Narra Danell

Suspiro profundo al ver la montaña de problemas que me falta por resolver, mientras la puerta se abre con Flavia con varias bolas que ni siquiera ella carga. Los chicos suspiran profundo y quienes han venido con ella, lanzan las bolsas al suelo.

— ¡Oye, esas son cosas valiosas! ¡No deberías ser rudo con ellas! — dice Flavia y yo suspiro profundo al saber todo el drama que se acerca.

Casi todos los días es lo mismo, es como si hubiese congelado mi vida a esto. Un día marchándose por más de diez horas solo para comprar cosas para ella, es una tortura en mi bolsillo y dos días después de eso, sin compras, son el doble de la tortura, porque estaré todas esas horas escuchando quejas porque no la dejo salir a comprar. 

Además de eso, cuando regresa de compras, siempre pelea con los chicos porque no ponen las cosas como y donde quiere. Algo que tiene molesto a