Capitulo: 5

—¿Por qué te golpeas?—me toma del mentón y me hace levantar mi rostro chocando con unos ojos tan azules como el mar.

—Yo...solo lo hago cuando cometo un error—Le explico la razón del porque me agredo.

—Esta bien, pero deja de hacerlo, se te ve horrendo—dijo haciendo énfasis en ''horrendo''

Aleja su cálida mano de mi mentón. se da media vuelta para luego bajar nuevamente las escaleras.

Camino por el pasillo y arrastro la maleta, en el pasillo esta a mano izquierda el cuarto de las mellizas me imagino ya que es color rosa con morado y en la puerta hay dos letras J&J colgadas a la pared al lado está un cuarto donde hay una alfombra que dice, Boss, no sé si sea el de Milton o no, mi madre aun no me ha enseñado los cuartos de los que viven en esta casa.

Sigo caminando y justo al fondo está la señora Judith llamándome.

—Te demoraste linda—Sonríe de costado abriendo la puerta de su habitación.

—Adelante—Entro muy curiosa, aquí hace mucho frío, pero se siente muy agradable ya que deambula un fuerte aroma a lavanda miro a mi alrededor muy sorprendida, aquí todo es impecable y brillante me gusta mucho el color de las sabanas es un rojo tan intenso.

Judith me indica donde debo organizar la ropa de su esposo y luego se va.

Abro la maleta que me ayudó a cargar el extraño de Milton y me llevo valla sorpresa, hay un montón de condones esparcidos en toda la ropa. de inmediato deje de agarrar la maleta, ¿Qué es esto dios mío?. mi corazón está a mil, no porque nunca halla visto un condón, por qué si los he visto antes, hasta los he tocado.

Mi sorpresa aquí es el porque un señor tendría todo este desorden de preservativos en su maleta.

Escucho que alguien esta tocando la puerta cierro la corredera de la maleta de manera rápida mientras me pregunto. ¿y ahora quien será?. además no entiendo el porque tocar la puerta, si este cuarto es de la señora y su esposo deberían de entrar sin pedir permiso.

Escucho el crujir de la puerta, Rápidamente me doy media vuelta para recibir a quien haiga llegado.

—Hola, lara—Dijo Milton entrando a la habitación—se me había olvidado, bueno en realidad no, solo quería entregarte esto a solas—extiende sus manos sosteniendo una bolsa.

—¿Que es esto, Milton?—pregunte extrañada recibiendo le la bolsa.

—Son unos analgésicos para tu herida, además déjame verla, he estado pensándo en ti todo el día.

—En, mi—Me pongo la mano en el pecho y algo en mi estómago hizo presión, no puede ser he sentido este sentimiento antes, bueno con mi ex novio Alex, es señal de que me gusta, ¿enserio me está gustando el extraño de Milton? agachó mi rostro y juego con mis dedos pulgares intentando disimular mi tontería, luego me siento en la orilla de la cama.

—Bueno dejame ser claro, si he estado pensando en ti, osea en tu herida ¿Me hago entender?.

¡Dios de la vida! Claro Lara siempre con tus pensamientos pervertidos como crees que este ricachón cara de Barbie se va a fijar en ti, nada más mira es mucho hombre para ti.

—Gracias por su preocupación—respondo aún con mi rostro agachado—veo sus zapatos los cuales caminan hacia mi, el dobla sus rodillas hasta agacharse, quedando enfrente mío, no me atrevo a verle, el toma mi pierna y la sube a su regazo.

Mi corazón se disparó si antes estaba a mil ahora está a seis mil creo que voy a morir.

—¿Podrías subir tu vestido?—Me pregunta.

Levanto mi vestido y veo su mirada viendo mis piernas, ya cálmate Lara, solo quiere ser amable con Tigo, además es médico y me imagino que está acostumbrado a ver todos esto.

—Aver—pone sus manos en mi muslo—Esta hinchada tienes que guardar reposo, o de lo contrario—detiene sus palabras y luego vuelve hablar—te tendré que amarrar ya que pareces una cabra inquieta.

Suelto una carcajada y el me acompaña dando carcajadas también—señor, usted si que es chistoso—el para de reírse y me queda viendo de manera fría sus ojos calculan los míos tanto que me da un poco de miedo, me toma del brazo y me tumba a la cama con brusquedad yo suelto un pequeño gritó, el lleva mis manos arriba de mi cabeza y luego se sube encima de mi, su pelvis está tocando mi cintura, ¿que le pasa acaso perdió la cabeza? hace un momento se reía y de la nada se volvió loco.

—S-señor ¿que hace? Por favor me está lastimando—intento dar patadas pero obviamente no puedo mi muslo está tan hinchado que parece como si estuviera anestesiado, sus ojos estudian mi cuello y boca.

—Señor Milton, se lo vuelvo a repetir bajese me hace daño—gruño.

—¿Dime eres infiltrada?—Su voz sale malhumorada y sus ojos cambiaron de celeste a un rojo como el fuego.

—¿No sé de qué hablas?

—Como de que no, ¿me crees idiota? Eres Lara Padilla la chica que asesino a sangre fría a su tío.

—Señor y-yo no se de qué habla—trato de convencerlo para que me suelte, pero ya es tarde el parece haberme recordado o quizás siempre supo que era yo, y disimulo en todo el día, me aprieta las muñecas más fuertes intentando meterme presión para que le responda, pero no puedo ni hablar su rostro es tan amenazador que cortan mis palabras.

Tomo un bocado de aire, ya que el pesa mucho y su enorme cuerpo arropa el mío que es tan delgado.

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