Saludó a la muy extensa familia de su esposo, les dio el pésame y palabras de consuelo. Podía sentir la tranquilidad en el ambiente y, para más sorpresas, casi nadie demostraba estar tan triste. Quizá su suegra era la única con signo de haber estado llorando y, por supuesto, la abuela materna de su esposo. Era la hermana mayor de la abuela de su otra mitad quien falleció, aunque no recordaba mucho de la señora en cuestión.—Lamento su pérdida —repitió las palabras que había estado diciendo desde que llegó—. Espero que ahora esté en un lugar mejor y descanse en paz.—Gracias, querido —replicó una de las mujeres.No estaba seguro de si era la prima o la tía política de Matthew, tampoco recordaba el nombre. Sintió vergüenza interna por no recordar a todos los familiares de su esposo, pero no tenía real culpa, eran demasiados.Continuó deambulando y recitando el mismo mantra a las personas con las cuales se cruzaba.—Hay un pequeño problema, amorcito —Se sobresaltó cuando sintió una mano
Encontrar tres gatitos negros, ir a un funeral y tener en cachorro estaba más allá de lo que Matt hubiera pensando que pasaría durante el fin de semana. Simplemente genial. Pero su otra mitad estaba brillando con luz propia y hablaba hasta por los codos sobre los gatitos negros y Matt se rindió al verlo tan vivaz y sonriente. No tenía culpa alguna por haberse enamorado de un hombre que desborda cariño por los animales. Siempre supo eso de Ethan y le encantó desde la primera vez que se conocieron, hace tantos años ya.Matthew siempre había sido el tipo de persona serio, de carácter cauto y especulativo. Siempre evaluando los pros y contras de cada situación. Tal vez porque su profesión lo llevó a ser de esa manera. Ser abogado no era tan sencillo como las personas lo creían; a menudo tenía que lidiar con un montón de burocracia, papeleos y personas que estaban dispuestas a pagar cuantiosas sumas de dinero con tal de no perder en un juicio. Sin embargo, nada de eso impidió que Matt vier
El enorme escritorio estaba lleno de cajas con los nuevos libros que había pedido días atrás. Y menos mal, porque ahora podía pasar todo el día entre los estantes, impregnándose del exquisito aroma a lignina. Una hora más tarde, Ethan seguía revisando y reponiendo libros. En el último mes hubo un incremento en las ventas y en serio se alegraba de que más personas entraran a su librería, ya sea para comprar o para preguntar por tal libro. Aunque, honestamente, Ethan estaba casi seguro de que el incremento de personas entrando a la librería se debía al pequeño espectáculo que hacían ciertos gatitos negros. Y dichos gatitos ahora estaban haciendo de las suyas por los pasillos. A Ethan no le importaba que sus gatitos hicieran travesuras. Era digno de mirar a esos traviesos trepar por los estantes, dar saltitos entre una repisa y la otra o perderse entre el montón de libros en oferta.Era divertido y Ethan estaba tan feliz de tener por fin la compañía que tanto había querido. La idea de te
Matthew estaba más que feliz con su vida, con lo que tenía y con todos los proyectos que esperaba se cumplieran en un futuro. Y todo se debía al hombre que había conquistado todo de sí. Enamorarse de Ethan solo fue el primer paso de muchos que vinieron después y Matt quería seguir dando pasos por siempre y siempre se sentía tan poco… No es como si Matt se estuviera quejando de que «siempre» le pareciera poco, aunque, bueno, tal vez sí. ¿Qué podía hacer si amar a Ethan con todo lo que tenía y era le parecía poco? Y pensar de esa manera quizás era algo fuera de lugar porque ellos estaban más que bien, felices y con sus pequeñeces como cualquier matrimonio.Honestamente, Matt supo desde siempre que ninguna pareja, casada o no, era perfecta, que todo el mundo tenía sus problemas y ellos, por supuesto, no eran una excepción. Discutían y se peleaban, y de alguna manera encontraban el modo de arreglar los problemas. La comunicación era uno de los ingredientes principales en un matrimonio jun
«—Un nuevo virus ha causado estragos en Wuhan, China. Un brote epidémico de neumonía de causa desconocidas...».Dibujó una mueca con los labios y cambió de canal.«—La OMS¹ anunció que COVID-19² sería el nombre oficial de la enfermedad...».Negó con la cabeza y volvió a hacer zapping.«—La rápida expansión de la enfermedad hizo que la OMS declarara una emergencia sanitaria de preocupación internacional, basándose en el impacto que el virus podría tener en países subdesarrollados con menos infraestructuras sanitarias...».Musitando algo ininteligible, cambió nuevamente el canal y lo dejó en uno local.«—Lamentamos informar que tenemos los primeros casos de Covid en nuestro país. Ante las medidas decretadas esta mañana por el presidente, recomendamos a los ciudadanos a permanecer en casa. Sin embargo, se les informa que solo podrán salir para realizar compras esenciales y básicas con el fin de mantener los cuidados necesarios y evitar la propagación de la enfermedad...».Apagó la televi
Empujó el carrito repleto de víveres y artículos varios mientras miraba las estanterías de productos de higiene y limpieza. Detergente, servilletas, desodorante de piso, esponjas para lavar platos hasta que llegó al sector de papel higiénico. Su madre le dijo que comprara mucho.Ahogó un improperio dentro de su boca al percatarse de que no quedaba papel, todos los estantes vacíos y... Un momento, aún quedaba un paquete. Con los ojos puestos en dicho paquete, se acercó lo suficiente para agarrarlo, pero tuvo que hacer acopio de sus fuerzas y frenar el carro antes de que un accidente ocurriera.Delante del estante, había una persona pegando saltitos, tratando de obtener, sin mucho resultado, el último paquete de papel higiénico. Sin embargo, cuando quiso emitir alguna palabra, la persona logró su cometido y sonrió feliz en el instante que el paquete cayó al suelo.En un pestañeo, se abalanzó hacia delante y agarró el producto.—¡Hey, eso es mío! —exclamó una voz.Inhaló y exhaló hondo,
Mirar las noticias no lo estaba ayudando y las vídeo-llamadas con su madre mucho menos. Optó por mantener la calma y relajarse. El mundo se encontraba en un inminente caos, pero él poco y nada podía hacer.Los días mutaron a semanas y, lamentablemente, el virus parecía no dar treguas. Muchas personas contrajeron la enfermedad, algunas se encontraban bajo estricto cuidado médico, otras lo llevaban un poco mejor y otras, bueno, no lograron sobrevivir.Nunca imaginó que algo así, una pandemia, pudiera ocurrir en la actualidad y era agobiante no tener idea de cuándo la humanidad volvería a la normalidad.Si hubo noches en las que lloró por la situación, bueno, nadie tenía porqué saberlo. Si hubo días en los que solo se dedicó a cavilar en su pasado, cuando aún podía salir, ir a la universidad, ir a bares, bueno, tampoco nadie tenía porqué saberlo.Todo era desesperante y si le deba riendas suelta a su mente, sería nefasto. No podía darse el lujo de deprimirse y buscó formas y maneras de e
—¡Eres tú, el tipo del supermercado! —exclamó el muchacho, ocasionado que frenara sus repentinas reflexiones—. Tengo memoria fotográfica y no se me olvida un rostro tan apático como el tuyo. Además, esa mirada indiferente como si no te importara nada más que tu persona, un completo ser egoísta y encima ladrón.—Sigues empleando mal las palabras o situaciones, para el caso —Ups, se delató solito—. Eh, quiero decir... Olvídalo, no puedo desperdiciar mi preciado tiempo con una persona que no sabe expresarse correctamente.—Como digas —Arqueó una ceja al ver la postura del chico, brazos cruzado como si quisiera impedirle el paso, ¡já!—. Ahora, seamos civilizados y dame una bolsa de alimento y de esa manera, ambos nos llevaremos dos.—No —imperó, dando un paso hacia delante—. ¿Puedes, por favor, quitarte del camino?—No —Vaya, al parecer, tendría una batalla nuevamente. Esta vez era por el alimento para gatos—. Te dejaré pasar solo si me das una bolsa de alimento o puedo hacer un escándalo