Capitulo tres

—Señor, yo curo a mi hija—dice mamá de manera impaciente.

—No señora, yo lo haré—Mi madre le entrega el botiquín y el saca el alcohol para desinfectar sus mano luego toma un pedazo de algodón y lo moja antes de colocarlo en mi herida el levanta su rostro para mirar a mamá.

—¿Me podría hacer un favor?.

—Si dígame señor.

—Deje la plancha conectada en la habitación de mamá, ya que voy a planchar una camisa, ¿eh, podría hacerme el favor de plancharla por mi?

—Claro mi señor, además, le he dicho que eso me toca a mi pero usted es muy terco—Ella sube las escaleras murmurando enojo.

El pasa el algodón de manera lenta y delicada por mi herida, pero yo suelto un quejido de dolor.

—Tranquila, pasará—dijo para tratar de consolarme, pero ponte en mi lugar es un mordisco un ¡mordisco!.

—Ahh, señor Milton me arde—el me sopla un poco de viento de su boca para que no me arda tanto. Luego de algunos segundos el venda mi herida.

—¿Señor, con esto basta, no es necesario un hospital?—le pregunto preocupada, claro porque ese perro debe de tener morder rabia y bacterias en su bocotá y no quiero que se me pudra mi pierna.

El me toma de la mano y me mira a la cara, ¡dios, no puedo ni mirarle me incómoda tanto, es-es hermoso!

—Lara, soy médico, además Dominic está vacunado, por lo tanto puedes estar despreocupada.

—Gracias señor—el sostiene mi mano más fuerte y me susurra.

—¿Nena, dime Milton, señor es mucho para mí—Tras decir eso me toma del mentón con la otra mano que tiene libre, su mirada analiza mis labios detenidamente, yo trago en seco y siento que mi respiración se corta veo sus pupilas dilatadas votar chispas, ¿pero que es esto? acaso tengo los labios feos o que se yo, luego de algunos segundos deja de ver mis labios y se enfoca en mi pierna.

—Esta bien le diré Milton, es que todavía no me acostumbro—dije nerviosa para calmar la tención, y escucho de parte de el una risita de burla.

De momento escuchamos la voz de mamá quien baja por las escaleras sosteniendo la camisa de Milton, el suelta mi mano rápidamente, parece que está nervioso.

—Señor, su camisa—¿Se la colocó en su habitación?

—¡No!—responde con un ''no'' rotundo cerrando la platica y se levanta rápido del asiento arrebatándole la camisa a mamá de las manos de manera brusca, para así poder subir a su habitación , ¿creo? sube los escalones de dos en dos dando grandes zancadas hasta desaparecer de nuestras vistas, mi madre se sienta a mi lado preocupada.

—¿Hija, como te sientes?

—Muy bien, madre ya Milton sano mi herida.

—¡Respeta! ¿Cómo de que Milton?—Me regaña enojada y me da una palmada en la cabeza.

—El me dijo que lo llamara así—le explicó

—¡Cállate! que sea la primera y última vez que te escuché llamándole de esa manera, eres una irrespetuosa.

—Esta bien, madre—Frunzo el entre cejo y no digo más nada a decir verdad mamá es una mujer muy respetuosa con las personas e incluso con los animales.

Luego de veinte minutos, Milton baja cambiado y perfumado se mira en el espejo que esta en la sala de estar y acomoda su fleco y rubio cabello, lleva puesto un conjunto muy formal de color negro con una corbata azul que hace que sus ojos celestes resalten mas de su inexpresivo rostro.

—Señora, siento mucho lo ocurrido con su hija—se disculpa.

—Tranquilo mi señor, no hay problema.

—Por cierto, mi padre regresa de Italia, y por lo visto mi madre y hermanas lo esperan en el aeropuerto—avisa— Otra cosa, de le la bienvenida con un enorme buffet como los que usted prepara—le guiña un ojo a mamá y ella sonríe, Uy, enserio ella es una completa tonta con Milton, nada más mira como pela la chapa se parece a doña Florinda cuando ve al señor jirafales.

Ya se ha ido el extraño de Milton, me levanto del sillón casi cayendo debido a que mi pierna está hinchada, tengo que ayudar a mamá a preparar todo no se en que hora llegue la familia.

Voy subiendo las escaleras con algo de dificultad pero llegó hasta mi habitación y cambio mi ropa. Me pongo un vestido de mamá, algo ancho para mi cuerpo y bajo hasta la cocina, veo a mi madre quien está picando unas verduras y a su izquierda tiene descongelando un

as carnes en el lava platos.

—¿Pero hija, que haces? ve a descansar.

—No, madre yo te ayudo y punto, además ya no me duele—ella sonríe y prosigue con su picada de verduras.

Luego de dos horas y trece minutos terminamos todo.

—Madre, ¿acaso vendrá un batallón?—le pregunto extrañada.

—Hija hoy vendrá mucha gente a este hogar, además vendrá la novia de el señor Milton y su familia.

—Un frío corrió por mis manos al escuchar la palabra "Novia" pero era de esperar un hombre como el jamás estaría solo en este horripilante mundo.

—Y créeme que esa muchacha es una calidad de persona, además se parece a tu prima Dalila. Hija ¿te pasa algo?—Pregunta ella dejando a un lado una taza de frutas que sostenía.

—Eh, ¿qué me decías mamá?—estoy tan distraída que no escuché un pepino de lo que me contaba mi madre.

—¡Estás dormida espabila, de hecho ve y cámbiate de ropa! —Me ordena.

—Pero si ya me cambie.

—¿Qué dices?, eso se ve fatal. sabes algo colócate el vestido gris que está en el fondo de mi closet—Me indica.

—Esta bien—le respondo mientras voy escaleras arriba—listo ya estoy en el cuarto y tomo el vestido, bueno en realidad este vestido lo hizo mi abuela que en paz descanse, lo cosió a mano para mamá el día de su cumpleaños número cuarenta. lo increíble es que aun sigue hermoso.

Me coloco el vestido es muy bonito y me queda perfecto es de color ámbar, con bordes grises y un escarchado en la parte inferior que resalta su belleza, extraño mucho a mi abuela ella siempre nos ayudó ya que el poco hombre de mi padre nos abandono cuando yo tenía tres añitos por otra mujer vanidosa e ingrata, nunca dio un peso por mi alimentación, mi abuela fue quien de su pensión cubría mis gastos, bueno en realidad no era mucho dinero pero algo es algo, con eso alcanzo para cubrir mis necesidades, mi madre trabajaba y yo me quedaba con mi abuela en casa.

luego de la muerte de mi abuela su pensión la obtuvo el glotón de mi tío junto con el testamento donde decían los herederos de la casa que eran: mi tío y mamá pero como el era un hambriento y siempre lo quiso todo nos dejo sin nada mamá tampoco lo quiso demandar para no generar conflictos familiares.

A raíz del egoísta de mi tío mamá y yo vivíamos en alquiler hasta aquel día en que yo termine mis estudios y decidimos irnos para donde el porque mamá no conseguía trabajo.

—¡Lara, ándate que pronto llegará la familia en compañía de los invitados!—grita mamá al otro lado de la puerta.

—Ya voy madre—Acomodo el closet, peino mi cabello, me hago un moño y salgo de la habitación.

Al bajar veo que mamá ya ha organizado la mesa donde se puede ver la comida o buffet como lo llamen en esta ciudad, en mi pueblo se le llama comida o sancocho.

—Hija toma—me entrega un pañuelo con un jabón limpia vidrios—limpia las ventanas están un poco sucias.

—Esta bien madre—lo tomo.

Me dirijo a los grandes ventanales y los limpio con suavidad, luego acomodo algunos retratos que están desacomodados, pero hay uno que me llama la atención, es un señor que está sentado en el mar junto con un niño de algunos 9 meses, el señor es bajo en estatura tiene bigotes, y un Lacio cabello negro, también es gordito.

—Es el padre de Milton y su hijo—Me explica mamá quien esta detrás de mi ocasionándome un buen susto, tanto que me dio taquicardia.

—Ah, si se parecen mucho a las niñas.

—Mamá ¿este niño es Milton?—señalo la foto, ella se queda en silencio y la volteo a ver su rostro esta pálido como una hoja de papel.

—No es Milton, ese niño...es...es.

El timbre suena haciendo que mi madre guardara silencio por completo y se dirigiera hacia la puerta, al parecer alguien llego, pero que pasa con este niño mi madre se puso pálida tras mi pregunta y tartamudeo mucho tanto que ni me respondió al contrario despertó mas intriga hacia mi.

Mi madre corre a la entrada para abrir la puerta mientras que yo sigo en lo mío; limpiar las ventanas.

Deje a un lado los misteriosos retratos y me enfoque en seguir restregando los ventanales que de hecho están bien sucios, me acuerdo que en la cárcel limpiaba los baños y celdas de algunas reclusas que se pasaban de faltonas con migo, admito que al principio fui una cobarde pero en la cárcel hasta el mas débil e inocente desata el demonio que guarda en su interior, bueno cuento desde mi experiencia, salgo de mis fabulosos pensamiento al escuchar una voz pasiva y muy femenina tanto que me sorprende lo delicado que se escucha.

—Amor la casa sigue igual de bella.

—así es cariño, es igual que tú sigues radiante y bella—Escucho la voz de Milton, no me atrevo asomarme porque ya sería de muy mala educación así que sigo limpiando.

—No exageres, tu estás más hermoso que nunca, además te traje una sorpresa que creo que te va a encantar.

—Ah, si, y dime qué es.

—No, luego te muestro ahora no es el momento indicado príncipe.

—Señorita Andrea me da gusto de volver a verla—Dice mamá educadamente.

La tentación me mata así que decido echar un vistazo y lo que veo es de impacto, que chica tan hermosa además vienes caminando agarrada del brazo de Milton, parece modelo, su mirada es genial para una portada de revista, bueno no exageremos yo soy más linda que ella, claro no sin antes realizarme 5 cirugías faciales.

La muchacha bueno Andrea seamos mas explícito es tal y como dijo mamá es muy cariñosa pero me quedó boca abierta ya que Milton con ella deja a un lado lo frío que es, para volverse amable y caballeroso.

—Mamá mira ella es luz, es como un miembro más de la familia—Dice Andrea dándole un empujoncito a su madre quien está detrás de ella.

—Señora luz, mire mi madre se llama Adelina— su madre es igual a ella la diferencia es que la mamá es más gruesa y sus ojos son verdes oscuros.

—Mucho gusto señora—Dice mamá y la señora solo asiente

Dejo de ver a la mamá de Andrea para rodar mis ojos en dirección a una voz que retumba como eco en toda la sala.

—Hogar dulce hogar— voceó un señor de cabello blanco ¡es el mismo señor de la foto! pero se ve mas delgado, si no estoy mal es el padre de Milton y sus hermanas.

Luego entran las mellizas cantando el (perrito de Mariah Angeliq) bueno se la canción ya que en la celda las reclusas la cantaban y bailaban repetidamente. ambas sostienen las maletas.

—Señor, David mucho gusto en verlo—dice mamá con una sonrisa ladina en sus labios.

—Señora luz, mucho gusto—Mamá sonríe al igual que el señor—Usted si que sabe cómo darnos una bienvenida mire—señala la mesa donde hay centenares de platos rellenos de carne, pollo, postre, sopa entre otras cosas las cuales son una delicia.

—No es para tanto mi señor, de hecho tomen todos asientos. he preparado este gran buffet para la bienvenida de usted, bueno el señor Milton me lo ordeno—dijo mi madre en voz alta

—Enserio mi novio siempre es tan particular y especial—Todos ríen en coro para luego sentarse a disfrutar de su comida.

Mientras yo aún sigo limpiando parece que mi presencia paso por desapercibida

no hago ni el más mínimo acto para hacerme ver, será mejor dejarlo así, pero una de las mellizas me llama en voz alta, volteó encima de mis hombros y al parecer es Jimena, creo yo son tan iguales.

—Lara ven, ven—eleva sus manos llamándome, dejo de limpiar y sacudo mi vestido, me acerco lentamente hasta la gran mesa, luego las miradas de todos se postran en mi ocasionado mi incomodidad.

—Dígame joven Jimena—le hablo de manera educada.

—¿Qué dices?, soy Julia, bueno en fin pronto te acostumbrarás, papi ella es la hija de la señora luz.

—¿En serio?, mucho gusto David y dime ¿eres tú la que estaba en el extranjero?—Me pregunta dejando ver sus ojos miel los cuales transmiten insegurid

ad no se porque pero este señor me da mala espina.

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