Y empezaron a darnos como martillo sobre clavo en la pared. Yo, la segunda en la fila, no puedo evitar sentirme incómoda con el tipo de servicio que me está tocando dar. No parece que esté atendiendo a un solo cliente, sino a siete; todos están pendientes de cada movimiento, de lo que haga o diga. Apenas comienzan las penetraciones, los gemidos de las otras chicas llenan el aire, y me doy cuenta de que tengo que acoplarme al grupo. Así que finjo gemidos, falsos, porque la verdad es que no lo estoy disfrutando en lo absoluto.Al principio, es solo una actuación. Pero, después de un minuto, algo empieza a cambiar. Las sensaciones se intensifican, recorriendo todo mi cuerpo, y no puedo evitar empezar a sentir de todo. Una mezcla de placer que no quiero experimentar. Quisiera reservar estas sensaciones solo para Giovanni, para alguien que realmente ame. Pero es imposible resistirlo. El ambiente lascivo no me da tregua: las cálidas manos del cliente aferrándose a mis caderas, el sonido de
Ayer fue un día de locos. Me ha costado dormir sin que mi mente me lleve de regreso a cada escena de esa orgía. Ser tocada por varias personas a la vez fue una experiencia agridulce, porque lo que sentí no fue algo común; lo que ocurrió estuvo en otro nivel. Es apenas martes, pero ya estoy deseando que llegue el viernes. Será mi última noche en este mundo de prostitución, el último cliente antes de poder dedicarme finalmente a mi verdadera profesión, aquella que he estado esperando ejercer, que está alineada con mi carrera universitaria. Hoy no tengo nada programado, ningún cliente que atender. Solo me quedan dos por cumplir, el de mañana y el del viernes, y luego seré libre. Entre mis planes para hoy está entregarle el regalo de Navidad a Giovanni y a Danna. Mi amiga ya me respondió la primera llamada del día y me dijo que no pudo contactarse conmigo porque estuvo visitando a unos familiares que viven en un área rural, y que allá aún no llegan las líneas telefónicas, pero a Giovann
La mancha de sangre sobre la alfombra se extiende lentamente, como si quisiera invadir cada rincón de la habitación. Los ojos del hombre muerto están fijos, abiertos de par en par, su boca entreabierta, congelada en un último intento de emitir palabras que jamás salieron. Quizá, en el segundo antes del disparo, quiso preguntar quién era el intruso o tal vez suplicó por su vida. Pero el asesino no dio margen para nada. Su muerte fue instantánea. —¿Qué has hecho, Giovanni? —mi voz apenas se escucha mientras miro el cadáver. Mis piernas flaquean, y un temblor violento sacude todo mi cuerpo. Estoy aterrada. —Puta asquerosa... —su insulto me atraviesa como un cuchillo al rojo vivo. Levanto la mirada hacia él. Sus ojos son como brasas encendidas, llenos de odio. Pero lo que más me aterra es el arma que sigue apuntándome, temblando levemente en su mano. —G-Giovanni... por favor... baja el arma —suplico, mi voz rota y temblorosa. En lugar de escucharme, da unos pasos hacia mí, cerrando l
No recuerdo que fecha era, si era de día o de noche, no lo sé, quizás llovía y creo que hasta hacía un poco de frío… bueno, tampoco estoy segura. Lo que sí recuerdo con claridad es que ese día recibí el ultimátum que oscurecería mi vida.Recuerdo la carta deslizada debajo de la puerta y el sello de la universidad estampado en el sobre, solo eso; así que no me pregunten por el contenido, porque no lo memoricé. Mejor pregúntenme por cómo me sentí, porque aún me estoy sintiendo fatal.Cada noche, el insomnio se apodera de mí, devorando mis sueños. Me cuesta un mundo esforzarme en los estudios y concentrarme en clase; todo se ha vuelto tan difícil para mí... Hace más de dos meses que intento conseguir un pequeño préstamo, y me siento frustrada al ser rechazada en cada intento de encontrar un trabajo. Aceptaría cualquier cosa, no importa qué, necesito con urgencia algo que me ayude a pagar el alquiler de este apartamento y las cuotas atrasadas de la universidad. Si no lo logro, no podré vol
Desde aquí abajo se nota la clase de personas que ocupan el área VIP, la mayoría son hombres que visten igual de elegante que Murgos.Le regresa la mirada y la veo con un rostro pasivo. Creo que no hay manera que yo termine rechazando su propuesta. Muero por subir a aquella zona y conocer a todos esos hombres con rostro de chequera. Así que asiento a su invitación y nos ponemos en marcha.Luego de subir el último escalón del área VIP, veo a cuatro hombres rodeando una mesa que soporta varias botellas de vinos, todo visten trajes de etiqueta, zapatos excesivamente lucrados, peinados acicalados y un olor a tabaco que se mezcla con una suave y exquisita fragancias de Christian Dior.No nos sentamos con los radiantes caballeros, Murgos termina sentándose en una mesa que está distante a ellos. Yo me siento frente a ella sintiéndome un poco intrigada y desilusionada.—Creí que estabas con ellos —digo muy cerca de su oído, el escándalo del bar me obliga alzar la voz.—Sí estoy con ellos… Es
La idea de tener relaciones sexuales con un extraño no sonaba tan complicada hace una hora. Me da un poco de susto verle desprenderse del nudo de su corbata con tanta desesperación, como si se tratara de un león hambriento frente a una atemorizada cervatilla. No me extrañaría si, de repente, tirara un rugido y se lanzara sobre mí para devorarme con todo y ropa. Le veo desabrochar los botones de su camisa y librarse de su cinturón; tardo un poco en reaccionar para también empezar a hacer lo mismo, levanto la basta de mi sweater hasta quitármelo por completo y me quedo solo con el oscuro sostén strapless que cubren mis senos, dejando a aquel hombre embelesado por el tamaño de estos. Él no pierde tiempo y de un solo bajón se saca el pantalón, dejando a la vista un boxer blanco que se amolda hermosamente hasta la parte baja de su entrepierna, lo cual me roba el aliento, hace que pierda el susto y me hace rogar para que aquella bocanada de aire no sea lo único que vaya a tragarme esta noche
No puedo creer que Giovanni Paussini sea uno de los universitarios con mayor índice de la facultad, un hombre poco interesado en lo que se discute en clases, que nunca se le ve visitando la biblioteca, que odia los trabajos en grupo y siempre pide trabajar solo. ¿A cuántos profesores ha llegado a comprar como para alcanzar tal puntaje? ¿Qué ganaría con eso?... De seguro solo busca aumentar su ego, presumir frente a todos. —¿Cuánto dinero te ha costado alcanzar ese puntaje? —le interrogo con descaro, sin apartar mis ojos de los suyos y sin recular mi rostro. —Que coraggiosa eres para hablarme de esa formar —sisea molesto, con sus ojos exaltados. —Solo te digo tus verdades a la cara. De seguro ni siquiera sabes que significa la sigla EBITDA y ya la rectoría te ha regalado el segundo lugar en la facultad de negocios. —¿EBITDA? Earnings Before Interest Taxes Depreciation and Amortization. «Mierda… Lo sabe». EL desgraciado sonríe victorioso y con arrogancia. —A ver… ¿Qué significa NO
Hace dieciocho días que Danna me llevó con ella para vivir juntas en la casa su mamá, en una pequeña vivienda ubicada en Kensington y a cinco kilómetros de distancia del callejón donde vivía. Por acá no es tan lujosos, las personas que viven por estas calles dan un poco de miedo, al igual que la calle por las noches, el ambiente de esta zona hace que se me dificulte a la hora de dormir; mas no me puedo quejar, por lo menos aquí tengo una cama donde dormir, aunque sea la misma que en la que duerme mi amiga, no importa; no importa que todas las noches Danna decida dormir abrazada a mí y que tenga que aguantarme el acalambré en mi brazo y que babeé mi hombro, lo importante es que no estoy durmiendo en la calle.Si estoy durmiendo bajo un techo es gracias a Danna, porque si fuera por su mamá ya estaría durmiendo bajo un puente; aquella señora solo sabe verme con ojos hostiles, ya han sido varias las ocasiones que la he encontrado haciéndole expresiones venenosas a su hija: «¿Y esta cuando