Capítulo 362
Paula no me respondió, en cambio miraba a Sergio ansiosa por la ventana —¿Cuánto tiempo le tomará a tu Sergio?

Afuera, el hombre parecía estar a punto de arrodillarse ante Sergio, quien permanecía imperturbable con una mano en el bolsillo. La luz de la mañana lo bañaba, haciéndolo parecer casi luminiscente.

No podía apartar mi mirada de él.

Incluso sentí un inexplicable orgullo en mi interior, como si una voz me dijera: "Sara, este es tu hombre".

Que Sergio y yo nos hubiéramos encontrado fue una completa casualidad del destino.

En ese momento solo buscaba distraerme, llenar el vacío que dejó mi ruptura con Carlos.

Pero ahora me daba cuenta de que había encontrado un tesoro, tanto para admirar como para la vida práctica.

—Oye, te estoy hablando —Paula me dio un golpecito con el hombro al ver que no respondía.

Pestañeé sorprendida—.

Si no me equivocaba, el hombre afuera debía estar suplicándole a Sergio que le arreglara el hombro.

Mariana me había contado que su hermano sabía reacomodar
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