar para solicitarte unos consejos y cambiar todo en mi Villa.

- Con el mayor de los gusto, no se hubiera tomado la molestia de venir, solo me hubiera llamado.

De esta forma quedaron en cenar juntos esa misma noche, él pasó por ella hasta su casa y cuando la vio salir su corazón palpitaba tan fuerte porque no podía dejar de contemplar su piel blanca, irradiaba luz, su cabello caía como una cascada en sus hombros y el escote trasero, mostraba su bella silueta.

Juan Pablo, abrió la puerta de su vehículo y sin más dejó salir un suspiro que dejó muy nerviosa a Elizabeth.

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