Capítulo 319
Me di cuenta en ese preciso momento de que tenía que dejar todo eso de lado por ahora.

Mariana era una chica pura e inocente, casi angelical, pero también muy sensible. No podía permitir que mi estado de ánimo la afectara.

Así que cuando los hermanos regresaron, ya había terminado mi sopa y estaba robando un poco del tazón de Sergio.

Era la viva imagen de alguien atrapado justo robando comida, algo que nadie pensaría que haría una persona triste.

Y como estaba robando la comida de Sergio, Mariana naturalmente pensaría en ese instante que no habíamos peleado.

Tanto Sergio como Mariana parecían estar sorprendidos por mi comportamiento, ambos mirándome fijamente.

Me llevé graciosa la cucharada robada a la boca y dije con fingida timidez:

—Quiero otro plato.

—¡Ah, voy entonces a preparar más! —exclamó Mariana, sorprendida y luego algo frustrada.

—No hace falta, que tome del mío —Sergio gustoso me acercó su tazón.

No podría comer otro plato entero, así que le guiñé un ojo y tomé otra cuchar
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