Tuve que salir de casa, el ambiente se puso muy, muy caluroso y sí, él ha solucionado los problemas con Keith.
No sé cuánto tiempo pasó, pero el sol ya no está y la noche comienza a dar los primeros signos de penumbras, aunque no tanto. Las luces de las calles pueden provocar ceguera porque son tan intensas, casi igualando al sol. Es hora de regresar a la tibieza de casa.—Te amo, bebé, mucho —Oh, esa es su voz—. ¿Te quedaras esta noche?Ruego porque Keith diga que sí, en serio.—Te amo también, cariño —Aw, el amor es lo mejor, ¿cierto?—. Puedo quedarme, pero tendrás que prestarme algo de ropa.—Todo lo que quieras —Suena muy empalagoso, pero eso está bien—. Estoy muy feliz, no discutiremos más.—Jaren Jouvet —Oh, Keith acaba de... Vaya—. Todo esto no ha sido más que un malentendido. Esto nos hace saber que debemos mejorar nuestra comunicación.Él, Jaren, se percata de mi presencia y entrecierra los ojos... De acuerdo, es mejor no estar en el centro, uno nunca sabe lo que...—Tienes razón, bebé —Paso por un costado, evitando ser el blanco de su mirada—. La comunicación es una de las bases principales en una relación, ¿cierto, Orange?Ups, dijo mi nombre.Todo lo que puedo hacer es mirarlo y seguir el corto trayecto hasta la cocina. ¿Qué?, tengo hambre.Escucho risitas y es un alivio para mí. Ellos están bien. Resolvieron los inconvenientes y eso es todo lo que necesitaba.—Orange, ¿qué te apetece para la cena? —Ah, Keith es el hombre más hermoso y perfecto que he visto y conocido en mi vida, ¿ya lo he dicho?—. Puedo preparar pollo al horno con patatas o carne con verduras o quizás una...—Bebé, no malacostumbres a Orange —Ay, no, ¿en serio, Jaren?—. Después tendrá problema con...—Tranquilo, cariño —profiere Keith.Yo estoy encantado con que me malacostumbre y quiero que lo haga toda su vida, ¿es mucho pedir?—¿Sabes, bebé? Fue Orange quien me motivó para, bueno, llamarte —Pues sí, ¿quién otro como yo?—. No estoy seguro de cómo lo hace, pero él sabe y me entiende. Soy tan afortunado de tenerlo en mi vida.¡Já! Por supuesto que sí. De eso ninguna duda, Jaren.—Y yo soy afortunado de tenerlo a los dos —Aw, son tan... tiernos y lindos, no tanto como yo, pero cerca—. Entonces, ¿pollo o carne?Opto por la carne. Quiero carne.Jaren arquea una ceja y me mira fijo; él ya lo sabe. Lo sé por su enorme sonrisa.—Carne... —replica y soy tan, pero tan feliz—. Carne con verduras.De acuerdo, quizá no tan feliz. No comeré verduras, no señor.—Para ti solo carne, Orange —decide Keith.—Tiene que comer verduras, bebé —reprende Jaren, cariñosamente.—Cariño, es un gato y los gatos adoran un buen trozo de carne asada —Lo que Keith dijo—. No puedes obligarlo a comer verduras si no quiere.Exacto, Jaren, no puedes obligarme.—Oh, Jesús, ¿qué haré con ustedes?—¿Amarnos?Exacto, Jaren, lo que dijo Keith.—Amo a los dos —Y de pronto, hay beso y, ¿eso que vi era la lengua de Jaren en toda la boca de Keith?—. Hoy no dormirás en la habitación, Orange.Keith sonríe feliz mientras se hace con la cocina.Pronto hay un delicioso aroma flotando en el aire y siento suaves caricias en la cabeza. Es una mano de mi hermoso Keith. Puedo notar a Jaren mirándonos de soslayo, está celoso... otra vez.—Después de la cena y sobremesa —Hay un sonido que comienza a surgir, es algo que hago cada que me siento muy contento—. Danos unas dos horas, ¿eh?, y después entrarás a la habitación. Dormirás con nosotros, como siempre lo has hecho.La risa de Jaren es sonora. Estoy seguro de que oyó lo que acaba de decir Keith, pero no importa.¿Saben? Estoy feliz de vivir con él, con Jaren, y lo soy aún más porque Keith está de nuevo con nosotros. Ellos se aman y, aunque posiblemente en el futuro existan algunas discusiones, estoy seguro de que lo solucionarán. Por algo estoy yo aquí, ¿cierto?Puedo ser un gato y no hablar el lenguaje humano, pero entiendo y puedo lograr hacer entender a la persona que me ama y cuida. Sin embargo, lo cierto es que son dos personas a las que amo y son dos personas las que me aman.Ellos me tienen y yo los tengo a ellos. Somos una familia muy peculiar, aunque estoy pensando en que Jaren debería proponerle matrimonio a Keith... Sí, definitivamente debo hallar una manera de hacérselo saber y quién sabe, quizá dentro de unos meses habrá casamiento...Eso es todo por ahora. Ten una buena vida y si tienes un amiguito de cuatro patas, habla con él... Te aseguro que te escuchará y te entenderá.Oh, por cierto, los gatos somos mejores que los perros... Bueno, quizá tengo el ego por las nubes, pero, ¿a quién le importa?Ahora sí, eso es todo. Recuerda darle cariño y amor a tu amiguito de cuatro patas.Con todo mi amor…Orange.Ladeó la cabeza hacia un lado, su mirada analizando a tan extraña... criatura. Intentó convencerse de que nada de lo que veía era cierto, que quizá solo era una quimera de su agotada psiquis —culpó a la extensa jornada laboral— y que tal vez si cerraba los ojos y contaba hasta diez, aquella cosa desaparecería. No funcionó. Dio un paso hacia atrás, el pasillo desértico y en serio quiso correr al departamento contiguo y pedir ayuda a su vecino, pero sus piernas parecían no tener ni la más mínima intención de obedecer a su cansado cerebro.—¿Q-qué cosa... eres? —preguntó, apenas en un mísero balbuceo. Las llaves cayeron al piso cuando la cosa-criatura se deslizó unos centímetros hacia él—. Eh, no, alto... No te me acerques.Lo siguiente que supo fue que estaba corriendo rumbo al ascensor. Dio gracias a todos los Santos cuando las puertas se abrieron y pudo, a trompicones, ingresar. Lo último que divisó, mientras las puertas se cerraban, fueron los ojos diabólicos de la cosa-criatura.(…)
Dio un último vistazo a su rostro y salió del baño. Exhaló un sonoro suspiro y las ganas por una taza con café afloraron. Restó importancia al hecho de que la cafeína le provocaría insomnio, pero mañana era sábado y no tenía obligaciones que cumplir. Con eso en mente, canturreó una melodía mientras preparaba café.—Huele bien. Sírveme una taza también.Un escalofrío recorrió su espina dorsal. En serio, no era de sentir ni tener miedo, pero la cosa estaba en que alguien habló detrás de él y recordó que no había invitado a ningún amigo a pasar el fin de semana en su departamento, bueno, también recordó que no tenía amigos; carecía de vida social activa.El miedo incrementó cuando volteó apenas la cabeza por encima del hombro derecho y vio a un chico de pie en medio de su living.—Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre...—Ay, no, ¿es en serio? —Siguió recitando el Padre Nuestro en voz baja con la esperanza de que aquello se desvaneciera o algo así—. Rezar no se
La situación debía ser extremadamente irreal y algo hilarante porque, bueno, había un intruso en su departamento. Al principio pensó y creyó que solo se trataba de una mera alucinación, pero a medida que las horas transcurrían, aquello se tornó bastante real, aunque seguía diciendo que era irreal. Para ser honesto, todo el panorama le resultaba extraño e irracional porque aún le costaba asimilar el hecho de que el enorme gato negro podía transformarse en un ser humano, en un chico. Su lado racional estaba sufriendo las consecuencias de la extensa jornada semanal en el trabajo y quizá todo lo que estaba viviendo solo fuera una rara quimera, pero la cuestión estaba en que cada se convencía más de que tal vez todo fuera cierto; además, no podía negar el hecho de que ver al gato-chico le resultaba bastante peculiar e intrigante. En resumen, estaba muy confundido.—Quiero leche —Por poco y escupe el café que estaba bebiendo—. Un tazón de leche tibia y luego quiero un buen trozo de carne.—
Continuación inmediata del capítulo anterior.—Alto, alto... —Irguió ambas manos y exhaló un suspiro—. Bien, digamos que te creo, pero, ¿por qué las personas no hablan de ello? No escuché a nadie hablar de metamórficos antes. Aparte de mi abuelo y sus alocadas historias —musitó lo último solo para sí.—No lo sé —El chico se encogió de hombros—. Los seres humanos ordinarios reniegan que existen otros seres diferentes. Se creen los únicos que viven en el mundo cuando, en realidad, no es así.—Tiene sentido —murmuró y miró al gato-chico—. No es normal encontrarse con un gato y que este de pronto se convierta en humano o, lo que es peor, estando en forma de gato se comunique contigo. Por cierto, ¿cómo haces para que te escuche y entienda estando en tu forma de pantera?—Ah, es un don de nuestra naturaleza —Arqueó ambas cejas—. Algo telepático.—¿Puedes leer la mente? —cuestionó, casi con miedo.—Já, quisiera poder leer mentes —Había burla en la voz del minino-chico—. No, no puedo. Sin emb
Realmente debió enloquecer porque aún no podía —mejor dicho, no quería— creer que un enorme félido estuviera en su departamento y él ahí, comprando comida para gatos. Sin embargo, la cosa no estaba en el hecho de hacer ese tipo de compras, sino en haberse entusiasmado con la idea de tener un gato y, dejándose encarcelar por reacciones instantáneas, terminó comprando una caja para arena sanitaria, dos tazones, una bolsa de alimento balanceado —leyó la descripción solo para cerciorarse de que fuera el alimento indicado, gracias—, un par de juguetes y un collar con un bonito y sonoro cascabel; así que sí, al parecer su mente asimiló la idea de que de ahora en más convivirá con un gato, bueno, una pantera. De igual modo eran todos gatos, unos salvajes y otros no.En realidad, no sabía cómo ni de qué manera sentirse. Nunca en su vida —después de independizarse— había convivido con nadie. No tenía una vida social como tal, mucho menos amigos y era la primera vez que interactuaba por más de
Se echó algún tipo de spray para acomodar su cabello; por lo general, no usaba ese tipo de cosas, pero debido a la repentina llamada de su madre e invitarlo a cenar, bueno, sabía muy bien que tenía y debía verse bastante presentable.Siendo honesto, no quería ir a la dichosa cena porque temía que su madre le sálgase con lo mismo de siempre: cuando le llevaría un novio a casa. A pesar de ello, ya no sabía cómo esclarecer a su madre que él carecía de vida social y por lo tanto, era casi imposible que tuviera un novio. Su última relación amorosa había durado unos efímeros tres meses; no tuvo la culpa, por supuesto. Tampoco era como si no quisiera tener una pareja, pero debido al trabajo y a su propio estilo de vida casi ermitaño, le resultaba difícil encontrar a ese alguien que lo comprendiera y quisiera compartir su vida con él. Realmente deseaba tener novio, en serio que sí y...—¿Saldrás de compras de nuevo?Se sobresaltó al oír la voz detrás de sí. Vaya, la pantera sí que era silenci
Continuación inmediata del capítulo anteriorSu madre ladeó la cabeza y su padre miró al chico con el ceño fruncido.—¿Frufrú? —preguntaron su padre y madre al unísono.—¿Frufrú? —cuestionó, con completo asombro en torno al félido y este solo le ofreció una radiante sonrisa como si nada.—Es un bonito nombre —replicó el metamórfico félido—. Además, la gatita Carlota lo dice en una canción y me gustó mucho porque...—¿Quién es Carlota? —indagó su madre.Rezó un Padre Nuestro, un Ave María y rogó a Dios porque el suelo se abriera y se lo tragara por completo. Su mal presentimiento acababa de cumplirse. Algo así…—¿Nos disculpan un momento? —preguntó, agarró una mano del chico y arrastrándolo hacia las escaleras—. ¡Ya regresamos, iré a mostrarle mi antigua habitación!No quiso ni siquiera echar una mirada por encima de los hombros a sus padres.Arrastró al michi-chico hasta llegar a su antiguo cuarto, abrió la puerta y lo empujó, sin sutileza, al interior. Encendió las luces. El enojo tr
Semana uno.Luego de la cena, bajo una atmósfera incómoda, las cosas siguieron su cauce normal... De acuerdo, no era normal porque tuvo que continuar con el engaño e hizo pasar al cambiaforma félido como su novio y no, no salió del todo muy bien, al menos no para él. Tuvo que tragarse las explicaciones verdaderas respecto a su acompañante para con su madre y dejar que ella siguiera entusiasta con la idea de que tuviese por fin un novio; en cuanto a su padre, bueno, recibió un tremendo reproche por no compartir la buena nueva —que por fin se había conseguido una pareja— porque claro, según la historia que inventó, llevaba más de dos meses de... novio. Si bien hubo algo bueno de todo el asunto, fue el hecho de que su supuesto novio le siguió la corriente y fue Frufrú quién armó toda una historia de cómo se conocieron (bastante cliché, cabe destacar). En resumen, lo hecho, hecho estaba.Posterior al fin de semana bochornoso y casi desastroso, la semana fue tranquila. La misma rutina, bue